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Instituciones Financieras Internacionales


nº 203 - abril 2006

Consideraciones estratégicas para las campañas de la deuda africana en 2006

por Soren Ambrose

La organización Solidarity Africa Network considera que el acuerdo del G-8 y las instituciones financieras internacionales de eliminar la totalidad de la deuda de 18 países no puede ser ignorado por los activistas en África y que podría llegar a ser parte de un cambio significativo en el trabajo realizado sobre la deuda.

En el año 2005, el FMI, el Banco Mundial y el Banco Africano de Desarrollo, en respuesta a las propuestas del Grupo de los Ocho (G-8) países industrializados, prometieron eliminar el 100 por ciento de las deudas reclamadas a 18 países, 14 de ellos de África. El acuerdo se aplica únicamente a países que hayan completado la iniciativa para la reducción de la deuda de los Países Pobres Muy Endeudados (HIPC, por sus siglas en inglés) del FMI/Banco Mundial, un proceso manipulador que lleva a los gobiernos a adherirse a condiciones de ajuste estructural devastadoras con la promesa de lo que hasta ahora ha sido un muy modesto alivio de la deuda. La utilización de la iniciativa HIPC como instrumento calificador significa que un total de hasta 29 países adicionales, 19 de ellos africanos (ver a continuación), podrían llegar a beneficiarse. También significa que aproximadamente 20 países africanos quedan definitivamente excluidos del acuerdo.
Como quiera que el acuerdo del G-8/IFIs (instituciones financieras internacionales) se acabe por poner en práctica, la organización Solidarity Africa Network considera que no puede ser ignorado por los activistas en África y que podría llegar a ser parte de un cambio significativo en el trabajo realizado sobre la deuda.

¿Qué tan significativo es el acuerdo del G-8/IFIs sobre la deuda?

Muchos activistas tanto del Sur como del Norte restaron importancia al acuerdo del G-8/IFIs. El mismo fue considerado ampliamente como una decepción que habría de estar imponiendo nuevas condiciones sobre los países beneficiarios. No cabía la menor duda de que el acuerdo terminaría siendo “menos de lo que aparentaba a simple vista”. Sin embargo, la propuesta del G-8 no realizó mención alguna a condiciones que fueran más allá de los requisitos para calificar en la iniciativa HIPC. El FMI ha intentado explotar la ambigüedad de la propuesta en materia de condiciones, pero no lo ha logrado: en la actualidad, todavía parece como si el acuerdo se fuera a llevar adelante sin la imposición de ninguna condición adicional sobre los países beneficiarios.
Los activistas de la Solidarity Africa Network, junto con otros activistas de campañas contra la deuda, han advertido con respecto a la no constatación de avances significativos en el desarrollo de iniciativas como la HIPC (anunciada en 1996 y “mejorada” en 1999), y han estado sosteniendo desde hace tiempo que las victorias que anhelamos no habrán de surgir de la “solidaridad” o concesiones del G-8 o de otros “acreedores”, sino a través de la construcción de poder político en el Sur. No obstante, en lo que respecta al acuerdo del G-8/IFIs del año 2005, entendemos que sería un error desechar su impacto sin someterlo a un análisis serio. Tenemos la convicción de que las victorias que cosechemos serán alcanzadas a través de una variedad de estrategias en múltiples frentes, incluyendo el G-8 y las IFIs. En caso de que 13 países africanos logren efectivamente la cancelación de virtualmente un 100 por ciento de sus deudas multilaterales en 2006 sin la imposición de condiciones nocivas adicionales, el minimizar este acontecimiento implicaría dañar la credibilidad de los activistas y restringir severamente nuestra capacidad de construcción en base a un entorno de la deuda sustancialmente modificado.

