Nº 211 - Diciembre 2006
Productos Especiales
G-33 critica documento “erróneo” del Banco Mundial
por
Martin Khor
Un grupo de países en desarrollo criticó un documento del Banco Mundial por considerar que distorsiona seriamente el propósito e impacto de un mecanismo comercial que el grupo había propuesto en las negociaciones de la OMC con la finalidad de salvaguardar la seguridad alimentaria y el sustento y formas de vida de los pequeños agricultores.
El Grupo de los 33 (G-33) se quejó ante el presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz, por un documento sobre Productos Especiales elaborado por el organismo que en su opinión contiene una seria distorsión del propósito y los efectos de los Productos Especiales. En una carta a Wolfowitz, el G-33 fustigó la conclusión del documento acerca de que la propuesta de los Productos Especiales estaba dirigida a aumentar los precios de los alimentos producidos por los agricultores de subsistencia, lo cual podría tener consecuencias desastrosas sobre la pobreza.
El G-33 es una agrupación de 46 países en desarrollo que funciona en las negociaciones de la Organización Mundial de Comercio (OMC) sobre agricultura y que ha sido punta de lanza en los conceptos e instrumentos de los Productos Especiales y del “Mecanismo de Salvaguardia Especial” para defender los intereses de los pequeños agricultores. El grupo incluye a Indonesia (el coordinador), India, China, Pakistán, Filipinas, Sri Lanka, Mongolia, Corea del Sur, Nigeria, Kenia, Tanzania, Mozambique, Benin, Senegal, Mauricio, Uganda, Bolivia, Perú, Venezuela, Nicaragua, Cuba, República Dominicana, Jamaica, Barbados, Trinidad y Tobago, Antigua y Barbuda, y varios otros países de África, el Caribe y América Central.
Diplomáticos de varios países miembros contactados en Ginebra expresaron su indignación por las nociones y conclusiones desacertadas del documento del Banco Mundial, que dicen dejó en evidencia la falta de conocimiento de los autores acerca de las propuestas del G-33 sobre los Productos Especiales y también sobre la Ronda de Doha de la OMC, de la cual forman parte las conversaciones sobre agricultura.
Se sentían especialmente agraviados de que el documento hubiera sido publicado en un momento crucial de las negociaciones de la Ronda de Doha, durante el cual Estados Unidos y algunos otros países miembros de la OMC han intentado culpar del actual estancamiento de las conversaciones al G-33, al que acusan de haber bloqueado el acceso a los mercados para los productos agrícolas provenientes de Estados Unidos y de otros países.
Altos diplomáticos de varios países miembros del G-33 están preocupados de que el documento del Banco Mundial pueda ser utilizado por Estados Unidos para refutar la propuesta del Grupo. Hay quienes creen que la publicación que hizo el Banco Mundial del documento en este momento es una intervención dirigida a debilitar la posición del G-33, a la vez de fortalecer la posición de Estados Unidos y de otros países que se oponen a sus propuestas en materia de Productos Especiales.
“El Banco Mundial no debería tratar de interferir de esta forma engañosa y manipuladora en las negociaciones de la OMC”, dijo el embajador de un país miembro del G-33. “Es especialmente objetable que el documento intente demostrar que nuestra propuesta sobre Productos Especiales, que está dirigida a proteger a los pobres, será perjudicial para ellos”.
Noción falsa
En octubre, el coordinador del G-33, el embajador de Indonesia ante la OMC Gusmardi Bustami, envió una carta al presidente del Banco Mundial en nombre de los países miembros del Grupo, expresando su “grave y urgente preocupación” con referencia al documento del Banco Mundial “Implications of Agricultural Special Products for Poverty in Low-Income Countries” (Las Consecuencias de los Productos Especiales Agrícolas sobre la Pobreza en los Países de Bajos Ingresos), de Maros Ivanic y Will Martin.
Martin es Economista principal del Grupo de Investigación sobre Economía para el Desarrollo del Banco Mundial, mientras que Ivanic trabajaba para el Banco Mundial cuando se redactó el documento, el cual fue elaborado por el Equipo de Investigación sobre Comercio del Banco Mundial, y publicado en el sitio Web del organismo multilateral.
“El G-33 considera que el documento contiene una grave tergiversación en relación con el propósito y el impacto del instrumento de Productos Especiales contemplado en el Marco de julio de 2004 y en la Declaración Ministerial de Hong Kong de la OMC”, se dice en la carta.
Según Gusmardi, el documento tiene como premisa una noción central que carece de toda autoridad y es totalmente falsa, a saber, “que las propuestas para los Productos Especiales procuran lograr los objetivos de la seguridad alimentaria, la seguridad de las formas de vida y sustento y el desarrollo rural aumentando los precios de los alimentos básicos producidos por los agricultores de subsistencia”.
