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Nº 207 - agosto 2006

Por qué los ricos se empecinan en mantener los subsidios agrícolas

por John Madeley

La agricultura emplea menos del dos por ciento de la fuerza de trabajo de los países industrializados y su contribución a las economías nacionales está declinando rápidamente. Sin embargo, recibe enorme apoyo de los gobiernos, lo que causa serias molestias a los países más pobres del mundo.

Algunos consideran que la actitud intransigente de los países industrializados frente a sus subsidios agrícolas fue responsable del reciente colapso de las conversaciones de comercio internacional.
El apoyo de los gobiernos al sector agrícola en el llamado “club de los países ricos” -los 30 pertenecientes a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE)– totalizó 225.000 millones de euros (283.000 millones de dólares) en 2005, el 29 por ciento del ingreso del sector.
Un estudio de la OCDE sobre políticas agrícolas de los estados miembros muestra que el país que más protegió su sector agrícola en 2005 fue Suiza, donde el 68 por ciento del ingreso a los agricultores provino del apoyo del gobierno, seguido de Noruega (64 por ciento), Corea del Sur (63 por ciento), Japón (56 por ciento) y los países de la Unión Europea (32 por ciento).
Más de la mitad del respaldo estuvo en medidas para elevar el precio de los productos agrícolas. A saber, impuesto a la importación, subsidio a la exportación y subsidios domésticos a la producción, que “distorsionan la producción, los mercados y el comercio”, dice el estudio.
Y no es el pequeño agricultor del Norte el mayor beneficiado: el apoyo va mayormente a los grandes propietarios. En la Unión Europea 80 por ciento del dinero es para el 20 por ciento de las empresas, habitualmente grandes agroindustrias. El día que fracasaron las conversaciones de Doha, el secretario de Agricultura de Estados Unidos admitió que el 60 por ciento de los agricultores estadounidenses reciben “prácticamente nada” del gobierno.
En la Unión Europea gran parte del dinero es canalizado a través de la Política Agrícola Común (PAC). El mayor beneficiario fue la compañía británica lechera Fayrefield Foods, que recibió un apoyo de más de 22 millones de libras esterlinas (40,7 millones de dólares) durante 2004-2005, de acuerdo a la información del grupo de campañas farmsubsidy.org.
Los 10 millones de libras recibidas por Fayrefield Foods en 2004 correspondían a casi el 10 por ciento de su capital de giro, mientras que sus ganancias fueron menos de 1 millón de libras esterlinas. La rama de exportación de Dairy Crest, otra conocida marca británica, recibió un monto similar. Nestle, el gigante suizo, cuyas prácticas de promoción de los sustitutos de leche materna en los países en desarrollo han sido largamente discutidas, recibió más de siete millones de libras.
Algunos apoyos agrícolas son desviados a otros beneficiarios como grandes bancos que atienden al sector agrícola. Gran parte del apoyo al sector agrícola en el Norte alienta la sobreproducción y el dumping –ventas a precios por debajo del costo de producción– en el mercado mundial. Esto puede arruinar la vida de innumerables pequeños agricultores en los países en desarrollo.
¿Por qué los gobiernos de los países del Norte protegen tanto la agricultura de sus países? Y ¿por qué es tan difícil que cambien? ¿Por qué el sector, que contribuye solo con un pequeño porcentaje en los ingresos nacionales, tiene tanto peso sobre los gobiernos? El estudio de la OCDE dice que “la reforma de una política agrícola es difícil quizá en parte porque aquellos que temen perder algo tienen la capacidad para bloquear las iniciativas de reforma”.
Grupos como Countryside Alliance y la Unión de Granjeros Nacional del Reino Unido han tenido influencia en los círculos de gobierno.
Los agricultores tienen el apoyo de la opinión pública y esto a su vez influencia la política. Programas de radio populares muestran a los agricultores británicos como guardianes del ambiente. “El fuerte lobby del sector agrícola europeo ha llegado a tener el apoyo de la opinión pública”, dice Christopher Stevens, del Overseas Development Institute.
Por lo tanto, mucha gente en Europa acompaña la idea de que es necesario un fuerte apoyo de los gobiernos al sector agrícola.
Los beneficiados naturalmente se oponen a cualquier cambio de esta política. Cuando los gobiernos de la Unión Europea anunciaron reformas en la PAC en junio de 2003, grandes agricultores se opusieron fuertemente a la propuesta para un tope en los pagos.
Las reformas deslindaban un cierto porcentaje de los subsidios agrícolas de la producción, con lo cual los agricultores de la Unión Europea reciben pagos directos, deslindados de cuánto producen, o inclusive si no producen. Las reformas establecen la forma en que se pagaría a los agricultores, no bajando los niveles del apoyo total.
Las agencias de ayuda internacional y de desarrollo que han examinado las propuestas de reforma dicen que éstas no detendrán la sobreproducción y el dumping. Tres años después, gobiernos de algunos países de la Unión Europea por lo menos han reconocido que las reformas que anunciaban muy amplias no son tales. El gobierno británico ha planteado la necesidad de detener el escándalo y desperdicio que significa la PAC. Sin embargo no se ha materializado una real reducción en los niveles de apoyo en la Unión Europea.
Los ministros de la Unión Europea acordaron en diciembre de 2005 empezar a revisar la PAC en 2008, cinco años antes de lo acordado previamente, pero Francia estableció claramente que no apoyaría ningún cambio antes de 2013.
Agricultores de países con grandes áreas rurales como Francia e Irlanda están particularmente activos en la defensa de la PAC, y han forzado a sus gobiernos a no sumarse a los intentos de reforma. Sin embargo inclusive en Francia, la agricultura emplea sólo a cuatro por ciento de la fuerza laboral y contribuye sólo con tres por ciento a los ingresos nacionales.
Algunos dicen que la cultura, la historia y la tradición son obstáculos poderosos para cambiar: “Fundamental a nuestra identidad” es la forma en que la ministra de Comercio de Francia, Christine Lagarde, describe la agricultura.
Michael Hart, de la británica Small and Family Faros Alliance, dice que mientras la agricultura en el Reino Unido contribuye sólo con el uno por ciento al ingreso nacional, las granjas cubren casi el 80 por ciento de la tierra. “La industria turística va sobre la espalda del paisaje agrícola”, dice Hart. “Si la tierra no es trabajada, volverá a ser silvestre”.
El estudio de la OCDE argumenta que los altos niveles de apoyo no son necesarios para asegurar la calidad del ambiente y la prosperidad en las áreas rurales.
La PAC y otros programas de los gobiernos de países del Norte, como la US Farm Act, Enmienda Agrícola de Estados Unidos, han impedido el progreso de las conversaciones de la OMC para terminar con los subsidios.
La ausencia de concesiones significativas sobre los apoyos agrícolas por parte de Estados Unidos y la Unión Europea fue la causa de la suspensión de la Ronda de Doha de la OMC en julio. Junto con una presión internacional, será necesario un cambio radical en la opinión pública de los países del Norte para lograr que cambien su posición.

---------------- John Madeley es periodista especializado en comercio internacional, alimentación y agricultura radicado en el Reino Unido.
Este artículo fue publicado originalmente por Panos Features.




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