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Comercio

Lunes 14 de Noviembre de 2005

OMC: Bajan las expectativas para Hong Kong

por Martin Khor

Miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC) invitados a una “super reunión de sala verde” en la sede de la institución redujeron significativamente sus expectativas sobre los resultados de la Conferencia Ministerial a celebrarse en Hong Kong en diciembre.

La reunión, realizada el martes 8 y el miércoles 9, contó el martes con la participación de ministros, funcionarios y embajadores de 28 delegaciones. Fue convocada y presidida por el director general Pascal Lamy, quien también preside el Comité de Negociaciones Comerciales.

Según diplomáticos y funcionarios comerciales, había una sensación “abrumadora” de que la conferencia de Hong Kong no podría producir modalidades plenas de negociación en áreas clave, en especial en materia de agricultura y acceso a los mercados para los productos no agrícolas (NAMA), dado que el tiempo se estaba agotando y aún había profundas divergencias.

La reducción de las ambiciones para Hong Kong representa un revés para el calendario que prevé la conclusión de las negociaciones antes del fin de 2006. En septiembre, Lamy había fijado como objetivo que dos tercios de los temas de Ronda estuvieran terminados antes de la conferencia de Hong Kong.

En general, se entendió que se acordarían modalidades plenas (con enfoques, fórmulas y números) sobre agricultura y NAMA, y que se alcanzaría un claro progreso en otras áreas como servicios, trato especial y diferenciado para países en desarrollo, problemas de aplicación, facilitación del comercio y propiedad intelectual.

Ahora que ese objetivo no se cumplirá para Hong Kong, hay cierta expectativa de que se cumpla para otra conferencia ministerial a celebrarse el año próximo, para alcanzar lo que no se pueda lograr en Hong Kong. El ministro de Industria y Comercio de India, Kamal Nath, dijo a los periodistas que algunos miembros sugirieron celebrar esa segunda conferencia en marzo, tres meses después de la de Hong Kong.

En la reunión del martes, no hubo ningún acuerdo sobre esa segunda conferencia, pero se habló de ella como una gran posibilidad.

Durante y después de la reunión, se habló de una “recalibración de las expectativas” sobre la conferencia de Hong Kong. Por ahora, qué significa esto concretamente para las actuales negociaciones no está claro para los diplomáticos comerciales ni para los funcionarios de la Secretaría de la OMC.

Se dice que, si Hong Kong no puede alcanzar las “modalidades plenas”, debería entonces producir algo intermedio entre el marco de julio de 2004 y esas modalidades. Una segunda conferencia ministerial a comienzos de 2006 podría después terminar la tarea.

Esta nueva reprogramación implica que las actuales negociaciones proseguirán hasta el fin de noviembre y se intentará plasmar sus resultados en un proyecto de texto ministerial que se discutirá formalmente en la reunión del Consejo General de la OMC, el 2 y 3 de diciembre.

Cuál será el contenido a plasmar en el documento y cómo se hará será materia de debate.

Tampoco está claro cómo se redactará el proyecto de texto ministerial para Hong Kong. Según funcionarios comerciales, las delegaciones expresaron “una preferencia muy fuerte” por un enfoque “de abajo hacia arriba”, en que los miembros de la OMC elaboraran los textos con su propia redacción.

Esto se opone al enfoque “de arriba hacia abajo”, en que los presidentes de los grupos de negociación elaborarían textos “bajo su propia responsabilidad” y luego esperarían que los miembros los aprobaran, a menos que hubiera objeciones fuertes y sostenibles.

En la primera semana de noviembre, al menos dos presidentes (de los grupos de negociación sobre agricultura y NAMA) declararon que no redactarían textos por el momento. Mientras, el presidente de las negociaciones sobre servicios produjo varios proyectos de textos ministeriales con elementos polémicos que han generado una fuerte oposición de muchos países en desarrollo.

Los presidentes de los diversos grupos de negociación debían originalmente presentar textos preliminares a Lamy para la segunda semana de noviembre, y Lamy debía producir un primer proyecto del texto general para mediados de este mes.

En la noche del martes, quizá debido a la incapacidad de las principales potencias para lograr un avance decisivo en Londres o a la modificación de las expectativas sobre Hong Kong, funcionarios de comercio no pudieron confirmar si se produciría un primer texto general para mediados o para el 20 de noviembre, o si estaría listo cerca de fin de mes, a tiempo para la reunión del Consejo General del 2 y 3 de diciembre.

Tampoco pudieron anticipar si la conferencia de Hong Kong realizaría intensas negociaciones acerca de la redacción del texto (como ocurrió en Singapur, Seattle, Doha y Cancún) o se limitaría a hacer un “inventario” y planificar los pasos siguientes.

Independientemente de lo que ocurra en Hong Kong, cabe prever un breve período de negociaciones muy intensas entre enero y marzo/abril del año próximo, mientras el tiempo corra para “el verdadero plazo final”. Probablemente, hasta último momento los jugadores intenten ocultar sus cartas de los otros, en un intento por obtener el mejor trato para sí mismos.

