Lunes 2 de Mayo de 2005
Desarrollo ausente en negociaciones de Doha
por Martin Khor
La dimensión del desarrollo no se ha implementado en forma adecuada o está ausente del todo en las actuales negociaciones de Doha, señalaron varios participantes de una mesa redonda sobre desarrollo, durante el simposio público realizado en la sede de la Organización Mundial del Comercio (OMC) del 20 al 22 de abril.
Algunos de los participantes llegaron a la conclusión de que en algunas áreas, en especial la de aranceles industriales, el programa de trabajo de Doha probablemente producirá resultados contrarios a los intereses de desarrollo.
La mesa redonda, llamada “Perspectivas de desarrollo sobre las actuales negociaciones de la OMC”, fue organizada por la Red del Tercer Mundo en el marco del simposio público “La OMC después de 10 años: Problemas mundiales y soluciones multilaterales”.
Nagesh Kumar, director general del Sistema de Investigación e Información para los Países en Desarrollo, con sede en Nueva Delhi, afirmó que los países del Sur asumieron compromisos más pesados que los asumidos por países del Norte industrial durante la Ronda Uruguay. Las nuevas obligaciones adquiridas en virtud de los acuerdos TRIMS, TRIPS y GATS redujeron el espacio político y las transferencias de ingresos a esos países, agregó. El TRIMS es el acuerdo sobre Medidas en Materia de Inversión Relacionadas con el Comercio; el TRIPS, el acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio, y el GATS, el Acuerdo General sobre el Comercio de Servicios.
El índice de comercio exterior de los países en desarrollo cayó, al igual que su porción del comercio mundial (si no se cuenta China ni el petróleo) y su crecimiento fue menor en la década de 1990 que en la de 1980, observó Nagesh. Además, los frutos de la globalización no se distribuyeron de forma equitativa.
La Agenda de Doha que comenzó en 2001 había generado la expectativa de convertirse en una Ronda de Desarrollo. Los países del Sur esperaban que sus preocupaciones fueran atendidas, pero no fue así, lamentó Nagesh.
En materia de agricultura, pese al mandato de Doha, los países industrializados se han resistido a eliminar los subsidios a las exportaciones (todavía no se fijó un plazo) y a reducir las medidas de apoyo nacional, observó. Sin embargo, presionan a los países en desarrollo para que reduzcan notablemente sus aranceles, de modo de asegurarse el acceso a sus mercados. Los países en desarrollo no pueden pagar subsidios a sus agricultores, por lo tanto sólo pueden usar los aranceles para protegerlos. Al exigírseles grandes recortes arancelarios, se pasa por alto esta situación.
En cuanto al acceso a los mercados para los productos no agrícolas (NAMA, por sus siglas en inglés), aunque el mandato de Doha establece que las modalidades de negociaciones deben basarse en el principio de “no reciprocidad plena” para los compromisos de los países en desarrollo, de hecho los países industrializados procuran lo contrario, es decir, reciprocidad más que plena de parte de los países en desarrollo. Las fórmulas presentadas se basan en el concepto no lineal, por el que los aranceles más altos deben reducirse más. Como los países en desarrollo tienen aranceles más altos, deberían abatirlos más, lo que resultarían en compromisos más que recíprocos.
Nagesh agregó que hubo muy poco progreso con respecto al trato especial y diferenciado, aunque éste es un punto de la Agenda de Desarrollo. Por lo tanto, concluyó, hasta ahora la Ronda hizo muy poco a favor del desarrollo. Si tomamos como antecedente la Ronda Uruguay, este resultado no debe sorprendernos, dijo, pero manifestó esperanza en que el fin de la actual ronda de negociaciones comerciales sea diferente.
Un documento de la Comisión Europea de octubre de 2004 reveló que su prioridad era una fuerte ofensiva para abrir los mercados de los países en desarrollo a través de las conversaciones sobre NAMA y servicios, pero no mencionó el desarrollo, observó John Hilary, director de políticas de War on Want y presidente de políticas del Movimiento por la Justicia Comercial, de Gran Bretaña.
