N° 159 - enero-marzo 2005
El por qué de Multiversity
por
Claude Alvares
Multiversity es una red virtual de individuos y organizaciones que procuran desvincularse de las disciplinas académicas occidentales y generar nuevos marcos de conocimiento que se adecuen más a sus sociedades y no se aparten de las tradiciones intelectuales de su cultura.
La idea de Multiversity (“Multiversidad”) se planteó por primera vez en Penang, Malasia, en 1994, pero permaneció latente hasta 2001. La primera nota conceptual, “Reconquistando mundos”, cuestionaba la base de nuestra dependencia académica de Occidente y las consecuencias de esto sobre la integridad de nuestras formas de pensamiento, vida y cultura. Esta idea circuló entre un pequeño número de personas ese año y condujo a la inauguración de Multiversity en febrero de 2002.
En los dos últimos años, algunos de nosotros nos hemos concentrado en aquellos estudiantes que desean continuar su aprendizaje fuera del marco formal universitario, debido a la percepción común, incluso entre educadores, de que las instituciones de enseñanza actuales tienen poco que ver con la educación y mucho con los negocios o el entrenamiento de futuros siervos en la vida empresarial. “Desprofesionalizados” nosotros mismos, tratamos de crear situaciones de aprendizaje diferentes y con frecuencia contrarias a las que se presentan en las universidades. Por ejemplo, en India, nos asociamos con un programa de deserción. Trabajamos con estudiantes que abandonaron la universidad no por sus fracasos, sino porque están insatisfechos con las instituciones como ámbito de enseñanza. Alentamos a los estudiantes a no esperar educación de las instituciones formales, porque en el mundo actual, éstas retardan el aprendizaje que requieren para su supervivencia como individuos y comunidades.
Multiversity mantiene un sitio web actualizado (www.multiworld.org) y una biblioteca virtual de la cual se pueden descargar más de 50 títulos escritos por académicos y pensadores de Asia, África y América del Sur. Aspiramos a tener 500. Multiversity también publica ocasionalmente el boletín Kamiriithu.
Objetivos
¿Cuáles son, entonces, los objetivos de Multiversity?
a) Criticar y desprestigiar el modelo eurocéntrico (los “estudios blancos” de Ward Churchill) dominante en la educación superior. ¿Pueden las críticas legítimas contra el discurso eurocéntrico traducirse en cursos prácticos, algunos de ellos también para universidades de Occidente?
b) Restaurar la equidad y el respeto mutuo entre sociedades desarrolladas y en desarrollo, a través de una nueva ciencia social llamada “europología”. Sólo mediante el estudio de las sociedades occidentales en el sentido antropológico inverso se llegará a reconocer que el fracaso o el éxito de las sociedades sólo puede medirse en relación con sus propios ideales.
c) Desenterrar los arraigados prejuicios políticos de la ciencia social convencional, demostrados por Edward Said y Rana Kabanni, entre otros. Mientras ciertos sociólogos occidentales sensibles intentan superar el debilitante legado de décadas de positivismo, nosotros tenemos una doble carga a superar: el mito de la objetividad y el problema de la pertinencia.
d) Evaluar las presunciones básicas de las ciencias sociales heredadas o prestadas, sus orígenes, contenidos, métodos, percepciones y posible trascendencia. Mientras en Occidente creen que pueden hacer ciencia social sin referencia a nuestro trabajo, nosotros no nos consideramos capaces de hacer ciencia social sin referirnos a sus trabajos y teorías. ¿Podremos devolver lo que tomamos prestado?
e) Desarrollar mejores métodos de investigación académica que los que Occidente ha ofrecido en los dos últimos siglos. Cabe recordar que China e India tuvieron universidades muchos siglos antes que Europa.
Antecedentes de las ciencias sociales
En apariencia, el circo de la educación superior funciona bien: los estudiantes se gradúan, los diplomas se entregan. Pero incluso los más insensibles notan el sufrimiento inherente al proceso educativo de nuestro tiempo. Los estudiantes se someten a ese rigor sólo por la exigencia de obtener un título que suponen el preludio de algún buen empleo, aunque muchas veces no lo consiguen. Para ellos, el proceso de aprendizaje se reduce a pasar interminables horas digiriendo textos cuya utilidad nunca ha sido evaluada.
El verdadero misterio es cómo esta percepción común, tan fácilmente disponible para todos, ha provocado tan poca rebelión y resistencia. En este sistema, sólo existen fracasos. ¿Qué se hace con estudiantes que obtienen un título de historia o psicología? ¿Qué empleo honesto se le puede dar a un graduado en ciencia política? ¿Por qué no cuestionamos a las instituciones de enseñanza e investigación, los educadores, los gabinetes de expertos? ¿Por qué tan pocos en nuestra parte del mundo han dicho “basta”?
Syed Hussein Alatas, Renato Constantino, Ngugi wa Thiong’o, Chinweizu, Ari Sitas, Theofilus Obenga, Walden Bello, Ashis Nandy, Gustavo Esteva, Grimaldo Rengifo son algunos de los que se han resistido a entregar su sentido de autorrespeto, pero son muy pocos en comparación con el ejército de sociólogos, politólogos, filósofos, psicólogos, etc. que siguen llevando sobre sus hombros la carga que les puso Occidente.
Tenemos manifestaciones de estudiantes, pero nunca se manifiestan contra el sistema educativo, aunque los destruye como individuos y destruye su espíritu de aprendizaje. Son los mejores años de la vida, pero los jóvenes deben malgastarlos a cambio de un título impreso por una imprenta del gobierno.
