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Comercio

Lunes 28 de Julio de 2003

II. Reclamo de transparencia a la OMC. Memorando

por Organizaciones No Gubernamentales

Grupos de la sociedad civil y ONG presentaron un Memorando con el propósito de destacar los graves problemas de falta de transparencia interna y de participación de países en desarrollo en los procesos de toma de decisiones en la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Memorando sobre la necesidad de mejorar la transparencia interna y la participación de la OMC

1. ANTECEDENTES

1. A través de este Memorando, varias ONG y grupos de la sociedad civil deseamos destacar los graves problemas de falta de transparencia interna y de participación de los países en desarrollo en los procedimientos de toma de decisiones de la Organización Mundial de Comercio (OMC).

2. Las organizaciones que lanzaron esta iniciativa son la Red del Tercer Mundo, Oxfam International, Public Services International, WWF International, the Center for International Environmental Law, Focus on the Global South, the Institute for Agriculture and Trade Policy, the Africa Trade Network, the International Gender and Trade Network, y Tebtebba International Centre for Indigenous Peoples’ Rights.

3. Nuestras organizaciones han seguido durante varios años los asuntos de la OMC y sus actividades en Ginebra, además de las acciones de los planificadores de políticas nacionales. Así, hemos podido observar de cerca el funcionamiento de la organización, sus métodos de trabajo y sus procedimientos de toma de decisiones.

4. A través de los años, ha crecido nuestra preocupación sobre la falta de normas de procedimiento adecuadas, de transparencia y de participación, es decir, la exclusión de la mayoría de los Miembros de los procedimientos de toma de decisiones.

5. La situación no ha mejorado aunque esos problemas han sido señalados por Miembros de la OMC, ONG y medios de comunicación, han sido admitidos por un ex Director General y ex ministros de Comercio, y aunque se han sugerido y prometido reformas en muchas ocasiones a través de los años, de hecho, la situación ha empeorado.

6. Esta falta de transparencia interna, participación y democracia es especialmente preocupante en una organización internacional de tanta importancia, cuyas decisiones y acciones tienen efectos tan profundos en la vida de miles de millones de personas y en el ambiente del que éstas dependen. Resulta aún más inexcusable en una institución que se enorgullece de ser “basada en normas” y promover los principios de la “transparencia, no discriminación y equidad procesal”.

2. LOS DESEQUILIBRIOS NORMATIVOS Y SUSTANCIALES ESTÁN VINCULADOS A PROCEDIMIENTOS ANTIDEMOCRÁTICOS

7. Nuestras organizaciones son críticas hacia muchas de las normas desarrolladas en la OMC que consideramos contrarias a los intereses de los países en desarrollo y perjudiciales para los derechos de las comunidades locales, los pequeños agricultores, los trabajadores, los consumidores, las mujeres, los pueblos indígenas y el ambiente. Teníamos altas expectativas cuando algunos países miembros en vías de desarrollo adoptaron iniciativas conjuntas para corregir los desequilibrios y las normas defectuosas, resolver problemas de aplicación y fortalecer el trato especial y diferenciado. Sin embargo, después de años de discusiones, esos esfuerzos casi no produjeron resultados. También somos muy críticos respecto de las propuestas y presiones para introducir nuevos temas en la OMC, aun cuando muchos países en desarrollo se oponen a las negociaciones o no están preparados para ellas. Creemos que los nuevos acuerdos propuestos serán perjudiciales para el desarrollo, el ambiente, los trabajadores y los grupos vulnerables, como los pobres y las mujeres.

8. Las normas de la OMC tienen un fuerte impacto sobre la vida de personas de todo el mundo, por eso es crucial que la organización tome las decisiones correctas.

9. Creemos que los desequilibrios originales de las normas de la OMC, el fracaso hasta ahora de los intentos de reforma, los numerosos plazos incumplidos después de la Conferencia Ministerial de Doha sobre asuntos de importancia para los países en desarrollo, y el contenido y el progreso insatisfactorios de las actuales negociaciones sobre servicios, agricultura y productos industriales, están en gran parte vinculados con la falta de transparencia y democracia en los procedimientos de toma de decisiones de la OMC.

10. Estos procedimientos obran en contra de los países en desarrollo, que constituyen la gran mayoría de los Miembros. A menos que los procedimientos se modifiquen, fracasará toda iniciativa para reformar las normas vigentes y obtener resultados justos en actuales y futuras negociaciones.

11. Sería difícil exagerar las consecuencias negativas de la pasividad de los gobiernos. Cientos de millones de personas y sus medios de vida ya fueron perjudicados por el hundimiento de los precios de productos agrícolas en los mercados mundiales por parte de los países ricos, facilitado por el Acuerdo sobre Agricultura, así como por los altos precios de los medicamentos y otros productos de consumo en virtud del Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio (TRIPS). Es urgente reformar esos acuerdos, por nombrar sólo dos. La OMC debe hacer una autoevaluación y cambiar su curso para convertir el desarrollo sustentable –y no una ortodoxia económica particular– en su principal objetivo.

