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Lunes 9 de Setiembre de 2002

Tácticas sucias a máxima velocidad en la IV Reunión Ministerial de la OMC

La invasión de los seis hombres verdes

Los métodos no democráticos y manipuladores que han caracterizado las operaciones de la OMC se han acelerado al máximo a medida que la Cuarta Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Doha, Qatar, se acerca a su fin. Seis individuos con poderes indefinidos y aparentemente ilimitados serán quienes resuelvan sobre el llamado "documento de consenso".

Doha, Nov. 12 Por Tetteh Hormeku, (TWN) -- Los métodos no democráticos y manipuladores que han caracterizado las operaciones de la OMC se han acelerado al máximo apenas seis horas después de la apertura de la Cuarta Conferencia Ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) en Doha, Qatar. Seis individuos con poderes indefinidos y aparentemente ilimitados fueron nombrados de manera no transparente para resolver los elementos de un documento de consenso que será finalmente adoptado como Declaración Ministerial. Actuando sin referencia a ningún procedimiento establecido y acordado en común, se espera que estos seis individuos, llamados los “amigos del Presidente” de la Conferencia, lleven a cabo consultas con los delegados, y sobre la base de estas consultas, produzcan lo que a su juicio sean los puntos de consenso a ser adoptados en la Declaración Ministerial.

Muchos observadores en Doha ven esta nueva situación como un empeoramiento de los métodos antidemocráticos, manipuladores y secretos de “sala verde” que excluyeron a numerosos países de Africa y a otros países en desarrollo y condujeron al colapso de la Tercera Conferencia Ministerial en Seattle hace dos años. Esta vez, los métodos antidemocráticos y los poderes de “sala verde” se concentraron en las manos de seis individuos. En una conferencia de prensa, Martin Khor, director de la Red del Tercer Mundo señaló que la “sala verde” se transformó ahora en los “hombres verdes”.

Se supone que los seis “Amigos del Presidente”, presentados ante la consternación general de los delegados de los países en desarrollo, deberán tratar seis temas sobre los cuales debe haber consultas. Los “Amigos” son el ministro de Comercio de Canadá, que se encargará los temas de inversión, competencia y compras del gobierno de Singapur; México tratará los temas relativos a TRIPS; Chile, los temas de Ambiente; Singapur se ocupará de la Agricultura, Suiza, los temas de Implementación; y Sudáfrica las reglas de la OMC. Todos estos países apoyan el lanzamiento de una ronda de negociaciones en todos o en algunos de los nuevos y controversiales temas.

El criterio con el cual fueron escogidos es un secreto para la mayoría de los delegados. Es un secreto también la identificación de los temas para la consulta. Fueron anunciados de una forma que no ofreció espacio para la objeción a los delegados. De hecho todo el proceso alrededor de los “seis hombres verdes” ha sido descripto como un golpe de estado bien ensayado llevado a cabo por el secretariado de la OMC.

El proceso comenzó con la ceremonia de apertura de la Cuarta Conferencia Ministerial el viernes 9 de noviembre. El secretariado de la OMC logró contrabandear el disputado borrador de la declaración preparado desde Ginebra en la sencilla ceremonia de apertura. La mayoría de los países en desarrollo ya habían planteado serias objeciones a este borrador. Por ende, luego de que el Emir de Qatar y otros hicieron sus discursos de apertura de tono ceremonial, y en la confusión de la partida de su Eminencia, el Presidente del Consejo General, Embajador Stuart Harbinson, hizo la presentación del ahora infame borrador de declaración. Dado que no se trataba de una sesión de trabajo sino de una sesión ceremonial, y en la confusión de abrir paso al Emir que saludaba a sus invitados, los delegados no tuvieron la oportunidad de objetar o no consideraron oportuno objetar, como lo hubieran hecho si el Embajador Harbinson hubiera presentado su disputado texto como documento de trabajo.

El significado pleno de esta maniobra golpeó a los delegados en la mañana del día siguiente, el sábado 10. En la reunión de los Jefes de Delegación de todos los estados miembro, el Ministro de Comercio qatarí, que en su carácter de anfitrión de la Conferencia Ministerial también es el Presidente de la Conferencia, anunció a los delegados que ellos (los delegados) habían acordado en la ceremonia de apertura el texto presentado por el Embajador Harbinson y, por lo tanto, ahora este texto era el documento de trabajo para toda la conferencia. Sobre esta base anunció entonces un plan de trabajo para llevar adelante la discusión. Este plan incluyó la designación de los seis “hombres verdes”. A continuación anunció un cronograma de discusiones sobre los temas identificados empezando inmediatamente con la agricultura. Según los informes, lo que siguió fue prácticamente farsesco.

Aparentemente, luego de anunciar su cronograma, el Presidente estaba a punto de proceder de inmediato a la discusión del tema de la agricultura cuando el director general de la OMC, sentado junto a él en la mesa de la presidencia, le llamó la atención sobre el hecho de que algunos delegados querían plantear temas de procedimiento. Sin saber que los micrófonos estaban encendidos, el Presidente susurró algo como “pero se supone que no deberíamos darles tiempo para esta clase de discusiones”, lo cual fue escuchado por todos los delegados. Transigió, sin embargo, y algunos países en desarrollo, entre ellos, India, Uganda y Zimbabwe, plantearon serias objeciones de procedimiento que debían ser corregidas. Sin esperar que estos temas fueran discutidos, el Presidente procedió a invitar a otros países a hablar sobre el tema de la agricultura, pero se negaron.

