Actualidades / Desarrollo
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No. 175 - Diciembre 2003
Foro de ONU sobre Financiación para el Desarrollo
Se requiere un mandato más fuerte
por
Martin Khor
Si bien el diálogo sobre la Financiación para el Desarrollo sirvió para el intercambio de opiniones, habría que hacer mucho más para que la ONU supervise debidamente la ejecución de los compromisos de Monterrey y, más allá de eso, actúe en los problemas mundiales de la financiación para el desarrollo.
El diálogo a nivel ministerial sobre la financiación para el desarrollo finalizó el 31 de octubre con una sesión plenaria de la Asamblea General. En dicha sesión, el canciller de Santa Lucia, Julian Robert Hunte, presentó las Conclusiones del Diálogo en su calidad de presidente de la Asamblea.
El diálogo de dos días (y el día de audiencias que lo precedió) sirvió de ámbito para el intercambio de opiniones. Pero no alcanzó para cumplir con la necesidad de evaluar y supervisar los compromisos de la Conferencia de Monterrey, o la tarea más amplia de actuar en los problemas mundiales relacionados con las finanzas y el desarrollo.
La limitada función del diálogo había sido establecida por el propio Consenso de Monterrey. Algunos países industrializados fueron muy claros en que apenas si habría un pequeño proceso de seguimiento posterior. Así, los únicos mecanismos de seguimiento son la instancia de diálogo que se cumple cada dos años y durante dos días, una reunión anual de un día de ECOSOC con las instituciones financieras internacionales y la OMC, interacciones y “audiencias” con la sociedad civil y grupos empresariales, y una pequeña unidad dentro de la Secretaría de la ONU para organizar el proceso.
Sin embargo, durante el transcurso del proceso de diálogo, varios gobiernos y las ONGs se mostraron ansiosos por elevar el proceso, de manera que el accionar de la ONU pueda empezar a estar acorde (y acaso resolver) los múltiples y crecientes problemas de la financiación y el desarrollo.
Las conclusiones del presidente
Las conclusiones del presidente, que están destinadas a resumir las discusiones que tuvieron lugar durante la instancia de diálogo, reflejaron parte de esa impaciencia por la falta de capacidad y la necesidad de mejorar el mandato y capacidad de la ONU. Destacaron el consenso general de que hay mucho más por hacer en la financiación para el desarrollo, en especial con relación a las recientes tendencias adversas en el comercio internacional y las transferencias financieras.
El presidente de la Asamblea General expresó que numerosas delegaciones habían reclamado un mecanismo para evaluar y supervisar la aplicación del Consenso de Monterrey, y en especial también el Objetivo 8 de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (que se refiere a la asociación mundial para el desarrollo). Los países desarrollados y en desarrollo deberían informar qué es lo que están haciendo para aplicar el Consenso de Monterrey, en el marco del mecanismo.
Manifestó que el tema central es la voluntad política. Varios participantes reclamaron la aplicación de medidas para motivar la voluntad política de aplicar el Consenso. Muchos reclamaron también un aumento de los recursos.
Se expresó la preocupación de reanudar las negociaciones comerciales en la OMC lo más pronto posible, dirigidas a una conclusión que vaya en el sentido del desarrollo. Los gobiernos se manifestaron preocupados por las medidas proteccionistas, tales como el abuso en la aplicación de medidas antidumping. También hubo inquietud por los mercados de productos básicos (commodities) y la vulnerabilidad de los agricultores ante la volatilidad de los precios. El presidente expresó que la ONU debe tomar el tema de los productos básicos en serio. Una propuesta fue la de ajustar el nivel de ayuda oficial para el desarrollo a los efectos de contrarrestar el movimiento cíclico de los precios de los productos básicos. Otra fue ofrecer niveles de precio mínimos garantizados para los productos básicos.
Hunte dijo que hay que fortalecer la relación entre la OMC y la ONU. También es importante incrementar el grado de ayuda. Añadió que los participantes se mostraron decepcionados por la lentitud con que la iniciativa de los Países Pobres Muy Endeudados proporciona ayuda para la deuda, y hasta se cuestionó su efectividad. Algunos países acreedores aceptaron estudiar la prestación de la ayuda para la deuda cuando los países afectados hayan terminado sus programas sin haber logrado un alivio significativo.
Se manejó que la ONU puede llegar a establecer un grupo de estudio informal o un grupo de arbitraje internacional en el marco de la ONU, para tratar el tema de la deuda. Se expresó la necesidad de fortalecer la cooperación internacional en asuntos fiscales. También se sugirió dar mayor calificación al grupo ad hoc sobre asuntos fiscales.
Es necesario fortalecer las estructuras democráticas en el ámbito interno para tareas tales como la lucha contra la corrupción. Hunte añadió que es necesario fortalecer las fuerzas democráticas a escala mundial. Los países en desarrollo deberían tener mayor participación en los procesos de toma de decisiones en las instituciones financieras internacionales.
A varios países les preocupó también la necesidad de reformar y fortalecer a ECOSOC, asumir la coordinación de los temas macroeconómicos a escala mundial. El ECOSOC debería también fortalecerse para abordar los asuntos sociales y económicos, y la Financiación para el Desarrollo.