12. La clave para los cambios necesarios en el contenido y la sustancia de las normas y políticas de la OMC es la reforma de sus procedimientos de toma de decisiones. De hecho, los problemas relacionados con estos procedimientos son graves y han perjudicado la credibilidad de la organización. A menos que se realicen cambios apropiados a la sustancia y los procedimientos de la OMC, su legitimidad y credibilidad disminuirán aún más.

3. LISTA DE PROBLEMAS DE FALTA DE TRANSPARENCIA Y PARTICIPACIÓN Y DESEQUILIBRIOS EN PROCEDIMIENTOS DE TOMA DE DECISIONES

13. A continuación presentamos una lista de los problemas actuales de los procedimientos de la OMC:

A. Generales

14. Práctica injusta del sistema de consenso. La OMC tiene por práctica adoptar las decisiones por “consenso”. Esto puede parecer a primera vista democrático, pero en realidad es un arma de doble filo. Cuando los principales países industrializados están de acuerdo entre sí, se dice que hay un “consenso emergente” y se pide a todos los otros países que “se unan al consenso”. Aquellos Miembros que no están de acuerdo son criticados, y se ejerce así una fuerte presión para que todos los países se sumen a la posición de los más industrializados. Por otra parte, cuando una gran mayoría de países están de acuerdo pero uno o más de los principales países industrializados discrepan, se dice que no hay consenso.

15. Programas de trabajo recargados y excesivas reuniones colocan en desventaja a los países en desarrollo, faltos de recursos. La pesada carga de trabajo y el ritmo de las negociaciones castigan principalmente a las misiones de los países en desarrollo, con menos capacidad y recursos. El programa de trabajo es muy denso, y hay demasiadas reuniones simultáneas. Los países en desarrollo, que tienen pequeñas delegaciones, no pueden seguir el ritmo y quedan en notoria desventaja: (i) porque no pueden participar efectivamente; (ii) porque se los incluye en el consenso aunque no estén físicamente presentes para expresar sus opiniones. Además, muchos países en desarrollo miembros, países observadores y otros en proceso de integración no poseen misiones permanentes en Ginebra, por lo tanto no pueden participar de las negociaciones.

16. Presiones políticas sobre los países en desarrollo. Los países en desarrollo están sujetos a presiones de los países industrializados, incluso fuera de la OMC. Aquellos países que adoptan posiciones rechazadas por los países más poderosos pueden ser objeto de presiones o de incentivos vinculados con la ayuda bilateral, préstamos del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, y cuestiones políticas. Varios diplomáticos de países en desarrollo considerados demasiado “eficientes” han sido destituidos de sus cargos en Ginebra, luego de que algunos países industrializados presentaran quejas.

17. Dificultades o imposibilidad de modificación de normas. Debido al principio de consenso y la forma en que se utiliza actualmente, es muy difícil o casi imposible modificar las normas de la OMC una vez aprobadas, a menos que los principales países industrializados propongan o apoyen el cambio. Sería muy difícil que los países en desarrollo lograran cambiar las normas a su favor, ya que al menos algunos de los países industrializados se opondrían. Estos problemas han creado dificultades a los países en desarrollo, porque muchos acuerdos y normas de la Ronda Uruguay fueron formulados y adoptados sin la participación informada de muchos de esos gobiernos. Numerosos países firmaron acuerdos, como el de agricultura y el de propiedad intelectual, sin comprender adecuadamente sus tecnicismos ni sus implicaciones.

B. Problemas de los procedimientos preparatorios de conferencias ministeriales

18. Todos los puntos anteriores son aplicables, pero la situación empeora en los procesos preparatorios de conferencias ministeriales, donde se adoptan las principales decisiones.

19. Reuniones “informales”, indocumentadas y exclusivas. Muchas, incluso la mayoría de las reuniones, se realizan de manera informal y no se registran en actas, lo que aumenta su falta de transparencia. Muchas de ellas no se anuncian a todos los Miembros. Sólo unos pocos países son invitados, mientras la mayoría de las delegaciones no saben qué reuniones se están realizando ni qué se decide en ellas. Los países que no fueron invitados o no pudieron concurrir no reciben informes de los asuntos discutidos.

20. Reuniones informales de “jefes de delegaciones” reemplazan a las sesiones del Consejo General. El Consejo General celebra muy pocas sesiones formales (con publicación de actas) a medida que se aproximan las conferencias ministeriales. En cambio, se realizan reuniones informales de “jefes de delegaciones”, a las que se invita unos pocos funcionarios por país. No se publican actas de estos encuentros, lo que agrava la falta de transparencia.

