Martes 4 de Octubre de 2005
Conferencia de Helsinki da otro paso para cerrar la brecha Norte-Sur
por Martin Khor
La Conferencia de Helsinki 2005 marcó un paso más en una iniciativa para cerrar la brecha Norte-Sur y abordar los problemas de la globalización y la democracia.
Catorce países del Norte y el Sur formaron un grupo que denominaron “Amigos del Proceso de Helsinki” para realizar un seguimiento de la Conferencia de Helsinki, celebrada en la capital de Finlandia del 7 al 9 de septiembre.
El grupo acordó organizar intercambios (entre el Norte y el Sur, y entre gobiernos y organizaciones no gubernamentales) según “hojas de ruta” sobre varios temas identificados por ministros y altos funcionarios que se reunieron al margen de la conferencia.
Los “Amigos” estarán copresididos por Finlandia y Tanzania. Otros miembros que se han incorporado hasta ahora son Egipto, Sudáfrica, Argelia, Malasia, Indonesia, Tailandia, México, Brasil, Gran Bretaña, España, Hungría y Canadá.
Otras decisiones relativas al seguimiento fueron la celebración de mesas redondas en todo el mundo sobre diversos temas, así como la creación de un Grupo Consultivo y un Grupo Directivo.
La conferencia, a la que asistieron más de 500 representantes de gobiernos, organizaciones de la sociedad civil y agencias internacionales, fue el clímax del Proceso de Helsinki sobre Globalización y Democracia, iniciado en 2002.
El Proceso de Helsinki fue lanzado para reunir a gobiernos, ONGs y grupos empresariales del Norte y del Sur, para discutir asuntos de globalización y democracia.
Se intentó aprovechar la reputación del primer Proceso de Helsinki, lanzado en la década de 1970, cuando el gobierno de Finlandia inició una serie de diálogos entre ciudadanos y políticos de Europa oriental y occidental, en el auge de la Guerra Fría. Se atribuye a ese primer Proceso haber sembrado las semillas de movimientos que al final condujeron al fin de la Guerra Fría en Europa.
Hace dos años se lanzó un nuevo Proceso de Helsinki sobre Globalización y Democracia, en un intento por salvar la brecha Norte-Sur. Los gobiernos de Finlandia y Tanzania encabezaron la iniciativa, y sus respectivos cancilleres copresidieron el proceso.
Recientemente, el Grupo de Helsinki, integrado por 24 individuos, presentó su Declaración y Propuestas. El cometido era plantear iniciativas sobre formas de regular la globalización de modo que beneficie a la humanidad y de promover la democracia a nivel nacional y mundial.
El informe del Grupo de Helsinki se refirió a cuestiones de pobreza y desarrollo, derechos humanos, medio ambiente, paz y seguridad, y gobernanza. En esencia, no es un documento brillante ni contiene ideas nuevas. Lo interesante fue el proceso, que involucró a organizaciones no gubernamentales, académicos, al sector empresarial y a líderes políticos, reuniendo a personas de procedencia e ideas muy diversas.
La Conferencia de Helsinki de 2005, con su lema “Movilizar la voluntad política”, fue uno de los hitos del Proceso de Helsinki.
En la sesión de apertura, la presidenta finlandesa Tarja Halomen destacó la importancia de hacer que la globalización sirva más al bienestar de las personas y la naturaleza. Sobre la democracia, señaló que era difícil lograrla a nivel mundial. Por lo tanto, dijo, “debemos esforzarnos más para lograr avances en esta área”.
El presidente de Tanzania, Benjamin Mkapa, dijo que esta generación era la primera que podía poner fin a la pobreza. “Contamos con el dinero, pero ¿tenemos la voluntad política para hacer historia la pobreza?”, preguntó.
“Cuando la pobreza se transforme en una cuestión política nacional, sólo entonces será tomada en serio. En las cumbres mundiales, los líderes se toman fotografías, pero no cambian nada”, dijo.
“Los compromisos asumidos en esas instancias sólo se cumplirán cuando los ciudadanos de países ricos y pobres obliguen a sus gobiernos a rendir cuentas. El desafío de Helsinki es convertir esto en una cuestión política a nivel nacional. Si lo logramos, podremos movilizar a la gente para construir una asociación mundial”, exhortó Mkapa.
Este asunto también fue abordado por José Antonio Ocampo, subsecretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), quien destacó la importancia de aplicar la agenda de desarrollo del foro mundial. Esta agenda está constituida por los compromisos de las numerosas cumbres mundiales realizadas en la última década, sobre ambiente, desarrollo social, finanzas y desarrollo.
El desafío es obligar a los países miembros a cumplir los compromisos que hicieron. La esencia del Proceso de Helsinki es la convicción de que la globalización puede ser moldeada por la gente. Esto es necesario porque las desigualdades se están agravando y la globalización limita el espacio político de los países en desarrollo para manejar tensiones causadas por tendencias mundiales.
