TWN Africa
TWN
Acerca de la Red

Comercio

Martes 12 de Julio de 2005

Países del Caribe proponen nueva fórmula en reunión sobre NAMA

por Tetteh Hormeku

Un grupo de países del Caribe propuso una nueva fórmula de reducción arancelaria para tomar en cuenta los problemas de desarrollo en las actuales negociaciones de la OMC sobre acceso a los mercados para los productos no agrícolas.

La propuesta fue presentada el 4 de julio en una reunión informal del Grupo de Negociación sobre NAMA, en Ginebra. La iniciativa recibió amplio apoyo de varios países en desarrollo, pero fue objetada por algunos países industrializados.

Los copatrocinadores de la propuesta (Antigua y Barbuda, Barbados, Jamaica y Trinidad y Tobago) señalaron que su fórmula apunta a cumplir con los requisitos de desarrollo del mandato de Doha sobre NAMA, y que los motivó el hecho de que sus necesidades e intereses de desarrollo, tantas veces planteados, no se consideraron de manera adecuada en las diversas propuestas presentadas hasta el momento, y en especial en la fórmula suiza.

Para corregir ese problema, la propuesta caribeña tomó algunos elementos que consideró positivos de iniciativas anteriores y le agregó nuevos elementos que permitirían tomar en cuenta características específicas de los países en desarrollo.

El embajador Smith de Jamaica, en representación de los proponentes, definió la propuesta como “una fórmula no lineal y un sistema de créditos a la carta”. Agregó que esta versión de la fórmula no lineal incorpora la variable del promedio de aranceles consolidados de los países miembros, como la llamada propuesta ABI (de Argentina, Brasil e India).

A esto se agrega otra variable: un crédito otorgado a países en desarrollo según ciertas características, que se utilizaría para complementar una coeficiente básico para esos países y debería ser acordado por los miembros.

“Cuanto más crédito acumule un miembro sobre la base de criterios que sustenten el sistema de crédito, mayor será la suma del coeficiente básico más el crédito en términos numéricos, y por lo tanto más pronunciado será el efecto modulador que un miembro deberá aplicar sobre el nivel de la reducción arancelaria”, explicó Smith.

En su documento, los proponentes arguyeron que las eventuales modalidades para realizar compromisos de reducción arancelaria deben al final ser coherentes con el mandato de negociación establecido en el párrafo 16 de la Declaración Ministerial de Doha, el cual establece inequívocamente que “...en las negociaciones se tendrán plenamente en cuenta las necesidades e intereses especiales de los países en desarrollo y menos adelantados participantes, previendo, entre otras cosas, que no haya una reciprocidad plena en los compromisos de reducción”. Estos principios son reafirmados y reiterados en el Anexo B de la decisión del Consejo General del 2 de agosto de 2004.

Los miembros del Caribe agregaron que, en el curso de las negociaciones, subrayaron numerosas veces sus necesidades e intereses de desarrollo, pero que éstos no fueron considerados de manera adecuada en las diversas propuestas presentadas hasta el momento, y en especial en la fórmula suiza.

“Deseamos reiterar que preferiríamos un enfoque de reducción general promedio de aranceles, como se hizo en la Ronda Uruguay. Sin embargo, actualmente estamos preparados para involucrarnos con otros miembros en una búsqueda de un criterio de fórmula no lineal apropiada, que responda a las preocupaciones de desarrollo”, dice el documento.

“Esto sin perjuicio de nuestro apoyo a un enfoque de fórmula lineal como mejor medio para resolver esos problemas de desarrollo, ni de nuestra opinión de que los coeficientes diferenciados son clave para el desarrollo, a suficiente distancia para lograr resultados significativamente diferentes en países industrializados y en desarrollo. Por tanto, nos reservamos el derecho de proponer otros enfoques si esta búsqueda no logra resultados apropiados para satisfacer el mandato de Doha”, agrega.