21. Reuniones celebradas poco después de su aviso. A menudo, las reuniones se celebran poco después de su aviso. En el caso de las reuniones informales de pequeños grupos, las delegaciones sólo son anunciadas unas horas antes, y a los países en desarrollo se les hace difícil o imposible asistir, dado que hay otras reuniones en curso.

22. Documentos distribuidos fuera de tiempo. Los documentos relacionados con las reuniones no son distribuidos con tiempo suficiente para que las delegaciones (en especial las pequeñas) los consideren en forma adecuada o los envíen a sus respectivas capitales para recibir sugerencias e instrucciones.

23. Documentos importantes no disponibles en varios idiomas. Algunos documentos se publican sólo en inglés, en especial los documentos “informales” (los que llevan un número de trabajo, borradores de textos y decisiones, informes preliminares de presidentes, etc.). En consecuencia, representantes de muchos países no pueden comprender adecuadamente los documentos ni transmitir el contenido a sus gobiernos.

24. Discusiones y negociaciones de la OMC son conducidas por el Presidente y no por los Miembros. Como se vio en el proceso previo a la Conferencia Ministerial de Doha y como casi se institucionalizó durante el proceso preparatorio de Cancún, las consultas son cada vez más conducidas por el Presidente del grupo en cuestión (o el Presidente del Consejo General) sobre una base bilateral o con un pequeño número de delegaciones. Muchos países quedan fuera. Las negociaciones son cada vez más entre las delegaciones y el Presidente, aunque deberían ser entre los propios Miembros. Como resultado, los Miembros negocian con los presidentes, y las consultas no se registran en actas.

25. Ausencia de procedimiento formal de selección y delimitación de funciones de los presidentes. La práctica descrita en el punto anterior, especialmente en el proceso preparatorio de Cancún, también otorga facultades sin precedentes a individuos que no han sido elegidos de manera apropiada por los Miembros y cuyas funciones como presidentes no están debidamente delimitadas. Los presidentes plasman en sus informes su propia interpretación de las consultas, sin que los miembros puedan corroborar si dichos documentos integran y reflejan fielmente todas las visiones expresadas, dado que las consultas son informales.

26. Borradores y declaraciones “limpios” ignoran divergencia de opiniones. Las opiniones y posiciones de muchos países no se reflejan, o no se reflejan adecuadamente, en las decisiones preliminares ni en el borrador de declaración que se presenta a las conferencias ministeriales. En el proceso previo a la Conferencia Ministerial de Seattle, las opiniones de distintas delegaciones se plasmaron en el mismo borrador. Era un documento transparente, con diferentes posiciones, en el que cada país podía identificar la propia. De este modo, el terreno de juego era relativamente parejo, dado que las negociaciones se realizaban sobre la base de distintas posiciones. Sin embargo, los borradores presentados antes de Doha y en la propia conferencia eran documentos “limpios” (sin frases entre corchetes), acordes con la posición del Presidente, y en muchos asuntos no reflejaban la postura de países en desarrollo. Esto representa una gran desventaja para los países cuya visión no consta en los textos del Presidente, porque esa mera ausencia les hace más difícil hacer escuchar sus opiniones.

27. Tiempo insuficiente para discutir los borradores. Aunque no exista consenso sobre un proyecto de declaración u otro documento, y aun cuando haya graves discrepancias sobre muchas partes del borrador, los Miembros no tienen tiempo suficiente para discutirlo y acercar sus posiciones. Por ejemplo, en la fase final del proceso preparatorio de Ginebra para la Conferencia Ministerial de Doha, en 2001, los Miembros sólo dispusieron de algunos días para considerar el borrador revisado de la Declaración Ministerial, y cuando muchos Miembros solicitaron cambios o al menos que se dejara constancia de sus discrepancias y se las transmitiera a Doha, su solicitud fue rechazada con el argumento de que no había tiempo, porque la conferencia empezaría en pocos días.

28. Transmisión de borradores no aprobados por los Miembros a las conferencias ministeriales. Una práctica nueva y sorprendente en la OMC consiste en transmitir los proyectos de Declaración u otros textos a la Conferencia Ministerial como base de negociaciones, aun cuando no reflejan la posición de las distintas delegaciones ni las diferencias, ya sea en el propio borrador o en una carta explicatoria separada. Aunque muchos Miembros expresen su frustración y no otorguen permiso para la transmisión del borrador a la Conferencia Ministerial, el Presidente del Consejo General y el Director General lo transmiten igualmente “bajo su responsabilidad personal”. Esto oculta las diferencias de opinión y hace difícil para los ministros de los países en desarrollo comprender y analizar las posiciones de distintos países y defender sus propias posiciones, principalmente porque es posible que no entiendan los detalles técnicos del mismo modo que sus diplomáticos y expertos.