Erkki Tuomioja, canciller de Finlandia, señaló similitudes entre el primer Proceso de Helsinki y el actual. En los años 70, el mundo estaba dividido en Oriente y Occidente. Hoy, el mundo está dividido en Norte y Sur, dijo.
El Proceso de Helsinki apunta a darle una dirección y un buen gobierno a la globalización. Existe una agenda de cambio político, surgida de conferencias de la ONU. El Proceso de Helsinki puede agregarle valor ayudando a implementar esas políticas.
“Vivimos en un mundo inseguro, peligroso e injusto. Para cambiarlo, hace falta implementación y voluntad política”, dijo la secretaria general de Amnistía Internacional, Irene Khan. El mundo enfrentará algunas “pruebas de fuego” en los próximos meses, agregó.
La creciente preocupación de los gobiernos por la seguridad ¿seguirá reduciendo los derechos humanos y el espacio público? La cumbre de la ONU a celebrarse este mes para revisar los avances hacia los Objetivos de Desarrollo del Milenio, amenazados por los intentos de Estados Unidos de omitir toda referencia a ellos, ¿logrará defender esas metas? ¿Habrá una reforma de la ONU que fortalezca el sistema de los derechos humanos?
Paralelamente a la conferencia, ministros y otros funcionarios de los 14 países “Amigos del Proceso del Helsinki” se reunieron y acordaron realizar actividades de seguimiento (conocidas como “hojas de ruta”) tales como la organización de reuniones sobre temas seleccionados.
Entre los temas acordados se cuentan la gobernanza mundial eficaz (que facilitará Malasia), migración (México), anticorrupción (Finlandia), comercio de armas pequeñas (Gran Bretaña), igualdad de género y tráfico humano (Tailandia) y tecnologías de la información y comunicación (Egipto).
En la reunión ministerial del grupo de Amigos, el canciller malasio Syed Hamid Albar declaró que su país se ofrecía para facilitar el tema de “gobernanza mundial eficaz” porque todos los países, grandes o pequeños, pobres o ricos, podían contribuir a lograr cambios en el sistema de gobernanza mundial.
Es innegable que el sistema de gobierno mundial encarnado por la ONU, el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Organización Mundial del Comercio debe cambiar, dijo. Las asimetrías de poder y la falta de prácticas democráticas a nivel internacional deben rectificarse, agregó.
“Pese a la creación de la ONU hace 60 años, el sistema internacional todavía se caracteriza por la desigualdad y la injusticia, y por el dominio del poder sobre los principios. Como resultado, existe una frustración generalizada por la forma de gobierno del mundo”, señaló Hamid.
Por eso, los Amigos deben trabajar juntos para fortalecer el multilateralismo y contribuir a la búsqueda mundial de soluciones para el problema del gobierno mundial, exhortó.
En una declaración pública, los ministros del grupo de Amigos declararon que las propuestas de diferentes foros como el Foro Social Mundial y el Foro Económico Mundial eran complementarias y no opuestas, y que podía alcanzarse un programa común si había voluntad política.
“Nuestro temor se debe a que la voluntad política necesaria para implementar las reformas necesarias en el gobierno mundial todavía no se ha desarrollado plenamente”, declararon los ministros.
Para resolver los problemas más acuciantes en el mundo globalizado, se precisa mayor cooperación entre las principales partes interesadas: gobiernos, sociedad civil y empresas, dice la declaración. Los signatarios respaldaron la idea de la participación de múltiples actores para resolver problemas mundiales, y acordaron aplicar actividades de la “hoja de ruta” como expresión de voluntad política y compromiso con esa cooperación.
Además de las actividades de la hoja de ruta de los gobiernos Amigos del Proceso de Helsinki, también habrá mesas redondas sobre varios temas, para continuar las discusiones. Las actividades serán coordinadas por un Grupo Consultivo y un Grupo Directivo.
Por lo tanto, el Proceso de Helsinki no finalizará con la actual conferencia. Pero sería demasiado optimista predecir que se puede instalar un proceso para salvar la brecha Norte-Sur en asuntos polémicos como globalización y democracia.
De hecho, en la propia conferencia, los escépticos señalaron el débil seguimiento y la limitada influencia de anteriores comisiones mundiales. Otros observaron que la ventaja de esta iniciativa es que lleva el nombre de Proceso de Helsinki, que tiene el antecedente de haber establecido un diálogo entre Oriente y Occidente en los años 70 y 80.
Salvar la actual brecha Norte-Sur y otras es una tarea más difícil que la realizada en el primer Proceso de Helsinki. Queda por ver si las actividades de seguimiento tendrán la fuerza necesaria para mantener vivo el segundo Proceso. – Third World Network Features
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