Muchas propuestas sobre la mesa conciben el uso de más de un coeficiente en la fórmula lineal, ya sea mediante un sistema de créditos o tomando en cuenta los perfiles arancelarios de los miembros, dice el documento. “Quisiéramos hacer uso del concepto de múltiples coeficientes para cumplir el mandato del párrafo 16 de la Declaración Ministerial de Doha, tomando más en cuenta las necesidades y los intereses especiales de los países en desarrollo”, declararon los proponentes.

“La propuesta de ‘tipo suizo’ planteada por Argentina, Brasil e India es un buen intento por tomar en cuenta una importante variable que tiene implicaciones para los países en desarrollo, es decir el actual promedio de aranceles consolidados. En cierta medida, esto es una reflexión útil de la estructura arancelaria de un miembro y por lo tanto sus sensibilidades concomitantes y prioridades económicas nacionales”, señalaron.

“Sin embargo, el promedio nacional de aranceles consolidados es sólo una variable útil. Hay otros factores importantes para el desarrollo y para los países en desarrollo que también deberían considerarse para poder determinar las tasas apropiadas de reducción, de acuerdo con las circunstancias y necesidades de los países miembros en desarrollo”, agregaron.

Los proponentes señalaron también los siguientes factores importantes a tener en cuenta:

* Países miembros en desarrollo que han consolidado un porcentaje sustancial de sus rubros arancelarios.

* Países miembros en desarrollo que han emprendido una liberalización autónoma. La incorporación de este factor a la fórmula sería una fórmula importante de brindar créditos.

* Miembros en los que la recaudación aduanera y otros impuestos fronterizos constituyan una importante porción de los ingresos del gobierno; * Los países miembros en desarrollo con industrias incipientes requerirán el uso continuo de aranceles para asegurar la viabilidad de sus industrias nacionales y aumentar o al menos mantener los empleos industriales; * Los países miembros en desarrollo deben ser capaces de mantener o ampliar su espacio político nacional para poder adoptar medidas que conduzcan a un desarrollo industrial exitoso. Por lo tanto, debe haber flexibilidad en el uso de aranceles para permitir el desarrollo de industrias potenciales.

* Los países en desarrollo también necesitan flexibilidad y espacio político para variar sus niveles arancelarios de acuerdo con sus necesidades, por ejemplo cambios en prioridades o circunstancias económicas; * Los países en desarrollo que enfrenten el problema de la erosión de las preferencias deberían disponer d emayor espacio político para corregir los costos resultantes del ajuste al nuevo sistema comercial; * Se debe tener en cuenta el grado de apertura de la economía de los países miembros en desarrollo al comercio, una medida importante de liberalización y de vulnerabilidad de la economía a los choques externos.

* La vulnerabilidad económica de los países en desarrollo, incluso las pequeñas economías.

El documento subraya que la lista precedente no es taxativa y que es esencial incorporar éstos y otros factores de desarrollo (junto con la variable propuesta del promedio nacional de aranceles consolidados) a la fórmula que se adopte.

“El desafío es encontrar una fórmula que pueda incorporar estos factores. Proponemos un posible enfoque orientado al desarrollo que podrían ser una forma de tomar en cuenta estos factores al determinar modalidades para los compromisos de reducción arancelaria”, añade.

La fórmula propuesta se expresa del siguiente modo: (B + C ) x Ta x T0 = T1 [(B + C) x Ta] + T0

El documento explica que T1 es la tasa final, consolidada en términos ad valorem; T0 es la tasa básica consolidada; Ta es el promedio de las actuales tasas consolidadas; B es un coeficiente, cuyo valor será determinado por los participantes, y C es el crédito a asignar a los países miembros en desarrollo. El valor de C será la suma de los valores (a determinar) de los factores correspondientes a cada país miembro en desarrollo.

