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Comercio

Viernes 16 de Julio de 2004

Persisten divisiones en la OMC

por Martin Khor

Dos importantes reuniones revelaron la persistencia de profundas divisiones entre los países miembros de la Organización Mundial del Comercio (OMC), en la cuenta regresiva para la reunión del Consejo General de fines de julio, la cual deberá adoptar la declaración que la última Conferencia Ministerial no adoptó. Este artículo analiza los cuatro asuntos que pueden significar el éxito o el fracaso de la reunión, y las diferencias en torno a ellos.

Profundas diferencias sobre asuntos clave persistían dentro de la OMC cuando faltaban sólo tres semanas para el vencimiento del plazo del 27 de julio para alcanzar un acuerdo y salvar la actual ronda de negociaciones comerciales, conocida como el Programa de Doha. Dos importantes reuniones celebradas en Ginebra, supuestamente con el fin de acercar posiciones, demostraron la profundidad de esas diferencias.

Las reuniones fueron las del Comité de Negociaciones Comerciales, que supervisa las negociaciones del Programa de Doha, el 30 de junio, y un encuentro informal de jefes de delegación al día siguiente. La reunión del Comité recibió informes de distintos grupos sobre el estado de las negociaciones, mientras que los jefes de delegación realizaron un intercambio informal de opiniones sobre la situación.

“Debo decir que, a juzgar por la reunión de ayer, el panorama no es alentador”, declaró el 1 de julio el presidente del Consejo General de la OMC, el embajador japonés Shotaro Oshima.

La OMC intenta recuperarse del colapso de su Quinta Conferencia Ministerial, celebrada en Cancún, México, en septiembre de 2003. En esa conferencia se produjo un borrador de declaración que fue rechazado por muchos países miembros la noche antes del fin de la reunión. Había muy poco tiempo y demasiados vacíos a llenar en el texto para que éste o la conferencia pudieran salvarse.

Antes de levantar la conferencia, los ministros de Comercio instruyeron al Consejo General de la OMC para que terminara la tarea antes de mediados de diciembre pasado. Sin embargo, ese plazo transcurrió sin un acuerdo. Entonces se estableció que una reunión especial del Consejo General, a celebrarse del 27 al 29 de julio, debería considerar y adoptar una nueva Declaración Ministerial con decisiones sobre asuntos clave. Se trata del documento que los ministros habrían firmado en Cancún si hubieran llegado a un acuerdo.

El plazo de julio es considerado “inamovible” por dos factores políticos. En primer lugar, Estados Unidos tendrá elecciones presidenciales en noviembre, con un probable cambio de gabinete. Por lo tanto, el representante comercial estadounidense Robert Zoellick y su equipo no tendrán mucho que decir sobre asuntos de la OMC después de julio. En segundo lugar, el presidente y los comisarios de la Unión Europea cambiarán en un par de meses. Es decir que tras el receso de verano, el actual comisario de Comercio, Pascal Lamy, ya no podrá actuar eficazmente. Por estos motivos, altos funcionarios de la OMC advierten que si se incumple el plazo de julio, pasarán uno o dos años antes de que las negociaciones cobren fuerza otra vez para adoptar decisiones clave.

Oshima descartó cualquier posibilidad de fijar un nuevo plazo este año. “Sé que ha habido especulaciones sobre que el plazo de julio no sería firme. Quiero aclarar que estoy muy decidido a terminar este ejercicio antes de la reunión de fin de julio, y no quisiera que hubiera duda alguna sobre ese plazo”.

Sin embargo, hay una parálisis con respecto a cuatro de los asuntos clave, y casi se precisaría un milagro para resolverlos en las próximas semanas. Esos asuntos son agricultura, productos no agrícolas, los temas de Singapur y las cuestiones de desarrollo.

En cuanto a la AGRICULTURA, hay grandes diferencias no sólo entre países del Sur y del Norte, sino también dentro de estos últimos, entre Estados Unidos y la Unión Europea. Uno de los problemas es que Estados Unidos insiste en una fórmula para reducir drásticamente los aranceles, mientras los países en desarrollo se oponen de plano. Otro problema es que Estados Unidos y la Unión Europea no se han comprometido claramente a reducir en forma significativa sus subsidios domésticos y a eliminar sus subsidios de exportación, pese a sus promesas en ese sentido. La última reunión sobre agricultura no logró cerrar las brechas. En general se cree que si no hay solución sobre agricultura, tampoco habrá “movimiento” sobre otros asuntos.

