TWN Africa
TWN
Acerca de la Red

Bioseguridad

Viernes 6 de Febrero de 2004

Agroempresas lanzan campaña de relaciones públicas en América Latina

Las gigantescas empresas de biotecnología Syngenta y Monsanto lanzaron una fuerte campaña de relaciones públicas en América Latina para promover la adopción y aceptación de los cultivos transgénicos, mientras crece la inquietud de pequeños agricultores, científicos y organizaciones no gubernamentales (ONG) respecto de esos productos.

Las gigantescas empresas de biotecnología Syngenta y Monsanto lanzaron una fuerte campaña de relaciones públicas en América Latina para promover la adopción y aceptación de los cultivos transgénicos, mientras crece la inquietud de pequeños agricultores, científicos y organizaciones no gubernamentales (ONG) respecto de esos productos. La agricultura de gran escala con uso intensivo de agroquímicos, el desplazamiento de pequeños agricultores, la concentración de la tierra en un pequeño grupo de terratenientes y las barreras que enfrentan los cultivos de exportación en los países industrializados han provocado graves problemas. El advenimiento de los cultivos transgénicos agrava las tensiones socioeconómicas y añade riesgos ambientales y de salud.

Recientes informes de Argentina y Brasil revelaron que las agroempresas multinacionales promueven a los cultivos transgénicos como productos benignos para el ambiente que contribuyen a la seguridad alimentaria. Un aviso de Syngenta en un diario argentino exhibía un mapa de Sudamérica con una región transfronteriza denominada “República Unida de la Soya”. Monsanto también publicó avisos cargados de un lenguaje emotivo en distintos medios de Brasil.

Pero detrás de las afirmaciones infundadas y la propaganda hay una realidad completamente diferente: los cultivos transgénicos amenazan el sustento de los campesinos, cuyas tierras les son arrebatadas, además de provocar la devastación de bosques, la muerte de ganado y cultivos, y poner en riesgo la salud de las personas mediante la fumigación.

No existen pruebas de que los organismos modificados genéticamente beneficien a la naturaleza, el aire o el agua, como sostienen esas empresas. Por el contrario, esas plantas tienden a necesitar mayor cantidad de herbicidas, que también matan insectos beneficiosos, por lo que agravan la contaminación del ambiente y alteran su equilibrio.

A continuación publicamos dos artículos que nos presentan un panorama real de lo que ocurre en el terreno. Uno pertenece a la Dra. Lilian Joensen, del Grupo de Reflexión Rural (Argentina), y el otro a la Campaña por un Brasil Libre de Transgénicos.

Lim Li Lin y Chee Yoke Heong

/Primer artículo/

Syngenta emprende campaña publicitaria de soya RR

Por Lilian Joensen Bióloga molecular, Grupo de Reflexión Rural (Argentina)

"Republiqueta Soyera" es el nombre utilizado por ONGs de Argentina para advertir a la población sobre los peligros de la agresiva expansión de la soya Roundup Ready (RR) que ha tenido lugar en este país en los últimos 10 años. La irónica denominación es una forma de criticar al modelo agrícola orientado a la exportación que se ha adoptado.

Un aviso publicado por Syngenta el 27 de diciembre de 2003 en la sección rural del diario argentino “La Nación” conmocionó a todos los grupos e individuos preocupados por los transgénicos. Se trataba de un mapa de la ficticia "República Unida de la Soya", un territorio que abarcaba Argentina, Paraguay, Bolivia y Brasil, cubierto por soya RR. La imagen representa la visión de Syngenta de que la soya no conoce fronteras.

El aviso muestra claramente cuál es la intención de las agroempresas, que se atreven a burlarse de la resistencia de los movimientos locales al modelo neoliberal de agroexportación de la soya RR, promovido por la industria semillera y agroquímica. En contraposición al mapa virtual de Syngenta, existe un mundo real en que los campesinos son amenazados y despojados de sus tierras, sus bosques son devastados, su ganado y sus cultivos destruidos, y su salud es puesta en peligro por la fumigación que realizan los productores de soya RR.

El mapa de Syngenta no toma en cuenta la lucha contra la producción de soya RR por parte de campesinos que han vivido en esas áreas por años, porque ellos estorban los planes de las agroempresas. Sin embargo, también se podría trazar un nuevo mapa para mostrar que el movimiento campesino no tiene fronteras tampoco. En las mismas áreas abarcadas por el mapa de Syngenta, viven campesinos de Mocase y Mocafor (ambos grupos argentinos), la Organización Comunitaria (Paraguay), el Movimiento de los Sin Tierra (MST, de Brasil) y muchos otros.

