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Nº 207 - agosto 2006

Ronda de Doha de la OMC

Negociaciones suspendidas ante colapso de la reunión del G-6

por Martin Khor

Después del fracaso de la reunión de ministros del Grupo de los Seis que tuvo lugar el 23 y 24 de julio en Ginebra, en la OMC se tomó la decisión de suspender indefinidamente todas las negociaciones de Doha. La causa inmediata del quiebre drástico fue la negativa de Estados Unidos para ofrecer siquiera una mejora hipotética de su oferta actual sobre la reducción del apoyo interno en la agricultura que tiene efectos de distorsión del comercio.

Varios ministros del Grupo de los Seis (G-6), constituido por Estados Unidos, la Unión Europea, Brasil, India, Japón y Australia, anunciaron el lunes 23 de julio la suspensión de las conversaciones de Doha. El director general de la Organización Mundial de Comercio (OMC), Pascal Lamy, lo confirmó en una conferencia de prensa que comenzó el lunes a las 18 horas. Lamy dijo que los miembros de la OMC lo habían acordado en una reunión informal de jefes de delegación, celebrada el lunes de tarde.

En la reunión de jefes de delegación, los ministros del G-6 explicaron la situación y otras delegaciones dieron sus respuestas preliminares.

Cualquier decisión formal de suspender las negociaciones así como acerca de cuándo deben reanudarse y lo que la OMC debería hacer en el ínterin, debía ser adoptada por el Consejo General en la reunión que se celebraría esa misma semana.

El cese repentino de las negociaciones de Doha conmocionó a los miembros de la OMC, ya que había expectativas de que los ministros del G-6 reavivarían las conversaciones después de la Cumbre del Grupo de los Ocho (G-8) la semana anterior, en la cual los líderes políticos de los países del G-8 y cinco países en desarrollo habían prometido instruir a sus ministros para que mostraran nuevas flexibilidades en sus respectivas posiciones.

La reunión del G-6 del 23 y 24 de julio iba a ser la primera de una serie de reuniones de las cuales se suponía que surgiría un acuerdo entre los miembros del G-6 en torno a las modalidades para la agricultura y el acceso a los mercados para los productos no agrícolas.

Las delegaciones de la OMC ya se estaban preparando para renunciar a sus vacaciones en la primera mitad de agosto, o incluso por todo el mes, debido a las expectativas de que cualquier avance en el proceso del G-6 obligaría entonces a los otros miembros de la OMC a considerar las nuevas propuestas que irían surgiendo.
Pocos -o nadie- esperaban que las primeras conversaciones del G-6 fracasaran tan estrepitosamente. La próxima reunión, originalmente programada para el 28 y 29 de julio, fue cancelada. No hay planes de más conversaciones del G-6 por el momento, y las conversaciones entrarán en hibernación, por lo menos durante varios meses. Algunos de los ministros del G-6 no descartaron la posibilidad de que la “suspensión” pudiera durar años.

La causa inmediata del quiebre drástico fue la negativa o incapacidad de Estados Unidos para ofrecer siquiera una mejora hipotética de su oferta actual sobre la reducción del nivel máximo permitido del apoyo interno en la agricultura que tiene efectos de distorsión del comercio.
Según varios ministros del G-6, todas las delegaciones, salvo la de Estados Unidos, habían presentado posibles posiciones nuevas, o “flexibilidades”, que podrían hacer en caso de que fueran equiparadas por ofertas nuevas y adecuadas de los demás.

Las discusiones del G-6 fueron exclusivamente sobre la agricultura, empezando por la fórmula de reducción de aranceles en la agricultura, siguiendo por los productos sensibles, los productos especiales y el mecanismo especial de salvaguardia, y terminando con el apoyo interno.
Según se informa, a esa altura los funcionarios estadounidenses se negaron a decir lo que estaban dispuestos a ofrecer o podían, aún hipotéticamente, ofrecer. Adujeron que no llegaban a ver las ofertas de los demás sobre el acceso a los mercados. Esto ocurrió cerca de la noche del domingo 23 de julio.

Después de cenar, los Ministros del G-6 se reunieron nuevamente y decidieron junto con el director general de la OMC que no tenía sentido continuar. En una reunión de una hora, que tuvo lugar a las 11 de la mañana del lunes 24, se adoptó la decisión de que debían suspenderse todas las negociaciones de Doha, y que no habría nuevos plazos o fechas límite acerca de cuándo reanudar o concluir las conversaciones.

