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Martes 13 de Mayo de 2003

OMC, mal Foro para negociaciones sobre inversión

por Red del Tercer Mundo

En un reciente seminario internacional sobre la Naturaleza e Implicaciones de un Acuerdo de la OMC sobre Inversión, la mayoría de los participantes coincidieron en que la OMC no es el foro apropiado para negociar un marco multilateral sobre inversión, porque el resultado sería desequilibrado y contrario a los intereses de los países en desarrollo.

La Organización Mundial del Comercio (OMC) no es el ámbito adecuado para negociar un marco multilateral sobre inversión, porque el resultado sería desequilibrado y contrario a los intereses de los países en desarrollo.

Esta fue la conclusión de la mayoría de los participantes de un seminario realizado en Ginebra el 20 de marzo sobre la Naturaleza e Implicaciones de un Acuerdo de la OMC sobre Inversión.

Los participantes escucharon presentaciones de los embajadores de tres países en desarrollo (India, Kenia y Uganda), diplomáticos representantes de la Unión Europea y Estados Unidos, académicos y expertos sobre cuestiones de inversión, y representantes de una gran variedad de organizaciones de la sociedad civil.

El seminario fue organizado conjuntamente por la Red del Tercer Mundo, Oxfam Internacional, Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), Public Services International, Centre for International Environmental Law (CIEL, Centro para el Derecho Ambiental Internacional) y el Institute for Agriculture and Trade Policy (Instituto de Política Agrícola y Comercial).

La embajadora Amina Mohamed, de Kenia, dijo al seminario que un gran número de países en desarrollo se oponen a comenzar negociaciones sobre inversión y otros “nuevos asuntos” en la OMC. “A los países en desarrollo les falta capacidad para negociar estos asuntos, el programa de trabajo de Doha es abrumador, faltan recursos humanos. La mayoría de los países en desarrollo se oponen a los nuevos temas”, destacó.

Cuando un participante le preguntó si su país estaba a favor de iniciar negociaciones sobre inversión y otros nuevos “temas de Singapur” en la Conferencia Ministerial de la OMC a realizarse en Cancún el proximo septiembre, respondió: “No, absolutamente”.

El embajador de Uganda, Nathan Irumba, dijo que en lugar de comenzar negociaciones sobre inversión, la OMC debería retomar su trabajo sobre la cuestión básica del comercio y no ampliar su mandato más allá de él. Si los países en desarrollo firman nuevos tratados sobre nuevos asuntos, atarán a futuras generaciones y les privarán de la flexibilidad necesaria para revisar y revertir estas políticas, advirtió.

El embajador de India, K.M. Chandrasekhar, dijo que su país no está convencido de que un tratado de la OMC sobre inversión sea positivo para los flujos de inversión ni los países en desarrollo, ni de que las últimas propuestas de los promotores del acuerdo ofrezcan la necesaria flexibilidad política. Los compromisos en tal acuerdo podrían resultar desastrosos para el Sur.

Hay muchas áreas de disputa en las actuales discusiones y ninguna posibilidad de consenso, agregó Chandrasekhar. La OMC no es el foro apropiado para discutir cuestiones de inversión, y en la conferencia ministerial de Cancún, la OMC debería decidir abandonar toda nueva discusión sobre inversión.

El representante de la Unión Europea (UE), Fabien Delcroz, dijo que la propuesta de su bloque es muy modesta y no afectaría el espacio político nacional ni impediría a los gobiernos regular las inversiones. La UE pone énfasis en una mayor transparencia, dijo.

La OMC, agregó, es el único foro eficiente para los países en desarrollo, porque en esa organización los débiles pueden protegerse contra los fuertes. Delcroz coincidió con muchas de las organizaciones no gubernamentales (ONG) en que debería haber normas sobre responsabilidad empresarial para limitar el poder de las empresas multinacionales, pero dijo que la OMC no es el ámbito apropiado para esas normas.

El representante de Estados Unidos,William Tagliani, advirtió que no se debe otorgar demasiado espacio político a los países porque ello podría tener efectos negativos, tales como la corrupción. Por ejemplo, si un acuerdo sobre inversión otorgara a los países flexibilidad para otorgar subsidios o permitir cierto tipo de inversiones pero no otras, existiría la tentación de comprar influencias y esto llevaría a la corrupción.

Además, arguyó, los gobiernos no están en condiciones de “elegir ganadores” en una política industrial. Estados Unidos cree que las negociaciones en la OMC no producirían tan buenos resultados como en acuerdos bilaterales de libre comercio, agregó el representante.

Varios representantes de la ONG explicaron por qué se oponían a negociaciones sobre inversión en la OMC, y rechazaron la posición de la UE de que las normas propuestas no afectarían el espacio político ni la flexibilidad nacionales.

Stephen Porter, de CIEL, dijo que las normas de inversión propuestas están destinadas a limitar la capacidad de acción de los gobiernos. Las disciplinas se impondrían no sólo a los inversores, sino también a los gobiernos, y sin duda limitarían el espacio político de éstos para regular, dijo. Las normas tienden a proteger a los inversores de los gobiernos.

Peter Hardstaff, del Movimiento por el Desarrollo Mundial, de Gran Bretaña, criticó la posición de la UE de que un enfoque de las normas de inversión basado en el modelo del Acuerdo General sobre Comercio de Servicios (GATS) proveería a los países en desarrollo el necesario espacio político. Es un mito que el GATS ofrezca flexibilidad, afirmó, porque el acuerdo está plagado de incertidumbres y es imposible ofrecer flexibilidad cuando las normas no son claras.