Mientras Monsanto lucra con la venta de semillas, glifosato y otros pesticidas, Syngenta tiene su propio nicho de mercado en el negocio de la soya RR. En otro aviso en el mismo periódico, Syngenta sostiene que “la soya es una hierba”, en referencia a la soya RR que queda atrás luego de la cosecha y crece fuera de la temporada de plantación. Para resolver este problema de “hierbas”, promueve el uso del paraquat, una sustancia altamente tóxica comercializada por la compañía.

Contrariamente a lo que sostienen las agroempresas y sus aliados economistas y científicos, la soya RR ha multiplicado el uso de pesticidas. Esto está documentado por científicos del Instituto Nacional de Tecnología Agrícola (INTA), de Argentina. Se puede obtener más información al respecto en Internet. Esos informes contradicen la afirmación de que la soya RR contribuye a reducir el uso de pesticidas.

Mientras, la agroindustria utiliza a renombrados economistas neoliberales y científicos para hacer presión sobre los ciudadanos y las ONG de Europa, afirmando que no tiene sentido apoyar la lucha contra los transgénicos en el Tercer Mundo. Esos académicos arguyen que muchos países en desarrollo dependen de la exportación de esos productos, y que el libre comercio y los transgénicos son una realidad que llegó para quedarse. Según este argumento, si Europa desea ayudar al Tercer Mundo, debe informar a esos campesinos ignorantes sobre los beneficios de los transgénicos y eliminar las barreras a la importación de nuevos organismos genéticamente manipulados, que seguramente se producirán en países en desarrollo en el futuro.

La ceguera de los economistas neoliberales y algunos científicos tampoco tiene límites. Ellos prefieren ignorar los hechos e insistir en que el Tercer Mundo adopte los transgénicos, mientras crece la oposición contra esos productos porque amenazan la seguridad alimentaria y la soberanía en los países en desarrollo.

/Segundo artículo/

Publicidad de empresa estadounidense irrita a brasileños.

Mediante emotivos avisos publicitarios en medios de Brasil, la empresa estadounidense Monsanto intenta convencer a los consumidores de que la producción de transgénicos promueve la seguridad alimentaria y ambiental, citando supuestos beneficios de la biotecnología. Los comerciales son blanco de duras críticas.

“Imagina un mundo que preserva la naturaleza, el aire, los ríos. Que podemos producir más con menos pesticidas, sin destruir los bosques. Imagina un mundo con más alimentos, con comida más nutritiva y personas más saludables. ¿Puedes imaginarlo? Ah, pero nunca imaginaste que los organismos transgénicos podían ayudarnos a lograr esto. ¿Alguna vez has pensado en un mundo mejor? Deberías pensarlo, como nosotros. Una iniciativa de Monsanto con el apoyo de la Asociación Brasileña de Nutrología” (De un aviso publicitario de Monsanto).

La Campaña por un Brasil Libre de Transgénicos ha manifestado públicamente su oposición a la propaganda de Monsanto a través de la televisión, la radio y la prensa brasileñas. Mediante el manejo de las emociones, esa compañía intenta formar una opinión pública basada en una relación inexistente entre la producción de transgénicos y la conservación del ambiente. Los avisos intentan convencer a los consumidores de que la producción de alimentos modificados genéticamente promueve la seguridad alimentaria y ambiental, citando los supuestos beneficios de la biotecnología.

Analicemos algunos puntos de la propaganda de Monsanto.

1. El aviso citado sugiere que la producción transgénica puede ayudar a “preservar la naturaleza, el aire, los ríos”. Es importante establecer que hay dos tipos de plantas transgénicas producidas con fines comerciales en la actualidad. La primera clase constituye 75 por ciento del total, y es resistente a los herbicidas. En otras palabras, con los correspondientes cuidados, el agricultor puede rociar todos los herbicidas que precise sobre sus tierras, y morirán todas las plantas excepto las transgénicas. Cabe señalar que Monsanto, que produce las semillas para esas plantas, también produce el herbicida al cual son resistentes.

La segunda clase constituye 17 por ciento de las plantas transgénicas. Se trata de plantas a las que se introducen genes de una bacteria del suelo para que produzcan insecticidas tóxicos. Si un insecto come una parte de la planta, muere. El restante 8 por ciento es una combinación de ambas tecnologías.

