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   Nº 193 - junio 2005
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Nº 193 - junio 2005

OMPI: ¿parte del problema o la solución?

La Red del Tercer Mundo presentó una declaración en la reunión intergubernamental entre sesiones de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), realizada el 13 de abril, reclamando la reforma del organismo con el propósito de asegurar un equilibrio adecuado entre derechos públicos y privados en el sistema de propiedad intelectual. La declaración, que se reproduce a continuación, fue presentada por Sangeeta Shashikant en nombre de la Red del Tercer Mundo.

En primer lugar, la Red del Tercer Mundo desea agradecer a la OMPI y sus estados miembros por permitirle estar presente en esta importante reunión.
La razón por la que nos hemos reunido y dedicado tres días preciosos de nuestras vidas a esta reunión intergubernamental entre sesiones es porque una gran cantidad de países en desarrollo y numerosos sectores de la sociedad civil, del Sur y del Norte, no están satisfechos en general con el sistema mundial actual de propiedad intelectual y específicamente con la situación de status quo de la OMPI, con relación a las consecuencias sobre el desarrollo y el interés público.
Han pasado diez años desde que entró en vigor el Acuerdo sobre los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio (TRIPS), armonizando normas mínimas de propiedad intelectual que deberían ser aplicadas por todos los estados miembros de la Organización Mundial de Comercio (OMC). Hay un amplio sentimiento entre la sociedad civil de que las normas mínimas del Acuerdo sobre TRIPS ya son demasiado exigentes para los países en desarrollo. El Acuerdo suprimió numerosas flexibilidades de las que disponían los países (como exención de patentes en algunos sectores sensibles tales como alimentos y medicamentos) y en su lugar impusieron una serie de obligaciones antes de que numerosos países en desarrollo estuvieran en situación de poder asumir esas obligaciones.
Acto seguido de la obligación de aplicar el Acuerdo sobre TRIPS, varios países en desarrollo se encontraron con que tenían que resolver problemas como los precios elevados y el acceso restringido a bienes esenciales como medicamentos y materiales educativos, y acceso restringido a la información y la tecnología así como a insumos necesarios para la producción. Otro problema es la apropiación indebida de los recursos genéticos.
Si bien numerosos países en desarrollo hoy en día todavía están luchando por aplicar las normas mínimas de propiedad intelectual prescritas por el Acuerdo sobre TRIPS y comprender los costos y beneficios de esas normas así como las consecuencias sobre la sociedad, en la OMPI se ha estado -y se está- elaborando una extensa normativa que en muchas formas va más lejos que dicho Acuerdo.
Parece que la OMPI está asumiendo un programa de propiedad intelectual maximalista, de “cuantos más derechos, mejor”. En su búsqueda por servir en mayor medida el interés de los titulares de derechos, la OMPI ha perdido el equilibrio fundamental y delicado entre los derechos públicos y privados, y ahora está mucho más inclinada a favor del titular de derechos.
Durante la última Asamblea General, se dio a conocer la Declaración de Ginebra sobre el Futuro de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual en apoyo de establecer un Programa para el Desarrollo de la OMPI. Abarcó en detalle las preocupaciones de más de 500 científicos, académicos, economistas, jurisconsultos y activistas de los consumidores y la salud, incluso premios Nobel, en su mayor parte de los países desarrollados, con relación a las tendencias actuales que están teniendo lugar en el sistema internacional de la propiedad intelectual. La Declaración establece: “La humanidad está en una encrucijada –una bifurcación en nuestro código moral y una prueba de nuestra capacidad de adaptarnos y crecer. ¿Evaluaremos, aprendemos y aprovecharemos lo mejor de esas nuevas ideas y oportunidades, o responderemos a las peticiones más carentes de imaginación para suprimir todo esto a favor de las políticas intelectualmente débiles, ideológicamente rígidas y a veces brutalmente injustas e ineficientes? Mucho dependerá de la dirección futura de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), un organismo mundial que establece normas que regulan la producción, distribución y utilización del conocimiento”.
En una reunión de ONGs llamada “El futuro de la OMPI” -organizada antes del lanzamiento de la declaración por un foro que representa a 65 organizaciones de consumidores de Estados Unidos y Europa- también se plantearon numerosas inquietudes en cuanto a que las actividades de la OMPI, a través de sus tratados, están diseminando un sistema de propiedad intelectual disfuncional para el mundo en desarrollo.
