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Economía

Martes 11 de Diciembre de 2007

Los pesos fuertes golpean a los más débiles

por Leonor Briones

El suicidio de una joven de doce años de Davao por pobreza extrema sensibilizó la conciencia colectiva de Filipinas. Desde el presidente hasta los burócratas, los antropólogos sociales, las organizaciones de la sociedad civil y personalidades de los medios de comunicación han procurado explicar por qué se suicidaría una niña.

Para una muchacha, los doce años es una edad de magia y sueños. Es la etapa mágica en la que pasa de niña a mujer. Es la edad de pensar en fiestas, en la ropa que se pone y, claro, en muchachos.

Cuando una muchacha tiene doce años no debería estar pidiendo comida ni dinero para proyectos escolares. Debería estar suspirando enamorada, comprando chucherías y soñando con ir a la secundaria.

¿Qué había en la lista de deseos de la niña? Una bicicleta, una cartera y un par de zapatos nuevos. Las niñas pudientes de doce años tienen sus roperos llenos de carteras y zapatos. Pueden pedir una bicicleta en cualquier momento. Una niña pobre literalmente perdió su vida porque no pudo tener nada de eso.

La gente se suicida por desesperación y frustración. En un país que adora a los niños, incluso uno solo que haya sido empujado a la autodestrucción es una acusación a nuestra economía y sociedad.

Durante años, organizaciones de la sociedad civil como Social Watch-Filipinas han estado cuestionando las estadísticas oficiales sobre la pobreza. Produjeron toneladas de escritos, presentaciones en power point y cuadros estadísticos. Comprometieron al gobierno en debates públicos.

Sin embargo, hizo falta una niña, una sola estadística para demostrar de la forma más brutal y cruda que la pobreza existe. Los activistas contra la pobreza dicen que ésta tiene rostro de mujer. En Filipinas la pobreza tiene el rostro de una niña desesperada y abatida.

El senado está estudiando un presupuesto de 1.227 trillones de pesos filipinos (unos 29.000 millones de dólares) para el año 2008. Las cosas han cambiado desde que el Congreso lo aprobó en octubre pasado.

Las propuestas se basan en nociones macroeconómicas de lo que ocurrirá el año próximo. Los cambios de esos supuestos, obviamente, afectarán el presupuesto de 2008.

Tomemos, por ejemplo, las proyecciones del servicio de la deuda por gastos de intereses. Se calcula en 295.751 billones de pesos filipinos. Esto no incluye los pagos del principal. Ha habido movimientos importantes en el tipo de cambio. El fortalecimiento del peso y la subsiguiente rebaja del tipo cambiario sin duda reducirán el servicio de la deuda. Esto porque se necesitarán menos pesos para pagar los intereses de la deuda externa.

Sin embargo, es necesario recordar que si el peso continúa fortaleciéndose significará menores ingresos de los bienes importados. Nuevamente, esto es porque se reducirá la equivalencia en pesos de estos bienes. Por lo tanto, los impuestos a los bienes importados también bajarán. Menores ingresos se traducirán en menos fondos disponibles para el pago del servicio de la deuda.

Al mismo tiempo, el servicio de la deuda también se verá afectado por los movimientos de los tipos de interés. Si éstos suben, entonces el gasto por intereses también aumentará.

Otra consideración importante en las suposiciones macroeconómicas es el precio del petróleo. El presupuesto de 2008 tiene como premisa el valor de los precios del petróleo entre 62 y 70 dólares por barril. Al ritmo que va, ¡no faltará mucho para que llegue a los 100 dólares! Obviamente, los precios del petróleo afectarán no sólo los gastos del gobierno, que utiliza gran cantidad de petróleo, sino también los ingresos resultantes de los impuestos al petróleo.

Ya hay presiones para reducir o incluso eliminar los impuestos al petróleo. Cuando esto ocurra, los ingresos del gobierno seguramente se reducirán.

¿Qué pasa con los dividendos del Banco Central de Filipinas? Una de las principales fuentes de los ingresos fiscales son los dividendos de las empresas e instituciones financieras estatales y controladas por el Estado. Se les exige por ley que remitan el cincuenta por ciento de sus ingresos netos al gobierno. El Banco Central es uno de los mayores agentes de contribución de dividendos a las arcas estatales.

Las proyecciones actuales muestran que el Banco Central de Filipinas podría sufrir un déficit en 2007. Los ingresos gubernamentales para 2008 ciertamente se verán perjudicados. Esto es porque el Banco Central ha estado sufriendo enormes pérdidas de divisas en su esfuerzo por estabilizar el tipo de cambio.

De continuar las pérdidas del Banco Central es necesario que haya recapitalización. ¿Y de dónde saldrán los fondos? ¡Del gobierno nacional, por supuesto!

¿Adónde quedaron los supuestos macroeconómicos? Al ritmo al que va la macroeconomía, el presupuesto propuesto para 2008 podría estar basado en supuestos macroeconómicos poco realistas. La tarea del gobierno actualmente es preparar una serie de análisis de sensibilidad sobre los posibles impactos del tipo de cambio, las tasas de interés, los precios del petróleo e incluso la balanza comercial, sobre el presupuesto para 2008 de servicio de la deuda, gastos e ingresos fiscales. A menos que se haga esto, el gobierno corre el riesgo de aplicar un presupuesto cuyas premisas son un presupuesto balanceado pero que podría resultar convirtiéndose en un déficit considerable. Como suele ocurrir.

Leonor Briones fue Tesorera Nacional de la República de Filipinas y actualmente es docente del Instituto Nacional de Administración Pública y Gobernanza de la Universidad de Filipinas y cocoordinadora de Social Watch-Filipinas. Esta columna se publicó en BusinessMirror.

Este artículo fue publicado el 6 de diciembre de 2007 en Agenda Global, un suplemento semanal que circula los jueves con el periódico La Diaria de Montevideo, Uruguay. www.ladiaria.com.uy




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