Hilary criticó a los países industrializados por presionar a los países en desarrollo a que reduzcan drásticamente sus aranceles industriales. Además, recordó que la propuesta conjunta sobre NAMA presentada por Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea en la víspera de la Conferencia Ministerial de Cancún (destinada a obtener un acceso comercial significativo a los países en desarrollo) se incorporó al paquete de julio de 2004 pese a la oposición de los países del Sur.
Ahora, los países industrializados están acelerando las conversaciones sobre NAMA para obtener una fórmula de recortes arancelarios antes de fin de junio, e insisten en que las flexibilidades establecidas en el párrafo 8 del texto sobre NAMA deben pasarse por alto a menos que los países acepten una fórmula más estricta. A los países menos adelantados también les exigen aumentar en forma significativa su cantidad de aranceles consolidados.
En cuanto a los servicios, señaló Hilary, los países industrializados están aumentando la presión, incluso sobre los países menos adelantados, para que hagan ofertas. Aparte, existe la amenaza de que el actual criterio de “lista positiva” del GATS (sólo existen compromisos si se incluyen en una lista) pueda modificarse mediante un proceso de agrupación por sectores para su liberalización conjunta, de acuerdo con una propuesta de empresas de servicios de Estados Unidos.
El discurso del desarrollo contradice la realidad de que las empresas del Norte tratan de abrir por la fuerza los mercados de los países del Sur, concluyó Hilary, e interpretó que el mensaje al simposio del presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, fue “creemos en el desarrollo pero los países pobres también deben pagar”. Esto, señaló, es injusto.
Los países en desarrollo pagaron mucho más que los industrializados en la Ronda Uruguay, y en las negociaciones sobre NAMA, se les exige que paguen más. Mientras, las grandes empresas del Norte aumentan su presión para lograr más acceso a los mercados. “Debemos desafiar el discurso de la Agenda de Desarrollo de Doha y hacer que exista un verdadero resultado de desarrollo”, exhortó.
Charles Abugre, director de políticas del grupo Christian Aid, cuestionó las bases de las proyecciones del Banco Mundial y otras agencias sobre las enormes ganancias que los países en desarrollo obtendrían de la Ronda Uruguay y de la liberalización, que finalmente no se materializaron. Desde 1995 hasta ahora, los países pobres liberalizaron más su comercio, mientras que los países industrializados aumentaron sus restricciones comerciales.
Si los países pobres liberalizan más de lo que sus economías pueden soportar, la competencia de las importaciones puede diezmar sus economías y comunidades, como lo demuestra la experiencia de África, el Caribe y partes de Asia. Los productores rurales no pueden producir y las familias no pueden pagar sus deudas, señaló.
Abugre pidió flexibilidad en las políticas comerciales. Aun cuando los países pobres son devastados por la reducción de sus aranceles, no pueden aumentarlos debido a condiciones crediticias y a una presentación unilateral de la teoría comercial que promueve una política arancelaria unidireccional, observó.
Esta situación tiene que cambiar, exhortó. Los países pobres no recibirán los beneficios del trato especial y diferenciado a menos que las instituciones financieras internacionales se aparten de la política comercial. La Comisión Blair sobre África aceptó que la liberalización forzada es una de las principales causas de la incapacidad de los países africanos de crecer y exportar. Por lo tanto, la flexibilidad de la política comercial debe estar disponible para los países pobres.
Goh Chien Yen, de la Red del Tercer Mundo, citó ejemplos de la aplicación de la propuesta fórmula no lineal para reducir aranceles industriales y demostró que las reducciones serían muy drásticas para los países en desarrollo. Por ejemplo, un arancel de 60 por ciento debería reducirse a 7,1 por ciento, según la propuesta estadounidense.