El G-33 protestó porque el documento, utilizando la mencionada noción tergiversada, concluye de manera efectista con la afirmación de que “los objetivos fundamentales de los Productos Especiales –aumentar los precios de los alimentos básicos producidos por agricultores de subsistencia– podría tener consecuencias desastrosas sobre la pobreza, desbaratando años o incluso décadas de avances en materia de desarrollo”.
En la carta del G-33 se dice que de ninguna manera se presentó una propuesta para aumentar el grado de protección a los Productos Especiales designados, tal como sugirió el documento del Banco Mundial, ni tampoco se presentó una propuesta que provocara un aumento de los precios de los alimentos básicos en un 50 por ciento, como se concluye y se asume en el documento.
“La propuesta del G-33 sobre los Productos Especiales implica reducciones arancelarias sobre el 90 por ciento de las líneas arancelarias agrícolas, a la vez que permite a los países en desarrollo brindar una limitada exención de las reducciones arancelarias al 10 por ciento de las líneas arancelarias agrícolas o liberalizar una cantidad limitada de otros productos más lentamente de lo que sería de otra forma”, se dice en la carta. Y se añade que el G-33 se ha comprometido a atender las preocupaciones de los millones de agricultores de subsistencia y pobres del mundo en desarrollo cuya forma de vida y sustento así como su seguridad alimentaria estarán amenazados frente a una liberalización comercial sustancial y general de la agricultura, especialmente en un contexto de mercado agrícolas muy distorsionados, y por lo tanto el objetivo y la preocupación del Grupo es precisamente la prevención y mitigación de la pobreza.
En la carta se dice, además, que la metodología general y el enfoque del documento del Banco Mundial se basan en nociones y análisis básicamente errados. “Por lo tanto, creemos que la reputación del Banco Mundial puede correr un grave riesgo en la medida que se entienda que el Banco promueve ese documento y sus afirmaciones erróneas, en momentos en que están en juego las negociaciones comerciales”, se afirma. “Más aún cuando el documento demuestra falta de conocimiento y comprensión de los detalles de las negociaciones de la OMC, lo que a su vez indica que el equipo de comercio del Banco Mundial no se comprometió con las autoridades responsables de la política comercial de los países en desarrollo”.
El G-33 pidió al presidente del Banco Mundial que considerara estas preocupaciones como un asunto prioritario. El Grupo expresó que espera que “se retire el documento y no se publique, de manera que sus resultados equívocos no tengan consecuencias adversas para las negociaciones comerciales”.
Se enviaron copias de la carta también a otros funcionarios del Banco Mundial, entre ellos Francois Bourguignon (Economista en jefe y Vicepresidente superior), Danny Leipziger (Vicepresidente del sector de Reducción de la Pobreza y Gestión Económica), Alan Winters (Director del Grupo de Investigación para el Desarrollo), Carlos Braga (Asesor Principal, Departamento Internacional de Comercio, Ginebra), y a Martin, uno de los autores del documento.
Los miembros del G-33 también escribieron a sus respectivos Directores Ejecutivos en el Banco Mundial para quejarse del documento y exhortarlos a que lo retiren.
El documento, de fecha 31 de agosto, fue colocado en el sitio Web del Banco Mundial y tiene un resumen efectista en su página de tapa. En el resumen se dice que las propuestas de los Productos Especiales procuran aumentar los precios de los alimentos básicos producidos por los agricultores de subsistencia.
En el resumen se añade la siguiente línea increíble: “Consideramos que el aumento sustancial de esos precios produciría un gran incremento de la pobreza –suficiente en algunos casos para desbaratar décadas de avances en materia de desarrollo– y ahondaría aún más la pobreza de los sectores que ya son pobres”.
En el documento se presentaron los resultados de cinco “experimentos” o escenarios designados para responder a preguntas sobre los Productos Especiales y la pobreza. Los resultados varían desde un escenario de aumentos muy pronunciados de los índices de pobreza a raíz del aumento de los precios de los Productos Especiales, hasta un escenario de efectos inocuos en el agravamiento de la pobreza porque las propuestas involucrarían “muy pocas reducciones de los aranceles aplicados a los productos en cuestión”.
Sin embargo, aún en el mejor escenario, el estudio concluye que debería haber “costos potencialmente muy grandes en los países en desarrollo pobres” ya que las propuestas eliminarían las mejoras en materia de acceso al mercado en los países de ingresos altos como Corea del Sur, y “destruirían la capacidad de la OMC de promover la reducción futura de la pobreza mediante la rebaja de los precios de los alimentos básicos en los países pobres”.
Nota técnica
El G-33 también preparó una detallada nota técnica y de política refutando el documento del Banco Mundial, la cual adjuntó a su carta a Wolfowitz. En la nota se dice que el estudio comprendió equivocadamente o tergiversó deliberadamente tanto el propósito de la utilización de los Productos Especiales como su impacto.