29. Neutralidad de la Secretaría. La Secretaría (y en especial su Director General) debe ser neutral e imparcial, particularmente si los Miembros están divididos sobre asuntos importantes. Sin embargo, antes de la Conferencia Ministerial de Doha, el entonces Director General promovía personal y activamente el lanzamiento de las negociaciones sobre los temas de Singapur, aun cuando un gran número de países en desarrollo se oponía. Estas acciones afectaron gravemente la imparcialidad de la Secretaría. De manera similar, antes de la Conferencia Ministerial de Singapur, el entonces Director General impulsó la introducción de un acuerdo sobre inversiones en la OMC, pese a la oposición de muchos países en desarrollo. Estas acciones de funcionarios clave de la organización colocaron en grave desventaja a los países en desarrollo opuestos a los “nuevos temas”.

30. “Miniministeriales” crean un “grupo directivo” no elegido. Existe también una preocupante tendencia por la que algunos Miembros organizan las llamadas conferencias “miniministeriales”, a la que sólo son invitados los principales países industrializados, unos pocos países en desarrollo y altos funcionarios de la Secretaría de la OMC. Estas reuniones discuten en general cuestiones clave, perpetuando así un sistema de “supersala verde” todo el año. En efecto, esta práctica crea disimuladamente un grupo directivo no elegido y en el proceso excluye a la vasta mayoría de los Miembros. Este establecimiento de facto de un sistema paralelo de toma de decisiones es altamente discriminatorio contra la mayoría de los Miembros que no son invitados, además de afectar la naturaleza multilateral del sistema de comercio.

C. Problemas con los procedimientos durante las conferencias ministeriales

31. Falta de una asamblea general funcional y operativa. No existe una “asamblea general” formal que funcione de principio a fin en las conferencias ministeriales. Existen sesiones plenarias de apertura y de cierre, pero en medio sólo hay reuniones informales, sin publicación ni registro de actas. Por lo tanto, faltan transparencia y un foro para la toma de decisiones en que los Miembros puedan dar a conocer y registrar oficialmente sus opiniones.

32. Mal uso de la ceremonia de apertura para recabar aprobación para la conferencia. Se supone que los actos inaugurales de las conferencias son de naturaleza ceremonial, y que las decisiones importantes normalmente se adoptan en la primera sesión de discusiones. Sin embargo, en Doha, la ceremonia de apertura fue utilizada para adoptar el polémico proyecto de Declaración Ministerial (que no había sido aprobado por el Consejo General para su transmisión a Doha, y que muchos Miembros rechazaron) como base de negociaciones en la conferencia. Los Miembros no tuvieron oportunidad de discutir si el texto debía formar la base de las negociaciones.

33. Adopción antidemocrática del proyecto de declaración como base de las negociaciones. El planteo del proyecto de declaración en la ceremonia inaugural de Doha demostró que las conferencias ministeriales de la OMC no cuentan con un procedimiento adecuado para la adopción de textos a utilizar como base de las negociaciones. En Doha, los Miembros no tuvieron la oportunidad de comentar el texto ni sugerir revisiones o alternativas. De este modo, el borrador que había sido tan polémico y cuestionado en Ginebra fue “adoptado” en Doha. Esta carencia de un procedimiento para adoptar los textos a negociar constituye una gran falla de las conferencias ministeriales.

34. Selección antidemocrática de presidentes o de los llamados “amigos del Presidente”. En Doha, el Presidente de la Conferencia Ministerial designó personalmente “amigos del Presidente” para conducir negociaciones sobre asuntos específicos y contenciosos. Ni el Consejo General ni la Conferencia Ministerial habían discutido previamente el asunto ni autorizado al Presidente a elegir personalmente esos facilitadores. Esta designación por el Presidente (no por los Miembros) de funcionarios de la Conferencia que ejercen una función crucial en la dirección o guía de las negociaciones de asuntos fundamentales constituye una característica antidemocrática del sistema de la OMC. En otras conferencias internacionales (por ejemplo las de la ONU), los presidentes de los grupos negociadores son elegidos mediante procedimientos abiertos y transparentes, y cada región puede proponer candidatos, etc. En la OMC, en cambio, no se da a conocer el criterio de elección de los facilitadores. En Doha, los designados “Amigos del Presidente” pertenecían a los mismos grupos de países que promovían el lanzamiento de una nueva ronda y la negociación de nuevos temas. Ninguno de los Miembros opuestos a esa iniciativa (por ejemplo los del Grupo de Países en Desarrollo de Ideas Afines) fue elegido. Aunque varios Miembros cuestionaron en la primera sesión plenaria la elección del Presidente, éste ignoró las críticas y prosiguió con las designaciones y el trabajo de los grupos.