Estados Unidos y la Unión Europea se enzarzaron inmediatamente en un nuevo “juego de culpabilidades”.
La Representante Comercial de Estados Unidos, Susan Schwab, y el secretario de Agricultura, Mike Johanns, siguieron insistiendo en que su país estaba dispuesto a mostrar mayor flexibilidad sobre la ayuda interna, pero que en los últimos 30 días se habían dado cuenta de que no habría acceso a los mercados en términos de las nuevas corrientes comerciales provenientes tanto de la Unión Europea como de los “países en desarrollo adelantados”, debido a vacíos tales como el de los productos sensibles y especiales.

Al igual que en la reunión ministerial de fines de junio en la OMC, los altos funcionarios de Estados Unidos intentaron culpar a la Unión Europea y a los países en desarrollo, cuestionando el argumento de la Unión Europea de que su oferta daría como resultado 800.000 toneladas más de importaciones de carne vacuna a la Unión Europea, y atacando a los países en desarrollo por bloquear supuestamente el 95-98 por ciento de sus mercados agrícolas a través de los productos especiales.

Cuando un periodista los invitó a que brindaran pruebas o ejemplos de cómo los países en desarrollo bloquearían el acceso de Estados Unidos a los mercados, ni Schwab ni Johanns pudieron responder. Johanns, en realidad, dijo que la cifra de 95-98 por ciento había provenido de la Secretaría de la OMC. (Tal vez se haya referido a la controvertida cifra citada por el presidente de las negociaciones sobre la agricultura, Crawford Falconer, quien dijo que había sido elaborada por la Secretaría, en su documento de referencia sobre productos especiales. Después de que el Grupo de los 33 interpusiera protestas, Crawfod, en una versión revisada de su documento, omitió la referencia a que las cifras habían sido elaboradas por la Secretaría.)

El Comisario de Comercio de la Unión Europea, Peter Mandelson, se embarcó en un ataque virulento contra Estados Unidos, diciendo que todos, salvo Estados Unidos, indicaron mayor flexibilidad, y que Estados Unidos no estaba dispuesto a reconocer las flexibilidades de otros ni a mostrar flexibilidad en materia de subvenciones a las exportaciones agrícolas.

Al no dar ninguna indicación de sus flexibilidades Estados Unidos había juzgado que las negociaciones debían ser suspendidas en esta etapa, y esto no era acorde con la decisión de la Cumbre del Grupo de los 8 celebrada en San Petersburgp, incriminó Mandelson.
Mandelson atacó a Estados Unidos por creer que tenía derecho a una compensación “dólar por dólar” de los países en desarrollo en términos de nuevos accesos a los mercados por aquello que Estados Unidos tenía que hacer de cualquier manera. “La idea de que el precio de reformar las subvenciones agrícolas, que son el aspecto más distorsionante del comercio mundial, es la apertura de los mercados de los países en desarrollo a los agricultores de los países ricos, no es un principio que podamos aceptar”, afirmó. (Sobre este principio, Mandelson parece haber olvidado que él, en nombre de la Unión Europea, ha encabezado las presiones para que los países en desarrollo abran sus mercados a los bienes industriales -a través de un coeficiente 10, que significa que los aranceles serán reducidos drásticamente, con un nivel máximo de 10 por ciento- y a los servicios -con una propuesta de establecer “un marco de referencia” en materia de servicios, o una demanda de que los países en desarrollo se comprometan a abrir en más de la mitad sus sectores de servicios-, a cambio de las ofertas de la Unión Europea en agricultura.) Mandelson indicó que las negociaciones de Doha entrarían en hibernación durante largo tiempo, cuando expresó que si bien todavía es posible retomar las conversaciones en el futuro, “no hay posibilidades de que esto ocurra a la brevedad”.

Se trata de un gran fracaso, y sólo el tiempo dirá si es definitivo, agregó, lamentando el daño que causaría la suspensión, no sólo al sistema multilateral de comercio sino también a la estabilidad política mundial.
El ministro de Comercio de India, Kamal Nath, puso el colapso de las conversaciones en una perspectiva más amplia del desarrollo. Declaró a la prensa que la suspensión de las conversaciones “nos llena de un sentimiento de tristeza y pérdida”, después de todos los esfuerzos puestos por los países en desarrollo. “Es un fracaso importante, no es sólo una diferencia de números. Es inherente porque se trata de una diferencia de criterios”, expresó Kamal Nath., y añadió: “A menos que podamos zanjar esta diferencia de criterios, no hay futuro en esta Ronda.

“Esta es una Ronda para el Desarrollo, culminarla es muy importante pero igualmente importante es el contenido de la Ronda. El contenido debe demostrar nuevas oportunidades para los países en desarrollo, principalmente el acceso de los países en desarrollo a los mercados de los países desarrollados. Esta Ronda no es para perpetuar las carencias del comercio mundial, especialmente en la agricultura, no es para abrir mercados en los países en desarrollo para que los países desarrollados tengan acceso para sus productos subvencionados dirigidos a los países en desarrollo. Decimos que la Ronda debería corregir las carencias y distorsiones estructurales del sistema, y debería haber comercio justo, no solamente libre comercio. Ellos dicen ‘queremos acceso a los mercados y solamente si lo conseguimos de la manera que queremos podremos corregir las carencias estructurales’. No hay equidad en ese argumento”, dijo el ministro indio.

