No. 163 - Diciembre 2002
Por una reestructuración institucional y programática de la OMC
por
Chakravarthi Raghavan
Con el argumento de que el modo de integración predominante en el orden multilateral de comercio reproduce una "exclusión incorporada", un destacado ex diplomático comercial ha propuesto la introducción de reformas de largo alcance en la estructura y el funcionamiento de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Sriranga P. Shukla, ex embajador de India ante el GATT, sostiene que para que las acciones del sistema de comercio internacional sean guiadas por los valores de la democracia y la equidad es necesario reestructurar el marco de normas y mecanismos decisorios y judiciales de la OMC.
La Organización Mundial de Comercio (OMC) debe ser reestructurada, institucional y programáticamente, de manera que su estructura y funcionamiento sean guiados por los valores de la democracia y la equidad, para que los procesos y marcos de integración de las economías sean equitativos y no conlleven en sí mismos una "exclusión incorporada", declaró el 9 de octubre Sriranga P. Shukla, ex negociador de comercio de India y economista político en el área del desarrollo.
Sriranga P. Shukla, que fue embajador ante el GATT (1984-1989) y uno de los arquitectos de la Declaración de Punta del Este para la Ronda Uruguay de negociaciones multilaterales de comercio, se desempeñó como secretario del Gobierno de India en diversos ministerios económicos y posteriormente fue miembro de la comisión de Planeamiento, habló en una sesión informal del panel de expertos de la Junta de Comercio y Desarrollo de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), sobre el tema "La crisis del sistema multilateral de comercio: Qué hay que hacer".
Se dice que en la presentación del Director General Supachai Panitchpakdi el 7 de octubre y en la del subdirector, Kipkorir Aly Azad Rana, de Kenia, el 10 de octubre, ante la Junta de Comercio y Desarrollo, nuevamente se defendió la "diferenciación" y la "conversión gradual" de los países del Sur en función de un trato especial y diferenciado, y que dicho trato no puede convertirse en una cláusula de escape para las reformas. Con posterioridad a esto, en la propia OMC, grupos de países en desarrollo se habrían reunido con Supachai. También se han quejado de que si para el plazo del 31 de diciembre no se logra algún avance en los temas de trato especial y diferenciado en el Comité de la OMC sobre Comercio y Desarrollo, existe el peligro de enfrentamientos. Según diplomáticos del Tercer Mundo, los países desarrollados no se estaban "comprometiendo" en el Comité de Comercio y Desarrollo e intentan utilizar la Secretaría de la OMC para que se rindan los países en desarrollo.
Los observadores se preguntan cómo, en una organización dirigida por los miembros como la OMC, la Secretaría defiende las opiniones expuestas en otros foros por los principales países industrializados.
Además de Shukla, los otros panelistas de la reunión de la UNCTAD fueron Bernard Hoekman, Gerente de Investigaciones del Grupo Internacional de Comercio dentro del Grupo de Investigación para el Desarrollo del Banco Mundial, Wen Hai, profesor de Economía del Centro Chino de Investigación Económica de la Universidad de Pekín, y Adrian Wood, Economista Principal del Departamento de Desarrollo Internacional del Reino Unido. Los panelistas comentaron y discutieron el Informe de Comercio y Desarrollo 2002 de la UNCTAD, cuyo tema es "Los países en desarrollo en el comercio mundial". Todos ellos elogiaron el alto nivel de análisis del informe, como en años anteriores.
Si bien los otros panelistas realizaron intervenciones y presentaciones orales, Shukla, en una alocución preparada y estructurada que entregó después a los participantes y a los medios de comunicación presentes, elogió el análisis del Informe de Comercio y Desarrollo y lo que consideró como sus cinco conclusiones básicas, y su "crítica enérgica al neoliberalismo existente". No obstante, responsabilizó a la UNCTAD por haber sido "parca" al ofrecer "prescripciones de política igualmente drásticas", incluso siendo indulgente con sus limitaciones institucionales como organismo intergubernamental. Le sorprendió el capítulo sobre la reunión de Doha de la OMC, que es descriptivo pero no contiene ninguna evaluación, y que omitió cualquier mención a la reunión de Seattle y sus consecuencias.
