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Nº 207 - agosto 2006

Ronda de Doha de la OMC

Abundan interrogantes después del fracaso

por Martin Khor

207-2 (8.100 c) – Listo - Sección: Actualidades Tema: Comercio Pocos días después del colapso de las negociaciones en la Organización Mundial de Comercio (OMC), los delegados de numerosos países en desarrollo analizan diversos temas que han surgido acerca de la propuesta, expresada por el director general de la OMC, Pascal Lamy, y apoyada por los ministros del Grupo de los Seis (G-6), de suspender por completo las negociaciones de Doha.

Entre las cuestiones mencionadas por varios diplomáticos figuran: * ¿Finalizó el mandato de Lamy para realizar “consultas intensivas”, y necesitará o pedirá un nuevo mandato para nuevas consultas e iniciativas “confesionales”? * ¿Cuáles son las cuestiones para las cuales se detendrán las negociaciones, y habrá excepciones para algunos temas? * ¿Cuándo es posible esperar que se reanuden las negociaciones, y cuál podría ser o sería el “desencadenante” para ello? * Ahora que fracasaron las consultas/iniciativas confesionales y el exclusivo proceso de julio del G-6, cuando las conversaciones se reanuden, ¿habrá un retorno al proceso anterior más participativo y de acumulación progresiva en los grupos de agricultura y acceso a los mercados para los productos no agrícolas, en los cuales participan todos los miembros y sus grupos? Hay temas aún más amplios, tal como ¿qué ocurrirá con el programa de trabajo de Doha si debido a las consideraciones políticas internas u otros factores no pudiera haber una reanudación de las conversaciones incluso después de varios meses y tal vez años? O si puede haber una revisión del contenido general sobre el desarrollo no solamente de las propuestas que están sobre la mesa sino de las normas existentes (tal como se procuró hacer en los procesos que implican trato especial y diferenciado y cuestiones de aplicación, que fueron ubicados como máxima prioridad en la Declaración de Doha, pero desde entonces, en los hechos, fueron sacados de la mesa de negociaciones).
No obstante, los temas más inmediatos están en el pensamiento de varios diplomáticos. La reunión del Consejo General celebrada el jueves 27 de julio fue la primera ocasión formal (y la última, antes del receso de verano) desde que fracasaron las conversaciones del G-6.

Varios delegados han señalado que la idea de suspender las conversaciones de Doha fue presentada por Lamy y los miembros del G-6 en la reunión informal de los jefes de delegación celebrada el lunes 24 de julio, pero pensaban que esto lo decidiría el Consejo General. Les preocupaba si tendrían la oportunidad y el tiempo de influir en los términos de la decisión presentada en el Consejo General.
En la reunión de los jefes de delegación, Lamy explicó que propondría al Consejo General que se suspendieran las negociaciones de la Ronda en su conjunto, que se suspendiera todo el trabajo de todos los grupos de negociación y que el avance realizado hasta la fecha en diversos elementos quedara en suspenso. No propondría ninguna fecha de reanudación de las actividades.
Con posterioridad al colapso de las conversaciones el lunes 24, varios periódicos recordaron cómo en la Ronda Uruguay también había sucumbido la reunión ministerial de Bruselas de mitad de periodo, cómo se suspendieron las negociaciones y se dio un mandato al entonces director general del GATT Arthur Dunkel para “procurar consultas intensas” dirigidas a “lograr acuerdos en todos los sectores del programa de negociación en el cual persisten diferencias marcadas”.

Esto llevó más tarde a que Dunkel elaborara su “texto preliminar de Dunkel” del acuerdo de la Ronda Uruguay. Propuso que para cualquier cambio que se hiciera a su texto debía haber un consenso de todos los miembros.

Las circunstancias del colapso de Bruselas, la suspensión de las conversaciones, incluso el mismo término para el mandato de “consultas intensivas” y la especulación en los medios de prensa hicieron que algunos diplomáticos se preguntaran si se había montado un escenario (no ahora, pero en algún futuro próximo) para dar a Lamy un papel similar al que se le dio a Dunkel.

