Análisis / Bloques regionales
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Nº 188/189 Enero-Febrero 2005
El Mercosur retorna a Ouro Preto.
por
Eduardo Gudynas
La cumbre del Mercosur realizada el 17 de diciembre de 2004 en Ouro Preto (Brasil) estuvo cargada de simbolismos y tensiones. En esa misma ciudad, 10 años antes, se había firmado el Protocolo de Ouro Preto que confirmó el paso de la zona de libre comercio a la unión aduanera, reconoció una personaría jurídica internacional para todo el bloque y ajustó su estructura institucional. Durante aquellos años todo era optimismo en el Mercosur, tanto por sus avances en el comercio intrarregional como por su ímpetu negociador.
Pero la actual situación es mucho más complicada. Actualmente existen fuertes tensiones comerciales entre los socios (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay), e incluso Argentina amenazaba con establecer salvaguardias comerciales frente a las mercaderías brasileñas. A pesar de estos problemas, los cuatro presidentes del Mercosur y los mandatarios de los países asociados estuvieron presentes en Ouro Preto, todos repitiendo su fe en el futuro del bloque.
En el terreno comercial, el Mercosur finalmente aprobó eliminar el doble cobro del Arancel Externo Común para las mercaderías importadas que circulan por más de un país. También iniciaron el proceso para armonizar normativas para las compras gubernamentales, y para el libre ingreso y residencia de empresarios. En el terreno social, se aprobaron varias medidas, entre las que se destacan la creación de un grupo de trabajo para analizar la promoción del empleo, la convocatoria de una reunión de alto nivel sobre derechos humanos y el anuncio de un fondo para actividades educativas.
Sobre el controvertido tema de la creación de un Parlamento del Mercosur, resolvieron continuar las negociaciones. La propuesta brasileña de crear un “parlamento” pero sin precisar sus funciones no fue aceptada por otros socios y lamentablemente sigue sin abordarse el problema de fondo: la supranacionalidad (la capacidad de ese poder legislativo regional de aprobar normas que serán obligatorias para cada nación).
Finalmente, se aprobó la creación del Fondo de Convergencia Estructural del Mercosur bajo la idea de contar con un instrumento para distribuir ayudas que compensen y reduzcan las asimetrías en el bloque y fortalezcan su competitividad. Es un paso importante para generar cohesión interna, pero todavía deben ser concretados sus objetivos precisos y mecanismos de financiamiento.
A pesar de estos avances, los problemas de fondo siguen enfrentando fuertes incertidumbres. Dos ejemplos son suficientes. El Mercosur ahora tiene más miembros asociados que socios plenos (Chile, Bolivia y Perú son asociados confirmados, mientras que Ecuador, Colombia y Venezuela pasan a serlo por el acuerdo de complementación económica CAN-Mercosur). Por lo tanto, el acuerdo original ahora navega en una dura incertidumbre de objetivos entre ser un mero acuerdo de libre comercio o bien seguir el camino original de un proceso de integración tanto comercial como político. En segundo lugar, los problemas de liderazgo no sólo se mantienen, sino que posiblemente se acentuaron en un diálogo de sordos con Brasil. Se siguen dando rodeos alrededor de la necesidad de redefinir las soberanías a escala regional y comenzar a avanzar hacia la supranacionalidad. Por lo tanto, la Cumbre de Ouro Preto permitió mantener al Mercosur en marcha pero no resuelve muchos de sus problemas.
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