Instituto del Tercer Mundo  
   EDICION | TEMAS
   No. 75/76 - Enero/Febrero 1998
  Tema de tapa
  Naciones Unidas
  Medio Oriente
  Ciberzoo
  América Latina
  Libros
 
   Ediciones
   Anteriores
   Ultima edición
 
   Otras publicaciones




Medio Oriente


No. 75/76 - Enero/Febrero 1998

Israel-Palestina

La ley del más fuerte

por Noam Chomsky

El autor resume el proceso de paz árabe-israelí desde que la Asamblea General de la ONU recomendó en 1947 la partición de Palestina y sostiene que, pese a lo que se suele creer, no son amplias las diferencias entre las dos principales fuerzas políticas israelíes, el partido Laborista y el Likud.

El "proceso de paz" árabe-israelí en realidad debería ser entendido como una impresionante reivindicación del dominio de la fuerza en los asuntos internacionales. En noviembre de 1947, la Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) recomendó que Palestina, hasta entonces bajo mandato británico, fuera dividida en dos, en un estado judío y otro palestino.

La resolución de la ONU fue aceptada por la mayoría de la comunidad judía y rechazada por casi todos los árabes. Un conflicto estalló de inmediato, con terror y violencia desde ambas partes, y la mejor organizada comunidad judía se impuso a su adversario. Por ese entonces, en mayo de 1948, Israel declaró su independencia e incorporó partes de lo que hubiera debido ser el estado palestino y cerca de 300.000 árabes huyeron o fueron expulsados de sus hogares. En 1956 Israel invadió Egipto junto con Francia y Gran Bretaña. Estados Unidos se opuso y forzó al retiro a las tropas de esos países de las tierras ocupadas.

En junio de 1967 Israel conquistó de nuevo la faja de Gaza y la península del Sinaí, esta vez con el apoyo de Estados Unidos, y ocupó Cisjordania y las alturas del Golán, en territorio sirio. Varios otros cientos de miles de árabes escaparon de esas zonas o fueron expulsados.

En noviembre de 1967, el Consejo de Seguridad de la ONU adoptó la resolución 242, que sentaba las bases para un arreglo diplomático. Esa resolución exhortaba a la paz entre Israel y los estados árabes a cambio de un retiro israelí de los territorios ocupados en la guerra de junio, pero tiene un sentido limitado, ya que no acuerda el derecho de autodeterminación a una de las dos partes que se disputan los derechos nacionales sobre los territorios de la ex Palestina. Los derechos palestinos son mencionados sólo en la frase que se refiere, sin especificar otra cosa, a "un acuerdo justo del problema de los refugiados". La resolución 242 supone tácitamente, por lo tanto, que los refugiados tienen el derecho de volver a sus hogares o de ser compensados, tal como había sido refrendado unánimemente por la Asamblea General de la ONU en diciembre de 1948 (resolución 194).

En 1967, los estados árabes rechazaron la paz total e Israel se rehusó a realizar un retiro completo de los territorios ocupados y en lugar de ello adoptó en 1968 el llamado Plan Allon. El principio básico de este plan es que Israel reivindica la propiedad de los recursos naturales y de buena parte de la tierra utilizable de los territorios ocupados pero no asume responsabilidad alguna sobre la población árabe, que sería gobernada por Jordania o localmente.

Aunque algunas cosas han cambiado en el correr de los años, la concepción fundamental del Plan Allon sigue intacta. Las diferencias entre las dos principales agrupaciones políticas, el partido Laborista y el Likud, no han sido muy amplias: el plan del ultraderechista general Ariel Sharon, por ejemplo, difiere muy poco de las propuestas laboristas del mismo año (1992).

A fines de los años 80, la posición estadounidense-israelí enfrentó grandes dificultades. La Intifada palestina amenazó el control israelí de los territorios y Washington tuvo que modificar su postura de "no escuchar" las iniciativas de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y de otros. En diciembre de 1989, el gobierno de George Bush anunció sus condiciones para un acuerdo diplomático en la cuestión árabe-israelí. Este plan refrendó las propuestas de 1989 de la coalición Likud-Laborista (Yitzhak Shamir y Shimon Peres) como única base para las negociaciones.

El plan Shamir-Peres tiene dos disposiciones fundamentales: 1) no puede haber un estado palestino (pues Jordania es ya un "estado palestino") y 2) la situación de los territorios ocupados será determinada "de acuerdo con las pautas básicas del gobierno (israelí)".

El problema de cómo poner en ejecución el plan estadounidense-israelí, que entonces tuvo escaso apoyo internacional, se resolvió unos meses después cuando Sadam Hussein, el aliado y socio comercial de Washington, invadió Kuwait. Las consecuencias de ese acto de Hussein pusieron en claro que, por lo menos en el Medio Oriente, Estados Unidos pretende dirigir el juego sin interferencias.

Estados Unidos inició entonces de inmediato un proceso unilateral de paz, según sus propias condiciones, en Madrid en 1991. El próximo paso importante fue dado en setiembre de 1993, cuando fue firmada en Washington por el primer ministro israelí Yitzhak Rabin y el líder de la OLP, Yasser Arafat, la Declaración de Principios. La Declaración contiene una disposición importante, la de que el "acuerdo permanente" debe basarse solamente en la resolución 242, sin tener en cuenta otras resoluciones de la ONU que reconocen los derechos palestinos.

Por otra parte, la resolución 242 debe ser interpretada al modo estadounidense que, entre otras cosas, supone que bastaría con un retiro parcial israelí de los territorios ocupados. La explicación de esta particular interpretación se da en posteriores acuerdos, especialmente en el acuerdo Oslo II de setiembre de 1995. En Oslo se completó la tarea de desmantelamiento de la resolución 242, incluso eliminando su decisión central, según la cual no se adquieren los derechos mediante conquistas militares.

Después de la firma de la Declaración, los gobiernos Rabin-Peres, con generosa ayuda de Estados Unidos, extendieron rápidamente los asentamientos y los programas de infraestructura en los territorios ocupados.

Se sostiene habitualmente que el "proceso de paz" fracasó a causa del extremismo del actual gobierno de Benjamin Netanyahu, sobre todo por su decisión de construir 6.500 unidades habitacionales sólo para judíos en Jerusalén sudeste (Har Homa). En éste, así como en muchos otros casos, sin embargo, Netanyahu simplemente está llevando adelante planes del anterior gobierno laborista. El proyecto Har Homa en particular había sido anunciado por el gobierno de Peres en febrero de 1996 y su preparación sobre el terreno estaba ya en marcha antes de que Netanyahu fuera elegido primer ministro.

La diferencia decisiva entre los programas del partido Laborista y del Likud fue señalada por el ministro de Vivienda del gobierno Peres que anunció esos proyectos: el partido Laborista "hace todo suavemente" y no en el estilo descarado del Likud, dijo.

Como quiera que uno evalúe los resultados de este proceso de paz, es seguro que el futuro deparará aún muchos dolores y sufrimientos.

Noam Chomsky es profesor de lingüística y filosofía del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).






Revista del Sur - Red del Tercer Mundo - Third World Network 
Secretaría para América Latina:  Jackson 1136, Montevideo 11200, Uruguay
Tel: (+598 2) 419 6192 / Fax: (+ 598 2) 411 9222
redtm@item.org.uy - www.redtercermundo.org.uy