Además, una vez que se realiza un compromiso sectorial, no puede revertirse. El enfoque del GATS de hecho reduce la flexibilidad y no satisface las necesidades de los países en desarrollo.

Cecilia Oh, de la Red del Tercer Mundo, también opinó que las propuestas de la UE no ofrecían suficiente flexibilidad a los países en desarrollo. Las “normas mínimas” propuestas por la UE para la liberalización, basadas en el tratamiento nacional y de “nación más favorecida”, ya causaron graves problemas en áreas no comerciales como los servicios y la propiedad intelectual, y provocarían problemas similares si se aplicaran a las inversiones, además de limitar el espacio político que necesitan los países en desarrollo. Parece que la intención de la UE es promover los intereses de las empresas multinacionales eliminando barreras y dándoles mayores derechos de propiedad, dijo Oh.

Anteriormente, un panel de expertos expuso su opinión sobre la naturaleza de las inversiones extranjeras y las implicaciones de un acuerdo sobre inversión en la OMC. El director de la División de Globalización y Estrategias de Desarrollo de la UNCTAD (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo), Dr. Yilmaz Akyuz, dijo que la inversión es un área de asimetría entre países del Norte y del Sur debido a los distintos niveles de desarrollo. A diferencia del comercio, en que ambos grupos de países son tanto exportadores como importadores, en materia de inversión los países en desarrollo son principalmente receptores.

La aplicación del principio del tratamiento nacional a las inversiones crearía dificultades, incluso la pérdida de espacio político nacional, advirtió. También sería difícil diseñar un régimen liberal para las inversiones extranjeras sin perder control sobre otros tipos de flujos financieros, como los flujos de corto plazo y las inversiones de cartera.

Ha-Joon Chang, profesor de la Facultad de Economía de la Universidad de Cambridge, ofreció varios ejemplos de cómo los países industrializados han utilizado diversas herramientas políticas para restringir la entrada y las operaciones de inversiones e inversionistas extranjeros cuando estaban en etapa de desarrollo. Tales políticas, incluidas las exigencias de desempeño, son tan necesarias hoy para los países en desarrollo como lo fueron alguna vez para que los países hoy ricos pudieran desarrollarse.

Agregó que las propuestas de los países industrializados para un acuerdo sobre inversión en la OMC son muy problemáticas. “Al imponer condiciones a los gobiernos, dañarán las perspectivas de desarrollo de los países del Sur y serán letales para su desarrollo económico”, advirtió.

Según el consultor independiente David Woodward, existe el grave peligro y la gran posibilidad de que la inversión extranjera directa no regulada haga caer a los países en desarrollo en una trampa de la deuda. El alto índice de retorno de la inversión extranjera directa (mayor que el de los préstamos) y su alto contenido de importación hacen que tenga un efecto negativo en la balanza de pagos, que sólo puede contrarrestarse mediante una regulación adecuada. Un acuerdo de inversión en la OMC eliminaría la capacidad de los gobiernos de manejar en forma prudente esas inversiones directas, y esto podría conducir a grandes crisis financieras.

En la sesión final, Martin Khor, director de la Red del Tercer Mundo, resumió las conclusiones del seminario en representación de los organizadores.

Los participantes del seminario opinan que aunque la inversión extranjera puede contribuir al crecimiento, no existe una relación automática entre ambos, y la contribución positiva de esa inversión depende de su calidad y de las condiciones del país anfitrión, dijo Khor. Puede haber muchos casos en que la inversión extranjera no contribuya al crecimiento ni al desarrollo, sino que en cambio los perjudique, por ejemplo al provocar el déficit de la balanza de pagos, la fuga de divisas o crisis financieras.

En vista de esto, los países deberían regular la inversión extranjera directa con un marco fuerte de políticas, sugirió Khor. La historia demuestra que los países industrializados y los países en desarrollo exitosos controlaron la inversión extranjera, regulando el tratamiento a distintos tipos de inversiones, su entrada y condiciones de entrada, los límites a la propiedad y el control, las transferencias de fondos, requisitos de desempeño, transferencia de tecnología, etc. Actualmente, los países en desarrollo deberían disponer de la misma libertad de elegir instrumentos políticos para regular las inversiones, con miras a evitar problemas y crisis y a promover buenos resultados para las inversiones extranjeras directas.

En cuanto a la opinión de algunos participantes de que las normas globales son buenas en general y esto debería aplicarse también a la inversión en el marco de la OMC debido a su capacidad de ejecución, Khor señaló que las normas globales sólo son buenas cuando son justas y conducen a resultados positivos. Un acuerdo de inversión sólo puede ser bueno si tiende a regular las inversiones, obligar a las compañías a rendir cuentas y sujetarse a las políticas y la soberanía nacionales. Pero el propuesto acuerdo de inversión es lo contrario, porque tiende a regular a los gobiernos y no a los inversores, e impide la regulación gubernamental de las inversiones.

Si comienzan las negociaciones en la OMC, dijo Khor, probablemente conduzcan a ese tipo de acuerdo, debido a los principios de liberalización, acceso al mercado y tratamiento nacional que imperan en la organización. Por lo tanto, la OMC no es el ámbito apropiado para negociaciones sobre inversión. — Third World Network Features. (FIN)

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El sitio web de la Red del Tercer Mundo es http://www.twnside.org.sg




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