Con respecto a los PRODUCTOS NO AGRICOLAS, Estados Unidos, la Unión Europea y otros países industrializados insisten en que los países en desarrollo recorten drásticamente sus aranceles, según una “fórmula no lineal” para que las reducciones sean mayores cuanto más altos sean los aranceles. La mayoría de los países en desarrollo se resisten a ese reclamo, por temor a ser inundados por importaciones baratas que a su vez arruinen las industrias nacionales, reduzcan los ingresos del Estado y aumenten el déficit comercial y la deuda externa. Los países en desarrollo quieren flexibilidad para determinar su propio ritmo de liberalización, o al menos contar con una fórmula menos estricta para abatir los aranceles. Sin embargo, el presidente del grupo de negociaciones agrícolas, respaldado por los países industrializados, continúa defendiendo la fórmula no lineal. Es muy probable que se produzca un choque si el presidente insiste en incluir esa fórmula en el borrador de declaración.

En relación con los cuatro TEMAS DE SINGAPUR (inversiones, competencia, transparencia en la contratación pública y facilitación del comercio), la mayoría de los países en desarrollo intentan eliminar a los primeros tres de la agenda de la OMC. No sólo rechazan la idea de lanzar negociaciones, sino también la continuación de las discusiones. Sobre esa base, estarían dispuestos a intensificar las conversaciones sobre la facilitación del comercio, con miras a lanzar eventuales negociaciones sobre un nuevo acuerdo, siempre que se les ofrezca ciertas garantías en la fase de discusión. Entre otras garantías, reclaman que el acuerdo no sea legalmente obligatorio y que los países industrializados los ayuden a enfrentar los costos de implementación.

Por otra parte, la Unión Europea, Japón y otros países industrializados desean mantener los primeros tres temas de Singapur en la OMC, en fase de "discusiones de bajo nivel", en la esperanza de poder intensificarlas algún día y convertirlas en negociaciones sobre acuerdos obligatorios. También pretenden que en la reunión de fin de mes se lancen negociaciones inmediatas acerca de un acuerdo obligatorio sobre facilitación del comercio.

Oshima reconoció las diferencias entre Norte y Sur sobre Singapur. "Los Miembros permanecen muy alejados en varios asuntos clave. Debemos construir la oportunidad decisiva de un acuerdo en julio", exhortó en la reunión de jefes de delegación.

Sobre las CUESTIONES DE DESARROLLO, casi no hubo discusiones después de Cancún, para frustración de los países en desarrollo. En esta área hay dos asuntos clave. Uno es una serie de medidas para aplicar efectivamente el principio del trato especial y diferenciado a los países en desarrollo. El segundo es una serie de propuestas para resolver los "problemas de implementación" de los acuerdos vigentes de la OMC. Estos problemas no se han considerado satisfactoriamente, mucho menos resuelto, y no hay posibilidades de cambio este mes. Los países industrializados, como en el pasado, intentarán cubrir esta brecha con frases como "reafirmamos que el desarrollo está en el centro de nuestras preocupaciones". Queda por ver si los países en desarrollo se conformarán con eso o exigirán mayores compromisos.

Según el calendario surgido de las últimas reuniones, el presidente del Consejo General y la Secretaría de la OMC prepararían el primer borrador de la Declaración y lo darían a conocer entre el 9 y el 14 de julio, y los países miembros presentarían sus comentarios y propuestas de enmiendas. No está claro qué sucederá después. Se supone que habrá un segundo borrador, pero no se sabe si durante o antes de la reunión del 27 al 29. También es posible que, si hay demasiados desacuerdos, ni siquiera se materialice un segundo borrador.

Lo único "seguro" es que las negociaciones se intensificarán a medida que se aproxime la fecha de la reunión. La mayoría de las consultas se realizarán en Ginebra, pero también habrá discusiones entre ministros y funcionarios fuera de la sede de la OMC. (FIN)Third World Network




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