Shukla reclamó algunas reformas institucionales y programáticas básicas, adoptando un enfoque completamente diferente de los procesos institucionales, estructurales y de negociación en la OMC; una evaluación colectiva con la ayuda de expertos de afuera sobre los efectos de la OMC y su "proceso de integración"; y medidas para resolver sus carencias democráticas con procedimientos de negociación formales y decisiones transparentes y plenamente participativos en los que sus miembros voten los casos en que sea necesario, en lugar del sistema actual de consultas de "sala verde" y decisiones en las que unos pocos miembros pueden imponer su voluntad sobre los demás bajo la forma de un "consenso".
Previamente, al darle la bienvenida a Shukla, el secretario general de la UNCTAD, Rubens Ricúpero, quien presidió la sesión, recordó su liderazgo del grupo informal de países en desarrollo en el antiguo GATT, y su integridad y experiencia, de la cual se habían beneficiado todos los diplomáticos comerciales de los países en desarrollo, incluido el propio Ricúpero.
El director de la División de Globalización y Estrategias de Desarrollo de la UNCTAD, Yilmaz Akyüz, habló del retraso de los países en desarrollo en el valor agregado y las ganancias, aún cuando exportaban más bienes manufacturados. Señaló el hecho de que los países del grupo intermedio y en desarrollo más adelantados no pueden obtener fondos o acceso a la tecnología ni adoptar políticas de superación en materia industrial y de inversión, y por lo tanto no han logrado dejar espacio para que competidores nuevos pasen de los bienes de consumo primarios a la fabricación. El sistema de comercio, expresó, se tornará insustentable e inviable si no se hace el ejercicio de repensar los derechos y las obligaciones. Akyüz también se refirió a los nuevos obstáculos que se aplican en lugar de desmantelar la protección de manufacturas en el mundo industrializado, así como los enormes subsidios agrícolas y sus efectos sobre los países en desarrollo.
Ricúpero dijo que había regresado a Ginebra después de haber estado casi un mes en Brasil y en América Latina, y habló de la crisis de la región y del cuestionamiento público al modelo neoliberal que los países habían adoptado con el resultado de que finalmente se encuentran en grandes dificultades y en una situación de crisis. Se concentró en el comercio, los problemas financieros y de otro tipo que enfrenta actualmente Brasil y otros países de América del Sur. La región todavía depende de las exportaciones agrícolas y los productos básicos, pero éstos se enfrentan a obstáculos por los subsidios de Estados Unidos, Europa y otros países adelantados. Resulta ahora evidente que los esfuerzos por reformar la Política Agrícola Común europea han sido bloqueados dentro de la Unión Europea, cuando Francia dejó en claro que no podrá haber cambios antes de enero de 2006, un año después de la fecha fijada para la conclusión de las negociaciones multilaterales de comercio lanzadas en Doha por la OMC.
Refiriéndose a la Ley de Autoridad de la Promoción Comercial de Estados Unidos, Ricúpero dijo que si bien el presidente George W. Bush ha obtenido la autoridad de vía rápida para negociar y lograr acuerdos comerciales sin que el Congreso introduzca ningún cambio, la realidad, cuando uno lee en detalle la legislación y los acuerdos laterales, demuestra que se han listado unos 340 productos en los casos en que hay que acordar reducciones arancelarias únicamente después de consultas detalladas en cada etapa con comités específicos y subcomités que tienen que ver con cada uno de esos productos. Si bien técnicamente el Representante Comercial de Estados Unidos y el presidente podrían todavía concluir acuerdos, en la práctica sería difícil pensar que el mundo en desarrollo podría negociar y lograr que Estados Unidos estuviera de acuerdo, si en cada etapa tienen que volver a determinado electorado.
El secretario general de la UNCTAD invitó a los panelistas a analizar no sólo las teorías y perspectivas económicas generales subrayadas por Akyüz, sino también los problemas específicos de las negociaciones, y qué podrían aconsejar negociadores con experiencia previa como Shukla.
