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Instituciones Financieras Internacionales

Viernes 16 de Abril de 2004

Controversia en torno a selección de nueva autoridad del FMI.

por Martin Khor

Este es un año electoral para muchos países en todo el mundo. En el Fondo Monetario Internacional debería haber también un proceso democrático y abierto para elegir un nuevo Director Gerente luego que el último abandonó repentinamente el cargo. Pero para pesar de muchos, la nueva autoridad seguramente surja de acuerdos entre bambalinas de los países ricos.

Este año habrá elecciones en varios países. ¿Pero acaso presenciaremos un proceso democrático en el Fondo Monetario Internacional (FMI)?

En el FMI la democracia se ha convertido ahora en un asunto vital, en momentos en que habrá que elegir una nueva autoridad. La principal controversia gira en torno a si él o ella será elegido/elegida democráticamente o a través de “acuerdos entre bambalinas”.

El máximo poder del FMI reside en que puede controlar las políticas económicas de una mayoría de países en desarrollo que tuvieron la desgracia de caer en la trampa de la deuda externa.

Para refinanciar sus préstamos u obtener préstamos nuevos, los países prestatarios deben seguir una serie de políticas formuladas por el FMI. Así, quien preside la secretaría del FMI puede ejercer un poder enorme sobre el destino de los países en desarrollo, especialmente en la medida en que el equipo gerencial y el personal tienen una gran influencia.

Y a pesar de que se ha criticado tanto al FMI por las condiciones que impone y por el asesoramiento que ha dado en materia de políticas (por ejemplo, durante la crisis financiera asiática de 1997-99), básicamente sigue apegado a sus viejas fórmulas.

En los últimos años el FMI ha señalado que los países en desarrollo deben adherir a los principios de “buena gobernanza”, transparencia y participación. Pero esos principios, o más bien la falta de ellos, vuelven a acechar al propio FMI a la hora de seleccionar una nueva autoridad.

El 4 de marzo, el director gerente del FMI, Horst Kohler, renunció con efecto inmediato. Había sido seleccionado por algunos partidos políticos alemanes para asumir la función, fundamentalmente ceremonial, de presidente de Alemania.

Esto desató una carrera por quién sería su sucesor. Y aquí radica la controversia. Si bien el FMI tiene 184 miembros, y teóricamente el nuevo Director Gerente puede provenir de cualquiera de esos países, la “tradición” es que el puesto está reservado para un europeo.

A cambio de eso, el puesto de Presidente del Banco Mundial, la organización hermana del FMI, está reservado para un estadounidense.

La elección del nuevo Director Gerente del FMI seguramente no será un proceso abierto en el que participen los 184 miembros de la institución, sino un “acuerdo entre bambalinas” que involucre a unos pocos países ricos. La “selección” de Kohler, cuatro años atrás, fue en sí misma el resultado de una lucha indecorosa entre los principales países ricos, que luego fuera muy criticada por su arbitrariedad.

El gobierno alemán dejó en claro que le correspondía a Alemania el turno de asumir el puesto de Director Gerente, después de haber sido detentado sucesivamente por dos franceses. Su primer candidato, Calo Koch-Weser, no fue aceptado por los Estados Unidos. Los alemanes propusieron entonces a Kohler e insistieron en su nombramiento, y otros acataron la exigencia.

Ahora, los europeos insisten nuevamente en su supuesta prerrogativa. El presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, expresó que estaba “profundamente convencido de que este cargo debería ser ocupado por un europeo”.

Pero no hay ninguna disposición constitucional que diga que este alto cargo está “reservado” para un europeo. Es únicamente un convenio, cuestionado por los países en desarrollo así como por algunos del establishment.

El periódico Financial Times de Londres declaró en un titular de la editorial: “El FMI no debe ser un feudo europeo: es hora de terminar con el reparto de altos puestos en el FMI y el Banco Mundial”.

Y concluía: “Es hora de poner fin a los 55 años del tradicional tráfico de influencias que destina la autoridad del FMI a un europeo y la del Banco Mundial a un estadounidense, e instituir una búsqueda mundial de candidatos para el cargo ejecutivo, basada en los méritos y no en la nacionalidad”.

Algunos funcionarios de países en desarrollo han argumentado lo mismo. Su interés en el FMI es aún mayor ya que son quienes reciben los préstamos del FMI y las políticas que acompañan a los préstamos.

Los errores de política cometidos por la gerencia y el personal del FMI pueden tener (y han tenido) efectos devastadores sobre la economía y el entramado social y político de los países en desarrollo. Por eso consideran que deben tener mayor derecho a participar en la toma de decisiones, en especial en la elección de la persona que ocupará el máximo cargo del FMI.

El Grupo de los 24, que representa a los países en desarrollo en el FMI y el Banco Mundial, ha reclamado un proceso de selección abierto para la nueva autoridad del FMI, basado en los méritos.

