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Comercio

Viernes 14 de Marzo de 2008

Ronda de Doha de la OMC

Un último esfuerzo

por Martin Khor

En contra de la percepción popular de que las negociaciones de la Ronda de Doha de la Organización Mundial de Comercio (OMC) están muertas, ha habido un torbellino de actividades en un último esfuerzo por llegar a un acuerdo.

El acuerdo comercial debe lograrse para diciembre, antes de que el presidente de Estados Unidos, George W Bush, abandone la Casa Blanca, porque quien lo suceda tal vez no esté interesado en finalizarlo.

Hillary Clinton, por ejemplo, pidió un "receso" para todos los acuerdos comerciales.

Además, algunos actores clave en esta Ronda no estarán mucho tiempo más en sus puestos. El comisario de Comercio de la unión Europea, Peter Mandelson, y el director general de la OMC, Pascal Lamy, finalizarán sus mandatos en 2009, y el canciller brasileño, Celso Amorim, y el ministro de Comercio de india, Kamal Nath, tal vez no se encuentren en sus cargos después de ese año.

Algunos de esos actores clave pretenden finalizar en abril las "modalidades" (el marco principal y las cifras) para la liberalización del comercio de productos agrícolas e industriales, de manera que pueda llegarse a diciembre con un acuerdo completo.

A más tardar en mayo o junio debe lograrse un acuerdo sobre modalidades. De lo contrario, todas las negociaciones podrán "congelarse" hasta que se instale un nuevo presidente en Estados Unidos y obtenga una nueva "autoridad de vía rápida" (fast track authority) para negociar tratados comerciales, lo que podría llevar algunos años.

El 8 de febrero, los presidentes de los grupos de negociación sobre estos temas produjeron dos nuevos textos, sobre agricultura y productos industriales. Desde entonces ha habido más conversaciones para tratar de reducir las diferencias entre los países en torno a distintos puntos.

Pero las diferencias persisten, e incluso se ampliaron. Por ejemplo, la Unión Europea ha sufrido fuertes presiones de veinte de sus estados miembros, encabezados por Francia, para no proponer "ofertas" mejores de reducción de sus aranceles agrícolas. Acto seguido la Unión Europea endureció su posición en varios sectores, por ejemplo rechazando la reducción arancelaria promedio de cincuenta y cuatro por ciento en agricultura para los países desarrollados, propuesta por el presidente de las negociaciones en ese sector.

También hay numerosos puntos sin resolver sobre la solicitud del Grupo de los 33 países en desarrollo de que se les permita reducir poco o nada sus aranceles a los productos alimenticios, debido a la necesidad de proteger a sus agricultores de las importaciones baratas. Además, desean utilizar una "salvaguardia" simple para elevar sus aranceles agrícolas por encima de las tasas obligatorias cuando haya un aumento de las importaciones o un aumento de los precios sobre ciertos niveles.

Estados unidos ha mantenido silencio acerca de si puede reducir el nivel máximo de sus subvenciones agrícolas que provocan distorsiones en el comercio a una cantidad cercana a la de su nivel actual real (unos 11.000 millones de dólares). Sólo ha aceptado "considerar" una cifra de 16.400 millones de dólares, la que es estimada como demasiado alta por otros países.

Muchos creen que el gobierno de Estados Unidos no puede hacer una oferta mejor debido a la existencia de un grupo agrícola fuerte que desea mantener elevados los subsidios en este sector y además, éste es un año electoral.

La situación también es complicada en el otro tema principal -productos industriales- debido a la cantidad de países desarrollados y en desarrollo que deben reducir sus aranceles en este sector.

El texto del 8 de febrero del presidente sobre este tema propuso la utilización de una fórmula y un coeficiente que reducirían los aranceles industriales de los países en desarrollo en tasas muy altas, tanto como cincuenta y cinco-sesenta por ciento para países como India, Indonesia y Brasil. Esto provocó protestas, sobre todo porque la propuesta también autorizaría a países desarrollados como Estados Unidos, los de la Unión Europea y Japón reducciones arancelarias más indulgentes de veinticinco-treinta por ciento.

Las conversaciones sobre este tema en los últimos días no llevaron a resultados concretos. De hecho, hubo mayor confusión y animosidad cuando se presentaron varias propuestas nuevas en esta última etapa.

Mientras tanto, los países desarrollados lanzaron un ataque en otro frente. Están presionando a los países en desarrollo para que abran sus mercados de servicios a empresas extranjeras, en especial en las áreas de finanzas, telecomunicaciones y energía. Estos compromisos por parte de los países en desarrollo deben figurar en un texto y posteriormente ser elaborados en una conferencia ministerial para "señalar" sus ofertas.

Pero los países en desarrollo están remisos a este tipo de texto o conferencia. Argumentan que si los países ricos no acceden a abrir sus mercados agrícolas o reducir sus subsidios agrícolas, entonces sería injusto pedir a los países en desarrollo que abran sus mercados de servicios. "Primero muéstrennos qué harán en agricultura, luego les haremos saber si podemos hacer algo en servicios", afirman.

En respuesta, Estados Unidos y la Unión Europea alegaron que los países en desarrollo deben indicar en primer lugar qué están dispuestos a hacer en materia de servicios y productos industriales. De lo contrario, ellos no pueden hacer más en agricultura.

Así marchan las negociaciones de Doha. Es poco probable que haya un avance real pronto y si esto continúa uno o dos meses más, será demasiado tarde.

Ya antes han llegado y pasado los plazos en la Ronda de Doha de la OMC, y éste es un plazo más. Pero esta vez, al menos algunos sienten una verdadera desesperación debido a las próxima elecciones de Estados Unidos. Para muchos países en desarrollo, sin embargo, es más importante corregir el contenido del acuerdo que cumplir un plazo para adecuarse al calendario político estadounidense. Temen que los fuercen a aceptar un tratado injusto por la presión de cumplir ese plazo.

En los próximos dos meses seguramente sabremos si finalmente se firma un acuerdo - y si es en términos justos o injustos -o si las negociaciones de la OMC se congelarán hasta que haya un nuevo -o una nueva- ocupante en la Casa Blanca.(FIN)

Martin Khor es director de Third World Network (TWN)

Este artículo fue publicado el 13 de marzo de 2008 en Agenda Global, un suplemento semanal que circula los jueves con el periódico La Diaria de Montevideo, Uruguay www.ladiaria.com.uy




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