Recuerdo una reunión a la que asistí en Singapur hace años, en la que un científico malasio leyó una ponencia sobre el ambiente de su país. La ponencia se basaba en las opiniones de varios científicos y ambientalistas occidentales. Cuando le pregunté por qué no mencionaba a ningún ecologista ni científico de Malasia, me contestó que si lo hubiera hecho, nadie se habría interesado en su trabajo.
Incidentes como éstos deberían provocar indignación, pero no lo hacen, porque los intelectuales de países en desarrollo tienen poco sentido de su propio valor y están dispuestos a difundir material en cuya creación no participaron.
En definitiva, ¿quién tiene las mejores teorías intelectuales y terapias para aprender en la actualidad? ¿Patanjali y el Dalai Lama, que enseñan a dominar los demonios internos, o la psicología conductual estadounidense, que aún no ha podido dejar de aprender de las ratas? ¿Por qué entonces enseñamos psicología estadounidense en nuestras universidades? Porque estamos convencidos de que es ciencia, una ciencia universal inventada primero por los europeos y luego por los estadounidenses, y existen libros de estudio escritos por investigadores estadounidenses. También creemos que no existe otra psicología en el planeta, aunque un país como India tiene una tradición psicológica de varios siglos.
En India, no se enseña ciencia política del Mahabharata o el Arthashastra de Kautilya, sino que se cita siempre a Maquiavelo. Y no hablemos de la antropología. Esta ciencia colonial todavía está viva en muchas de nuestras universidades porque los directores de los departamentos correspondientes no han tomado conciencia de que somos sociedades libres. Aunque Claude Levi Strauss desechó la idea de que los colonizados estudiaran antropología (“es una ciencia de triunfadores sobre sociedades conquistadas o víctimas”, dijo), todavía lo hacemos a su modo. Ni siquiera se nos ocurre que deberíamos abordar la antropología a la inversa y estudiar a las sociedades europeas. Nos resistimos a esa idea.
¿Cuándo escribirán los académicos de nuestra parte del mundo tratados analíticos sobre las psicopatologías que afectan la mente y el alma en Occidente? ¿Es tan difícil encontrar el material? Sin embargo, es abundante en Afganistán e Irak. Nandy, Sardar, Davies y yo escribimos hace 10 años un librillo llamado The Blinded Eye (El ojo ciego). Está escrito en términos corteses, pero enfureció a los occidentales, porque es pura europología. Sólo tenemos tres o cuatro textos que pueden considerarse buena europología (Bizimana, Orientalismo, The Blinded Eye, Rana Kabbani) para hacer con Occidente lo que Occidente ha hecho con nosotros más de 500 años. Tenemos mucha tarea por delante.
El verdadero motivo por el que cargamos el equipaje occidental en nuestra mente es que nunca nos detuvimos a analizar las suposiciones en que se basa ese conocimiento académico. Si lo hiciéramos, nos daríamos cuenta de que no son más que eso: suposiciones.
Gandhi afirmó en Hind Swaraj que el destierro a las entonces colonias penales de las islas Andaman y Nicobar era el único castigo posible para aquellos que propagan la enfermedad de la civilización europea burguesa y su pensamiento. Pero hoy en día deberíamos convertir continentes enteros en colonias penales. Vivimos vidas de caricatura con gran magnificencia. Nos mutilamos para convertirnos en mimos, y todo esto es posible porque el sistema de educación sentó las bases para que pensáramos de manera homogénea. Hasta que nos ocupemos de este sistema y analicemos sus presunciones, por qué fue traído aquí, cómo se desarrolló, quiénes lo patrocinaron y qué funciones cumple hoy, estaremos condenados a vivir siempre como en una colonia penal.
Como los prisioneros, sólo podremos vivir con las raciones que nos dan y movernos en un espacio limitado. Sólo si prometemos comportarnos, escribir lo que se espera, someternos al idioma dominante y no alborotar la colonia tendremos cierto grado de “libertad”, entendida como la ejecución de los planes predeterminados del sistema. Esta disciplina comienza en la escuela primaria, y la continuamos a lo largo de nuestra vida. ¿Es para esto que la humanidad evolucionó durante millones de años?
Propósito de Multiversity
La principal preocupación de Multiversity es la necesidad de cambios curriculares en diferentes ciencias sociales que se enseñan en universidades e institutos terciarios de Asia, África y América del Sur, y cómo lograrlos.
Aunque existen algunas críticas a las ciencias sociales, incluso de Occidente mismo, no han provocado ningún cambio en los métodos de enseñanza, aprendizaje ni planificación de los cursos. Admitimos que somos mentes cautivas, pero nos resistimos a poner fin a ese cautiverio.
En definitiva, Multiversity se propone alentar a los académicos a trabajar por una estructura educativa no subdividida en diferentes disciplinas, como en la actualidad, sino más holística, acorde con el holismo del mundo real. También se propone lograr cambios radicales en la metodología y el aprendizaje de esas ciencias, porque los actuales métodos no conducen al estudio sino a la deserción. ¿Será posible reducir a la mitad la enseñanza en aulas y volver al régimen de autoaprendizaje, en que la guía sobre cómo aprender predomine sobre lo que se debe aprender?
--------------
* Claude Alvares es coordinador de Multiversity. Además, es editor de Other India Press y director de la Fundación Goa y de la Asociación de Agricultura Orgánica de India. Reside en Goa, India.
|