El 9 de marzo, el director de la secretaría del Grupo de los 24, Ariel Buira, declaró en una conferencia de prensa en Ginebra que el nuevo director gerente del FMI debería ser escogido a través de un “proceso transparente, democrático y participativo en función de los méritos e independientemente de la nacionalidad, y no por acuerdos entre bambalinas entre unos pocos países”, según un informe de C. Raghavan publicado en el Boletín SUNS.

Buira dijo que los directorios ejecutivos del FMI y el Banco Mundial habían creado un grupo de trabajo para el nombramiento de las autoridades de ambas instituciones, y que el 25 de abril de 2001 los directorios habían aprobado el informe del grupo.

Recomendaba que para la elección del director gerente del FMI, todos los directores ejecutivos deberían ser informados en tiempo y forma sobre los candidatos, sus credenciales y el conocimiento que tuvieran de la institución. Todos los miembros del directorio ejecutivo deberían ser consultados en el proceso de consideración de los candidatos. La elección de un candidato que represente la diversidad de los miembros del FMI de todas las regiones debería hacerse en función de lo que mejor convenga al FMI, independientemente de la nacionalidad.

Buira dijo que habría que seguir esas recomendaciones para la elección del sucesor de Kohler.

Según el Boletín SUNS, Buira también manifestó que las estructuras de gobernanza del FMI y el Banco Mundial se basan en la situación económica de 1945. Pero ahora el mundo es diferente, tanto desde el punto de vista económico como político y social. No obstante, las instituciones no reflejan esos cambios.

“El grupo de siete países industrializados ha estado utilizando su posición de dominio como accionista a través de la asignación de cuotas iniciales, para decidir que la dirección del FMI debe corresponder a Europa y la del Banco a los Estados Unidos, y los candidatos son nombrados y escogidos a través de arreglos entre bambalinas”, expresó Buira.

“La elección debería ser a través de un proceso de evaluación abierto, participativo y objetivo. Solamente quienes han estado utilizando los recursos de ambas instituciones y tienen experiencia en cuanto a las condiciones y los costos de su programa, podrían comprender mejor las necesidades de los usuarios”.

Debería escogerse al candidato que tenga las mejores calificaciones y méritos, a través de un proceso abierto. La elección no debería quedar confinada a los europeos. Hay cualquier cantidad de personalidades altamente calificadas y capaces en el mundo en desarrollo que podrían ser escogidas, añadió Buira.

A pesar de lo razonable de esta posición del Grupo de los 24, es poco probable que los países ricos renuncien a lo que perciben como su privilegio y permitan que haya un proceso abierto.

En días recientes, los periódicos occidentales han estado especulando sobre los europeos que tienen posibilidades de suceder a Kohler. Entre ellos están el ministro de hacienda español Rodrigo Rato, Jean Lemierre de Francia, y el canciller del Reino Unido, Gordon Brown.

Los directores ejecutivos de los países en desarrollo en el FMI deberían actuar rápidamente exigiendo que se apliquen las recomendaciones del grupo de trabajo del FMI y el Banco Mundial para el nombramiento del director gerente del FMI, aprobado por los directorios de ambas instituciones en abril de 2001.

El tema de cómo elegir la autoridad del FMI es parte del problema más amplio relativo a la gobernanza antidemocrática del FMI y el Banco Mundial.

El poder decisorio en esas instituciones está repartido en votos que a su vez están ponderados conforme a las cuotas asignadas a cada país para poseer acciones en las referidas instituciones. Los países desarrollados detentan una proporción enorme de las cuotas (por ejemplo, Estados Unidos tiene el 17% del total, Japón, Alemania, Francia y el Reino Unido, 22%, y Canadá, Holanda, Italia y Bélgica, 11%),

Las cuotas originales fueron fijadas hace más de 50 años y no reflejan los cambios de la realidad, tal como la mayor participación de los países en desarrollo en el ingreso mundial, el comercio y las reservas de divisas. Pero es difícil cambiarlas debido a la resistencia de los países ricos, que se benefician del sistema.

Como dice Buira en un documento titulado ‘Governance of the IMF’ (La gobernanza del FMI): “Las cuotas actuales no representan correctamente la dimensión real de las economías, su capacidad de contribuir con recursos al FMI o su importancia en el comercio y los mercados financieros mundiales...”

“Es difícil defender las fórmulas actuales de las cuotas con criterios razonables, pero, por otro lado, hay poderosos intereses creados que hacen difícil el cambio”.

Es así que, en un año en que tantos países tendrán elecciones para elegir a sus gobiernos por otros cuatro o cinco años, es poco probable que el FMI tenga elecciones democráticas para elegir la autoridad que ocupará el puesto durante los próximos cinco años.FIN




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