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En este siglo la medicina logró grandes avances en el conocimiento de las causas y el tratamiento de muchas de las enfermedades infecciosas que han azotado a la humanidad. El surgimiento de medicamentos nuevos y prodigiosos, como los antibióticos, hicieron pensar que estábamos cerca de lograr finalmente su erradicación.
No obstante, la aparición de enfermedades nuevas, como el sida y el ébola, y el resurgimiento de otras antiguas, como la tuberculosis, el cólera y la malaria, han originado una crisis mundial de la salud. Es a este fenómeno de las enfermedades infecciosas emergentes (el término se refiere a las enfermedades nuevas y antiguas) que dedicamos el tema de tapa de este número.
El Informe Mundial de la Salud 1996, de la Organización Mundial de la Salud (OMS), da cierta idea de la magnitud de esta nueva crisis.
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