Instituciones Financieras Internacionales
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Nº 204 - mayo 2006
América Latina
La cancelación de deuda del BID, un tema pendiente
por
María José Romero
Las organizaciones sociales reclaman la cancelación de la deuda de los países latinoamericanos más pobres con el BID. Los presidentes de Bolivia y Honduras se sumaron a este reclamo durante la 47ª Reunión Anual del organismo, celebrada en abril en Belo Horizonte (Brasil), pero aún no se ha llegado a un consenso y la decisión sigue pendiente.
Luego de la cancelación de deuda por parte del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial a Bolivia, Honduras, Nicaragua y Guyana (Haití resultó excluido por las exigencias de la iniciativa HIPC) las organizaciones sociales latinoamericanas han hecho notar la insuficiencia de esta medida. Es que las deudas canceladas representan para estos países, en promedio, sólo 30 por ciento del total.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) es la principal fuente de financiamiento de los países latinoamericanos, por lo que una cancelación realmente efectiva debe incluir las deudas que estos países tienen con la institución. Sin embargo, apenas el tema se instaló en la agenda comenzó un debate interno acerca de las posibilidades de financiación.
A diferencia de lo que sucede en el FMI y el Banco Mundial, los países latinoamericanos controlan en el BID el 50 por ciento de los votos en los órganos de decisión. Estados Unidos es el país con mayor porcentaje de votos (y aporte de capital), con 30 por ciento, seguido de Argentina y Brasil.
Durante la última Reunión Anual del BID, celebrada en Belo Horizonte (Brasil), los Gobernadores debatieron el tema y manifestaron su voluntad política de aprobar la cancelación. Sin embargo, existen todavía importantes diferencias técnicas que retrasan una decisión definitiva. Como era de esperar, el problema de la financiación fue el punto de debate en el que se enfrentaron fundamentalmente las posiciones de Brasil y México.
Los presidente Evo Morales, de Bolivia, y Manuel Zelaya, de Honduras, asistieron a la ceremonia de apertura de la reunión del BID y en su discurso pidieron expresamente la cancelación de deuda, como instrumento capaz que redireccionar los recursos que sus países destinan al BID hacia la inversión social. Sus gestiones fueron acompañadas por el trabajo de los ministros de Economía de ambos países frente a la Asamblea de Gobernadores, y por las organizaciones de la sociedad civil presentes en Belo Horizonte.
Sin embargo, la decisión de la Asamblea fue crear una Comisión ad hoc, presidida por el Gobernador de Brasil, Paulo Bernardo, para continuar analizando el tema y presentar una propuesta concreta al Directorio que especifique cómo se financiaría esta cancelación. Este tema resulta de fundamental importancia, ya que de aprobarse la cancelación sin una partida extra de recursos de los países miembros del Grupo de los Ocho (G-8), esta medida tendría consecuencias para el fondo de capital ordinario del BID, capitalizado por los países latinoamericanos de medianos ingresos.
Las organizaciones Fundación Jubileo y Eurodad, integrantes de diferentes redes internacionales que monitorean la actividad de los bancos multilaterales, evaluaron de forma muy positiva la voluntad política manifestada sobre el tema, pero consideran que el debate se debe implementar de la forma más ágil posible a fin de no postergar aún más esta decisión.
Una de las posibles fuentes de financiamiento es que los recursos provengan de los países del G-8, sin ninguna consecuencia para las finanzas de los países latinoamericanos. Las economías de países como Brasil, México y Argentina no estarían en condiciones de financiar, directa o indirectamente, esta decisión, ya que también cuentan con problemas internos que requieren de importantes recursos para gastos sociales y un alto índice de pobreza que reducir.
Por otro lado, las organizaciones sociales subrayan no estar de acuerdo con una cancelación de deuda que impida el futuro flujo de capitales consecionales hacia estos países, lo que limitaría aún más el desarrollo de sus economías, y menos aún con una cancelación que implique condicionalidades o “recetas” de políticas. Las últimas décadas han demostrado que las “recetas” neoliberales han perjudicado notoriamente a las economías latinoamericanas.
Estas organizaciones defienden la cancelación de deuda como instrumento capaz de aliviar los presupuestos de los países más pobres a fin de posicionarse en mejores condiciones para alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio hacia el año 2015. Por tanto, la lista de países incluidos en esta medida debería ser lo más inclusiva posible.
Finalmente, el momento de pronunciar anuncios espectaculares quedó atrás, y el tema se discute ahora dentro de las oficinas del BID, donde los técnicos evaluarán diferentes propuestas.
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María José Romero es politóloga y editora del Monitor de Instituciones Financieras Internacionales (IFIs) en América Latina: http://ifis.choike.org
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