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Economía

Viernes 21 de Diciembre de 2007

Esperando a Santa Claus

por Roberto Bissio

En su recorrido anual por los cielos el sol se acerca en estos días al Trópico de Capricornio, a donde llegará inexorablemente el 22 de diciembre a las 4:08 de la mañana hora uruguaya, dando comienzo oficial al verano en el Hemisferio Sur y a la noche más larga del año en el Norte. En todo el planeta es época de festividades religiosas, de inicio de un nuevo ciclo y de búsqueda de signos y señales que nos permitan vaticinar el futuro.

Así, el 16 de diciembre, en la Meca cerca de dos millones de musulmanes se congregaron para dar inicio al Haj, la temporada de peregrinación que cada fiel del Islam debe hacer al menos una vez en la vida. Los principales signos que los augures están interpretando son la invitación cursada al presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, por el heredero de la casa de Saud, Abdala bin Abdelaziz (cuyo título oficial no es “rey” según traduce la prensa occidental, sino “guardián de los lugares santos”) y el perdón concedido por este último a una adolescente, que tras haber sido violada fue condenada a sufrir cincuenta latigazos por transgredir la prohibición de estar a solas con hombres no pertenecientes a su familia. ¿Habrá reconciliación entre chiítas y sunitas? ¿Se abre camino a un reconocimiento de los derechos de las mujeres?

Pocos días antes, el 10 de diciembre, el presidente George W. Bush encendió la primera vela de la semana de Hanukkah en la Casa Blanca, acorde con su política de celebrar por separado los días sagrados de judíos, cristianos y musulmanes (en este caso en ocasión del Ramadán), en vez de saludar genéricamente a todos sus ciudadanos por la “temporada de fiestas” como hacían sus antecesores. En momentos en que ochenta y siete países, incluyendo a los Estados Unidos y la Unión Europea, prometieron donar más de 7.000 millones de dólares a la administración palestina durante los próximos tres años, para viabilizar un futuro Estado y fortalecer la administración del presidente Mahmud Abbas, los vaticinadores tomaron nota de las referencias de Bush a los “macabeos que liberaron la ciudad capital de Jerusalén”. ¿Fue un gesto electoral o un mensaje para tranquilizar a los “halcones” de Israel?

En el calendario chino el año de la rata de tierra recién comenzará el 7 de febrero, un buen augurio para mi tía Beba que ese día cumplirá noventa años, pero ya el 31 de diciembre será de gran fiesta en Beijing, porque comienza el Año Olímpico que legitimará a China como potencia y porque el 8 es el número de la suerte, de modo que también este cuarto de la humanidad está en periodo de fiestas y vaticinios.

Por supuesto que los pronosticadores profesionales que no quieren ser tratados de adivinos, videntes o nigromantes no prestan atención a supersticiones. A quien los economistas están mirando con atención en esta temporada, para deducir de su comportamiento cómo será el futuro próximo, es a... Santa Claus.

Si bien el día de San Nicolás es el 6 de diciembre y es éste el momento en que los niños reciben regalos en Holanda y partes de Europa oriental, mientras que en el mundo hispánico hay que esperar todo un mes hasta que lleguen los Reyes Magos, en Estados Unidos, donde el consumo representa el setenta y dos por ciento del total de gastos de la economía, el frenesí del consumismo coincide con la llegada de Santa Claus, cuyo nombre deriva del de Nicolás y cuya mitra y vestimenta de obispo viró al rojo por una exitosa campaña de “marketing viral” de la Coca Cola a fines del siglo XIX.

El comportamiento de los consumidores norteamericanos en esta semana es el indicador que todos los economistas quieren ver, con la misma fruición con la que los sacerdotes romanos examinaban las vísceras de las aves migratorias en el extispicium. La pregunta es si estamos o no en el comienzo de una recesión y si de producirse este estancamiento en la que todavía es la primera economía del mundo, los años de las vacas gordas habrán terminado también para el resto del planeta.

“Los indicadores de ingresos personales desde octubre parecen indicar que la economía está declinando, pero los datos de ventas, empleo y producción industrial siguieron creciendo en noviembre”, dice Martin Feldman, presidente de la Oficina Nacional de Investigación Económica de Estados Unidos. A su juicio hay un “riesgo sustancial” de recesión en 2008, pero “no podemos estar seguros” hasta que se conozcan los datos de diciembre, a comienzos del año próximo. James Grant, editor del Grant Interest Rates Observer,dice que “nadie sabe” si habrá recesión o no y Jason Furman, analista de la Brookings Institution y ex sesor económico del presidente Bill Clinton explica que “es difícil discernir si una recesión es inevitable porque estamos en medio de un nuevo tipo de crisis financiera, para la cual no existen mapas”.

Cuando los bancos pierden plata no pueden prestarla. Si no hay créditos, bajan la inversión y el consumo, la economía se enfría, comienza un ciclo de recesión que, como el invierno, dará paso más tarde a una primavera de crecimiento. Así han sido siempre los ciclos económicos, al igual que las estaciones. La abundancia de liquidez de los últimos años llevó a los bancos norteamericanos a conceder préstamos hipotecarios tan baratos que alimentaron una “burbuja” del sector inmobiliario. Ahora que el crédito se encarece, no hay quien compre las casas o las familias restringen su consumo para pagar hipotecas mucho más caras que las originalmente contratadas.

La novedad es que, gracias a (o por culpa de, según como se lo mire) de liberalización y desregulación de los mercados financieros y la “comoditización” de las hipotecas (es decir su reventa en forma de títulos secundarios y así sucesivamente), nadie sabe exactamente en qué manos están las “carteras pesadas” de hipotecas incobrables ni a cuánto ascenderán las pérdidas de los bancos. El Citibank fue salvado a última hora por la inyección de miles de millones de petrodólares de un emir del Golfo. El UBS suizo, que ya anunció pérdidas por 10.000 millones de dólares y fue rescatado por el fondo estatal de inversión de Singapur, podría ver rebajados sus activos en otros 5.000 millones en los primeros meses de 2008.

En un gesto con escasos precedentes, los bancos centrales de Estados Unidos, la Unión Europea, Inglaterra y Suiza anunciaron hace pocos días la inyección de miles de millones de dólares en liquidez a los bancos en problemas. Sin embargo, las bolsas bajaron. “El problema de los mercados no es sólo falta de liquidez —sostiene el influyente columnista Paul Krugman en el New York Times- sino un problema fundamental de solvencia”. Si el problema es de liquidez, con “corridas” bancarias causadas por rumores, la inyección de dinero les permitiría salir de la emergencia. Si el problema es de solvencia, los bancos centrales sólo estarían socializando las pérdidas.

Si la recesión se declara en Estados Unidos, ¿se extenderá a Europa? ¿Podrá el dinamismo de China e India salvar a las economías del Tercer Mundo? Stephen Roach, presidente para Asia del grupo inversor Morgan Stanley, anota que en Estados Unidos los consumidores gastaron cerca de 9,5 billones (millones de millones) de dólares el año pasado, contra un billón de los consumidores chinos y 650.000 millones de los ndios. A su juicio “es matemáticamente casi imposible” que Asia compense el impacto de una recesión norteamericana.

Si ese “casi” se convierte en certeza o no depende... de Santa Claus.

¡Felices Fiestas!

Roberto Bissio es director ejecutivo del Instituto del Tercer Mundo

Este artículo fue publicado el 20 de diciembre de 2007 en Agenda Global, un suplemento semanal que circula los jueves con el periódico La Diaria de Montevideo, Uruguay. www.ladiaria.com.uy




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