Kamal Nath declaró que después de la cumbre del Grupo de los Ocho hubo un intento de moverse con flexibilidad, “pero lamentablemente quienes desean convertir esto en una ronda de acceso a los mercados para sus productos subvencionados tuvieron problemas para cambiar”. Dijo que “por el momento, estamos fuera del modo de negociación” pero aseguró que India continuaría expresando las preocupaciones de los países en desarrollo cuando la Ronda retome el modo de negociaciones.

Ante la pregunta de si los ministros de Estados Unidos y la Unión Europea “derramaban lágrimas de cocodrilo” cuando expresaron que lamentaban por los países en desarrollo que las conversaciones hubieran fracasado, Nath opinó que esos países habían invertido totalmente el concepto de la Ronda, que ellos defendían un “acceso a los mercados” que supondría el desplazamiento de millones de agricultores, y este es un problema que tiene que ver con su forma de pensar. “No es esto de lo que tratan la Declaración de Doha y la Declaración de Hong Kong”, afirmó.
Acerca de si la suspensión sería por meses o años, Nath expresó: “No lo sé, por el momento es un estado de suspensión total. No hay plazos por ahora”.

En cuanto a si declararía que la Ronda murió o está en cuidados intensivos, Nath respondió: “La Ronda no está muerta, definitivamente está entre los cuidados intensivos y la cremación”.
Ante la solicitud de que comentara la declaración de Mandelson de que en la reunión del G-6 él (Nath) había estado dispuesto a discutir el número y el tratamiento de los productos especiales, pero que, por el contrario, los Estados Unidos habían criticado las “capas de protección” que representan los productos especiales, Nath respondió que lo que él buscaba respecto a los productos especiales estaba en la Declaración de Hong Kong, y es una disposición para la seguridad de los medios de subsistencia. “Si esta Ronda para el Desarrollo no tiene (un reconocimiento de la seguridad para los medios de subsistencia), entonces ¿qué Ronda lo tendrá? Si un país ve esto como un impedimento para el acceso a los mercados, entonces está cuestionando la Declaración de Hong Kong”, señaló.
Nath dijo que no quería entrar en un juego de culpabilidades. Pero la Unión Europea hizo algún movimiento. Todos pusieron algo sobre la mesa, salvo un país que dijo que no veía que hubiera algo sobre la mesa. “Si para corregir las distorsiones del comercio, que, en primer lugar, no deberían estar ahí, se pide a los países en desarrollo que paguen por eso, entonces no funcionará”, afirmó.

El ministro de Relaciones Exteriores de Brasil, Celso Amorim, declaró en una conferencia de prensa que era un momento triste que no debería caer de sorpresa para alguien como él, que había atravesado numerosos reveses y crisis, por ejemplo en Bruselas (durante la Ronda Uruguay), Seattle y Cancún. Pero este momento era incluso más triste por varias razones.
Por primera vez estamos en una Ronda para el Desarrollo, lo cual era importante para los países en desarrollo. A diferencia de Seattle o Bruselas, “estábamos muy cerca de lograr un acuerdo”. No había diferencias conceptuales, estábamos en la misma cancha, a diferencia de circunstancias anteriores donde había temas contenciosos tales como las normas laborales, el medio ambiente y las cuestiones de Singapur. “Estábamos discutiendo las mismas cosas y con una amplitud que no era pequeña sino que era posible moverse en ella”. Todos expresaron su voluntad de comprometerse y mostrar flexibilidad pero no fue del todo suficiente por dos razones.

En primer lugar, “habíamos expresado esto antes pero no fue posible trabajarlo”. En segundo lugar, ésta no es una situación en la que podamos hibernar durante un tiempo y luego reanudarla más tarde porque “la vida continúa, surgen otras prioridades, la gente cambia”. Como resultado de eso, dijo Amorim, existe la tentación de arreglarse con acuerdos anteriores, y también de retirar lo que se ofreció de palabra pero no quedó por escrito.
“También estamos tristes porque habíamos invertido mucho trabajo. Los países en desarrollo pusimos un enorme trabajo técnico en el Grupo de los 20, que cambió la política de las negociaciones”, dijo.