Algunas de las propuestas fueron ampliar el directorio de ECOSOC o crear un consejo de seguridad económica y social, o establecer un órgano intergubernamental que prepare el diálogo de ECOSOC con las instituciones financieras internacionales y la OMC en las reuniones de primavera (austral). También hubo propuestas en el sentido de formar, dentro del paraguas de la Financiación para el Desarrollo, diversos grupos de trabajo informales y con la participación de múltiples partes interesadas, para resolver cuestiones específicas.
Hunte exhortó a los gobiernos y a las organizaciones multilaterales, así como a la sociedad civil y al sector privado, a actuar y llevar a la prácticas las ideas y propuestas presentadas en los últimos dos días.
Un proceso frágil
La próxima etapa del proceso de la Financiación para el Desarrollo será cuando Hunte presente sus Conclusiones del Presidente al Segundo Comité de la Asamblea General. A partir de ahí habría un proceso de tres o cinco semanas para la formulación de una resolución sobre la Financiación para el Desarrollo, que deberían terminar antes del 15 de diciembre, cuando concluya la sesión actual de la Asamblea General.
Parecería que el proceso de seguimiento de la Financiación para el Desarrollo se ha convertido en el principal punto focal del sistema de la ONU para tratar las cuestiones de financiamiento y desarrollo a nivel intergubernamental. Aun así, el diálogo reciente demostró la fragilidad que todavía tiene este proceso. Además del evento de tres días, marcado cada dos años, hay sólo un “evento de primavera” anual de un solo día, en el cual se invita a funcionarios del FMI, el Banco Mundial y la OMC a dialogar con miembros de la ONU en ECOSOC.
Al diálogo le faltó la capacidad de realizar una evaluación seria de la aplicación de los compromisos asumidos por los países industrializados y los organismos internacionales, así como por los países en desarrollo. La documentación para el diálogo también fue escasa. Comprendió principalmente un único documento, el informe de 47 páginas del secretario general de la ONU sobre la aplicación y seguimiento de la conferencia de Monterrey. El informe compacto puede tener un tamaño adecuado para un diálogo de dos o tres días, pero es inadecuado para tratar en profundidad una gama tan amplia de aspectos fundamentales.
La unidad de Financiación para el Desarrollo del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la Secretaría de la ONU es también muy pequeña y su personal está en gran medida contratado en periodos anuales. Es necesario dotarlo de mayor capacidad y estabilidad si se desea que amplíe su función y pueda asumir una tarea de evaluación y supervisión, como propusieron numerosas delegaciones.
A nivel intergubernamental, el proceso de seguimiento de la conferencia de Monterrey debe encontrar aún un ámbito más estable y permanente, ya que por ahora sólo tiene el diálogo anual en ECOSOC y el diálogo bienal en el marco de la Asamblea General.
En las condiciones actuales de los “diálogos”, el proceso de seguimiento debería ser elevado a una condición más permanente: Comité, Grupo de Trabajo o Comisión de ECOSOC. Por lo menos debería haber acuerdo en torno a la propuesta del informe del secretario general, de crear un comité o departamento para encargarse de los preparativos de la reunión anual de primavera y otros aspectos del seguimiento. El informe del secretario general dice que un organismo de ese tipo podría ser designado como un comité ejecutivo o directivo y tener una dimensión similar al departamento del comité preparatorio de la conferencia de Monterrey, y con una representación geográfica equilibrada. El informe también propuso crear “grupos de estudio informales” sobre determinados temas de política, en el que participen representantes de gobiernos, organismos internacionales, sociedad civil, el mundo empresarial y los círculos académicos.
Esas dos propuestas de crear un departamento y grupos de estudio, fueron presentadas por algunas delegaciones durante el diálogo y fueron también incluidas en la declaración del presidente.
Podrían ser partes de una propuesta de fortalecer el seguimiento de la conferencia de Monterrey, que algunos gobiernos de países industrializados habían asegurado deliberadamente que comenzaría con una capacidad muy débil en la propia conferencia. A la larga, los miembros de la ONU tendrían que adoptar medidas más sistémicas para fortalecer la función de la organización en la financiación y el desarrollo.
El término “coherencia” fue una de las palabras más sonadas durante el diálogo. Varios participantes propusieron fortalecer el papel de ECOSOC como punto focal y foro para la coordinación y coherencia de las políticas financieras, comerciales y de desarrollo a escala internacional.
El diálogo de la Financiación para el Desarrollo sirvió en cuanto a juntar a diversas partes en torno a una discusión interesante, en especial teniendo en cuenta las limitaciones del proceso de seguimiento establecidas por el propio Consenso de Monterrey. No obstante, es necesario hacer mucho más, en especial ampliar el mandato de seguimiento, si se desea que el proceso de seguimiento sea algo más que un intercambio de opiniones, y trabajar hacia el objetivo de evaluar y monitorear la aplicación de los compromisos de Monterrey y, más allá, evaluar todas las acciones vinculadas con los problemas económicos mundiales. (SUNS)
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