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Comercio

Jueves 12 de Junio de 2003

Protección para los pobres, no para las patentes

por Tobias Luppe

La protección de las patentes en virtud del acuerdo sobre TRIPS está bloqueando el acceso de los países pobres a los medicamentos.

Cuando la salud pública está en juego, los países están autorizados a fabricar versiones genéricas más baratas de los fármacos patentados, pero muchas naciones pobres no están en condiciones de hacerlo. Entonces, ¿bajo qué condiciones debería permitirse la exportación de medicamentos genéricos a esos países? Se suponía que el Consejo sobre TRIPS de la Organización Mundial del Comercio iba a brindar una respuesta a esa pregunta para fines de 2002, pero no lo hizo.

En noviembre de 2001, los miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) firmaron en la conferencia ministerial de Doha una “Declaración sobre el Acuerdo de TRIPS y la Salud Pública” que respalda en forma explícita el derecho de los países pobres a emitir licencias obligatorias para la fabricación de medicamentos protegidos por patentes ante una amenaza a la salud pública.

También en la conferencia de Doha, los participantes encomendaron al Consejo del TRIPS que determinara, para fines de 2002, de qué manera un país puede tener acceso a fármacos genéricos si no los fabrica él mismo. A fines del pasado noviembre, las negociaciones sobre este asunto fracasaron, principalmente por la brecha insalvable entre las posiciones de Estados Unidos y los países en desarrollo. Las conversaciones se reanudaron poco después.

El problema es el artículo 31 (f) del Acuerdo sobre TRIPS (Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio), que prohíbe de hecho la exportación de productos patentados fabricados bajo licencia obligatoria. Estados Unidos propuso una excepción por la cual todos los miembros de la OMC deberían abstenerse, en ciertos casos predeterminados, de invocar el artículo 31(f). Sin embargo, como la excepción puede revocarse en cualquier momento, la solución estadounidense ofrece escasa seguridad jurídica. En efecto, los países más pobres seguirían dependiendo de la buena voluntad de los miembros ricos de la OMC.

La Comisión Europea fue más allá en las negociaciones, pero no lo suficiente. Su propuesta fue la eliminación directa del literal (f) del artículo 31. Los fármacos genéricos podrían así exportarse libremente, pero aún serían exigibles dos licencias obligatorias: una emitida por el país que desea importar los medicamentos, y la otra por el país fabricante.

La emisión de licencias obligatorias implica muchos trámites burocráticos. Además, la experiencia ha demostrado que los países pobres que desean emitir una licencia obligatoria enfrentan intensas presiones de compañías farmacéuticas que intentan desviarlos de su propósito.

De ahí el llamado de países en desarrollo y ONGs como Médicos sin Fronteras, que pretenden el levantamiento de la protección de las patentes en caso de fabricación de fármacos genéricos para su exportación a un tercer país por razones de salud pública.

En tal caso, como sólo sería necesaria la emisión de la licencia obligatoria por el país que desee importar los medicamentos, esto simplificaría mucho los procedimientos, y además no se produciría la absurda situación de que el país exportador deba emitir la licencia obligatoria y evaluar la situación de salud en el país receptor para justificarla. Además, dado que igualmente se pagarían las licencias –aunque sólo una vez y no dos, como en el caso de la propuesta de la Unión Europea– esta solución también respetaría los derechos de los propietarios de patentes.

La propuesta toma en cuenta tanto la necesidad de los países pobres de obtener acceso irrestricto a medicamentos esenciales como el interés de la industria farmacéutica en proteger las patentes, pero generó una fuerte oposición, en especial de Alemania, que alegó “restricciones materiales” e insistió en la aceptación de la iniciativa europea.

Luego de algunas exitosas maniobras entre bastidores de la industria farmacéutica estadounidense, la propuesta europea fue debilitada todavía más en la última reunión del Consejo sobre TRIPS. La versión modificada propone libertad de exportación sólo para ciertos productos farmacéuticos, y restringe su fabricación a países específicos. Dado que no existen tales restricciones a los países con capacidad de producir por sí mismos fármacos genéricos, esto implicaría –incluso según las normas de la OMC– una discriminación inadmisible contra todos los otros países.

La “Declaración sobre el Acuerdo de TRIPS y la Salud Pública” de Doha exhorta a interpretar el tratado de forma de promover el objetivo de “medicamentos para todos”. Es de esperar que los países industrializados tomen en serio esta exhortación en futuras negociaciones dentro del Consejo sobre TRIPS.

En cuanto al gobierno alemán, debería recordar su promesa de promover la reforma del Acuerdo sobre TRIPS como forma de mejorar el acceso de los países pobres a medicamentos esenciales. — Third World Network Features. (FIN)

Acerca del autor: Tobias Luppe dirige la campaña por los medicamentos de Médicos sin Fronteras. tobias.luppe@berlin.msf.org

Este artículo fue publicado por primera vez en D+C (Development and Cooperation), Vol. 30, Nº 1, enero de 2003.

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