Tanto Wood como Hoekman hablaron de la necesidad de que los países industrializados redujeran los subsidios agrícolas y de otro tipo, pero enfocados mucho más en el tipo de reformas internas y cambios que los países en desarrollo deben adoptar para beneficiarse de su propia liberalización, una teoría económica liberal del bienestar que los críticos, incluso el Informe sobre Comercio y Desarrollo actual y los anteriores, han sacado a luz. Hoekman también habló de la corrupción en los países en desarrollo y sus gobiernos. Sin embargo, se vio en apuros para responder la pregunta del embajador indio Hardeep Singh Puri, quien dijo que cuando los gobiernos de los países en desarrollo privatizaron y vaciaron el sector público y dejaron vacante el espacio económico para el mercado, los escándalos empresariales en los sectores de la industria y la banca, entre otros, debilitan el argumento de que los problemas los tienen los gobiernos.
El foro de la Junta de Comercio y Desarrollo, aún de modo informal, es un proceso intergubernamental. Por lo tanto, no es fácil para los representantes de los países identificar los vínculos entre empresarios, parlamentarios y ejecutivos, los fondos para las campañas electorales y los beneficios que obtienen las empresas, para demostrar que la corrupción es ahora tan universal que necesita ser abordada por cada país, sin señalar con el dedo al otro o echarle la culpa por el fracaso del modelo y del sistema neoliberal.
La reforma del sistema multilateral de comercio
Con relación a la reforma del sistema multilateral de comercio, Shukla reclamó:
* que acuerdos nuevos sobre temas nuevos para una mayor integración estén únicamente en la base de los acuerdos plurilaterales;
* la reforma del Entendimiento de Solución de Diferencias de la OMC a través de enmiendas específicas para poner fin a la represalia cruzada, e impedir que los grupos especiales de solución de diferencias y el Órgano de Apelación creen, a través de una "ley judicial", leyes y obligaciones nuevas para una mayor integración;
* una evaluación de los resultados de la OMC y sus acuerdos existentes, por parte de expertos independientes externos, que generen credibilidad y confianza, y dependiendo de eso, un statu quo en la OMC de negociaciones nuevas para acuerdos nuevos, y un "desmantelamiento" después de esa evaluación, de algunos de los acuerdos, como sobre TRIPS y TRIMS;
* cambiar los actuales procesos de negociación y toma de decisiones introduciendo alguna forma de negociaciones en grupo, y logrando que los procedimientos sean transparentes, amplios y participativos.
Los procedimientos de "sala verde" no se sostienen más, expresó Shukla, y "no puede permitirse que las consideraciones de eficiencia subviertan el funcionamiento democrático", insistió.
Antes, Shukla había elogiado el análisis que hace el Informe sobre Comercio y Desarrollo sobre la caída de la participación "activa" y "dinámica" de los países en desarrollo en el comercio mundial en las últimas dos décadas, haciendo un enorme esfuerzo por salir de lo que califica como "un estilo de empirismo improvisado" y, por el contrario, explorando a fondo el fenómeno de la expansión aparentemente vigorosa del comercio exterior de los países en desarrollo.
Cada una de las que considera las cinco conclusiones principales del informe plantean ciertas preguntas básicas sobre la praxis de la liberalización del comercio y la inversión que ha estado de moda durante 20 años. Las interrogantes son:
* La mayoría de los países en desarrollo todavía exportan recursos –y productos con uso intensivo de mano de obra- y todavía no han podido establecer un nexo dinámico entre exportaciones y aumento del ingreso.
* Las estadísticas que demuestran una expansión considerable de las exportaciones de manufacturas provenientes de los países en desarrollo son engañosas en cuanto a que esas exportaciones, con ciertas excepciones, se refieren a productos con uso intensivo de mano de obra, procedimientos del tipo de montaje con escaso valor agregado, y con el resultado de que si bien ha aumentado la participación de los países en desarrollo en la exportación mundial de manufacturas, su participación en los ingresos de tales exportaciones ha disminuido.
* La mayoría del valor agregado es apropiado por los productores de componentes y partes importadas que conllevan alta tecnología y por las empresas transnacionales que organizan las cadenas internacionales de producción. En un ambiente de desregulación y liberalización del comercio y la inversión, y de una competencia feroz entre los propios países en desarrollo para atraer inversiones de las transnacionales, aquéllos tienen escaso poder de negociación para establecer los términos y condiciones para que las últimas aseguren la indigenización de los procesos de producción. Esto da lugar al peligro de economías de enclave con una dependencia grande y persistente de capitales importados y mercancías intermediadas.
