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Instituciones Financieras Internacionales

Lunes 26 de Julio de 2004

Cada vez más dudas sobre el neoliberalismo.

En los últimos dos años han aumentado las críticas respecto de la efectividad de las estrategias neoliberales para los países pobres. Si bien muchos de los argumentos procedentes de la izquierda no son nuevos, existe un creciente grupo de investigación económica con posiciones críticas, proveniente de los mismos círculos académicos e institucionales que históricamente han contribuido al diseño de las políticas de las instituciones financieras internacionales.

Esos argumentos, que coinciden con los malos resultados macroeconómicos y los persistentes niveles de pobreza de muchos países pobres en los últimos años, plantean interrogantes importantes con relación a los planes de desarrollo en América Central en la era del libre comercio.

La primera gran bomba que cayó sobre el Consenso de Washington la arrojó hace más de dos años alguien que nadie hubiera esperado: el Economista Principal del Banco Mundial, el Premio Nobel Joseph Stiglitz, quien publicó “Globalization and its Discontens”, una fuerte crítica al Fondo Monetario Internacional (FMI) y a los efectos de sus presiones en los países pobres.

Stiglitz criticó en particular al FMI con relación a la liberalización prematura de los mercados financieros, que contribuyó a la inestabilidad mundial. Una vez que un país entra en crisis, las políticas del FMI empeoran las condiciones, especialmente para las poblaciones pobres, concluyó Stiglitz.

Desde entonces, varios economistas han revelado las partes débiles de las teorías que justifican la globalización neoliberal.

En 2003, dos renombrados economistas publicaron libros que con demoledores análisis históricos y comparativos dan por tierra varios de los argumentos que sustentan las estrategias del FMI.

Ha-Joon Chang, de la Universidad de Cambridge, es autor de “Kicking Away the Ladder”, una perspectiva histórica de diversas estrategias de desarrollo. Si tesis principal es que los países que hoy son desarrollados emprendieron caminos de desarrollo radicalmente diferentes de las recetas que actualmente ellos mismos promueven para el Tercer Mundo.

Su conclusión en este sentido es firme: “Los países que hoy son desarrollados, cuando intentaban crecer ... utilizaron políticas intervencionistas en la industria, el comercio y la tecnología ...”. Esas son las mismas políticas que según los países desarrollados impiden crecer a los países en desarrollo.

En esencia, Chang argumenta que los países desarrollados, después de “haber subido la escalera hacia el desarrollo” están promoviendo políticas para el Tercer Mundo que tienen el efecto de “patear la escalera” para que los países que les siguen no tengan posibilidades de alcanzarlos.

Según Chang, en la historia de los países desarrollados esas políticas incluyeron incentivos para industrias incipientes, aranceles elevados para proteger la industria nacional, reforma agraria y expropiación de tierras, e intervencionismo estatal en actividades productivas y financieras.

Algo bastante frecuente es que cuando una economía logra un predominio competitivo en el mercado mundial, sus autoridades tienden a promover la reducción de aranceles.

Chang recomienda que habría que permitirles a los países en desarrollo “adoptar políticas e instituciones que se avengan más a sus estadios de desarrollo y a otras condiciones propias, lo que les permitirá crecer más rápidamente, como ocurrió en las décadas de 1960 y 1970”.

Esta conclusión resuena en el contexto de las economías centroamericanas. De 1960 a 1980, cuando las tasas de crecimiento llegaron a niveles históricamente altos, fueron acompañadas de elevados aranceles a la importación y de gobiernos intervencionistas en la región.

Durante esas dos décadas, con un régimen arancelario proteccionista a las importaciones de fuera de la región, el comercio del Mercado Común Centroamericano aumentó de US$ 36 millones en 1960 a más de US$ 1.000 millones en 1980, y las economías centroamericanas crecieron un promedio de 5 por ciento anual.

Esta época de elevado crecimiento en América Central coincidió con el comercio regional y nacional y políticas económicas que hoy en día son inconcebibles para los economistas de los círculos decisorios de la región. Durante ese mismo periodo de crecimiento, las políticas arancelarias lograron un equilibrio en las corrientes comerciales, y las importaciones extra regionales apenas si fueron un 15 por ciento mayores que el valor de las exportaciones. En el periodo 2000-2002, las importaciones de América Central fueron el doble de sus exportaciones.

Chang también cuestiona el discurso actual relativo a la necesidad de fortalecer los derechos de propiedad: “La reforma agraria en Japón, Corea y Taiwan después de la Segunda Guerra Mundial violó los derechos de propiedad que tenían los terratenientes pero contribuyó al desarrollo subsiguiente de esos países ... Si hay grupos que pueden utilizar algunas propiedades existentes mejor que sus dueños actuales, tal vez sea mejor para la sociedad no proteger los derechos de propiedad vigentes sino crear nuevos que les transfieran a aquéllos las propiedades en cuestión”.

