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No. 176/177 - Enero/Febrero 2004

Ex Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU

Subsidios a la agricultura impiden que el Sur salga de la pobreza

por Kanaga Raja

Mary Robinson, ex Alta Comisionada de Derechos Humanos de la ONU, expresó que los países en desarrollo que son pobres no pueden cumplir con el compromiso de implementar los derechos económicos, sociales y culturales porque, entre otras cosas, los subsidios a la agricultura y las barreras comerciales de los países industrializados les impiden salir de la pobreza.

Los subsidios agrícolas y las barreras comerciales de Estados Unidos, Europa y Japón están impidiendo que los países en desarrollo puedan comerciar para salir de la pobreza y cumplir con sus compromisos con los derechos humanos, que consisten en implementar los derechos económicos, sociales y culturales, declaró la ex Alta Comisionada de Derechos Humanos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Mary Robinson.

En una conferencia de prensa realizada el 26 de noviembre en Ginebra, Robinson sostuvo que los subsidios a la agricultura y las barreras comerciales de Estados Unidos, Europa y Japón le cuestan a los países pobres en desarrollo alrededor de 320.000 millones de dólares anuales por concepto de ventas perdidas.

El presupuesto mundial de ayuda para el desarrollo es de alrededor de 57.000 millones de dólares y, así, “es mucho más lo que se pierde, en forma negativa” por las barreras comerciales, lo cual impide que los países en desarrollo comercien para salir de la pobreza y cumplir con el compromiso de implementar, progresivamente, los derechos económicos, sociales y culturales, subrayó Robinson.

La ex Alta Comisionada de la ONU reveló un nuevo proyecto en el cual está trabajando, “Iniciativa de globalización ética”, uno de cuyos objetivos es promover un comercio y un desarrollo internacional equitativos. Robinson sostuvo que la propuesta de este nuevo proyecto es que no se presenten ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) discusiones sobre trabajo, ambiente o derechos humanos, cosa que inquieta a muchos países en desarrollo porque implicaría un nuevo tipo de condiciones.

De los 148 miembros de la OMC, 116 han ratificado el Protocolo Internacional sobre los Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y todos ellos, salvo Estados Unidos, ratificaron la Convención sobre los Derechos del Niño. “Nosotros sostenemos que los ministros de comercio, cuando entran en esas conversaciones, deberían recordar que responden a gobiernos que han establecido un compromiso con estas cosas y ellos deberían tenerlo en cuenta”, declaró Robinson. “Deberían ser concientes de que los subsidios a la agricultura y las barreras comerciales afectan la capacidad de los países en desarrollo más pobres para aplicar en forma progresiva el derecho a la alimentación, la salud y la educación de los niños”.

Las declaraciones públicas hechas por Estados Unidos y la Unión Europea luego de la Conferencia Ministerial de la OMC celebrada en Cancún dejan claro que no están dispuestos a aceptar restricciones al financiamiento y al apoyo doméstico, colocando dicho apoyo en los llamados “subsidios de caja verde” que se supone no distorsionan el mercado, y quieren mantener la libertad de ampliarlo sin que ninguna norma establezca límites a este derecho.

La EGI, de Estados Unidos, trabaja en colaboración con el Instituto Aspen de Colorado, el Instituto de la Tierra de la Universidad de Columbia, y el Council on Human Rights Policy (Consejo sobre políticas de derechos humanos) de Ginebra.

Además de los asuntos comerciales, la iniciativa en la que trabaja Robinson apunta a reforzar las respuestas al VIH/sida y al diseño de políticas migratorias más humanas.

Robinson declaró que, luego de analizar las diversas respuestas posibles al problema del VIH/sida, la EGI descubrió que los países que mejor enfrentan ese problema son los que tienen una postura fuerte y asumida en el área de los derechos humanos y en los temas de género, como Brasil, Senegal, Tailandia y Uganda.

La ex Alta Comisionada habló de “los impactantes sucesos” de Africa subsahariana, donde hay 29 millones de personas con VIH/sida, de un total mundial de 42 millones de personas afectadas. Cincuenta y ocho por ciento de ese total son mujeres y sólo unas 70.000 tienen acceso a medicamentos y tratamiento. “Eso nos parece escandaloso, inmoral e inaceptable”, declaró.

En cuanto a la situación de Irak y a la pregunta de si la ONU podría tener un papel en la reconstrucción de ese país, Robinson respondió que se trata de un problema grave y crucial para el mundo. Durante dos visitas recientes a Jordania, un país islámico moderado que se considera favorable a Occidente, Robinson dijo que sólo escuchó críticas al modo en que se está tratando el problema de Irak.

Se trata de una realidad tan grave que, según Robinson, es difícil ver cómo se harán verdaderos progresos en Irak, a menos que se haga “una reconfiguración de la reconstrucción”. La reconstrucción de Irak debe basarse en el modelo de Afganistán: la ONU tiene que marcar “una suave huella” y permitir que participe un amplio abanico de agentes, con el propio Irak a la cabeza. Agregó que, si las cosas se mantienen como hasta ahora, “se seguirá manipulando la situación y habrá cada vez más ataques contra quienes se supone colaboran con los poderes ocupantes”. Los últimos ataques fueron dirigidos contra blancos civiles, y hay muy pocos, últimamente, contra los propios ocupantes.

Robinson declaró que la situación de Irak le recuerda lo ocurrido en Irlanda del Norte, donde las tropas británicas fueron bien recibidas, al principio, por la población católica, pero rápidamente se convirtieron en el poder ocupante y ese fue el primer paso en la escalada que duró tantos años. “Detesto ver que está ocurriendo lo mismo en Irak”, comentó.

La ex Alta Comisionada explicó que, aunque la ONU tiene un papel que jugar en Irak, aún está “abatida” por los últimos incidentes ocurridos en ese país y, por eso, necesita muchos recursos y mucho apoyo para entrar en acción. Además, señaló que en sus últimas visitas a la sede de la ONU en Nueva York le pareció que la gente estaba preocupada, deprimida y sacudida por los ataques perpetrados contra el organismo en Bagdad, así como la última agresión contra la ICRC. También expresó su inquietud ante “la confusión de roles” que hay en el trabajo humanitario en Irak, ya que las potencias ocupantes se meten en las escuelas y otras cosas por el estilo. La situación de Irak, a este respecto, se está complicando.

Robinson también se ha dedicado a involucrar al sector empresarial en su iniciativa, tratando de que las compañías cumplan con las normas y responsabilidades de las transnacionales que adoptó hace poco la Subcomisión de Derechos Humanos de la ONU. Además, expresó su deseo de crear el Compacto Global, una iniciativa del secretario general de la ONU, Kofi Annan, para aplicar esas normas y hacer que se asuman las responsabilidades.




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