Lunes 27 de Junio de 2005
Comercio Sur-Sur crecerá en el próximo decenio
por Kanaga Raja
Los subsidios brindados por diferentes gobiernos de países industrializados representaron 30 por ciento de los ingresos de sus agricultores en 2004, el mismo porcentaje que en 1995, cuando entró en vigor el Acuerdo de Marrakech y sus disciplinas sobre agricultura. En términos absolutos, el porcentaje fue mayor, según un informe de la secretaría de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), con sede en París.
El informe anual de la OCDE fue lanzado al mismo tiempo que un nuevo estudio conjunto de ese organismo y de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), con sede en Roma.
El informe conjunto, titulado "Perspectivas agrícolas 2005-2014", evalúa el panorama futuro del mercado agropecuario mundial y se refiere a productos básicos alimenticios (cereales, oleaginosas, azúcar, carne vacuna y lácteos).
Según el documento, el aumento de las exportaciones agrícolas de países que no integran la OCDE y tienen bajos costos de producción, sumado al alto grado de protección de muchos países ricos de la OCDE y al crecimiento de la demanda en países en desarrollo, provocará en aquéllos un incremento de la proporción del comercio mundial de esos productos.
Dado que Europa, Estados Unidos, Japón y Corea, junto a algunos países industrializados, impulsan fuertes recortes arancelarios y la armonización en materia de productos industriales (acceso a los mercados para productos no agrícolas), y Estados Unidos, Europa y otros países industrializados promueven también la liberalización de servicios financieros y otros, los países en desarrollo podrían terminar con menos beneficios después de las negociaciones de Doha, parecen indicar el informe anual de la OCDE y las Perspectivas Agrícolas. Si los países industrializados no recortan sus medidas de apoyo nacional y de minimis ni abaten sus barreras arancelarias, los países del Sur saldrán de la Ronda de Doha sin ninguna ganancia en materia de acceso a los mercados del Norte, sugieren ambos documentos de la OCDE.
El informe anual sobre “Políticas agrícolas de los países de la OCDE: Seguimiento y evaluación 2005” sostiene que ha habido pocos cambios en el nivel de apoyo a los productores desde fines de los años 90 para la OCDE en su conjunto, y que ese nivel cayó de 37 por ciento de los ingresos agrícolas en 1986-1988 a 30 por ciento en 2002-2004.
En 2004, el valor del apoyo a los productores en la OCDE en su conjunto se estimó en 279.000 millones. Medido por el Apoyo Estimado al Productor (AEP, valor monetario de las transferencias brutas de los consumidores y contribuyentes a los productores agrícolas), el apoyo correspondió a 30 por ciento de los ingresos agrícolas, el mismo nivel que en 2003, señaló la OCDE.
Sin embargo, un análisis más detallado de los cuadros del informe anual de la OCDE revela que, aunque el porcentaje del AEP fue el mismo para ambos años, en dólares sumó 257.000 millones para 2003, más de 20.000 millones más que en 2004.
El informe anual de la OCDE señala que, aunque la reforma de la política agrícola se ha concentrado en cambiar la forma de apoyo a los productores, con un notable alejamiento de las medidas vinculadas con la producción, estas medidas todavía dominan el apoyo a los productores en la mayoría de los países, lo que estimula la producción, distorsiona el comercio y contribuye a abatir los precios mundiales de los productos agrícolas. Además, algunos sectores productivos casi no han sido afectados hasta la fecha, y es muy necesario corregir esta deficiencia.
Al lanzar el martes el informe de OCDE-FAO en una conferencia de prensa, Loek Boonekamp, de la OCDE, predijo que el comercio Sur- Sur de ciertos productos básicos se ampliará sustancialmente en el próximo decenio.
Merritt Cluff, de la FAO, dijo que los países en desarrollo tienen ahora un papel crítico en el futuro de los mercados agrícolas.
Agregó que el aumento de la población y de los ingresos en el mundo en desarrollo está impulsando la demanda de productos básicos alimenticios, y que la demanda de alimentos es mucho más sensible al aumento de los ingresos en los países en desarrollo que en el mundo industrializado.
En cuanto a las importaciones, Cluff destacó el papel que China está comenzando a ejercer en los mercados mundiales de productos básicos alimenticios. En el próximo decenio, se espera que China importe unos 10 millones de toneladas de trigo, entre cinco y 10 millones de toneladas de grano grueso y 42 millones de semillas oleaginosas.
Con respecto a las exportaciones, Cluff destacó la posición emergente de Brasil y otros proveedores agrícolas latinoamericanos, como Argentina. La posición competitiva de Brasil como proveedor de bajo costo es destacable, dijo, en especial en materia de grano grueso, productos lácteos, oleaginosas y carne vacuna y porcina.
Cluff atribuyó la competitividad de Brasil a la estabilidad de su posición macroeconómica en los últimos 10 años, a su capacidad de expandir la producción agrícola (todavía tiene 106 millones de hectáreas de tierra disponible para uso agrícola) y la devaluación de su moneda, el real.
El mensaje central, dijo, es que pese al fuerte apoyo (superior a mil millones de dólares) que los países de la OCDE reciben en apoyo agrícola, no están ganando mercado. Los que sí lo están ganando son los proveedores agrícolas de bajo costo del mundo en desarrollo.
