A siete años de haber entrado en vigor, se puede afirmar que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) ha fracasado. Las promesas de prosperidad, solidaridad y mejoramiento ambiental hechas a los ciudadanos de Estados Unidos, México y Canadá no se han cumplido. No obstante, el presidente George W. Bush se propone ahora expandir lo peor de este acuerdo a todo el continente (excepto Cuba), con la creación del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA). Pero en muchos países latinoamericanos se observa una creciente oposición a sufrir los efectos predominantes del TLCAN: mayor desigualdad económica, reducción del salario real, mayor explotación de los recursos naturales y ataques a los servicios de salud, educación y seguridad social.
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