Instituto del Tercer Mundo  
   EDICION | TEMAS
   No. 45 - Junio 1995
  Tema de tapa
  Política Regional
  Saber Andino
  Mujer
  Drogas
  Indígenas
 
   Ediciones
   Anteriores
   Ultima edición
 
   Otras publicaciones




Mujer


No. 45 - Junio 1995

MUJER BRASIL

Una agenda que haga género

por Sonia Correa (*)

Al promediar la década, la ciudadanía brasileña tiene por delante múltiples desafíos. Estaremos envueltas y envueltos en el control e implementación de la agenda de políticas públicas que hemos construido a lo largo de las últimas dos décadas. Estas tareas no deben inhibir la creatividad y la osadía que nos trajeron hasta aquí, pues sólo ellas asegurarán la continuidad de los procesos de transformación democrática. Si bien estos desafíos tienen una dimensión nacional, existe otra que es internacional.

La trayectoria del feminismo brasileño ilustra claramente la magnitud de los desafíos que deberá enfrentar en los próximos años la ciudadanía brasileña.

En la actual agenda de las políticas públicas nacionales, existen por lo menos tres cuestiones prioritarias que fueron gestadas por los movimientos de mujeres: un programa efectivo e integral de salud reproductiva, la erradicación de la violencia de género y la promoción de la igualdad en términos de acceso al salario y la propiedad de la tierra.

Metiéndose con la economía

Sin embargo, esta agenda permanece incompleta. Su implementación exigirá determinación y profesionalismo por parte de las organizaciones de mujeres. Requerirá, sobre todo, estrategias políticas claras que logren incidir en el núcleo central de las políticas, que es la asignación de recursos públicos.

Es urgente ir más allá del diseño programático y enfrentar el campo árido del debate sobre el presupuesto y los financiamientos internacionales.

Pero esto no será suficiente, pues debemos encontrar nuevas respuestas de naturaleza conceptual, entre ellas una mayor elaboración con respecto a la articulación entre sistemas de género y desarrollo macro-económico. A lo largo de las últimas dos décadas, los movimientos de mujeres produjimos un salto cualitativo respecto a análisis y propuestas en el terreno de la reproducción biológica y social, del cual la política de salud reproductiva formulada por el movimiento de mujeres es el ejemplo más significativo.

Sin embargo aún no hemos madurado investigaciones y análisis que permitan desafiar las teorías económicas dominantes que someten la esfera de la reproducción al primado de la lógica productiva.

Una agenda estratégica para este fin de siglo sería, por tanto, definir tácticas teóricas y prácticas para lograr que las mediciones del Producto Interno Bruto brasileño pasen a contabilizar, por ejemplo, el trabajo no pago de las mujeres, u otros aspectos como los "costos de género" incluidos en el crecimiento económico resultante del turismo sexual, que se incrementa en varias regiones del país.

Hoy ya es tiempo de enfrentar a los señores economistas con la misma energía y competencia que aplicamos en la década del 80 contra los embates políticos de los defensores del control de la natalidad.

Objetivos coincidentes

Significativamente, estos desafíos tienen correspondencia con la agenda que se viene suscribiendo a nivel internacional a partir de las conferencias internacionales de la década del 90: Derechos Humanos (Viena 1993), Población y Desarrollo (El Cairo, 1994), Cumbre del Desarrollo Social (Copenhague, 1995) y la Cuarta Conferencia sobre la Mujer, Igualdad, Desarrollo y Paz, que se realizará en Beijing en setiembre de este año.

La erradicación de la violencia de género coincide con las definiciones de Viena que, por primera vez, reconocen la violencia doméstica y el estupro como abusos a los derechos humanos fundamentales.

El Plan de Acción aprobado en El Cairo retoma, legitima y amplifica la agenda feminista brasileña de los años 80, al reconstruir el debate internacional sobre población a partir de una óptica que privilegia los derechos humanos fundamentales, incluidos los derechos reproductivos, y programas amplios de salud reproductiva.

La Cumbre de Desarrollo Social reitera las nociones de igualdad, equidad de género y adquisición de poder por parte de las mujeres tal como fueron delineadas en Viena y en El Cairo, y -por primera vez en una conferencia no específica- recomienda explícitamente la medición estadística del trabajo no pago en las cuentas satélites del PIB.

Los peligros de Beijing

Esta agenda debería confluir y adquirir densidad en el proceso de preparación para Beijing pues la Cuarta Conferencia tiene el sentido de avalar dos décadas de debate sobre la "cuestión de la mujer", estableciendo nuevas bases para la relación entre hombres y mujeres en las esferas privada y pública.

Lamentablemente, no es esto lo que viene ocurriendo. Los movimientos de mujeres, en todos los países y regiones, han realizado efectivos esfuerzos de movilización para la Conferencia, pero en el ámbito de la ONU el panorama es muy preocupante. El documento mundial para Beijing -que fue debatido durante un mes en el marco de la tercera Prepcom en Nueva York- carecía de un visión de género transversal y de definiciones más precisas en términos de implementación, recursos, seguimiento y posibilidad de establecer registros.

En el campo de las negociaciones, el escenario es aún más alarmante, pues las fuerzas que resisten históricamente la igualdad y los derechos humanos de las mujeres, y en particular los de derechos reproductivos, vienen operando de manera articulada desde el proceso de Copenhague y tuvieron un impacto efectivo en los debates de la Prepcom.

Los corchetes -que en los documentos de la ONU significan ausencia de consenso- proliferan en el texto final. Esta falta de consenso afecta el 50% del capítulo sobre salud, que retoma las definiciones de El Cairo. Entre otros absurdos, los términos "universal", de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y UNIFEM, Programa de la ONU para la Mujer y el Desarrollo, también están entre corchetes.

Además el uso de la palabra "género" permanece condicionada al establecimiento de una definición conceptual que sea aceptada por los negociadores.

Por último, a fines del mes de marzo, el gobierno chino informó al Comité Facilitador de las ONGs que el Foro no Gubernamental había sido reubicado en un lugar distante a más de 50 kilómetros de Beijing, donde sólo hay ubicación para 1.700 personas, cuando más de 30 mil mujeres solicitaron acreditación.

Este panorama nos reafirma que debemos tomar la agenda de Beijing en nuestras manos, de manera de contrarrestar los retrocesos que se anuncian. Esto es, desde mi punto de vista, tan importante como asumir los múltiples desafíos de las mujeres en el ámbito nacional.

(*)La autora es Coordinadora de Políticas del Instituto Brasileño de Análisis Sociales y Económicos (IBASE).






Revista del Sur - Red del Tercer Mundo - Third World Network 
Secretaría para América Latina:  Jackson 1136, Montevideo 11200, Uruguay
Tel: (+598 2) 419 6192 / Fax: (+ 598 2) 411 9222
redtm@item.org.uy - www.redtercermundo.org.uy