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Instituciones Financieras Internacionales

Lunes 4 de Julio de 2005

El Banco Mundial como instrumento de la política exterior de Estados Unidos

por Espen Villanger

El ex subsecretario de Defensa de Estados Unidos, Paul Wolfowitz, se transformó en el décimo presidente del Banco Mundial el 1 de junio. El siguiente artículo advierte que los antecedentes de Wolfowitz en la Casa Blanca son un mal augurio para la mayor institución de desarrollo del mundo.

Europa y otras partes del mundo ofrecieron cierta resistencia. Sin embargo, fue bastante débil la oposición a la elección del principal arquitecto de la guerra contra Iraq y mano derecha de Donald Rumsfeld, secretario de Defensa estadounidense. Esto probablemente refleje tanto la necesidad de mejorar las relaciones entre Estados Unidos y Europa como la falta de comprensión del peligro potencial de esta designación.

Una observación más detallada de la conducta de Estados Unidos en el ámbito internacional durante el año que Wolfowitz estuvo en el poder ofrece pocas esperanzas para el futuro del Banco Mundial. Cuando enfrentó resistencia en cuestiones internacionales, Estados Unidos se destacó por recurrir a amenazas de fuerza, incluso contra sus propios aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Un ejemplo es la amenaza a Alemania en 2003 de retirar de ese país decenas de miles de soldados estadounidenses, en represalia por las críticas a la invasión de Iraq. Se estima que dos de las mayores bases de Estados Unidos en Alemania albergan a 40.000 soldados que en 2001 aportaron unos 1.400 millones de euros a la economía nacional y sustentaron unos 27.000 empleos. Expertos internacionales señalaron que la vinculación de la resistencia alemana a la guerra en Iraq con los planes de retiro de las tropas estadounidenses quiso ser un castigo para Alemania y una advertencia para otros países.

Posteriormente, el Pentágono se retractó. Pero algunos funcionarios confirmaron que los planes de retirar las tropas realmente existieron, y se filtró a la prensa la noticia de una reunión sobre el asunto. ¿Podrían funcionarios del Pentágono haber filtrado esa noticia sin el consentimiento del subsecretario Wolfowitz, conocido por su control político total sobre ese organismo?

Una tendencia similar se observa en la cooperación para el desarrollo, que Estados Unidos ha pretendido usar para promover sus propios objetivos de política exterior. A mediados de la década de 1990, Estados Unidos destinaba cerca de un tercio de su ayuda a Israel y Egipto, y otras cantidades significativas a países estratégicamente importantes de Medio Oriente y otras regiones. En 2002, siete de los 10 principales receptores de la ayuda estadounidense (Egipto, Israel, Rusia, Iraq, Pakistán, Jordania y Afganistán) recibieron un tercio de esa ayuda.

La ley de asignaciones presupuestarias promulgada por el presidente George W. Bush el pasado diciembre es otro claro ejemplo. Una cláusula de la ley (la enmienda Nethercutt) establece que aquellos países que no garanticen inmunidad a soldados y políticos estadounidenses ante la Corte Penal Internacional no serán elegibles para recibir ayuda.

Esta propensión a forzar a otros países a seguir la línea de Washington probablemente entre en juego en el Banco Mundial, que ya es una importante herramienta política de Estados Unidos. Según la Contaduría General estadounidense, “Estados Unidos ha tenido un papel de liderazgo en la determinación de la agenda del Banco Mundial, y los proyectos del Banco suelen respaldar objetivos de la política exterior estadounidense (...) En contrapartida, la contribución de Estados Unidos al Banco es varias veces superior a las de otros países miembros”.

En otras palabras, Washington tiene por política respaldar a bancos internacionales de desarrollo que sirvan a sus propios intereses. Estados Unidos obtiene más beneficios si utiliza su ayuda para hacer que el Banco Mundial promueva objetivos de su política exterior que si usa los mismos fondos bilateralmente.

Dado que el Banco Mundial habla con una sola voz cuando representa a sus miembros, y que también actúa en representación de donantes bilaterales en cuestiones de política económica, un país pobre se siente forzado a cumplir con las prescripciones del Banco al enfrentarse a tan poderosa contraparte. Esta influencia a través del Banco Mundial es parte de los objetivos de Washington.

La Contaduría General es especialmente ilustrativa cuando dice que, en un caso, 2.000 millones de dólares en capital desembolsado generaron un potencial de influencia política mediante créditos del Banco Mundial por casi 286.000 millones de dólares, mediante cofinanciación con otros donantes y el sector privado. Si es cierta la afirmación de la Contaduría sobre que Estados Unidos puede tomar la delantera en el establecimiento de la agenda del Banco, es indudable que esa conducta estratégica puede ser un medio eficaz de alcanzar sus objetivos de política exterior.

Quizá una razón para la falta de oposición a la candidatura de Wolfowitz haya sido que pocos creían que promovería activamente los intereses estadounidenses mediante el Banco Mundial. Sin embargo, dados los antecedentes de Wolfowitz y la política estadounidense de ejercer influencia mediante el Banco, esta visión parece ingenua.

Aun si el presidente del Banco Mundial está sujeto a varios controles, no se debe subestimar la influencia de su cargo. Tampoco se debe subestimar el daño que causaría al Banco como institución promotora del desarrollo su utilización como instrumento de la política exterior estadounidense.

Esto no sólo canalizaría recursos en una dirección incorrecta, sino que otros donantes podrían terminar por debilitar al Banco si vuelcan sus fondos a otras instituciones menos eficientes. El tiempo dirá si estas inquietantes posibilidades se vuelven realidad. – Third World Network Features

Acerca del autor: Espen Villanger es investigador del Instituto Chr. Michelsens, una institución de investigación independiente y sin fines de lucro y un importante centro internacional de investigaciones de desarrollo aplicadas y orientadas a la política.

Este artículo fue publicado originalmente en Development Today el 30 de mayo de 2005 (www.development-today.com) y se publica por este medio con el permiso de su autor.




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