* Con un impulso exportador simultáneo de las manufacturas con uso intensivo de mano de obra por parte de los países en desarrollo o una mayor competencia entre ellos para atraer transnacionales para lograr procesos con uso intensivo de mano de obra en las cadenas de producción internacional, surge el problema de la falacia de la composición, que conduce a no conseguir o conseguir apenas las ganancias pretendidas. La competencia se transforma en una competencia entre la mano de obra de diferentes países, que resulta en una presión a la baja de los salarios.
* Algunos países han tenido aumentos drásticos en su valor agregado de las manufacturas mundiales; sin embargo ¡ninguno de los países que han liberalizado rápidamente el comercio y la inversión en las últimas dos décadas está en esta categoría!
A Shuka le sorprendió que esta rotunda crítica del neoliberalismo existente no haya conducido a prescripciones de política igualmente rotundas, y el Informe de Comercio y Desarrollo omitió esto. Incluso al admitir las obvias limitaciones institucionales, la discusión sobre los temas políticos podría haber sido más incisiva.
¿Renovado énfasis en el desarrollo?
La opinión del secretario general de la UNCTAD en el Informe sobre Comercio y Desarrollo 2002 comenzó con una observación perceptiva, imbuida de un profundo sentido histórico: "Es señal de épocas difíciles cuando, en la búsqueda de soluciones a las dificultades de política más urgentes del día, se considera necesario buscar orientación en las generaciones anteriores". El capítulo sobre el sistema multilateral de comercio, no obstante, no hizo justicia a esta visión. El tratamiento que se ha dado al establecimiento histórico del sistema multilateral de comercio así como el análisis su evolución en los últimos 15 años, revelaron una perspectiva estrecha y que se evitaron temas básicos de economía política y "contenido con tecnicismos y una jerga que raya en la banalidad". De otro modo, ¿cómo podría hablarse seriamente en el capítulo acerca de que hay un "renovado énfasis del desarrollo" del sistema multilateral de comercio o quedarse satisfechos con una breve referencia a la Carta de La Habana sin mencionar los rasgos cardinales de su enfoque?
No es posible hablar de un "renovado énfasis del desarrollo" exclusivamente porque se decidió llamar a la agenda de Doha, una agenda para el desarrollo, dijo Shukla. Y se interrogó: "¿En qué forma se muestran los temas de desarrollo en las negociaciones de comercio de la OMC? "Dejando de lado los temas propiamente de desarrollo, ¿acaso los problemas enfrentados por los países en desarrollo como resultado de los acuerdos que surgen de la Ronda Uruguay –los llamados temas de aplicación- recibieron una atención prioritaria? Por lo que sabemos, el único logro hasta ahora ha sido la postergación del plazo para trabajar en los temas de trato especial y diferenciado", insistió.
Acerca de la expectativa minimalista (de Doha) con relación a la fórmula de "crecimiento sobre el crecimiento" para las exportaciones de textiles, no hay un acuerdo en el tema sustancial y ¡ni siquiera un informe coincidente en torno a qué no se pudo hacer! No se ha abordado el problema de la tendencia a la baja en los precios de los productos básicos. Más allá de ensalzar las virtudes de los mecanismo del mercado, no hay un pensamiento colectivo sobre las modalidades para estabilizar esos precios y asegurar precios que sean remunerativos para los productores. La cuestión de la transferencia de tecnología, que alguna vez concitó una posición central en el debate y las negociaciones sobre desarrollo, no ha recibido consideración alguna "más allá de una mención inocua y ritual en un preámbulo del (Acuerdo sobre) TRIPS, cuya principal preocupación es incrementar el ámbito y grado de derechos monopólicos de los propietarios privados de la propiedad intelectual".
Rastreando la naturaleza excluyente del GATT en sus orígenes y la forma en que los países en desarrollo han sido forzados a negociar y aceptar acuerdos asimétricos, y a excluir el Acuerdo Multifibras y el de Agricultura del GATT, lo que llevó a los actuales acuerdos de la OMC, Shukla expresó que es "sintomático" del capítulo sobre el sistema multilateral de comercio y de la agenda de Doha que ni siquiera mencionen la Conferencia Ministerial de Seattle de 1999 de la OMC. "El tránsito de la OMC del triunfo de Marrakech al fiasco de Seattle es quizás tratado como si fuera un mal sueño, del cual es mejor olvidarse" y así sacarlo de la historia, afirmó. La importancia de Seattle es que movilizó a los "excluidos" del sistema y a quienes a cuyo costo ocurre la expansión del sistema, para cuestionar abierta y vigorosamente la trayectoria del sistema. "Los procesos iniciados por Seattle son parte de la realidad histórica" e ignorar eso tendrá "consecuencias de largo alcance".