En muchos países, la rápida liberalización ha provocado resultados devastadores, dijo, y citó ejemplos de informes del Banco Africano de Desarrollo.
Agregó que la fórmula no lineal sobre NAMA es incoherente con el mandato de Doha y conducirá a “lo opuesto de la no reciprocidad plena”. Las propuestas sobre NAMA bloquearían los aranceles de los países en desarrollo en niveles bajos, eliminando su espacio político para el desarrollo industrial a largo plazo, en especial porque la OMC ya eliminó otros instrumentos para su desarrollo industrial a través del TRIPS, el TRIMS y acuerdos sobre subsidios.
Jacques Berthelot, del Movimiento de Solidaridad (Francia), advirtió que el marco del paquete de julio sobre agricultura no será capaz de promover el desarrollo. Una de las principales razones es que habilita a Estados Unidos y la Unión Europea a retener gran parte de sus subsidios representándolos falsamente como “no distorsionadores del comercio”, u ocultándolos directamente.
Estados Unidos y la Unión Europea han cometido engaño en sus notificaciones a la OMC sobre sus medidas de apoyo agrícola, afirmó Berthelot. Esto, dijo, les ha permitido ocultar grandes volúmenes de subsidios a insumos (por ejemplo al forraje animal, la irrigación, el combustible agrícola, los seguros agrícolas, y rebajas en las tasas de interés sobre subsidios agrícolas).
Además, la Unión Europea también cometió engaño mediante una notificación inapropiada sobre subsidios de inversión en el llamado compartimento verde, y mediante el ocultamiento de subsidios de exportación (a través de subsidios a insumos que se destinan a la producción de exportaciones).
Berthelot señaló que las nuevas políticas agrícolas de la Unión Europea (la reforma de la Política Agrícola Común o CAP, de 2003-2004) y la Ley Agrícola estadounidense de 2002 no respetan las normas del Acuerdo sobre Agricultura. En particular, dijo, el nuevo pago agrícola único creado por la reforma de la CAP en junio de 2003 no se ajusta a los criterios del compartimento verde. Además, los pagos contracíclicos creados por la Ley Agrícola estadounidense de 2002 no tienen lugar en el nuevo compartimento azul creado por el paquete de julio de 2004.
El acuerdo marco sobre agricultura no podrá promover el desarrollo, advirtió Berthelot, y agregó que la categoría de “productos especiales” y el mecanismo especial de salvaguarda son insuficientes para proteger a los países en desarrollo. Éstos deberían salvaguardar el acceso a sus propios mercados como objetivo primordial, mediante la protección de importaciones y precios lucrativos, sugirió.
Sangeeta Shashikant, de la Red del Tercer Mundo, se refirió a recientes acontecimientos relacionados con el TRIPS, y recordó que vencieron dos plazos sin que se haya encontrado una solución permanente para el problema del párrafo 6, identificado por la Declaración de Doha sobre los TRIPS y la Salud Pública (referente al suministro de medicamentos para países con insuficiente capacidad de manufactura). Se debería poner fin a la actual parálisis apoyando la propuesta del Grupo de África sobre el tema, sugirió.
En cuanto a la revisión del literal b del Artículo 27.3 del TRIPS, hubo varias propuestas sobre la prohibición del patentamiento de formas de vida (incluso ciertas formas de vida y procesos biológicos cuyo patentamiento es actualmente obligatorio por el TRIPS) y la aclaración de que los países pueden elegir su propio sistema sui generis para la protección de obtenciones vegetales. Sin embargo, no ha habido progreso en estas áreas.
También hubo propuestas de diversos países a fin de modificar el acuerdo sobre los TRIPS, para que no se otorguen patentes sobre material genético y conocimiento tradicional a menos que los solicitantes revelen sus fuentes y prueben que hubo un consentimiento informado previo y un acuerdo de distribución de beneficios con los países de origen. (SUNS 5787)
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