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Estados Unidos

Martes 4 de Marzo de 2008

Pacifista pero a favor del ejército

La política exterior de Barak Obama

por Roberto Bissio

Si el senador Barak Obama ganara la Presidencia de Estados Unidos, ¿qué cambiaría en la política norteamericana hacia América Latina? Como las encuestas recientes indican que el candidato demócrata capaz de ganarle al casi seguro candidato republicano John McCain es Obama y no la senadora Hillary Clinton, esta pregunta se vuelve relevante. Cada una de las escasas pistas que da el candidato es analizada con cuidado por los periodistas y diplomáticos latinoamericanos en Washington y Nueva York.

Las definiciones son intencionalmente escasas, ya que el candidato que ahora aparece como favorito sabe que cada cosa que diga será objeto de todas las críticas. Así, por ejemplo, al anunciar que estaría dispuesto a encontrarse con el presidente cubano Raúl Castro, Obama fue calificado de "peligrosamente inocente" por el senador McCain, mientras que del otro lado la senadora Clinton lo acusó de haber cambiado su compromiso de normalizar relaciones con La Habana por una promesa de hacerlo sólo si Cuba inicia un proceso democratizador.

"Obama está muy consciente de la historia y del nivel de suspicacia sobre los motivos de Estados Unidos que existe en la región. Así que el primer gran cambio será volverla una prioridad de la política exterior. Y, luego, darle a América Latina lo que se merece, en términos de dignidad, autonomía y autodeterminación y sabiendo que los gobiernos electos deben ser tratados con respeto y como socios".

Quien así define los lineamientos de la futura política latinoamericana de Obama es Samantha Power, la principal asesora del senador de Illinois en política exterior y potencial secretaria de Estado de su futuro gobierno, según las especulaciones.

Power, profesora de políticas públicas en la Universidad de Harvard y ganadora en 2003 del Premio Pulitzer por su libro América en la Era del Genocidio, concedió el viernes pasado una larga entrevista radial a Amy Goodman y Juan González para el programa "Democracy Now!" en la que por primera vez se profundizaron algunos detalles de lo que puede ser la política exterior de la primera potencia del mundo dentro de un año.

Y como no podía ser de otra manera, después de Cuba, el presidente venezolano Hugo Chávez es el otro gran tema de Estados Unidos en la región: "Lo que le oido decir a Obama sobre Chávez", dice explica Power, "es que hay muchas cosas de las que esta haciendo que a quienes nos preocupan los derechos humanos y la dignidad nos parecen problemáticas. Pero es indudable que Chávez tiene mucho apoyo, incluso en estas cosas, porque se ha parado frente al presidente (George W.) Bush. Cuando Estados Unidos, en vez de confirmar que lo que dice Chávez es cierto, presente un modelo alternativo sobre cómo promover los derechos humanos y la dignidad, entonces la conversación se va a poner mucho más interesante".

En el debate interno del Partido Demócrata entre Obama y Clinton, un punto a favor del senador de Illinois y en contra de la senadora de Nueva York es que el primero siempre se opuso a la guerra en Irak, mientras que la segunda apoyó la invasión –según se dice porque necesitaba demostrar que una mujer podía conducir a un país en guerra- y sólo comenzó a criticar la política iraquí de Bush mucho más tarde. Obama ha ido mucho más allá, incluso, en definiciones antibélicas, al afirmar que su "sueño" es el de un mundo sin armas nucleares... una perspectiva muy distinta de la "no proliferación" que ha sido la política norteamericana de las últimas décadas, ya que lleva implícito el desarme del arsenal nuclear propio.

"Cuando Obama dice que hay que cambiar la mentalidad que nos llevó a Irak", explica Power, "lo que está diciendo es que no alcanza con cambiar al conductor que está al volante, o sea Bush, sino que hay que cambiar el conductor, el auto y la carretera por la que vamos".

No estaría comprometiendo su chance electoral con este tipo de afirmaciones. "Por supuesto", responde Power, "que muchos asesores le dijeron que estas cosas no se pueden decir en la política de Estados Unidos. No se puede decir que uno va a permitir viajes y remesas a Cuba, que se va a sentar a hablar con enemigos, aunque sean dictadores... Y lo que Obama dice es: ‘Yo no afirmo que nos vamos a desarmar unilateralmente mañana, pero lo que sí digo es que tenemos que pensar que el mundo sería mejor y más seguro sin armas nucleares’".

Obama corre con un handicap y es que su nombre es Obama, su segundo nombre es Hussein... Y a pesar de esto, que es visto como una desventaja en los círculos políticos, y a pesar de la gente que desde hace tiempo le decía "tú tienes un futuro político... tienes que pesar cada palabra que mañana puede ser usada en tu contra", Obama dijo: "¡Igual me opongo a la guerra!". Basta ver su trayectoria para darse cuenta de que está dispuesto a correr riesgos por aquello en lo que cree.

Cerrar la prisión de Guantánamo, renunciar al uso de la tortura, retirarse "responsablemente" de Irak son las primeras medidas de la política exterior de Obama, según sus discursos. Y, sin embargo, el candidato también ha anunciando que su gobierno aumentará en noventa mil los efectivos del ejército de Estados Unidos. Con un país que ya tiene un presupuesto militar igual al del de todo el resto del mundo sumado, ¿para qué queremos más tropas?, le preguntó González a Samantha Power.

"Obama ha pasado gran parte de la última década conversando con familias militares", explica la asesora, "y tiene la exacta noción de lo fragmentado que está el ejército y lo expuestos que están nuestros soldados. Reconozco la complejidad de lo que estoy diciendo, pero lo cierto es que también el mantenimiento de la paz requiere de fuerza militar. La estabilización de Afganistán requiere de soldados, más aún porque debido al militarismo y la incompetencia de Bush, Europa está retirando los suyos.

Hoy en día el ejército no es un destino atractivo para nuestros hombres y mujeres y es triste que hasta firmas de seguridad privadas como Blackwater están reclutando su personal sacándolo del ejército, que ha sido sometido a abusos por la administración Bush. Hay mucho que hacer para restablecer la confianza".(FIN)

Roberto Bissio es director ejecutivo del Instituto del Tercer Mundo

Este artículo fue publicado el 28 de febrero de 2008 en Agenda Global, un suplemento semanal que circula los jueves con el periódico La Diaria de Montevideo, Uruguay www.ladiaria.com.uy




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