No. 42 - Marzo 1995

INMIGRACIÓN ESTADOS UNIDOS

Qué hay detrás de la Ley Nº 187

por Diana Cariboni

California es uno de los estados más prósperos de los Estados Unidos. Su historia aún está marcada por la "fiebre del oro", base del poder económico y financiero del país. Luego la agricultura y la ganadería, y más tarde el sector de la electrónica y del entretenimiento le aseguraron una permanente prosperidad. Según fuentes oficiales, entre mil y dos mil inmigrantes mexicanos cruzan la frontera californiana diariamente, en busca de un empleo que seguramente encontrarán.

El reelecto gobernador Pete Wilson, promotor de la polémica ley 187, afirma que los indocumentados cuestan al estado 3 mil millones de dólares al año. Sin embargo, también es cierto que aportan el 15% del Producto Interno Bruto.

Quizás el detonante de la aparición de esta propuesta deba buscarse en el creciente déficit del sector público y la recesión, que han llevado a drásticos aumentos de impuestos y generado un malestar en aumento en cierto sector del electorado, renuente a cualquier suba de impuestos.

El fenómeno californiano es generalizado, ya que el instrumento fiscal, motor de cualquier política progresista en materia social, está debilitándose cada día más en toda la Unión. En un marco de descontento generalizado por los altos impuestos, para ganar las elecciones los partidos políticos deben prometer "grandes descuentos" en las cargas fiscales, y no anunciar recortes en gastos sociales, aunque luego los hagan.

Pero este equilibrio se quiebra por el sector más débil: los inmigrantes ilegales y sus hijos,. a quienes se les niega el derecho a la educación y a la salud, principios garantizados por la Constitución y por la Carta Universal de los Derechos Humanos.

El aporte "ilegal"

La propuesta 187 fue aprobada por el estrecho margen de 18 puntos (59% del electorado votó a favor y 41% en contra). Algo más del 20% de los hispanos en situación de legalidad apoyaron la propuesta.

En Estados Unidos viven más de 3,7 millones de inmigrantes en situación de ilegalidad. Su permanencia en territorio estadounidense genera una serie de fenómenos económicos que no pueden soslayarse, pues están adquiriendo un peso cada vez más significativo para la economía estadounidense.

En primer lugar, los ilegales constituyen el sector más productivo de la población trabajadora. Apenas cruza la frontera un inmigrante ilegal, se convierte en un consumidor: Cada vez que efectúa una compra, el estado percibe un impuesto al valor agregado sobre el precio de ese bien, en un porcentaje de 8,5%. Se estima que en California existen unos 700.000 indocumentados que aportan al estado por la vía de este impuesto indirecto sobre su consumo diario. Además, el ilegal también consume servicios: teléfonos, transportes, servicios legales, etcétera, provocando un efecto dinamizador de la economía.

Por otra parte, los indocumentados son una constante fuente de mano de obra barata destinada a los trabajos considerados "indeseables". Esto tiene un efecto de regulación del crecimiento de los salarios y, por tanto, beneficia el control de la inflación. Además, la presencia de la mano de obra indocumentada no disminuye la oferta de puestos de trabajo, que ha continuado creciendo.

Precisamente por sus bajos salarios, el trabajo de los indocumentados ayuda a mantener bajos los costos de la producción agrícola e industrial, lo que eleva la competitividad de ambos sectores productivos, aumenta las exportaciones y genera ingresos para la región, además de ayudar a reducir el déficit comercial.

Nuevo producto de exportación

Por último, existe un porcentaje de ahorro, que si bien es pequeño en forma individual, constituye una importante remesa de divisas que los "ilegales" destinan a sus familiares en sus países de origen, con los que mantienen fuertes vínculos. Estas divisas son utilizadas para importar productos estadounidenses, o sea que casi no salen del país.

Para muchos países de América Latina, sus emigrantes se han transformado en su principal producto de exportación, rubro antes ocupado por la agricultura y las materias primas. Hoy estos sectores están controlados por EEUU, a través de los mecanismos del GATT y de las inversiones selectivas directas por parte de empresas trasnacionales o por los grandes monopolios compradores.

Enfocando la cuestión

Los abultados déficits presupuestales son la consecuencia de una opción económica y política que representa el fin del "estado de bienestar social": para balancear el presupuesto se recurre a importantes impuestos indirectos, como el IVA, basados en una gran producción interna y un gran consumo, tanto nacional como internacional. Como actualmente las importaciones han superado a las exportaciones a nivel nacional, y el GATT obligará a una mayor liberalización que hará perder miles de millones de dólares al estado, sólo queda un camino: elevar las exportaciones.

La necesidad de nuevos mercados donde vender sus productos fue el motivo fundamental para que EEUU impulsara el NAFTA, convirtiendo a México en el verdadero motor de la economía estadounidense.

Pero la flagrante contradicción de este proceso de integración, es que mientras por una parte se abren las fronteras para los productos y los capitales, se continúa restringiendo la libre circulación de personas. La unión, entonces es meramente económica y no política y social.

Estos "defectos políticos" del TLC exacerbarán la inmigración ilegal hacia Estados Unidos durante los próximos quince o veinte años. Por tanto, los "ilegales" pueden considerarse "legales de hecho", en virtud de las consecuencias del tratado.

Fuente: Semanario Impacto