Lunes 23 de Mayo de 2005
PNUD desafía la ortodoxia neoliberal
“Se precisan políticas de estabilización económica menos obsesivas”, para reducir efectivamente la pobreza, dice un documento elaborado por Terry McKinley, experto del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
El documento analiza políticas económicas en países que vinculan sus estrategias de reducción de la pobreza con los Objetivos de Desarrollo del Milenio y se concentra en políticas fiscales y monetarias, gasto público, desregulación financiera y privatización de servicios públicos. El documento, titulado “Las estrategias de reducción de la pobreza basadas en los Objetivos de Desarrollo del Milenio requieren políticas económicas más ambiciosas”, promueve políticas económicas más progresivas y cuestiona las bases ortodoxas que impregnan dichas estrategias.
El documento cuestiona que las estrategias de reducción de la pobreza sean propiedad de cada país, dado que los gobiernos adaptan sus políticas macroeconómicas (cruciales para promover el crecimiento) para satisfacer a los donantes y producen documentos estandarizados que “comparten la misma motivación, es decir, obtener créditos blandos y alivio de la deuda”. Para que los países de bajos ingresos lleguen a alcanzar los objetivos para 2015, dice, sus gobiernos deben explorar políticas nacionales alternativas: “las políticas fiscales deben concentrarse en el aumento sustancial de la inversión pública, las políticas financieras deben canalizar más créditos hacia la inversión privada productiva, y las políticas monetarias deben dirigirse no sólo a combatir la inflación, sino también a modificar variables económicas reales, como el aumento de los ingresos y el empleo y la reducción de la pobreza”, sugiere el informe.
El siguiente es un resumen de los hallazgos y recomendaciones:
1) Sobre políticas fiscales:
Los sistemas fiscales han sido considerados una forma ineficaz de redistribuir el ingreso. Sin embargo, el informe sugiere que la norma neoliberal de estados pequeños y bajos impuestos no es compatible con los Objetivos de Desarrollo del Milenio en los países de bajos ingresos. Los sistemas fiscales deberían ser progresivos, por lo tanto debería exonerarse de IVA a los alimentos y otros artículos esenciales que consumen una mayor parte de los ingresos de los pobres que de los ricos. Los artículos suntuarios, como los automóviles, deberían llevar una mayor carga impositiva. También se sugieren impuestos a la renta y al patrimonio (impuestos directos) como alternativas de reforma a introducir en los países en desarrollo.
2) Sobre políticas monetarias:
El combate de la inflación ha sido de suma importancia en los ajustes macroeconómicos y raramente cuestionados en las estrategias de reducción de la pobreza. Las tasas de inflación han seguido una tendencia descendente, en particular en los países en desarrollo, en los últimos 20 años. Sin embargo, el informe sostiene que las tasas de inflación del tres al cinco por ciento no son buenas para el crecimiento y pueden perjudicar la economía tanto como la hiperinflación. La principal política monetaria utilizada para controlar la inflación (las tasas de interés) también afecta las decisiones sobre inversiones. Por lo tanto, puede perjudicar a los pobres, porque las tasas de interés muy altas (supuestamente destinadas a mantener baja la inflación) generan recesión y agravan el desempleo. Según el informe, “una inflación moderada... de cinco a 15 por ciento al año... se correlaciona bien con el crecimiento”.
3) Sobre el gasto público:
La inversión pública en los países en desarrollo ha decaído. Sin embargo, las políticas fiscales expansionistas inyectan dinero a la economía, crean demanda, amplían la capacidad productiva y generan empleo. ¿Por qué no podría hacerse esto mediante el gasto privado? El informe sostiene que los países de bajos ingresos no pueden depender de las inversiones privadas porque éstas no alcanzarían a sectores o regiones donde se concentran los pobres, dado que no son una opción rentable. Es a través del gasto público que esos países pueden construir infraestructura, una forma de capital que incide positivamente en el crecimiento a largo plazo.
4) Sobre la desregulación financiera:
La liberalización desenfrenada de los mercados financieros ha exacerbado la vulnerabilidad de los países en desarrollo a las crisis internacionales. Sin embargo, “el sector financiero es crucial para movilizar recursos domésticos y canalizarlos hacia la inversión pública”, y alcanzar así los Objetivos de Desarrollo del Milenio, como sugiere el informe. Cuando los bancos se concentran únicamente en los créditos especulativos de corto plazo, los pobres carecen de acceso al crédito y las pequeñas y medianas empresas no obtienen los fondos necesarios. “Sólo las microfinanzas no pueden resolver este problema”, dice el informe, y exhorta a una mayor regulación del sector financiero.
5) Sobre la privatización de los servicios públicos:
Las empresas públicas privatizadas no siempre han logrado mejorar la eficiencia, en particular en el suministro de servicios públicos como electricidad y agua para las comunidades pobres. La privatización de servicios públicos esenciales puede enlentecer el progreso hacia los Objetivos de Desarrollo del Milenio “a menos que las empresas privadas sean fuertemente subsidiadas a fin de mantener los servicios para clientes pobres”. Además, las empresas públicas representan una importante proporción de los empleos decentes en los países en desarrollo. Por lo tanto, el informe pregunta: ¿Qué sentido tuvo la privatización?
Informe completo: http://www.undp.org/poverty/docs/MDG- based%20PRSPs%201- 05%20Background%20Paper%20(New%20York).doc
Por más información sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio y la pobreza, visite el sitio http://www.undp.org/poverty/
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