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Nª202 - marzo 2006

Foro Económico Mundial de Davos

Crecimiento económico se enlentece, desempleo se acelera

por Martin Khor

En el foro de Davos, muchos economistas advirtieron que el crecimiento mundial podría enlentecerse este año. Y un organismo de la ONU destacó el problema del “crecimiento del desempleo” y previno sobre una crisis mundial del empleo.

En el Foro Económico Mundial realizado en Davos a fines de enero, varios economistas debatieron si la economía mundial podría marchar sin contratiempos este año o si se encontraría con importantes obstáculos. No llegaron a ninguna conclusión. Una de las principales preocupaciones es que el alto gasto de los consumidores en Estados Unidos, una de las causas del crecimiento de ese país, está llegando a su fin.
Algunos temen que la burbuja de los bienes raíces esté por reventar. “Éste es el fin de la juerga consumista”, declaró Stephen Roach, economista jefe de Morgan Stanley.
Otro temor es que la caída del consumo haga que Estados Unidos compre menos mercancías al resto del mundo, frenando así el crecimiento mundial.
También se observa de cerca el valor del dólar estadounidense. Con el enorme déficit presupuestal y comercial de ese país, podría revertirse el ánimo de los inversores extranjeros, y si ese déficit no es financiado por la afluencia de capital, el dólar podría caer significativamente.
“La tendencia al fuerte crecimiento mundial de los últimos años se está revirtiendo”, afirmó Charles Dallara, director del Instituto de Finanzas Internacionales. “La cuestión es si esto ocurrirá gradual o abruptamente”.
Otro problema destacado en Davos fue la creciente crisis del empleo en el mundo. El crecimiento de los últimos años no se ha reflejado en un aumento del empleo en muchos países.
Juan Somavía, director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), declaró en Davos que esa crisis amenaza las democracias en todo el mundo, con 192 millones de personas desempleadas. Pese a un sólido crecimiento de 4,3 por ciento en 2005, la economía mundial no produjo los 40 millones de empleos que se necesitarán anualmente en la próxima década para las personas que se incorporen a la fuerza de trabajo, agregó.
Somavía llamó a los líderes mundiales a tomar medidas concretas para abordar un problema que amenaza crear un mundo más fragmentado, proteccionista y agresivo.
“La crisis mundial del empleo es uno de los mayores riesgos de seguridad que afrontamos hoy”, advirtió Somavía. “Es hora de reafirmar el compromiso de la comunidad internacional de promover la inclusión social y el empleo como base de la reducción de la pobreza, y de respetar los principios y derechos fundamentales en el trabajo”.
Somavía instó a realizar un cambio en las políticas económicas y sociales para colocar el trabajo decente en el centro de los esfuerzos de desarrollo nacionales e internacionales y de la normativa gubernamental.
Pocos días antes, la OIT publicó su informe Tendencias Mundiales del Empleo, con noticias nada buenas. El número de desempleados en todo el mundo trepó todavía más en 2005, porque el crecimiento de las vacantes no compensó el aumento de las personas en busca de trabajo. Algunos economistas llamaron a esto “crecimiento sin empleo”.
El informe de la OIT demostró que en 2005, de los más de 2.800 millones de trabajadores del mundo, 1.400 millones todavía no ganaban lo suficiente para que ellos y sus familias superaran la línea de pobreza de dos dólares al día. Esa cantidad es la misma que hace 10 años.
“El crecimiento económico por sí solo no satisface las necesidades mundiales de empleo”, señaló Somavía. “Enfrentamos una crisis mundial del empleo de proporciones gigantescas. Precisamos nuevas políticas”.
El índice de desempleo en 2005 se mantuvo en 6,3 por ciento. El número total de desempleados permaneció en 191,8 millones a fines de 2005, lo que representa un incremento de 2,2 millones desde 2004 y de 34,4 millones desde 1995. Casi la mitad de los desempleados del mundo son jóvenes de 15 a 24 años.
“En muchos países, los trabajadores agrícolas viven en la pobreza rural y esperan encontrar algo mejor en la ciudad, pero terminan en una situación similar o apenas mejor, haciendo trabajos ocasionales o como vendedores ambulantes”, según Somavía. Estos asuntos deben ser resueltos por los creadores de políticas, a fin de que el proceso de desarrollo conduzca a la reducción de la pobreza.
A escala regional, el mayor incremento del desempleo ocurrió en América Latina y el Caribe, donde la cantidad de desempleados aumentó en casi 1,3 millones y el índice de desempleo en 0,3 puntos porcentuales entre 2004 y 2005, al trepar a 7,7 por ciento.
Además, el desempleo aumentó de 9,5 a 9,7 por ciento en Europa central y oriental (fuera de la Unión Europea) y la Comunidad de Estados Independientes. En las economías industrializadas y la Unión Europea, el índice de desempleo bajó de 7,1 por ciento en 2004 a 6,7 por ciento en 2005.
Los índices de desempleo en Asia no cambiaron mucho. El desempleo en Asia oriental se situó en 3,8 por ciento, el más bajo del mundo. Mientras, en Asia meridional fue de 4,7 por ciento, y en Asia sudoriental y el Pacífico, de 6,1 por ciento.
Con 13,2 por ciento en 2005, Medio Oriente y el norte de África siguieron siendo la región con el mayor desempleo del mundo. El índice de África subsahariana se situó en 9,7 por ciento, el segundo más alto del mundo. La región también tuvo la mayor proporción de trabajadores pobres.
La OIT advirtió que el creciente costo de la energía puede afectar el crecimiento y el empleo. En Asia, ese impacto sólo será considerable si el costo aumentado de la energía se sostiene. En África subsahariana, el impacto a corto plazo es considerable.
En materia de textiles y vestimenta, el informe de la OIT señaló que el sector experimenta una gran revolución desde enero de 2005, con la eliminación gradual de las cuotas del Acuerdo Multifibra.
La cantidad mundial de empleos en ese sector cayó de 14,5 millones en 1990 a 13,0 millones en 2000, como resultado de un proceso de consolidación y del uso más intensivo de capital. Asimismo, el empleo en el área de los textiles bajó de 19,7 millones de trabajadores en 1990 a 13,5 millones en 2000.
Según el informe, todos los estudios que han estimado el impacto de la eliminación gradual de las cuotas coinciden en que China e India ganarán una porción del mercado y que los fabricantes de la Unión Europea y Estados Unidos perderán una porción del mercado. Sin embargo, la magnitud de las ganancias y las pérdidas y su impacto sobre los países en desarrollo que se beneficiaban de las preferencias varían de un estudio a otro.
Por ejemplo, la eliminación gradual de las cuotas podría beneficiar a los países pobres beneficiarios de preferencias situados en zonas desde las cuales pueden integrarse fácilmente a cadenas de distribución regionales. Camboya y Vietnam, por ejemplo, son países atractivos para la confección de prendas de vestir para grandes empresas de los países asiáticos de medianos ingresos. Sin embargo, aun si la eliminación gradual de las cuotas produce beneficios potenciales a largo plazo para el desarrollo, en el período de transición habrá efectos adversos para trabajadores y empresas, en especial para los grupos más vulnerables como las mujeres y los pequeños y medianos empresarios en los países menos adelantados.




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