Cluff también resaltó el aumento de las importaciones de productos básicos alimenticios por parte de África. Se prevé que sus importaciones netas de trigo aumentarán en casi ocho millones de toneladas en el próximo decenio, 30 por ciento más que el nivel actual, y las de arroz, casi tres millones, o 40 por ciento.
Esto implica para África y para los países menos desarrollados que su balance de alimentos será cada año más negativo, y que el costo de la importación de alimentos también será cada vez mayor, advirtió Cluff.
El informe de OCDE-FAO prevé que la competencia mundial entre los exportadores de trigo, arroz, oleaginosas, azúcar y ganado se intensificará en los próximos 10 años, tanto entre países industrializados como en desarrollo. El aumento de la competencia y de la productividad provocará una caída adicional del precio real de la mayoría de los productos básicos alimenticios.
El documento basa sus perspectivas para el próximo decenio en una serie de suposiciones en relación con el crecimiento económico, la inflación y los tipos de cambio.
Para el período 2005-2014, el informe supone que habrá un crecimiento económico fuerte y sostenido en casi todas las regiones del mundo. Se prevé que el crecimiento en el área de la OCDE será de cerca de 2,6 por ciento al año, con menos expansión en la zona del euro y en Japón que en Estados Unidos. También se proyecta que el crecimiento económico en muchos países en desarrollo y en transición será mayor que en la zona de la OCDE, lo que apuntalará el crecimiento mundial en el próximo decenio.
La inflación ha aumentado junto con los precios del petróleo, y en algunos países resultó en ciertas restricciones monetarias. Pero en general, dice el informe, se espera que el riesgo inflacionario esté bien contenido hasta 2014. Se proyecta que las tasas de inflación permanecerán bajas hasta ese año, con un promedio inferior a dos por ciento anual en el área de la OCDE.
Para el período previsto, se espera el mantenimiento de los tipos de cambio que prevalecieron en 2004 frente al dólar. El informe advierte sobre la posibilidad de que el dólar se deprecie todavía más que en los últimos dos años debido a los altos déficits comercial y presupuestario de Estados Unidos. Una mayor depreciación del dólar implicaría otro riesgo para las proyecciones económicas mundiales a mediano plazo.
Con respecto a las políticas agrícolas nacionales, señala el informe, la situación de base está condicionada a la continuación de las políticas actuales y la aplicación de los cambios políticos anunciados en el marco de programas vigentes. Es decir que las proyecciones se basan en las políticas comerciales acordadas en la Ronda Uruguay del GATT y excluyen cualquier modificación que pueda surgir de las actuales negociaciones multilaterales de comercio, en la Ronda de Doha.
Las proyecciones suponen la continuación de las políticas vigentes de apoyo y protección hasta 2004, pero una conclusión exitosa de las negociaciones de Doha o cambios en los programas nacionales podrían hacer variar sustancialmente esas proyecciones, dice el informe.
Asimismo, destaca la creciente importancia de los países exportadores que no integran la OCDE y especialmente el sostenido desempeño de los actuales países exportadores en desarrollo, en especial en lo relacionado con productos de zonas templadas.
Muchos de esos productos, que incluyen trigo, granos gruesos, arroz, oleaginosas, azúcar y productos vacunos, están sujetos a un alto grado de protección en los países de la OCDE. Sus precios mundiales están influenciados por las restricciones comerciales y, en algunos casos, por diversas medidas de apoyo a las exportaciones. Dadas las dificultades en el comercio Norte-Sur, las perspectivas para los países en desarrollo se centran cada vez más en el crecimiento del comercio Sur-Sur.
El informe destacó la firme demanda de oleaginosas en Europa, Japón y Corea del Sur, y más recientemente en China. Las exportaciones de Brasil y Argentina casi dominan el mercado en expansión. La porción del Mercado Común del Sur (Mercosur) en materia de exportaciones de carne vacuna aumentará, y Brasil se transformará en el mayor exportador mundial de ese producto en el período proyectado, según el informe.
El comercio mundial de arroz, azúcar y aceites vegetales también estará dominado por países en desarrollo. Brasil sigue siendo el mayor exportador mundial de azúcar, dice el informe, que prevé una reducción de las exportaciones de los países de África, el Caribe y el Pacífico en la próxima década, aunque se beneficiarán del acceso preferencial a los mercados de Europa y Estados Unidos. Sin embargo, esta proyección no considera el impacto potencial de la caída de los precios en la Unión Europea debido a la reforma de su régimen azucarero.
En suma, dice el informe, se espera que la competencia en los mercados mundiales de productos básicos se intensifique en el próximo decenio, a medida que países exportadores de bajo costo y en algunos casos no tradicionales aumenten su oferta.
Sin embargo, no se debe subestimar la influencia de las políticas agrícolas y comerciales. El aumento de la competencia en el mercado mundial de trigo, junto con la reducción de los precios mundiales expresados en euros, podría hacer resurgir los subsidios a las exportaciones en la Unión Europea, advierte el informe. Asimismo, dice, el programa de créditos y otras disposiciones de la Ley Agrícola vigente en Estados Unidos seguirán afectando los mercados agrícolas.
El crecimiento económico en los países en desarrollo se beneficiará de un mayor acceso a los mercados de la OCDE y del aumento de las posibilidades de exportar a otros países en desarrollo en caso de que ellos también reduzcan la protección de sus fronteras, concluyó el informe. (FIN) www.sunsonline.org
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