35. Reuniones indocumentadas y cerradas que afectan la transparencia. En la Conferencia Ministerial de Doha se realizaron “consultas informales”, encabezadas por los facilitadores. No se labraban actas de estas reuniones, o si se hacía, no se las daba a conocer a los Miembros ni al público. La mayoría eran discusiones sobre asuntos específicos. Mientras, el cronograma de reuniones abiertas en general no se conocía con la suficiente antelación. Toda la programación de las reuniones era impredecible.

36. Opiniones de los Miembros ignoradas y no reflejadas en los textos de negociación. Aunque en apariencia los Miembros eran consultados, las opiniones de un gran número de países no se reflejaron (o no se reflejaron adecuadamente) en los nuevos borradores de Declaración Ministerial producidos en Doha, especialmente en las secciones relativas a los temas de Singapur. Esto contrasta con el procedimiento normal en las conferencias de la ONU, en que los Miembros elaboran la redacción en forma abierta, todos los países pueden participar, y el texto refleja las diferentes posiciones. Más recientemente, la ONU adoptó la práctica de proyectar las distintas propuestas y posiciones, así como el proceso de enmiendas, en una pantalla grande en la sala de negociaciones, de modo que todos puedan seguirlas con claridad. En cambio, en las conferencias ministeriales de la OMC, la redacción de los textos no es transparente, como pudo comprobarse en Doha. De hecho, los Miembros –mucho menos el público– no saben de qué forma se elaboran los textos, quiénes lo hacen ni bajo qué autoridad.

37. Procedimiento de “sala verde” excluye a Miembros de reuniones. En Singapur y en Seattle, casi todas las negociaciones sobre el proyecto de declaración se realizaron en el llamado procedimiento de “sala verde”, a la que sólo algunos países eran invitados. Fuera de las salas de reunión se apostaban guardias de seguridad que impedían el ingreso de Miembros no invitados, incluidos ministros. Se registraron varios enfrentamientos verbales entre guardias y funcionarios no invitados. La mayoría de los ministros y funcionarios eran excluidos del proceso y quedaban “vagando por los corredores, cantinas y habitaciones de hotel”, como lo describió un diplomático. Durante y después de Singapur, el entonces Director General de la Secretaría prometió que ese procedimiento excluyente nunca se repetiría. Sin embargo, la exclusión y discriminación se reiteraron en Seattle. Todo el proceso fue opuesto al trato de nación más favorecida, tan importante dentro del principio de no discriminación del GATT/OMC. Además, hubo una total falta de transparencia. Hasta ahora, no se sabe quién tomó la decisión de adoptar el procedimiento de “sala verde”, quién seleccionaba a las delegaciones invitadas ni con qué criterio, y mucho menos cuáles eran las bases jurídicas o normas de procedimiento, si existían, para esas reuniones exclusivas.

38. Miembros excluidos de las principales decisiones, por ejemplo la extensión de las conferencias. En Doha, cuando estuvo claro que la mayoría de los países en desarrollo se oponían al lanzamiento de las negociaciones sobre los temas de Singapur, se decidió extender la conferencia un día. La decisión no fue adoptada por los Miembros, dado que no se les presentó ninguna propuesta al respecto y de hecho ni siquiera hubo una asamblea formal o comisión que tratara el asunto. Hasta ahora no está claro quién tomó la decisión, ni por qué procedimiento. Muchos ministros que ya habían reservado sus vuelos de regreso debieron partir, dado que no se enteraron a tiempo de la extensión ni se les consultó sobre ella, y se perdieron los importantes acontecimientos del último día.

39. Reuniones exclusivas y maratónicas de “la última noche”. En la noche final de la Conferencia Ministerial de Doha, un pequeño grupo de países celebró una reunión exclusiva y maratónica de “sala verde”. Una vez más, no está claro quién eligió e invitó a los participantes, sobre qué criterio ni por qué procedimiento. No se permitió entrar a la sala a los Miembros no invitados, y algunos fueron detenidos por guardias de seguridad. Durante la reunión, el Director General jugó un papel determinante y parcial. Además, se presentaron a consideración de los participantes nuevos borradores de textos, algunos de ellos (sobre ambiente, según trascendió) cerca de las tres de la madrugada. Nuevamente, el procedimiento fue carente de transparencia, exclusivo y discriminatorio. Algunos altos funcionarios de la Secretaría facilitaron, y en algunos casos dirigieron, el procedimiento.

