No. 62 - Diciembre 1996

EDUCACION Y VIDA RURAL EN AMERICA LATINA

Una obra que ilumina los rincones oscuros

El 12 de diciembre se presentó en el Museo Pedagógico de Montevideo el libro Educación y vida rural en América Latina, de Miguel Soler, ante una numerosa concurrencia que contó con maestros de la generación del autor, varios de los cuales participaron con él en la experiencia de la Mina, un trabajo intensivo de educación para el mejoramiento de la vida campesina en Uruguay, desarrollado entre 1954 y 1961. Intervinieron el presidente de la Federación Uruguaya del Magisterio, Héctor Florit, y Víctor Brindisi, quien realizó un comentario de la obra. A continuación publicamos un extracto de la presentación de Alberto Brusa, quien estuvo al cuidado de la edición.

El lector del libro Educación y vida rural en América Latina, como lo expresa el maestro Soler, no encontrará la llave que desbloquee todos los problemas, pero tal vez sirva para iluminar los rincones oscuros o para orientar la búsqueda desde una perspectiva distinta de la habitual.
La tesis principal de Soler "es que la educación es un sector de escasa autonomía en el seno de la sociedad, autonomía mucho más limitada que la que habíamos supuesto algunas décadas atrás en América Latina. El desarrollo de la educación es extremadamente sensible al devenir histórico global; (...) si bien los educadores y las instituciones educacionales que operan en las áreas rurales pueden, bajo determinadas condiciones, ser considerados agentes potenciales o reales de cambio, su incidencia en la sociedad y los resultados obtenidos dependen, en grado muy importante de factores extraeducativos".

Al escribir la obra, dice Miguel, se ha ido sintiendo invadido por la convicción de que en la mayoría de los casos se continúa asignando a la educación en las áreas campesinas deprimidas una función perpetuadora de la pobreza y de la injusticia. "Sobreponiéndome a todo pesimismo he procurado concluir mi reflexión señalando las condiciones económicas, sociales y políticas imprescindibles para que la educación contribuya al cambio social en aquellas áreas", sostiene. "A esta altura de mi vida creo que lo más interesante de la pedagogía son sus articulaciones con la sociedad".

En lo personal, leer el libro una vez me llevó a leerlo otra y otra vez. La obra me hacía ir de una de sus partes a otra. Muchas veces, sumido en donde trata la educación rural volvía al capítulo que dio en llamar "Pero, ¿qué clase de civilización es ésta?", donde aborda con un rigor increíble y una sencillez admirable los grandes problemas de la sociedad mundial y latinoamericana en la frontera de dos siglos. Y no puedo negar a ustedes que como toda lectura, su convocatoria hacerla es subjetiva, recorrí vivencialmente en las letras de cada página lo que a Nicaragua se refiere. Y es allí quizás donde concluí luego de leer el libro varias veces que una de sus mayores virtudes es que el tiempo presente no reptie el pasado: lo contiene.

Hoy uno de los mayores esfuerzos de nosotros, los educadores, y de nuestra gente es no dejar que nos quiten la memoria histórica. En ella están nuestras raíces, nuestra identidad. En los capítulos y en la recorrida por las experiencias de nuestra América Latina las recoge y quedan para no olvidar.

Este libro merece ser leído y es por eso que, más que hacer un exhaustivo comentario, sólo quise convocarlos a que lo lean y al leerlo les sucederá sin duda esto:

Cuentan los campesinos de algún lugar de nuestro Tercer Mundo la historia del mercader mágico que recorría los pueblos en tiempos antiguos cargando un baúl.

_ ¿Qué tienes para vender?, le preguntaban.

_ Lo que ustedes quieran, respondía.

_ Queremos paz, queremos justicia, queremos salud, educación, abrigo.

_ Perdonen, decía el mercader. Me entendieron mal. Yo no vendo frutos, sólo vendo semillas.

Educación y vida rural en América Latina lleva consigo muchas y diversas semillas.

Información adicional del libro Educación y vida rural en América Latina.