Algunos funcionarios de países en desarrollo creen que el mandato que se dio a Lamy en la reunión del Comité de Negociaciones Comerciales del 1 de julio se limitaba a que intentara encontrar una solución para fines de julio y que con el colapso de las conversaciones, el mandato finalizó.
Acerca de las cuestiones por las cuales se suspendieron las negociaciones, Lamy dejó en claro su sugerencia de que todos los temas de negociación del programa de Doha quedarían afectados. Sin embargo, podría haber “zonas grises” en las cuales no resulta claro si un tema es parte o no del programa de Doha.
Algunos diplomáticos señalan, por ejemplo, que en la iniciativa de ayuda para el comercio, los aspectos generales pueden no ser parte del programa de Doha, si bien otros aspectos (que se refieren a ajustes requeridos como consecuencia del resultado de Doha) sí pueden serlo.
Hubo algo de confusión en la reunión del grupo de Facilitación del Comercio -que transcurrió del lunes al viernes de esta semana- en cuanto a si el grupo debería fijar una nueva reunión después del receso de verano.
Y luego está la sugerencia del comisario de Comercio de la Unión Europea, Peter Mandelson, de que hay varios aspectos del “programa para el desarrollo” que habría que seguir negociando. Mencionó ayuda para el comercio, facilitación del comercio, el nuevo Marco Integrado para la ayuda técnica a los países menos adelantados, el acuerdo de Hong Kong sobre el acceso a los mercados libre de derechos y de contingentes para los países menos adelantados, propuestas de trato especial y diferenciado, normas de origen y mejoras en el entendimiento de solución de diferencias.

Es posible esperar que la Unión Europea presente esta propuesta de tener una “exención” a la norma de suspensión para esos temas. Seguramente será objeto de controversia, en especial porque algunas cuestiones (especialmente la facilitación del comercio y las normas de solución de diferencias) no son temas que tengan que ver con el desarrollo.

Algunos diplomáticos también están preocupados con la “modalidad” para reanudar las conversaciones. ¿Lo decidirá el director general, con la totalidad de los miembros, o con algunos pocos miembros, o incluso un solo miembro?

Numerosas delegaciones de la OMC creen que las conversaciones se reanudarán sólo cuando Estados Unidos se sienta lo suficientemente cómodo como para mejorar su oferta en materia de apoyo interno a la agricultura, y que esto tal vez tenga lugar en algún momento después del receso de verano, o después de las elecciones del Congreso, el 7 de noviembre, o quizás más tarde.

En todo caso, las oportunidades de culminar todas las negociaciones de Doha para fin de año son ahora mínimas. Si no se llega al plazo de cumplir con los requisitos de la autoridad de vía rápida antes de su expiración a fines de julio de 2007, entonces la reanudación de las conversaciones de Doha tal vez requiera una nueva autoridad de vía rápida. No hay certeza de cuándo pueda materializarse esto, o si finalmente se hará.

Otro tema que preocupa a algunos diplomáticos es si las conversaciones –en caso de reanudarse- se basarán en el proceso exclusivo del G-6 dirigido en gran medida por el director general (si se aclara su mandato para eso) o si las negociaciones deberían ser conducidas siguiendo las líneas de las negociaciones sobre la agricultura de los últimos meses, en las cuales podrían participar todos los miembros y sus grupos.

Varios diplomáticos de países en desarrollo prefieren el enfoque más participativo, ya que así pueden participar en él. Ellos se han resentido por el reciente tema central del proceso del G-6, en el cual se les pide que permanezcan al margen, con escasa información, y donde temen ser presionados para simplemente aprobar, con el pretexto de la presión del tiempo, lo que el G-6 ha acordado.
Muchos quedaron aliviados de que no los convocaran a jugar este papel a fines de julio o en agosto, ya que los miembros del G-6 no pudieron lograr actuar juntos.




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