Los factores enumerados en el documento incluyen: (1) cobertura sustancial de consolidación arancelaria; (2) liberalización autónoma; (3) dependencia de la recaudación; (4) mantenimiento y fortalecimiento de industrias nacionales incipientes, y atención a su vulnerabilidad; (5) espacio político para el desarrollo de industrias potenciales y el desarrollo industrial en general; (6) atención de costos de ajuste por la pérdida de acceso a mercados preferenciales como resultado de la liberalización multilateral; (7) el grado actual de apertura de una economía al comercio, que es una medida de liberalización, así como la vulnerabilidad a choques externos; (8) vulnerabilidad económica.

El documento solicita a los miembros que consideren estos puntos y la fórmula propuesta para evaluar si pueden llegar a cumplir de manera adecuada los objetivos, parámetros y principios de desarrollo establecidos en el párrafo 16 de la Declaración de Doha.

También aclara que los mecanismos de flexibilidad previstos en el párrafo 8 del Anexo B de la decisión del Consejo General del 2 de agosto de 2005 no resultarían afectados por la aplicación de la fórmula propuesta.

Varios países recibieron la iniciativa como una contribución positiva a las negociaciones sobre NAMA, mientras otros fueron más cautos en su respuesta. Algunos pocos países se opusieron.

Entre las naciones que apoyaron la propuesta se cuentan India, Kenia, Egipto, Túnez, Cuba, Bolivia y Argentina.

Al recibir la propuesta, Kenia declaró que el documento respondía a las necesidades y los intereses especiales de los países en desarrollo mediante la noción de los créditos, y que la iniciativa era coherente con las medidas para promover la industrialización. Egipto apoyó la propuesta y anunció que trabajará estrechamente con los proponentes en el asunto del coeficiente. Túnez opinó que la iniciativa fortalecerá la discusión, e India que fortalecerá especialmente la dimensión del desarrollo en las negociaciones.

Mientras, Cuba consideró importante la propuesta porque atiende problemas de desarrollo de los países miembros, y señaló que la fórmula suiza no satisface a todos. Por su parte, Bolivia urgió al presidente a reflejar la diversidad de opiniones de los miembros.

Por otra parte, la Comisión Europea consideró que el uso del promedio arancelario es inaceptable y también contrario al mandato de Doha relacionado con el acceso a los mercados. Agregó que la propuesta es un obstáculo para las negociaciones, aunque dijo comprender las preocupaciones subyacentes.

En opinión de Japón, la propuesta no es diferente a la ABI y tiene las mismas limitaciones. Chile expresó reservas por razones de principios y prácticas, señalando que es imposible valorar objetivamente los créditos.

Estados Unidos expresó preocupación porque, a su criterio, un creciente número de países intenta eludir una liberalización significativa. Aunque concordó en que es necesario un criterio diferencial, señaló que eso puede realizarse aplicando los párrafos 6, 8 y 9 del Anexo B del paquete de julio.

Mientras, Australia pidió aclaraciones sobre el elemento del crédito, Turquía afirmó que la propuesta no se ajusta al mandato de Doha, y Costa Rica objetó el elemento de la erosión de las preferencias, entre otros.

En respuesta a las reacciones, el embajador Smith de Jamaica observó que el calor del debate reflejó la importancia del asunto. También observó que no es necesario cuantificar los créditos hasta el último punto decimal, y descartó que la propuesta sea contraria al mandato de Doha.

----- Sobre el autor: Tetteh Hormeku es investigador de la Red del Tercer Mundo en África y de Africa Trade Network (Red de Comercio de África).




 Temas
  Ambiente
  Finanzas Internacionales
  Género
  Instituciones Financieras Internacionales
  Derechos de Propiedad Intelectual
  Seguridad Mundial
  Estados Unidos
  Política
  Trabajo
  Cooperación
  Bioseguridad
  Africa
  Política Regional
  Energía Nuclear
  Inmigrantes
  Sociedad
  Ecología
  Naciones Unidas
  Comunicación
  Derechos Humanos
  Desarrollo Social
  Economía
  Globalización
  Comercio
  Salud
  Mundo
  Patentes