40. Producción no transparente del nuevo borrador de declaración. El último día (extendido) de la Conferencia Ministerial de Doha, se presentó un nuevo proyecto de declaración que reflejaba todavía menos la opinión de un gran número de países en desarrollo, especialmente sobre los temas de Singapur. Muchos ministros ni siquiera sabían en la tarde de ese 14 de noviembre de 2001, al adoptar la Declaración Ministerial en el plenario, que se habían realizado cambios fundamentales a la versión anterior, presentada el día 13.

41. Propuestas para modificar proyecto de declaración ignoradas. En la última sesión plenaria “informal”, muchos países propusieron cambios en la Declaración, pero la presión del tiempo (“los aviones partirán en pocas horas”) se transformó en un factor adicional que actuó en contra de las modificaciones sugeridas. Al final, se alcanzó un acuerdo poco satisfactorio por el cual el Presidente de la Conferencia leyó su propia interpretación acerca de la necesidad de un consenso explícito para la adopción de los temas de Singapur.

4. NUESTRAS PROPUESTAS

42. Está claro que la falta de procedimientos adecuados, la proliferación de “reuniones informales” no transparentes, la forma en que importantes decisiones y declaraciones son redactadas y producidas para su adopción, el procedimiento de “sala verde”, etc., se suman para constituir un proceso absolutamente inaceptable, por verticalista, autoritario y antidemocrático. Paradójicamente, los principios que la OMC dice defender (transparencia, no discriminación, equidad procesal) son violados de manera flagrante en sus procedimientos.

43. Estas prácticas son parte de la toma de decisiones y contribuyen a los numerosos acuerdos y normas desequilibrados e inapropiados de la OMC.

44. Los procedimientos de la OMC debieron reformarse hace tiempo. Muchas organizaciones internacionales, regionales y nacionales poseen reglas y procedimientos que permiten una participación justa de los miembros. No sería tan difícil que la OMC estableciera y practicara normas y procedimientos igualmente justos.

45. Para ese fin, presentamos las siguientes propuestas:

A. Generales

46. El sistema de consenso debería respetar las opiniones de los países miembros en desarrollo. El sistema de consenso no debería ser utilizado por los principales países industrializados para “vetar” propuestas que cuentan con el apoyo de la mayoría de los países en desarrollo. Además, cuando los principales países industrializados presentan propuestas que no son aceptadas por algunos países en desarrollo, aquéllos deberían aceptar que éstos están ejerciendo su derecho en virtud del sistema de consenso, y no presentarlos como “enemigos” del sistema multilateral que “bloquean el consenso”.

47. La opinión de todos los Miembros debe ser respetada en una decisión que requiera consenso o consenso explícito. En cuestiones importantes, en especial cuando los Miembros han exigido un consenso o consenso explícito para la adopción de una decisión, se debe reconocer y respetar la opinión de cada Miembro, incluso el derecho a discrepar de una decisión propuesta.

48. Adopción de un programa de trabajo justo y realista, en especial para las delegaciones más pequeñas. La OMC no debería asumir una carga de trabajo que resulte demasiado pesada para los pequeños países en desarrollo. Tampoco debería programar las negociaciones a un ritmo demasiado rápido. No deberían realizarse más de dos reuniones simultáneas, para permitir la participación de pequeñas delegaciones.

49. Los países en desarrollo no deberían estar sujetos a presiones políticas y económicas. Los países industrializados no deberían utilizar la presión -que en algunos casos llega a ser prepotencia y chantaje- sobre los países en desarrollo para acercarlos a sus posiciones. No deberían utilizar las preferencias comerciales, la ayuda bilateral, la ayuda militar ni la dependencia de esos países de los créditos de instituciones financieras internacionales para forzarlos a dar su acuerdo.

50. No se deben adoptar decisiones hasta que todos los Miembros estén técnicamente listos. No se deben adoptar decisiones ni acuerdos hasta que todos los Miembros, en especial los países en desarrollo, sean capaces de comprender los tecnicismos de los asuntos tratados y sus implicaciones para sus economías y sociedades.

51. Los países industrializados deben estar dispuestos a resolver problemas de desarrollo sin obtener algo más a cambio. Los países industrializados deberían dejar de pensar que las normas y los acuerdos vigentes no deben cambiarse a menos que las otras partes estén dispuestas a pagar un nuevo precio. Esos países deberían tener una actitud solidaria hacia los solicitudes de reforma y aclaración de los acuerdos, para adecuarlos a los intereses y necesidades de los países en desarrollo. Por lo tanto, deberían aceptar soluciones a los problemas de aplicación y a las propuestas de trato especial y diferenciado.

B. Procedimientos vinculados con la preparación de conferencias ministeriales

52. Las reuniones y los cronogramas deberían ser abiertos. Todos los Miembros deberían enterarse de todas las reuniones, así como participar y conocer todo el cronograma de reuniones, incluso los asuntos a tratar, los participantes y los resultados. Todas las reuniones deberían ser oficiales y registrarse en actas que deberían hacerse circular entre los Miembros, para su modificación o confirmación.