Queda por ver si esto conducirá a un resultado acordado o si los miembros de la OMC simplemente acordarán un desacuerdo e incumplirán otro plazo crucial.

La reducción de las expectativas para Hong Kong es un gran golpe, aunque no fatal, al cronograma para concluir el Programa de Trabajo de Doha (ahora llamado “Ronda de Doha”) antes del fin de 2006. Tras el acuerdo final sobre modalidades plenas, se necesita un período de ocho a nueve meses para negociar detalles y preparar calendarios de compromisos, antes de la firma del acuerdo final.

A la vez, se precisan unos seis meses después de la firma del acuerdo para que Estados Unidos lo someta a votación de su Congreso legislativo. En julio de 2007, vencerá la actual autoridad del presidente George W. Bush para la aprobación de acuerdos comerciales por la “vía rápida”, y le será muy difícil obtener una prórroga de esa autoridad, en vista del actual ánimo del Congreso contra los acuerdos de libre comercio.

Sin la aprobación del Congreso y la participación de Estados Unidos, el acuerdo final de Doha no tendrá valor ni podrá funcionar para los otros miembros. Por lo tanto, el verdadero plazo final para las negociaciones de Doha es la fecha de vencimiento de la vía rápida para Bush, y el acuerdo de Doha debe finalizarse antes del fin de 2006 para que el Congreso pueda votarlo antes de dicho vencimiento.

El incumplimiento del plazo para las “modalidades plenas” en Hong Kong fuerza entonces a la OMC a medir los tiempos con mucho cuidado, dado que el siguiente plazo de marzo/abril de 2006 parece ser perentorio.

Fue Pascal Lamy, y no el presidente del Consejo General, quien presidió la “super reunión de sala verde” el martes 8. Otra reunión similar realizada a fines de julio de 2004, durante una reunión del Consejo General, había sido encabezada por el presidente de ese órgano.

En las conferencias ministeriales, las reuniones de sala verde han sido presididas por el presidente de la Conferencia, y no por el director general.

Lamy dijo a la reunión que el progreso en las conversaciones había sido “insuficiente” y que era hora de estudiar fríamente lo que podía hacerse en Hong Kong. Según fuentes que estuvieron presentes, varios participantes de la reunión estuvieron de acuerdo con esta evaluación y manifestaron su decepción, pero reiteraron el objetivo de finalizar la Ronda antes del fin de 2006, conforme al mandato acordado, y el mismo nivel de ambición.

Muchos de los participantes consideraron necesario “recalibrar” el plan para Hong Kong. El resultado de la Conferencia Ministerial debería capturar el progreso realizado entre el marco de julio de 2004 y el actual estado de las negociaciones, es decir, algo intermedio entre ese marco y las modalidades plenas sobre agricultura y NAMA. Lo que no pudiera abarcarse en Hong Kong, debería tratarse rápidamente después de la conferencia.

Muchos participantes de países en desarrollo señalaron que debía haber equilibrio en el contenido de los temas y entre los temas, como también en el nivel de “especificidad” de los mismos.

Por ejemplo, algunos países en desarrollo advirtieron que si se acordaban cifras para la reducción de aranceles agrícolas, simultáneamente deberían acordarse detalles sobre áreas de interés para los países en desarrollo, en especial el uso de productos especiales y un mecanismo especial de salvaguarda.

Tras la reunión, el ministro indio Kamal Nath dijo a la prensa que, en las reuniones de Londres y Ginebra, se percibió que las expectativas de cara a Hong Kong debían cambiar, porque “no quedaba tiempo suficiente y había demasiadas divergencias”.

Nath señaló la necesidad de “recalibrar” los planes para Hong Kong, dado que no se trata de cualquier ronda, sino de una ronda de desarrollo. “Aclaré la posición de India sobre Hong Kong en cuanto a que no se puede dejar aspectos cruciales del desarrollo en meras declaraciones de intención”, declaró. “Debe haber especificidad en esos aspectos de desarrollo. Si hay números para el acceso a los mercados, también debe haber algo mensurable en las cuestiones de desarrollo”, agregó el ministro.

Nath dijo a la reunión que el único mecanismo de defensa de los países en desarrollo para contrarrestar los subsidios internos a la agricultura era el uso de aranceles. Los países industrializados “quieren que renunciemos a nuestro único mecanismo de defensa contra los subsidios distorsionadores del comercio”, dijo. “Eso no es posible. Debe haber un equilibrio”, concluyó.

El ministro indio agregó que debe haber un equilibrio en todos los modos de suministro de servicios y en el área del NAMA, en que el acuerdo marco prevé mecanismos de flexibilidad para los países en desarrollo.

“Esta Ronda tendrá que analizar si se han alcanzado las metas de desarrollo”, dijo. “Debemos asegurar que cualquier acuerdo ‘recalibrado’ que surja de Hong Kong se ajuste a los objetivos declarados de esta Ronda. La prueba será si ésta beneficia a quienes ganan un dólar al día o 5.000 dólares al mes”, advirtió.