Actualmente, la OMPI y sus estados miembros están en una posición excepcional para decidir si la OMPI va a ser parte del problema o la solución del sistema mundial de propiedad intelectual.
Del debate que está teniendo lugar, parece haber un interés y una voluntad afín entre varios países en desarrollo para comenzar a adoptar las reformas dentro de la OMPI para incorporar una dimensión del desarrollo en todas sus actividades y asegurar que como organismo especializado de la ONU, se convierta en custodio del equilibrio entre el interés público y el privado así como entre el ámbito de la propiedad y el dominio público, si queremos tener un sistema de propiedad intelectual que verdaderamente promueva la innovación, el desarrollo internacional y el bienestar humano.
Al respecto, quisiéramos señalar brevemente cinco sectores claves que creemos son esenciales en la reforma de la OMPI: * Debería realizarse una evaluación de los tratados existentes de la OMPI. Varios de esos tratados no están a favor del desarrollo o los países en desarrollo. Si bien la ratificación de muchos de los tratados de la OMPI es opcional, cada vez es mayor la presión de los países desarrollados a través de los acuerdos comerciales bilaterales por asumir obligaciones en esos tratados como parte del acuerdo, aun cuando no existan beneficios demostrados para los países en desarrollo.
El ejercicio de rever los tratados existentes es común en otras organizaciones, como la OMC, que está revisando aspectos de los Acuerdos sobre TRIPS y sobre agricultura. La OMPI debería emprender un proceso similar y determinar si los tratados existentes impiden a los países del Sur procurar sus objetivos de desarrollo, y tratar de rectificar los sectores en cuestión de los tratados, en los casos que sea necesario.
* Con relación a la actividad normativa presente y futura de la OMPI, debería haber, previo a cualquier proceso, una evaluación del impacto del tratado sobre el desarrollo y el interés público. También habría que evaluar las propuestas según su impacto sobre el desarrollo y el interés público.
* La OMPI debería adoptar también un “programa positivo” para el desarrollo, lo que implique tratados que promueven el interés de la sociedad en su conjunto. Esto podría incluir la creación de tratados, por ejemplo sobre acceso al conocimiento, acceso a la tecnología, limitaciones y excepciones mínimas con relación a los derechos de autor y la protección de las patentes.
* Sobre el tema de la ayuda técnica, las actividades de la OMPI y el contenido de sus programas deben estar equilibrados y orientados al desarrollo. Por ejemplo, la OMPI debería dar por lo menos igual énfasis a las flexibilidades disponibles en los tratados de propiedad intelectual y cómo traducirlos a leyes y prácticas nacionales. Habría que realizar una evaluación del programa de ayuda técnica y una reorientación hacia los objetivos de desarrollo e interés público.
La OMPI debe estar más dirigida a los miembros, ser más transparente y más participativa. Parecería que a menudo es la Secretaría de la OMPI la que elabora las propuestas y las presenta a los estados miembros para su discusión. En otras organizaciones internacionales son los miembros quienes presentan las propuestas. Por lo tanto, exhortamos a la OMPI a ser una organización más dirigida a sus miembros. También debería dar mayor participación. El tipo de reunión que tuvo lugar en Casablanca recientemente, a la que sólo se invitó a miembros seleccionados, no debería ocurrir. Todos los miembros deben decidir sobre la naturaleza y la oportunidad de las reuniones, y ser todos invitados. También, esperamos que la OMPI permita la creciente participación de las ONG, especialmente las organizaciones no comerciales de la sociedad civil.
Por último, nos gustaría expresar nuestro apoyo a la propuesta presentada por el Grupo de Amigos del Desarrollo y otras sugerencias pertinentes realizadas por otros estados miembros a favor de un programa para el desarrollo amplio. Consideramos que el documento del Grupo de Amigos del Desarrollo contiene propuestas concretas y constructivas acerca de cómo incorporar la dimensión del desarrollo en las actividades de la OMPI.
Esperamos que esta reunión encontrará un proceso que adoptará toda la gama de propuestas del documento presentado por el Grupo de Amigos del Desarrollo, de manera que puedan ser discutidas en la Asamblea General y en varios comités de la OMPI, y se pueda encontrar una solución eficaz para un camino positivo futuro.




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