Al cuestionar las opiniones sobre la "época dorada" del capitalismo, y la presión para que los países en desarrollo liberalizaran el comercio y las corrientes de capital - incluida la inversión extranjera directa (IED) así como la competencia entre los países en desarrollo para atraer IED con la consiguiente creación de tensiones-, Shukla manifestó que en este contexto, en el que el sistema de comercio intenta establecer normas en el sector nacional y para la armonización de las leyes, "el tema del trato especial y diferenciado pierde todo significado".
El sistema "subvierte la soberanía económica de sus miembros más débiles", en el mejor de los casos ofreciéndoles algunos años para acomodarse a esa subversión, para digerirla. "En el sistema multilateral de comercio expandido y transformado, para los miembros más débiles el trato especial y diferenciado prácticamente significa Subversión y Dominación", dijo Shukla. Para confrontar tal contingencia, los miembros más débiles podrían definir el trato especial y diferenciado óptimo para ellos como desvinculación selectiva.
Como mínimo, los miembros más débiles deberían trabajar juntos para dar otro sentido a los términos de su "actual integración al sistema inicua e impuesta", ideando una estrategia para la eventual transición del actual sistema insustentable, contradictorio y conflictivo a un orden internacional genuinamente equitativo y cooperativo. Esto debe ser logrado colectivamente y dentro del sistema para minimizar las consecuencias adversas de tal medida. "La posibilidad de un grado de moderación, si no de reparación, al proceso actual de integración desigual, sólo puede surgir si la representación democrática formal, tal como surge del mandato de la constitución de la OMC, es ejercida estratégicamente por los miembros mayoritarios que soportan los costos de la integración, que superan largamente las ganancias".
Para lograr cambios, todos los miembros deben reconocer que "cuando la OMC amplía su mandato más allá de las transacciones de intercambio transfronterizo y se involucra en la armonización de normas para políticas y reglamentaciones internas, el peso del comercio pierde su importancia". En tal situación, el principio de un voto por miembro es más apropiado que nunca, y el Sur debe reafirmarlo, pero con la solidaridad basada en una comprensión compartida del tema específico en cuestión así como el enfoque más general del funcionamiento del sistema económico mundial.
Debería reavivarse y fortalecerse el grupo informal de países en desarrollo en la OMC y debería hacerse formal. Si bien hay diferencias entre ellos, y entre el mundo industrializado, incluso entre Estados Unidos y la Unión Europea, las divisiones básicas del Sur con relación al Norte no pueden borrarse. En tanto la mayor parte del proceso de integración desigual es soportado por los países del Sur, una posible corrección de la trayectoria de la OMC sólo podrá darse a partir de su esfuerzo colectivo.
Debe darse pleno reconocimiento al subgrupo de los países menos adelantados (PMA), y el resto del Sur debe reconocer su situación y su derecho a beneficios plenos no recíprocos y preferenciales. Los otros miembros del Sur también deberían extender esos beneficios a los PMA.
Statu quo y desmantelamiento
El segundo paso importante y formal es que la OMC declare un statu quo en el proceso en marcha de mayor integración, como para recuperar confianza en el funcionamiento del órgano de comercio. Todos los temas nuevos (como normas laborales y régimen de inversión mundial) deberían ser puestos en situación de embargo por el momento, y postergar el fortalecimiento de las disciplinas de los TRIPS y los TRIMS. El grupo de los países en desarrollo debería tomar la iniciativa con relación a esto.
El statu quo daría un intervalo para hacer una evaluación colectiva de cómo los esfuerzos de integración realizados hasta ahora han afectado a los países miembros, particularmente a los del Sur y, entre ellos, a los países pobres y menos adelantados. No debe permitirse que un ejercicio de ese tipo se convierta "sólo en un ejercicio casero más de la Secretaría de la OMC". Para ser significativa y aceptable, la evaluación debería contar con expertos de fuera que tengan credibilidad con los estados miembros, en especial los del Sur.