Nath agregó que algunos participantes de la reunión de la sala verde mencionaron la necesidad de otra conferencia ministerial tres meses después de Hong Kong, pero que no se había discutido la sede.

Según un diplomático comercial, Brasil destacó en la reunión que, aun si los ministros y delegaciones redoblan sus esfuerzos y hay progresos sobre NAMA y servicios, esto no debe ser a expensas de otros avances en materia de agricultura.

Es necesario un entendimiento claro sobre este punto, para que las negociaciones avancen en la dirección correcta, destacó Brasil. No sería aceptable que los países industrializados dijeran que no pueden ofrecer más de lo que ya han ofrecido sobre agricultura, porque sus ofertas no fueron suficientes. Si no pueden trascender ese nivel ahora, ¿entonces cuándo podrán hacerlo?, preguntó.

Según el diplomático, la reunión de la sala verde también discutió la posibilidad de organizar una conferencia miniministerial a fines de noviembre en Ginebra, que presuntamente estaría vinculada con la reunión del Consejo General, a principios de diciembre.

Algunos ministros se manifestaron dispuestos a participar de ese ejercicio, y Lamy sugirió que los ministros también podrían involucrarse en la redacción de textos para Hong Kong.

Fuera de la reunión, un embajador de un país en desarrollo señaló que los países en desarrollo quedarían en gran desventaja en esa situación.

“Muy pocos ministros de países en desarrollo podrían estar a disposición para las reuniones o la redacción de los textos, por lo tanto no es una idea factible para ellos. Por otra parte, los países industrializados cuentan con los recursos para que sus ministros estén presentes o viajen a Ginebra rápidamente, dado que está cerca de muchos de ellos. Por lo tanto, la idea de convocar a los ministros para que participen en negociaciones y en la redacción de textos es muy preocupante, porque desequilibrará el proceso en contra de los países en desarrollo”, manifestó el embajador.

Otro diplomático cuestionó la planificación de la “super reunión” de sala verde. No quedó claro sobre qué base se decidió invitar a determinadas delegaciones y no a otras, y además la decisión de celebrar esta reunión no fue sometida a la aprobación previa de los miembros, observó. Muchas delegaciones ni siquiera sabían quiénes habían sido invitados, mucho menos qué ocurrió en la reunión.

“Cualquier decisión que tomen será sólo de ellos, porque nosotros no participamos”, comentó.

La primera sesión de la reunión “mini-ministerial” de sala verde tuvo lugar en la tarde del martes 8 y contó con la participación de 28 delegaciones invitadas, a nivel de ministros, altos funcionarios y embajadores. La sesión discutió aspectos generales de las negociaciones y las expectativas para Hong Kong.

Las 28 delegaciones incluyeron las de Estados Unidos, la Unión Europea, India, Brasil, Japón, Canadá, Suiza, Hong Kong, Zambia, Nueva Zelanda, Australia, Corea del Sur, Sudáfrica, Malasia, Lesoto, Benín, Chad, Tailandia, Argentina, México, Costa Rica, Jamaica, Egipto, Kenia, Pakistán y China.

En la noche del martes se celebró otra sesión para discutir cuestiones de agricultura, NAMA y servicios, a la que se invitó únicamente a ministros y un funcionario. A la reunión que se celebró el miércoles 9 por la mañana, para discutir cuestiones de desarrollo, también asistieron ministros y un funcionario.

Dado que muchos países en desarrollo entre las 28 delegaciones invitadas a la primera sesión no tenían ministros presentes, no les fue posible participar de otras sesiones importantes. Por lo tanto, el sesgo de las reuniones a favor de los países industrializados se hizo más pronunciado.

La organización de tal “reunión mini-ministerial de sala verde” tiene importante consecuencias sistémicas para el proceso de decisión y la estructura de la OMC. Anteriores reuniones de ese tipo fueron organizadas por determinado miembro en particular, y por tanto no formaban parte del proceso oficial de la organización.

En cambio, la reunión del 8 y 9 de noviembre fue organizada por la Secretaría de la OMC, y presidida por el director general. Por lo tanto, la reunión se volvió parte del sistema de decisión de la OMC, aunque se la pueda llamar “informal”.

Esto genera varias preocupaciones, algunas de las cuales fueron planteadas por los diplomáticos entrevistados. Entre esas preocupaciones se cuentan el mandato para realizar tal reunión, la base para elegir delegaciones y ministros, la designación del presidente de la reunión, la elección de los temas, y antiguas quejas sobre la falta de transparencia y la incapacidad de participación de la mayoría de los países en desarrollo.

Se prevé que estas preocupaciones aumentarán si se organizan más “mini-ministeriales” y “super reuniones de sala verde” en vísperas de la conferencia de Hong Kong, y si se invita a determinados ministros a redactar textos. (FIN)




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