53. Más reuniones formales del Consejo General y el Comité de Negociaciones Comerciales. Debería haber más reuniones formales del Consejo General y el Comité de Negociaciones Comerciales, que deberían, además, ser abiertas a todos los Miembros. Tales reuniones deberían transformarse en el principal foro de toma de decisiones, en lugar de reuniones informales y sin transparencia.

54. Aviso de las reuniones y distribución de documentos. Se debería dar aviso en tiempo y forma de todas las reuniones, y los documentos relacionados con éstas deberían distribuirse con suficiente antelación, para que todos los Miembros puedan estudiarlos.

55. Procedimiento para reuniones más pequeñas y específicas. En caso de que se proponga realizar reuniones más pequeñas sobre asuntos específicos, todos los Miembros deberían autorizarlas. Además, tales reuniones deberían regirse por las siguientes normas para garantizar transparencia y justicia: (a) la autoridad que desee convocar una reunión de grupo debería anunciar su intención en el plenario e indicar el propósito de la reunión, que debería estar sujeta a la aprobación del plenario; (b) la autoridad debería anunciar la lista de invitados y aclarar que cualquier otra delegación que considere tener un fuerte interés en el asunto a tratar también puede asistir; (c) tan temprano como sea posible después de la reunión, la autoridad convocante debería informar al plenario sobre los procedimientos y los resultados; (d) tales reuniones de grupos deberían planificarse para facilitar la construcción del consenso, y no para tomar decisiones a espaldas de un gran número de miembros.

56. Papel de los presidentes. Los Miembros de la OMC deberían delimitar el mandato de los presidentes de los diversos consejos, comisiones y grupos de trabajo formales o “informales”. El papel de los presidentes debería consistir en facilitar las discusiones entre los Miembros. Es necesario detener la práctica de las negociaciones entre los delegados y el Presidente, en especial porque esas reuniones no se registran en actas y toda la información reside en el Presidente, que dispone de demasiado poder para interpretar la situación. Las negociaciones deberían realizarse principalmente entre los propios Miembros.

57. Redacción de textos. Los textos que constituyan la base de negociaciones o discusiones no deberían ser redactados por los presidentes, sino por los Miembros, de manera transparente y justa. Los Miembros deben estar de acuerdo en la última versión, que puede contener diferentes posiciones. Debería ponerse fin a la práctica por la cual el Presidente presenta un borrador bajo su “responsabilidad personal”.

58. Los textos deben reflejar con justicia la diversidad. Los borradores de declaraciones y decisiones deberían reflejar adecuadamente las opiniones y posiciones de diferentes Miembros. Las distintas posiciones deberían ser consignadas en el mismo documento, de modo que cada Miembro pueda ser parte de los textos a negociar. La nueva costumbre de que el Presidente presente “textos limpios” resta transparencia al proceso, porque la diversidad de opiniones no constituye el punto de partida de la negociación.

59. Tiempo suficiente para considerar y discutir los textos. Los Miembros deberían tener tiempo suficiente para discutir los borradores y reducir sus diferencias. Cualquier proyecto presentado a la Conferencia Ministerial debe ser resultado del consenso en el Consejo General.

60. Los borradores deben reflejar con justicia las distintas opiniones. Si los Miembros no logran ponerse de acuerdo en ciertas partes del proyecto de Declaración Ministerial y otros borradores, esas partes deben colocarse entre corchetes. Luego, la Conferencia Ministerial puede decidir sobre la formulación final de esas partes de los textos. Esta es una práctica común en las conferencias internacionales, incluido el sistema de la ONU. En varias conferencias y cumbres, se presentaron textos con numerosos corchetes y se lograron resolver las diferencias por consenso. No hay razón para que las conferencias ministeriales de la OMC no puedan hacerlo.

61. La Secretaría debe mantener la neutralidad. La Secretaría, y en especial el Director General y otros altos funcionarios deben ser (y parecer) neutrales e imparciales en todo momento, particularmente si los Miembros están divididos sobre asuntos importantes.

62. Cese de las “miniministeriales”. Los Miembros deberían cesar la práctica cada vez más común de realizar reuniones “miniministeriales” antes de las conferencias ministeriales. Esta práctica discrimina a la gran mayoría de los Miembros, que no son invitados. Además, los participantes de esas miniministeriales no deben utilizar las decisiones adoptadas en ellas para influir en el proceso preparatorio multilateral en Ginebra.

