Lunes 22 de Marzo de 2004
Tercerización laboral en el extranjero: Víctima de las elecciones en Estados Unidos
por Martin Khor
La fiebre electoral se ha apoderado de muchos países este año.
Además de Estados Unidos, habrá elecciones presidenciales o generales en Malasia, Indonesia, Filipinas e India.
Es tiempo de elecciones en muchos países. En Estados Unidos, el
desempleo se ha transformado en uno de los temas principales y ha convertido en un blanco injusto a naciones en desarrollo, acusadas de quitar trabajo a los estadounidenses porque muchas empresas de ese país derivan cada vez más funciones a países como India. El aumento del proteccionismo a expensas de los países pobres podría ser un efecto desafortunado de la campaña
electoral estadounidense.
En la campaña presidencial estadounidense, la cuestión del
empleo se ha convertido en un tema candente. Esto se debe a la
pérdida de más de dos millones de empleos desde que George W. Bush asumió la presidencia, hace más de tres años.
Lamentablemente, los países en desarrollo se han transformado en
un blanco conveniente de los candidatos presidenciales cuando se refieren a las causas del desempleo.
Durante años, los países en desarrollo fueron acusados de quitar a Estados Unidos empleos fabriles, mientras empresas de ese país invertían en el exterior. Ahora, la acusación se trasladó al sector de cuello blanco, a raíz de la contratación en el extranjero de servicios de
diseño de programas informáticos, centros de llamadas (respuesta a
consultas telefónicas a empresas y aerolíneas) y contabilidad.
Con la revolución de Internet, ahora es posible y más barato para
las empresas de los países ricos contratar trabajadores de países
pobres para realizar muchas tareas de oficina. Por ejemplo, las firmas estadounidenses de consultoría fiscal derivan parte de su trabajo a empresas indias, cuyos contadores reciben los datos impositivos de los clientes de aquéllas por Internet, llenan los
correspondientes formularios fiscales y los devuelven. Las firmas contables de Estados Unidos se ahorran así mucho dinero, porque pagan a los contadores de India mucho menos de lo que tendrían
que pagar a contadores estadounidenses.
Algunas compañías aéreas europeas también derivan las llamadas
que reciben en Europa (para realizar consultas o incluso reservar
pasajes) a países del Tercer Mundo, donde personal debidamente
capacitado e informado evacúa las consultas y realiza las reservas.
Esta tercerización laboral puede aumentar el empleo y el ingreso
de países en desarrollo. Unos 400.000 empleos estadounidenses
en el sector de los servicios se trasladaron al exterior desde 2000. Y
para 2008, se preve que el trabajo de oficina y de tecnología de la
información se multiplicaría por cinco en India, lo que representaría
cuatro millones de empleos.
Pero hay una fuerte contrarreacción en Estados Unidos. Durante la
campaña para las elecciones internas del opositor Partido Demócrata, la tercerización en el extranjero fue un gran tema. El precandidato que al final resultó ganador, John Kerry, llegó a
llamar “Benedict Arnold” a las empresas que derivan su trabajo al exterior, en referencia al traidor más despreciado de la guerra de independencia. Kerry dijo que, si llega a la presidencia, exigirá a la administración que recoja datos sobre el trabajo enviado al exterior y los entregue anualmente al Congreso.
En varios países, se han aprobado leyes que desalientan la tercerización en el extranjero. El propio Senado de Estados Unidos considera la prohibición de esa práctica en proyectos de financiación estatal.
Sólo podemos esperar que ese proteccionismo aumente, y que se
propongan más medidas para limitar la subcontratación en países
en desarrollo, que se verían privados así de una fuente potencialmente importante de crecimiento y empleo. Esto también sería injusto.
Como señaló , afirmó Nayan Chanda, del Centro de Yale para el Estudio de la Globalización, las duras políticas de inmigración de los países ricos han mantenido a millones de trabajadores
desempleados de países en desarrollo fuera del mercado laboral del Norte industrial, pero el desafío de una fuerza de trabajo global y virtual requerirá nuevas estrategias.
“La construcción de muros proteccionistas puede ser una buena
estrategia electoral, pero los problemas de la era post-industrial no
pueden enfrentarse con soluciones diseñadas para otra era”, advirtió.
Chanda sugirió que Estados Unidos precisa un enfoque totalmente
nuevo para que sus trabajadores sean más competitivos, y debería
basarse en la tecnología para crear nuevos trabajos e industrias
para los estadounidenses en el futuro. También dijo que el crecimiento y el aumento de los salarios en los países en desarrollo aumentaría su demanda de productos estadounidenses y crearía así más empleos en el sector exportador de Estados Unidos.
Michael Heise, economista jefe del Dresdner Bank y otro crítico del
miedo a la tercerización, recordó que en los años 80, Alemania
también enfrentó una intensa competencia en la industria
manufacturera, incluso en sectores en que había sido líder mundial. Algunos sectores, como la electrónica de consumo, casi desaparecieron. Pero en lugar de volcarse al proteccionismo, la
industria alemana se volvió más competitiva, concentrándose sólo
en las empresas y productos capaces de competir internacionalmente. El proceso de ajuste fue doloroso, pero funcionó.
“Ahora, Estados Unidos está a prueba. No sólo debe ajustar sus
acciones a su discurso (del libre comercio), sino tomar medidas
políticamente difíciles que a la larga beneficiarán su economía y lo
ayudarán a mantener el liderazgo económico mundial”, dijo.
Según Rubens Ricupero, secretario general de la Conferencia de
las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), la
tercerización ha abierto nuevos caminos para los países en desarrollo. La contratación en el extranjero, sostuvo, forma parte legítima de la liberalización del comercio mundial y permite a los países en desarrollo aprovechar su ventaja competitiva: mano de obra abundante y barata, y menor costo ambiental. Ricupero citó
también a la secretaria de Comercio de Gran Bretaña, Patricia Hewitt, quien advirtió: “No podemos pregonar la liberalización en el exterior y practicar el proteccionismo en casa. Por más altos que parezcan
los costos de corto plazo, los de largo plazo serán mayores, para los
consumidores y los trabajadores”.
Pese a la polémica desatada por la tercerización laboral en el
extranjero, los países más beneficiados por esta práctica, como India, tienen una pequeña participación en el negocio, por lo tanto el temor a que los países pobres absorban los empleos de los países ricos parece injustificado.
El enfoque sugerido por Chanda, Heise y Recupero parece más
inteligente que las medidas proteccionistas. Pero no tiene
posibilidades de ser considerado en un año electoral, en que Kerry intentará ganar votos con promesas populistas de protección de los empleos.
Y el presidente Bush seguramente jugará el mismo juego. Cuando su principal asesor económico declaró que la población no debería preocuparse por la derivación de trabajo al extranjero, dado que al final esta práctica beneficiaría a la economía nacional, esto no cayó bien en la opinión pública, y el asesor debió retractarse.
Como era de esperar, India ya reaccionó a las contramedidas
estadounidenses. Cuando el representante comercial de Estados
Unidos, Robert Zoellick, visitó Nueva Delhi a mediados de febrero,
el ministro de Comercio de India, Arun Jaitley, le planteó su preocupación por la ola de proteccionismo contra la tercerización laboral. También le dijo que India no abrirá más su mercado
mediante la Organización Mundial del Comercio si Estados Unidos continúa practicando el proteccionismo laboral. (FIN) Third World Network Features.
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