Intento frustrado del FMI para ligar nuevas condiciones

El 21 de diciembre de 2005, el esfuerzo del FMI por intentar utilizar el acuerdo del G-8/IFIs para sacar provecho e imponer nuevas condiciones sobre los países beneficiarios se vio frustrado. Personal del FMI, junto con aliados en el directorio, habían planeado posponer la cancelación para una tercera parte de los países candidatos a recibirla (seis de 18). La rápida acción por parte de activistas contra la deuda los obligó a cambiar de dirección y finalmente fueron capaces de retener la cancelación únicamente para uno de los países, Mauritania (con el fundamento de que había falsificado datos). De haber tenido éxito el plan del FMI, se habría sentado un precedente para negarle la cancelación a cualquier país que no contara con un nuevo programa vigente del FMI (cuatro de los seis a los que apuntaba el FMI –Madagascar, Mauritania, Etiopía y Nicaragua– eran los únicos países dentro del acuerdo de la deuda que no se habían comprometido con un nuevo programa del FMI). La frustración de este plan significa que se ha sentado otro tipo de precedente: por primera vez, los países pueden –en caso de que así lo determinen– eliminar su deuda con el FMI y liberarse de la vigilancia de la institución.

Cancelación del FMI implementada; Banco Mundial y BAfD a seguir el ejemplo

A partir del 6 de enero, el FMI manifiesta haber implementado plenamente la cancelación del 100 por ciento de las deudas reclamadas a 19 países (los 18 anunciados originalmente en junio, menos Mauritania, pero sumados -por oscuras razones de “igualdad de tratamiento”- Camboya y Tayikistán). Si bien el Banco Mundial no tiene planificado cancelar sus partes de la deuda hasta fines de junio, el Banco Africano de Desarrollo anunció que, al igual que el FMI, cancelaría las deudas reclamadas a los países africanos candidatos a beneficiarse durante la primera semana de enero. Al parecer, sin embargo, el BAfD decidió luego coordinar el cronograma de su cancelación con el del Banco Mundial. Mauritania será probablemente excluido por ambos bancos.
Los lineamientos del Banco Mundial que se dieron a conocer a fines de enero indican que los países que alcancen sus puntos de culminación en la iniciativa HIPC –y de esta forma califiquen para la cancelación del 100 por ciento- con posterioridad al primer grupo podrían obtener la cancelación de su deuda con el Banco Mundial a comienzos del próximo año fiscal de la institución (es decir, el 1 de julio siguiente). Los activistas están ahora intentando hacer que el Banco modifique esta disposición; en caso de no lograrlo, esto significará que los países obtendrán la cancelación de la deuda pero luego se les solicitará que continúen efectuando pagos no reembolsables sobre dicha deuda hasta el siguiente mes de julio. Esta irracionalidad, la cual difiere del plan de acción del FMI, debe ser desafiada. También lo debe ser la decisión del Banco Mundial de cancelar las deudas contraídas antes de fines del 2003, una “fecha límite” fijada un año entero antes que la del FMI a finales del 2004. Esta variante implicará millones de dólares más en pagos de la deuda por parte de países que deberían estar asignando sus recursos para usos productivos.

¡Se necesitan nuevas estrategias de campaña!

Los gobiernos aún se las verán complicadas para verse liberados de las múltiples formas en las que se encuentran maniatados por las IFIs, los acuerdos comerciales y financieros bilaterales y los reglamentos de la Organización Mundial de Comercio (OMC). No obstante, consideramos que el acuerdo del G-8/IFIs es un comienzo potencialmente muy importante, el cual los activistas pueden optar por hacer más significativo a través de sus acciones. Es crucial que los activistas de los países incluidos en el acuerdo del G-8/IFIs adopten medidas para supervisar la implementación del mismo y ocupen y extiendan el espacio que éste podría estar inaugurando. También resulta igualmente crucial que las personas de aquellos países que hayan quedado hasta ahora excluidos del acuerdo diseñen estrategias para sacar provecho del nuevo entorno de la deuda.
Algunos activistas y funcionarios de los gobiernos han expresado ansiedad con respecto a que el hecho de que algunos países africanos sean candidatos a beneficiarse inmediatamente mientras otros tengan que esperar hasta cuatro años o sean completamente excluidos del acuerdo haya de dividir a las campañas africanas. Esto no tiene que suceder necesariamente, siempre que los intereses comunes de toda la región sean reconocidos y adaptados en su especificidad.
Las estrategias que podrían ser consideradas a la luz del acuerdo del G-8/IFIs incluyen las que siguen a continuación. Al tiempo que se agrupan por categoría de país según el acuerdo del G-8/IFIs, se deberían emplear acciones solidarias conjuntas, dado que ningún país posee intereses en contradicción con los de los demás. En realidad, una África libre de deudas debería ser del interés de todos.