Antes de que una evaluación de ese tipo sea posible, los órganos de la OMC involucrados deben plantear un desestimiento de la observación legal de disciplinas nuevas tales como TRIPS y TRIMS en las fechas especificadas. El futuro de esas disciplinas debería ser decidido de acuerdo a los resultados de la evaluación.
Dada la naturaleza demandante de una disciplina nueva como los TRIPS y las dificultades que engendra para los países en desarrollo, "podría ser necesario iniciar otra acción en la forma de un desmantelamiento". El análisis de esta disciplina que salió a la superficie durante la consideración de la agenda de "aplicación" incluida, señala la misma necesidad. El ejercicio de evaluación propuesto anteriormente podría producir evidencias y argumentos materiales suficientes para iniciar un desmantelamiento del proceso de integración, en los casos en que sea necesario.
Si bien las opciones de un desmantelamiento o un statu quo debería dar inmediatamente los medios de restaurar la confianza de los miembros mayoritarios de la OMC, también sería necesario iniciar reformas institucionales para hacer el sistema más equitativo y verdaderamente universal.
Reforma institucional
La constitución formalmente democrática de la OMC hace viable esa posibilidad. No se haría nada por erosionar o afectar ese único aspecto de la OMC en nombre de la llamada eficiente o la "realidad del peso del comercio". Por el contrario, hay que aprender de los últimos acontecimientos. Deberían crearse formas más adaptadas y equitativas de negociación y decisiones internacionales. Esto requerirá la acción de una serie de niveles diferentes.
La modalidad de los acuerdos plurilaterales deberían ser sacados de su actual contexto limitado y ser utilizados más liberalmente toda vez que no exista unanimidad entre los países miembros o haya fuertes reservas de parte de algunos, sobre las disciplinas propuestas en materia de temas nuevos. La naturaleza optativa de los acuerdos plurilaterales es ideal en casos en que, debido a los diferentes estadios de desarrollo económico de los miembros y la diversidad de sus objetivos y prioridades sociales, no es viable ni deseable intentar someterlos a todos a una disciplina uniforme modelada conforme a los sistemas de unos pocos países avanzados y unida a los intereses de empresas transnacionales. Esto permitiría a miembros que están interesados en las nuevas disciplinas transnacionales sobre los temas nuevos, continuar con su proyecto sobre mayor integración sin tener que ajustar su estilo, meramente en nombre de un consenso, para adaptarse a la posición de otros. Si las nuevas disciplinas promueven el bienestar universal podrán, a su debido tiempo, atraer mayor cantidad de miembros.
Sería legítimo que los miembros de un acuerdo tan plurilateral se abstengan de ampliar los beneficios del acuerdo a los que no son miembros. Sin embargo, no debería permitírseles que lo impusieran a los que no son miembros como un nuevo condicionamiento a cambio del cual éstos puedan ejercer sus derechos comerciales derivados de la cláusula del principio de n.m.f. (nación más favorecida) en el marco del GATT. No debería permitirse que ningún acuerdo nuevo que implique una mayor integración se convierta en parte integral que "obligue a todos los miembros".
Aún cuando esto pueda no requerir una enmienda del Acuerdo de la OMC tal como está ahora, requerirá una comprensión explícita o una decisión al más alto nivel legislativo de la OMC, es decir la Conferencia Ministerial. Si fuera necesario convertir alguno de los acuerdos ya anexados al Acuerdo de la OMC en el marco de esta cláusula en un acuerdo plurilateral o de lo contrario modificado, eso será decidido por medio de una enmienda formal que será considerada a la luz de la evaluación antes referida, en el contexto del statu quo y el desmantelamiento.
También debería haber una reforma del Entendimiento de Solución de Diferencias, abandonando en el futuro la represalia cruzada. En lo que se refiere a su aplicación a los acuerdos ya incluidos en el Anexo 1, las decisiones de statu quo y desmantelamiento deberían estipular debidamente que se mantenga en suspenso la represalia cruzada.
En segundo lugar, las disposiciones del Entendimiento de Solución de Diferencias deberían ser enmendados formalmente para asegurar que la solución de diferencias y los grupos especiales de apelación no sigan detentando una autoridad irrestricta para emitir nuevas leyes a través de pronunciamientos judiciales que profundizan aún más la integración. Las resoluciones del grupo especial y el Órgano de Apelación relacionadas con la compensación y la suspensión de las concesiones comerciales deberían continuar siendo como hasta ahora, con resoluciones de carácter definitivo.