Hasta ahora, no existen pruebas de que las plantas manipuladas genéticamente beneficien a la naturaleza, al aire o al agua. Por el contrario, tienden a necesitar más herbicidas, por lo tanto contaminan todavía más el ambiente. Y el segundo tipo de plantas transgénicas mata también insectos beneficiosos, es decir que alteran el equilibrio ambiental.

2. La propaganda insinúa también que los transgénicos pueden rendir más con menos sustancias químicas, pero según estudios realizados en Estados Unidos, los frijoles genéticamente modificados rinden de 5 a 10 por ciento menos que los convencionales. En cuanto a otros cultivos transgénicos, su rendimiento es inferior o igual al de los convencionales.

La producción de transgénicos, entonces, no requiere menos sustancias químicas. También es interesante señalar que el uso de glifosato (el principal componente del herbicida Round-up Ready de Monsanto) se triplicó en el estado brasileño de Rio Grande do Sul, exactamente en el período en que los cultivos transgénicos proliferaron ilegalmente (1998-2001).

Es igualmente falso que las plantas transgénicas ayuden a prevenir la desforestación. La mayoría de los cultivos manipulados genéticamente (soya, maíz y algodón) son bienes de exportación y requieren vastas áreas de tierra. Así, los grandes agricultores compran más y más bosques en todo Brasil para sustituirlos por cultivos de soya.

3. El aviso sugiere que la biotecnología provee alimentos más nutritivos y mejora la salud humana. En este punto, cabe señalar que ningún país ha realizado una evaluación cabal de los efectos de los productos transgénicos sobre la salud de las personas. Como si esto no fuera suficiente, Monsanto solicitó a Anvisa (la agencia brasileña de alimentación y seguridad) que incremente 50 por ciento el límite máximo de residuos de glifosato tolerado en los frijoles de soya. Además, la empresa se negó a realizar estudios de impacto ambiental desde 1998, cuando el Departamento de Justicia le ordenó que lo hiciera, y lucha contra la aprobación de una ley que exigiría el etiquetado de los productos que contengan organismos transgénicos. Si Monsanto está tan convencida de la seguridad de las plantas transgénicas, ¿por qué se niega a realizar estudios para evaluar los riesgos? ¿Y por qué intenta cambiar las leyes brasileñas sin realizar evaluaciones previas?

4. Consideramos preocupante que en los anuncios televisivos Monsanto exhiba imágenes de mujeres embarazadas y niños, sugiriendo que los transgénicos son buenos para ambos. En 2002, un estudio de la Sociedad Real del Reino Unido recomendó especial cuidado con los alimentos transgénicos destinados a bebés: “Existe el riesgo de que los bebés alimentados artificialmente puedan desnutrirse si se les alimenta con fórmulas lácteas a base de productos transgénicos, dado que esos alimentos no están reglamentados ni han sido probados adecuadamente” (Daily Telegraph, 5 de febrero de 2002).

5. Además de ser engañosa, la propaganda de Monsanto se refiere a productos prohibidos en Brasil. A pesar de las Medidas Provisorias 113 y 131, que autorizaron la comercialización de la soya transgénica, la venta de semillas manipuladas genéticamente sigue prohibida por el Departamento de Justicia.

Por todos estos motivos, urgimos a las autoridades de Brasil a suspender la publicidad engañosa de Monsanto y obligar a la empresa a pagar anuncios que rectifiquen sus mensajes y presenten claramente los datos relacionados con los transgénicos.

--- Este artículo fue redactado por activistas de la Campaña por un Brasil Libre de Transgénicos y transmitido por Sejup, que tiene su propio sitio en Internet: http://www.oneworld.net/sejup ___

Estos artículos pueden ser reproducidos citando al autor, como fuente original a Third World Network Features y la revista u organismo cooperador involucrado en el artículo.

Rogamos nos envíe copia de la publicación.




 Temas
  Ambiente
  Finanzas Internacionales
  Género
  Instituciones Financieras Internacionales
  Derechos de Propiedad Intelectual
  Seguridad Mundial
  Estados Unidos
  Política
  Trabajo
  Cooperación
  Bioseguridad
  Africa
  Política Regional
  Energía Nuclear
  Inmigrantes
  Sociedad
  Ecología
  Naciones Unidas
  Comunicación
  Derechos Humanos
  Desarrollo Social
  Economía
  Globalización
  Comercio
  Salud
  Mundo
  Patentes