Hacia fines del siglo XIX, Estados Unidos aplicó aranceles proteccionistas del 40 por ciento a las importaciones competitivas, si bien su productividad (medida en ingreso per cápita) era de aproximadamente el 75 por ciento de la de su principal competidor, Gran Bretaña. Es decir, el proteccionismo de los Estados Unidos era alto, aún cuando su economía estaba casi al mismo nivel que su competidor.

Actualmente, países tales como los de América Central, con niveles de productividad de aproximadamente el 10 por ciento de Estados Unidos, tienen aranceles que promedian 5,4 por ciento. La ratificación del Tratado de Libre Comercio de América Central con los Estados Unidos reducirá aún más esos aranceles.

En 2003, Kamal Malhotra, del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, dirigió el estudio “Making Global Trade Work for People” (Para que el comercio mundial sirva a la gente), que analizó las estrategias aplicadas en los países pobres. Sus conclusiones coinciden con el trabajo histórico de Chang: muchos de los países del Tercer Mundo que actualmente tiene las mayores tasas de crecimiento son economías que rechazan las recetas del FMI y las estrategias comerciales promovidas por los Estados Unidos en sus negociaciones de libre comercio.

Malhotra cita como ejemplos a Vietnam, China e India, cuyos gobiernos mantuvieron restricciones al comercio durante sus etapas iniciales de crecimiento.

Los “tigres” asiáticos también siguieron vías de desarrollo radicalmente distintas de las estrategias que se aplican ahora en América Central. Corea del Sur, por ejemplo, nacionalizó los bancos para financiar las inversiones, a la vez que proporcionó subsidios a las inversiones, limitando el acceso de los inversionistas extranjeros, creando empresas públicas y protegiendo a los mercados nacionales.

“La mayoría, si no todas esas estrategias, están ahora severamente restringidas por los acuerdos de la OMC”, señala Malhotra.

Malhotra reveló no solo varios casos en los cuales las estrategias han sido diferentes del enfoque neoliberal que actualmente rige a las economías centroamericanas, sino también casos de economías “obedientes” cuyos resultados no siempre han sido positivos.

Según un informe de 2002 de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo, “existe escasa correlación entre la liberalización del comercio y la reducción de la pobreza...”. La pobreza aumentó en 10 de los 22 países menos adelantados que aumentaron sus exportaciones durante el periodo de 1987 a 1999, concluye el estudio.

Malhotra recomienda cuatro principios por los que debería guiarse el comercio internacional: (1) el comercio es un medio para un fin, no un fin en sí mismo; (2) Las normas del comercio deben permitir la diversidad de las instituciones y normas nacionales; (3) Los países deben tener el derecho de proteger sus propias instituciones y prioridades de desarrollo; (4) Ningún país tiene el derecho de imponer sus preferencias comerciales a los demás.

También sugiere un régimen multilateral de comercio que “priorice habilitar (o por lo menos no impedir) el espacio de política nacional del que disponen los países en desarrollo para adoptar opciones de política diversas, incluso no ortodoxas ... También debería evaluarse no sobre la base de si maximiza la corriente de bienes y servicios sino si los acuerdos comerciales –actuales y propuestos- maximizan las posibilidades de desarrollo humano”. Third World Network Features.

------------------------------- Un cuarto de siglo de reformas y ajustes

Desde principios de 1980, en América Central las principales decisiones económicas han estado influenciadas sobre todo por las recomendaciones de las instituciones financieras internacionales. Para impulsar las reformas en la región se utilizó una combinación de zanahorias y palos, incluidos los préstamos de la banca multilateral, los programas de alivio de la deuda y la cooperación bilateral.

La estrategia procuró reducir la dimensión y el protagonismo de los estados, “liberar” mercados regulados o intervenidos, privatizar servicios públicos y sectores nacionalizados, eliminar o reducir aranceles y otros obstáculos al comercio internacional, y crear condiciones favorables para la inversión del sector privado, tanto nacional como extranjero.

Esas recomendaciones fueron acompañadas de presiones e incentivos, y la teoría económica que las sustentó fue muy promovida entre intelectuales y tecnócratas mediante becas a universidades y seminarios en los Estados Unidos, Gran Bretaña e institutos comerciales de América Central. Los dueños y editores de los medios de difusión de la región asumieron ideas y valores similares.

Desde el principio los argumentos sirvieron para desmantelar las estrategias intervencionistas que habían acompañado el crecimiento del Mercado Común de América Central: una fuerte crítica al proteccionismo y al apoyo del Estado a las industrias incipientes. A eso le siguió la crítica a las empresas estatales y la celebración del espíritu empresarial.

Hoy en día, con los monopolios estatales desmantelados después de la privatización de las telecomunicaciones, la energía y otros servicios públicos, la gran prensa ha olvidado el tema de los monopolios del sector privado, a pesar de que sectores económicos importantes siguen siendo controlados por un reducido número de empresas.

Este artículo fue publicado por primera vez en “Central America Report” (25 de junio de 2004, Vol. XXXI, Nº 24), publicado por Inforpress Centroamericana.




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