El resultado fue que el Presidente solamente anotó los puntos de procedimiento planteados y procedió con el asunto del día tal como lo había planteado. En resumen, escuchó, pero simplemente ignoró lo que se dijo, y procedió como si no se hubiera dicho nada contra la agenda que había anunciado.

La táctica de ignorar sencillamente las opiniones en contrario ha emergido ahora como parte del arsenal de trucos utilizados por los miembros poderosos de la OMC para desestimar las demandas de los países en desarrollo. En lugar de no consultar como en el pasado, la artimaña ahora es consultar pero ignorar los puntos de vista opuestos a la persona que hace la consulta. Esto fue exactamente el método adoptado por el Director General de la OMC, junto con el Presidente del Consejo General, el Embajador Harbinson, durante las discusiones en la preparación del borrador en Ginebra que ahora ha sido establecido como el documento de trabajo de la conferencia.

En efecto, a fines de setiembre, el embajador Harbinson produjo un primer borrador de la declaración. Los países en desarrollo lo denunciaron agriamente como un documento sesgado porque sólo incluía los temas propuestos por los países desarrollados, mientras que se excluían los temas planteados por los países en desarrollo. Los países en desarrollo plantearon nuevamente sus temas, junto con textos específicos que deberían ser incluidos en el borrador revisado. El embajador Harbinson escuchó todo esto, pero produjo un segundo borrador que excluyó incluso los temas de interés de los países en desarrollo que estaban en el primer borrador; y no incluyó ninguna de sus propuestas de revisión del primer borrador.

Esto arroja luz sobre el rol que los seis “hombres verdes” están jugando ahora en la Conferencia Ministerial en curso. Como se dijo anteriormente, los seis individuos operarán sin ninguna indicación en términos de procedimiento acerca de a quién consultar y cómo. Tampoco hay ningún procedimiento para chequear si las opiniones de las personas que están consultando están siendo reflejadas en el documento que se esté produciendo y, por lo tanto, en el documento final que se supone debe alimentar. Y finalmente, no hay mecanismo por el cual los delegados puedan agregar otros temas a los que los hombres verdes hayan identificado.

En resumen, los Amigos del Presidente se han establecido para operar según su propio saber y entender, en cuanto a lo que se considera base de consenso, y utilizando sus propios métodos. Hay dos pistas que pueden explicar el contenido del criterio de los hombres verdes. Los cinco amigos individuales del Presidente provienen de países que apoyan el lanzamiento de negociaciones en uno u otro de los nuevos temas. En segundo lugar, en una reunión informativa con ONG estadounidenses, la delegación comercial de EE.UU. dejó entrever su vinculación con el diseño y la implementación del plan para nombrar seis amigos del presidente como el método de trabajo de la Conferencia Ministerial.

De esta forma, los “seis hombres verdes” representan una connivencia entre la administración de la OMC, la Conferencia Ministerial y los países poderosos para asegurar que el resultado de la Ministerial refleje su voluntad e intereses. Con ello han demostrado que en su desesperación están preparados para arrasar con las reglas y procedimientos correctos.

Hasta el momento, los informes de las delegaciones sobre cómo parece funcionar todo este escenario es causa de preocupación. Algunos de los “amigos del presidente” virtualmente han montado su corte esperando que las delegaciones vengan a hablar con ellos. Otros han decidido llevar adelante discusiones individuales con delegados de países seleccionados. En estas reuniones individuales, un delegado no tiene forma de saber lo que pueda haber dicho otra delegación. Cada país tiene que confiar en la “honestidad” de ese “hombre verde” en particular para que transmita fielmente sus propias posiciones a otros delegados y viceversa.

Ya están surgiendo historias sobre cómo las posiciones de algunos delegados están siendo tergiversadas frente a otras delegaciones. Esto es especialmente peligroso en los casos donde algunos países en desarrollo han adoptado posiciones y plataformas comunes, como es el caso del grupo africano. Las consultas “uno-a-uno” tal como se están llevando a cabo dan oportunidades de fragmentar el frente al surgir diferentes versiones de que tal o cual delegación presentó una posición diferente a la posición común establecida o acordada previamente.

En última instancia, esta trampa está designada para frustrar y subyugar a los países en desarrollo. Tienen que sortear tres desventajas para poder promover sus intereses en las negociaciones en curso. Primero llegaron a Doha para discutir una agenda que excluía sus puntos de vista. Por tanto, en vez de un texto equilibrado en donde los temas de todos se toman como puntos de negociación, ahora los países en desarrollo tienen que pelear para que sus temas sean incluidos en el texto de forma de poder comenzar la lucha de las negociaciones. En segundo lugar, si logran conseguir esto, tienen que soportar presiones, chantajes, sobornos y amenazas de los países desarrollados para mantener sus posiciones en los temas de negociación. En tercer lugar, y encima de todo esto, ahora tienen que lidiar con un proceso que está calculado para hacerles imposible incluir sus temas en la agenda de negociación.

Esta es la esencia de la escandalosa situación que enfrentan los países en desarrollo en la cuarta reunión ministerial de la OMC. La forma en que ellos respondan determinará no sólo su futuro, sino ciertamente el futuro del sistema multilateral de comercio en su totalidad.

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Este es un servicio especial de la Red del Tercer Mundo en español. Puede ser reproducido citando la fuente.




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