Amorim expresó que los logros hasta la fecha en las conversaciones sobre la agricultura incluían el compromiso de eliminar las subvenciones a las exportaciones. En cuanto al apoyo interno, estaba el principio de aplicar reducciones efectivas, y también habría acceso real a los mercados. “Todo eso no puede perderse. Es nuestra tarea asegurar que no se evaporará”, afirmó.

Amorim agregó que sólo una semana atrás “teníamos el mandato de concluir la Ronda, de mostrar flexibilidad. Pocas veces en la historia del mundo se descartó tan rápidamente un mandato dado por un primer ministro. Esto afectará la forma en que se dirigen los negocios mundiales. Las negociaciones comerciales son demasiado serias como para dejar solos a los negociadores comerciales”.
Añadió que Brasil había estado dispuesto a mostrar flexibilidad en la reunión del G-6, pero no era el momento de comprobar si Brasil era flexible. “No deseo encontrar culpables pero uno debe reconocer que el sector que quedó atrasado fue el del apoyo interno. Si se hubiera mostrado liderazgo en el apoyo interno, habría habido una fuerte posibilidad de que todo se arreglara (con uno o dos puntos aquí y allá). El hecho es que, si bien los líderes pidieron que se mostrara flexibilidad (por sus propios negociadores), esto no se manifestó en los números reales”, señaló.

Sobre la suspensión de las negociaciones, Amorim declaró: “No sabemos cuándo volveremos, estamos a la deriva, es posible que tengamos la voluntad política, pero carecemos de un compás y un mapa de ruta”.

Amorim dijo que esta situación era especialmente triste para Brasil, que había apostado tanto al sistema multilateral. “Existe una decepción que no podemos compensar con los acuerdos bilaterales y otros por el estilo. No hay sustitutos para la OMC y el sistema multilateral de comercio con relación a crear disciplinas, por ejemplo, en ayuda interna agrícola y antidumping, donde la OMC es irreemplazable. Se necesita un esfuerzo enorme, primero para que no se deshaga el trabajo hecho, y segundo para avanzar”, dijo.

Ante la pregunta de si habría más controversias comerciales como resultado del quiebre, Amorim respondió que “seguramente, si no podemos avanzar (en las conversaciones), las controversias comerciales continuarán y habrá más recursos ante el sistema de solución de diferencias de la OMC”.

Interrogado sobre si existió alguna sugerencia de que Lamy elaborara un texto que contuviera la sustancia que está sobre la mesa, Amorim expresó: “Yo no hice ninguna sugerencia de ese tipo. Si es posible considerar esa posibilidad, no será ahora. Sería suicida y no recomendaría a nadie que cometa suicidio”.

Ante más preguntas al respecto, Amorim manifestó que no habría que sugerir un texto de Lamy a menos que “él reciba una señal colectiva de zanjar una diferencia aquí y allí”.

El lunes 24 de julio a las 15 horas hubo una reunión informal de jefes de delegación, acerca de la cual los ministros del G-6 presentaron sus versiones de lo que se volcó allí. Según uno de los participantes, en la sesión matutina de la reunión del G-6 del lunes, Lamy había pedido a los Ministros del G-6 que hicieran la explicación, ya que no era su responsabilidad hacerla.

También hablaron varias otras delegaciones de la OMC. En los corredores, algunos países en desarrollo se preguntaban cómo seis miembros de la OMC podían decidir por todos los miembros que había que suspender el conjunto de conversaciones de Doha.

Había mucha incertidumbre acerca de lo que esto significaba, por ejemplo, si ahora iba a quedar sin efecto la programación oficial de que esa semana habría negociaciones sobre la facilitación del comercio y consultas con el presidente sobre reglamentaciones internas en materia de servicios.

Había aún más incertidumbre y confusión acerca de si las negociaciones de Doha se suspenderían indefinidamente.

“Calculábamos que si las cosas no funcionaban con el G-6, las reuniones de agosto no se harían, pero que habría un esfuerzo por reanudarlas después del receso de verano, en setiembre”, dijo un delegado de un país en desarrollo. “Ahora no sabemos lo que ocurrirá ni en setiembre ni en el resto del año”, concluyó.
Sin embargo, es innegable que hubo un suspiro colectivo de alivio en un tema. Todos los diplomáticos que habían planeado tomarse licencia en el receso tradicional de agosto ahora pueden hacerlo, en lugar de tener que quedarse en Ginebra o en la OMC y estar prontos en caso de que el Grupo de los 6 hiciera algún adelanto importante o en caso de que Lamy quisiera continuar con sus encuentros “confesionales” con ellos.
Las negociaciones de la OMC han sido transferidas del modo activo y el modo en espera para entrar al modo hibernación. Pero todavía no están en el modo “apagado” del todo, por lo menos no oficialmente.

----------- Martin Khor es director de la Red del Tercer Mundo.




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