A. En los 13 países africanos incluidos en el Acuerdo G-8/IFIs (Benin, Burkina Faso, Etiopía, Ghana, Madagascar, Malí, Mozambique, Níger, Rwanda, Senegal, Tanzania, Uganda, Zambia) • Exigir confirmación (por parte de funcionarios de las IFIs en el país, ministerios de Finanzas, etc.) de que las deudas han sido canceladas según lo prometido. En caso de existir cualquier tipo de condiciones o procedimientos adicionales, se les dará publicidad y se los condenará.
• Exigir información de los ministerios de Finanzas, Planeamiento, Salud, Educación, Agricultura, etc. acerca de cómo el presupuesto para 2006 refleja el ahorro resultante de la cancelación de la deuda. Incidir a favor de programas y usos específicos respaldados por la sociedad civil. Esta medida ha sido adoptada por la sociedad civil en Bolivia (uno de los cuatro países no africanos incluidos en el acuerdo de la deuda), donde se ha formado una coalición para ejercer presión sobre el presidente Evo Morales para que garantice que los ahorros derivados del acuerdo sean utilizados en programas contra la pobreza y no para reducir la deuda del país. (Ver: http://ifis.choike.org/esp/informes/308.html) • Incidir para que la “fecha límite” de las deudas con el Banco Mundial a ser canceladas sea retrasada de diciembre de 2003 hasta por lo menos diciembre de 2004 (como en el caso del FMI).
• Incidir para que los pagos efectuados sobre la deuda multilateral desde el anuncio del G-8 hasta la implementación de la cancelación sean reembolsados.
• Establecer mecanismos de supervisión de la sociedad civil para la utilización de los ahorros derivados de la cancelación de deuda; incidir para que los gobiernos los reconozcan y cooperen formalmente con los mismos.
• Incidir a favor de procesos abiertos, transparentes y responsables en la toma de nuevos préstamos; utilizar mecanismos que se encuentren disponibles actualmente para supervisar agresivamente cualquier nueva deuda.
• Incidir para que los gobiernos resistan cualquier futuro enredo con el FMI y cualquier futuro acuerdo con otras IFIs que impongan condiciones en materia de políticas.

B. En Mauritania (País candidato cuya cancelación se vio retrasada por el FMI. El BAfD y el Banco Mundial probablemente seguirán el ejemplo del FMI) En el Foro Social Mundial policéntrico celebrado en Bamako, Malí, en enero, quedó de manifiesto que la sociedad civil de Mauritania se encuentra últimamente vigorizada en torno a muchos temas. Ninguno se halla ocupando más atención que la deuda y la exclusión de Mauritania del acuerdo del G-8/IFIs. Los activistas señalaron que el FMI había trabajado muy de cerca durante varios años con el anterior Ministerio de Finanzas del régimen, por lo cual la decisión actual de que el defectuoso registro de datos del ministerio constituye razón suficiente para negar la cancelación de la deuda suena falsa. También presentaron el argumento de que el nuevo gobierno es el primero que se recuerde en recibir con agrado la participación ciudadana y realizar serios esfuerzos a favor de una gobernanza responsable. El sancionarlo en un momento tan crucial no solo es injusto sino que hace que sus tareas se tornen aún más difíciles.
En Bamako se hicieron circular peticiones y se realizaron y recibieron con agrado los llamados a la solidaridad. Se requieren más acciones creativas para insistir sobre el caso de Mauritania y desarrollar la solidaridad entre los activistas de ese país y los activistas contra la deuda tanto del Norte como del Sur.