Sin embargo, las resoluciones que aprueban la "ley judicial" deberían ser sujetas a la aprobación política en el órgano legislativo más elevado de la OMC. Y allí también, las decisiones deberían adoptarse por una mayoría de tres cuartos, que es la máxima. Alternativamente, podría adoptarse una decisión por una mayoría de dos tercios pero se aplicaría a un país sólo si éste la acepta.
La reforma institucional más importante es que la OMC necesita hacer que la organización sea verdaderamente equitativa en su enfoque, funcionamiento y forma. La igualdad formal en términos de un voto por miembro es crucial pero no suficiente para lograr este objetivo. Si bien la preocupación por este elemento se ha manifestado a lo largo de la historia del GATT, no ha producido resultados.
La OMC no necesita la reiteración ritual del principio de "trato no recíproco, más favorable y diferenciado" a favor de los países en desarrollo. Lo que se necesita, por un lado, es una constitución formal de un sistema tripartito y, por el otro, acuerdos institucionales para compensar la deficiencia estructural en la capacidad de negociación de los países en desarrollo. Las negociaciones en el GATT/OMC han estado marcadas por la falta de participación o la participación sin efecto de varios países en desarrollo pequeños, en especial los PMA.
El mantenimiento de una misión permanente en Ginebra es de por sí una obligación multilateral onerosa. Debería haber un acuerdo institucional de la OMC apoyado por la UNCTAD para hacer posible que los PMA se mantengan a la par de los avances, con apoyo financiero, en cierta forma, que le permita a esos miembros conseguir expertos que ellos mismos elijan para que los ayuden a formular su posición en temas intrincados.
Debe reconocerse las diferencias de capacidad de los países en desarrollo para asumir las obligaciones de un sistema multilateral. Los PMA deberían tener el derecho a beneficiarse totalmente y sin reservas del sistema sin que se los obligue a asumir obligaciones. Otros países en desarrollo también deberían estar preparados a ampliar tales beneficios a los PMA sin reclamar concesiones a cambio.
En la siguiente gradación de la estructura de la OMC debería haber otros países en desarrollo que tengan derecho a un trato similar de parte de los países desarrollados conforme a los Acuerdos Marco tal como se concluyó en la Ronda de Tokio. Los países en desarrollo de este grupo deberían estar preparados para asumir obligaciones adicionales acordes con su desarrollo. Sin embargo, deben tener la seguridad de que el proceso de profundizar la integración sería enteramente optativo y que sus derechos y beneficios comerciales no estarían sujetos a obligaciones y condicionamientos adicionales.
El tercer grupo, compuesto por los países industrializados, deberían tener la libertad de desarrollar disciplinas para promover una mayor integración entre ellos mismos, sin convertirlas en condicionamientos adicionales para otros miembros.
Integración equitativa
"La estructura y el funcionamiento de la OMC deberían, por lo tanto, ser guiados por los valores de la democracia y la equidad. Si la integración es conducida dentro de un marco de ese tipo, es menos probable que sea desigual. La integración, tal como se la procura actualmente, alimenta la exclusión incorporada y ocasionalmente es confrontada por la exclusión elegida. Pero la contradicción no puede ser resuelta rastreando –independientemente de la exclusión que provoque- del proceso actual de integración, ni por la opción de simplemente salirse del sistema.
"Lo que se necesita es una lucha consciente por la integración equitativa a través de iniciativas institucionales y políticas calculadas para resolver la contradicción y lograr relaciones económicas internacionales armoniosas. Y en ese proceso, la solidaridad de los que actualmente están ‘excluidos’ tendrá un papel decisivo".
Si bien esta estrategia y el plan de acción tienen sus raíces en la perspectiva del Sur, esto es inevitable porque el actual impasse de la OMC tiene mucho que ver con el impacto que su funcionamiento tiene en el Sur. "Si hay que corregir los procesos de integración desigual que se persiguen en el sistema GATT/OMC, la perspectiva del Sur tiene una importancia crucial, funcional. Las reformas estructurales y otras iniciativas que se sugieren aquí están destinadas a contribuir a la evolución de un sistema internacional de comercio más equitativo y viable que debería ser una inquietud universal".
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