C. Problemas de procedimiento durante las conferencias ministeriales

63. La apertura de las conferencias debe ser exclusivamente ceremonial. La ceremonia inaugural no debe utilizarse para adoptar el programa de trabajo de la conferencia o borradores o textos que formen la base de las negociaciones, ni para designar funcionarios de la conferencia.

64. Una asamblea general de Miembros debería funcionar regularmente durante toda la conferencia. Al principio de una Conferencia Ministerial, debería formarse una “asamblea general” o, en el lenguaje de la ONU, una comisión plenaria, que comprenda a todos los Miembros, para conducir y supervisar las discusiones y negociaciones. Esto separadamente de las sesiones oficiales plenarias, donde los ministros realizan sus discursos. La asamblea debería reunirse formalmente de manera regular, al menos una vez al día, y ser el principal foro de decisión, especialmente sobre asuntos importantes de las negociaciones. Las actas de sus reuniones deberían hacerse circular con prontitud y someterse a aprobación.

65. Adopción de borradores a negociar. La primera reunión operativa de todos los Miembros debería discutir y adoptar el orden del día, el programa de trabajo y el proyecto de declaración usados como base de las negociaciones, y si es necesario, enmendarlos.

66. Elección de presidentes y facilitadores. Los facilitadores o presidentes para conducir las discusiones o negociaciones de temas específicos deberían ser elegidos por todos los Miembros, y no sólo por el Presidente de la Conferencia. Además, todos los Miembros deberían determinar la función y el mandato de esos funcionarios. Estos deberían rendir cuentas a todos los Miembros, y no sólo al Presidente.

67. Todas las reuniones deben ser participativas y transparentes. Las reuniones organizadas por los presidentes y facilitadores deben ser abiertas, registrarse en actas y someterse a aprobación de los Miembros presentes. La opinión de todos los Miembros debe transmitirse a los redactores de las decisiones.

68. La redacción de textos y decisiones debe ser transparente y participativa, y los textos deben distribuirse a todos. La redacción de los textos y decisiones debe ser decidida por todos los Miembros, para lo cual se les debe permitir estar presentes en las reuniones donde se realiza ese trabajo. Las últimas versiones de los textos en discusión deberían distribuirse a todos los Miembros, que deben ser informados de todos los asuntos en todo momento. La información debería entregarse a los Miembros en las sesiones oficiales plenarias, que se celebrarán al menos una vez al día.

69. Fin del sistema de “sala verde”. Debe ponerse fin a la práctica de “sala verde”, o reuniones exclusivas, a las que sólo se invita a algunos países en representación de todos.

70. Normas y procedimientos adecuados para reuniones más pequeñas y específicas. En caso de que en una Conferencia Ministerial se proponga realizar reuniones para discutir o resolver ciertos asuntos, la autorización correspondiente debe proceder de la asamblea general de Miembros. Además, tales reuniones deberían regirse por las siguientes normas para garantizar la transparencia y justicia: (a) la autoridad que desee convocar una reunión de grupo debería anunciar su intención en el plenario e indicar el propósito de la reunión, que debería estar sujeta a la aprobación del plenario; (b) la autoridad debería anunciar la lista de invitados y aclarar que cualquier otra delegación que considere tener un fuerte interés en el asunto a tratar también puede asistir; (c) tan temprano como sea posible después de la reunión, la autoridad convocante debería informar al plenario sobre los procedimientos y los resultados; (d) tales reuniones de grupos deberían planificarse para facilitar la construcción del consenso, y no para tomar decisiones a espaldas de un gran número de Miembros.

71. Extensión de la Conferencia Ministerial y otras decisiones de procedimiento. Cualquier propuesta para extender la Conferencia Ministerial o modificar su orden del día debería ser decidida por todos los Miembros en una asamblea general o comisión plenaria. Otras decisiones sobre procedimientos de la Conferencia deberían decidirse de manera similar.

72. Neutralidad de la Secretaría. En las conferencias ministeriales, la Secretaría tiene la importante misión de asegurar que los procedimientos y el sistema de toma de decisiones sean justos y equilibrados, y que los países en desarrollo tengan plena participación. El organismo debe esforzarse entonces por mantener su neutralidad e imparcialidad durante las conferencias.

13 de julio de 2003

Preparado por: Red del Tercer Mundo Oxfam International Public Services International WWF International The Center for International Environmental Law Focus on the Global South The Institute for Agriculture and Trade Policy The Africa Trade Network The International Gender and Trade Network The Tebtebba International Centre for Indigenous Peoples’ Rights

Presentado a: El Director General de la OMC El Ministro de Comercio de México y Presidente de la Quinta Conferencia Ministerial de la OMC El Presidente del Consejo General de la OMC El Presidente del Comité de Negociaciones Comerciales de la OMC Ministros de Comercio de los países miembros de la OMC Representantes permanentes de los países miembros de la OMC




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