C. En los 18 países africanos que son futuros potenciales beneficiarios (Listados con fechas anticipadas (mes/año) de la cancelación de deuda, de acuerdo con el Banco Mundial: Burundi (12/06), Camerún* (4/06), República Centroafricana (6/09), Chad* (6/06), Comoros (9/09), Congo-Brazzaville* (12/07), Congo-Kinshasa (1/07), Costa de Marfil (12/09), Eritrea (12/09), Guinea-Bissau (12/07), Guinea-Conakry (12/06), Liberia (3/10), Malawi (6/06), Santo Tomé y Príncipe (5/06), Sierra Leona (7/06), Somalia (3/10), Sudán (3/10), Togo (10/10). *Recientemente han surgido interrogantes que sugieren retrasos para Camerún, Chad y Congo-B.) • Exigir que los gobiernos insistan en acelerar la fecha de la cancelación de deuda, preferentemente haciendo que ésta sea inmediata.
• Exigir que los gobiernos demanden un ablandamiento o eliminación de los programas condicionados requeridos por la iniciativa HIPC para poder calificar para la cancelación de deuda.
• Exigir que las fechas límite sean retrasadas. De mantenerse tal cual, los países que no obtengan la cancelación hasta el 2009 o 2010 estarán pagando cinco años adicionales por concepto de deudas que no habrán de ser cubiertas por el programa de cancelación.
• Exigir que el Banco Mundial implemente su cancelación de forma inmediata una vez alcanzado el punto de culminación de la iniciativa HIPC; de otra forma, ésta se verá retrasada hasta el 1 de julio siguiente a esa fecha, y los gobiernos tendrán que efectuar pagos no reembolsables sobre deudas que, en principio, ya han sido canceladas.
• Utilizar la amenaza de construir apoyo público para un repudio inmediato.
• Llevar a cabo auditorías de la deuda, según lo recomendado por Jubileo Sur, para establecer el verdadero alcance y carácter de la deuda.
• Iniciar campañas sobre los puntos de la Sección A que habrán de ser relevantes una vez implementada la cancelación. (Idealmente, dichas campañas habrían estado en curso mucho antes de la implementación para los beneficiarios inmediatos).

D. En los países africanos no candidatos a la cancelación bajo el plan actual (Se incluyen Argelia, Angola, Botswana, Cabo Verde, Djibouti, Egipto, Guinea Ecuatorial, Gabón, Kenia, Lesotho, Libia, Mauricio, Marruecos, Namibia, Nigeria, Seychelles, Sudáfrica, Swazilandia, Túnez, Zimbabwe.) • En algunos lugares, por ejemplo Kenia, la exclusión del acuerdo ya se ha convertido en un tema político. Es necesario ingresar en dicho debate y desplegarlo. En otras partes, los activistas deben moverse para lograr que el tema sea discutido en los medios de comunicación y por los políticos.
• Llevar a cabo auditorías de la deuda, según lo recomendado por Jubileo Sur, para establecer el verdadero alcance y carácter de la deuda.
• Iniciar campañas a favor del repudio de la deuda, en vistas de que el G-8 y las IFIs han obstruido la posibilidad de la cancelación.
• Apuntar a la demanda de la UA de junio de 2005 a favor de una amplia cancelación para todo el continente.
• Sostener que la justicia y la lógica exigen un tratamiento igualitario para todos los pueblos africanos.
• Señalar que la diferencia entre una cancelación del 100 por ciento y una cancelación del cero por ciento es mucho mayor que las diferencias reales entre los países de la región.
• Hacer comparaciones económicas a nivel subregional (por ejemplo, Lesotho/Mozambique, Nigeria/Ghana, Kenia/Tanzania), mostrando que los países comparables son socios comerciales y competidores en los mismos bloques regionales, y por lo tanto deben recibir el mismo tratamiento.
• Recordar que la piedra angular del argumento contra el pago de estas deudas –su ilegitimidad fundamental y la desviación de fondos asignados para usos de urgente necesidad– se aplica de igual forma a todos los países africanos. Las deudas acumuladas en Abacha o Mubarack, o en estados económicamente aislados de la línea del frente antiapartheid, no son menos ilegítimas que aquellas contraídas por Mobutu. Los niños que se están muriendo de hambre en Zimbabwe o Djibouti merecen la misma oportunidad de vivir que los de Zambia o Etiopía.




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