En el documento del Banco Mundial se afirma reiterada y erróneamente que el “objetivo de las propuestas de los Productos Especiales parece ser aumentar los precios de productos calificados durante un largo periodo”. Esto es contrario a los objetivos declarados de las propuestas sobre Productos Especiales del G-33.
“Las propuestas sobre Productos Especiales no visualizan la supresión de las consolidaciones ni el aumento de los tipos consolidados”, se dice en la nota del G-33. “De hecho, proponen ya sea un congelamiento de los tipos consolidados actuales o una reducción real (...) Es así que no hay un incremento de la protección absoluta”.
La tergiversación está conformada por una enumeración selectiva de los indicadores basados en los tres criterios convenidos de seguridad alimentaria, seguridad de las formas de vida y sustento y necesidades de desarrollo rural, propuestos por el G-33 para la descripción de los Productos Especiales.
La impresión que se da en el documento del Banco Mundial es que los Productos Especiales se refieren principalmente a la intensidad de consumo de los productos (los básicos o la proporción del ingreso familiar total gastado) y en menor grado a la naturaleza de los productores (agricultores de subsistencia, de bajos ingresos). De hecho, las propuestas sobre Productos Especiales tienen que ver principalmente con las formas de vida y sustento y la vulnerabilidad, y una lista más completa de los indicadores del G-33 hubiera revelado esto.
En la nota del G-33 se dice: “Sobre la base de esos dos conceptos básicos falsos, los autores hicieron un modelo de la supuesta operación e impacto de los Productos Especiales de una manera que sencillamente no capta la realidad de las estructuras agrarias de los países en desarrollo, y de esa manera da lugar a resultados completamente predecibles y totalmente equívocos”.
La nota del G-33 concluye que los autores del documento del Banco Mundial no son honestos cuando presentan sus resultados de una manera que da lugar a error.
Aun cuando los autores hayan reconocido que sus análisis basados especialmente en los primeros tres de los cinco escenarios presentados no podían lograrse por la aplicación de las propuestas sobre Productos Especiales, en el documento se aduce, de manera muy efectista, que el aumento sustancial de los precios de los productos básicos producidos por agricultores de subsistencia en función de las propuestas sobre Productos Especiales tendrían “consecuencias desastrosas para la pobreza” –suficiente, en algunos casos, para desbaratar décadas de avances en materia de desarrollo– y ahondarían la pobreza de quienes ya son pobres.
En ninguna parte del resumen y las conclusiones del documento se menciona que “encontramos que la propuesta sobre Productos Especiales no tendría, en realidad, impacto alguno en los precios agrícolas o en la pobreza”, un resultado expresamente señalado en el cuerpo del documento en el contexto de la política arancelaria más realista, dentro del marco de las negociaciones de la Ronda de Doha (escenarios 4 y 5).
“Aparte de estos tecnicismos, el aspecto más curioso del documento es su reiterada insistencia en que las propuestas sobre Productos Especiales son tan solo el deseo parcial, cuando no inconsciente, de los gobiernos de los países miembros del G-33 de aumentar los precios de determinados productos agrícolas sin tener en cuenta las posibles consecuencias sobre sus pueblos, especialmente los pobres”, se dice en la nota del G-33.
Además de las otras varias declaraciones al respecto, la más tendenciosa, que revela la intención de los autores, dice así: “Afortunadamente, resulta que la imposibilidad de lograr precios más elevados para esos productos que son exportables reduce el perjuicio provocado por la política original de aumentar los precios de esos bienes”.
Haciendo referencia a esta cita, el G-33 dice en la nota que, en resumen, la conclusión del documento del Banco Mundial es que los países del G-33 necesitan ser protegidos del desatino de sus propios gobiernos.
A la luz de esto, en la nota se dice que el G-33 reitera la lógica y la fundamentación de las propuestas sobre los Productos Especiales de manera que esos análisis no “dejan fuera” la tan necesaria investigación legítima en este sector importante.
“La investigación debería basarse en una apreciación honesta de las preocupaciones de las autoridades de los países en desarrollo y una representación precisa de la problemática”, se dice en la nota del G-33. “Los objetivos principales de las propuestas sobre los Productos Especiales son defensivas y estratégicas. Procuran ofrecer suficiente flexibilidad a los gobiernos de los países en desarrollo para los productos alimenticios que son esenciales para las formas de sustento de los más pobres y más vulnerables, y que tienen el potencial de lograr importantes ganancias en materia de productividad en el largo plazo, así como de dirigir un proceso de transición hacia el comercio en un mundo menos desigual”.
“Un análisis de ese tipo necesariamente debería estar en un contexto dinámico ya que las estadísticas meramente comparativas podrán resolver el tema más amplio tan sólo de manera limitada”, concluye el G-33. (SUNS)
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