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No. 59 - Primera quincena de Marzo 1995

Gobernación Mundial

Propuesta de cambio del sistema mundial

La Comisión sobre Gobernación Mundial, integrada por personalidades del Norte y del Sur, propuso la creación de un Consejo de Seguridad Económica, por encima del FMI, el Banco Mundial y la OMC, pero no propone reformas sustanciales de estas entidades.

La Comisión sobre Gobernación Mundial, con sede en Ginebra, propuso hacer cambios radicales al sistema de Naciones Unidas, entre ellos terminar con los poderes de veto del Consejo de Seguridad, crear un Consejo de Seguridad Económico y eliminar el ECOSOC, la UNCTAD y la ONUDI.

La Comisión -integrada por 22 miembros entre los que figuran prominentes personalidades del Norte y del Sur que participaron en varias comisiones anteriores, y copresidida por el Primer Ministro sueco Ingvar Carlsson y el ex Secretario General del Commonwealth, Shridath Ramphal- propuso estos y otros cambios para reflejar lo que denomina la realidad política de la era de la posGuerra Fría.

"Ha llegado el tiempo de crear un foro mundial que marque el rumbo en los campos económico, social y ambiental", dice la Comisión, para lo cual propone un Consejo de Seguridad Económico.

El informe de la Comisión fue presentado por Carlsson y Ramphal al Secretario General de la ONU, Boutros Boutros-Ghali, en Davos, Suiza, en ocasión del simposio anual del Foro Económico Mundial, la fundación suiza que defiende los intereses de las grandes trasnacionales y que nuclea altos ejecutivos y autoridades gubernamentales del Sur y el ex Este.

Entrega simbólica

El símbolo de Carlsson y Ramphal yendo a Davos a presentar el informe a Boutros-Ghali, en lugar de hacerlo en Ginebra donde el jerarca de ONU había estado esa semana, no pasó inadvertido. Para muchos, el nuevo orden mundial y el sistema por él propuesto significan mayor poder de las empresas y de su influencia entre bambalinas sobre la gobernación pública en bien de sus ganancias, el "desdibujamiento" del protagonismo del Estado en el mundo en desarrollo así como de su capacidad de defender los intereses del pueblo, y la "ampliación" del poder supranacional.

En el informe se hace referencia a los derechos del pueblo a tener, entre otras cosas, una vida segura, trato igualitario, la oportunidad de llevar una vida decorosa y procurarse el bienestar, participación en el gobierno a todos los niveles, recurso de demanda justo y gratuito para la compensación por injusticias flagrantes, acceso a la información y acceso equitativo a los bienes comunes del planeta.

En un mundo interdependiente, se dice, las nociones de territorialidad, independencia y no intervención perdieron parte de su significado, al pretender legitimar las llamadas "intervenciones humanitarias" en países soberanos. También exhorta a repensar la "autodeterminación" en el contexto de la "vecindad" mundial, en lugar del clásico marco de un mundo de Estados separados.

Mayor "laissez faire"

Plantea la preocupación por el aumento de la diferencia entre ricos y pobres en el contexto de un mundo "universalizado" y, si bien se refiere a ella para proponer la creación de nuevos organismos y foros (y la eliminación de los existentes), no profundiza en las fuerzas económicas y el laissez faire que están en la raíz de esta diferencia.

El documento habla de la necesidad de que el nuevo Consejo de Seguridad Económico asegure coherencia entre los objetivos de política de la Organización Mundial de Comercio (OMC) el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM) -pero no le hinca el diente al problema de la disposición básicamente oligárquica del FMI y el BM y su dirección, que influyen sólamente sobre el mundo en desarrollo y el ex bloque socialista, pero no sobre las grandes potencias, o al de la propia OMC, formalmente democrática pero dominada en la realidad por los intereses y dictados de las potencias.

Hace referencia a las 37.000 trasnacionales del mundo y a la necesidad de un marco de normas y un orden para la "competencia mundial", y la responsabilidad de tales empresas para con los países receptores, pero es vago en cuanto a cómo instrumentar dicha responsabilidad.

Argumenta que el nuevo Consejo Económico debería ser más representativo que el Banco Mundial y el FMI y más efectivo que el sistema actual de ONU.

El informe, de 410 páginas, titulado "Nuestra vecindad mundial", dice que el viejo concepto de la seguridad de los estados nacionales debe dar paso ahora a una nueva visión basada en la seguridad de la gente.

Tres alternativas

Carlssson dice que el mundo enfrenta tres alternativas: sumirse en la anarquía, tener una o dos superpotencias que lo gobiernen, o crear una autoridad mundial democrática introduciendo mejoras al sistema de Naciones Unidas.

La Comisión propone que los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad actual -Gran Bretaña, China, Francia, Rusia, y Estados Unidos- comiencen a tener restricciones en el uso del veto y que se vaya avanzando en el sentido de eliminarlo totalmente de aquí a 10 años.

Reclama un Consejo de Seguridad más representativo y quiere agregar ocho miembros más a los 15 existentes. Dice que debería haber cinco países en calidad de miembros "permanentes": dos de los países industrializados, uno de Asia, otro de Africa y un tercero de América Latina.

La comisión también quiere la desaparición del Consejo Económico y Social de ONU (ECOSOC), la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), y la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI), un organismo especializado. Todos ya han cumplido su propósito, dice.

Por lo menos uno de los miembros de la Comisión, el ministro indonesio de Relaciones Exteriores, Ali Alatas, escribió a los dos presidentes presentando sus discrepancias con respecto a las recomendaciones dadas al Consejo de Seguridad de ONU, la creación del Consejo de Seguridad Económico y la abolición de UNCTAD y ONUDI. Adujo que él había sugerido algunas modificaciones a lo cual se le contestó que ya era demasiado tarde.

Disenso soslayado

La Comisión se protegió de tales disensos mediante una declaración establecida en el prefacio por los dos presidentes: "Cada miembro de la Comisión habría escogido palabras distintas si él o ella hubiera redactado solo o sola este informe. Quizás no todos hubieran adherido plenamente a todas y cada una de las propuestas, pero todos estamos de acuerdo en la sustancia y orientación del informe".

Y se dice que uno o dos miembros más, cuando sus amigos les preguntaron acerca de las recomendaciones sobre UNCTAD, ONUDI, etc, se refugiaron en esta reserva.

En su recomendación de clausurar la UNCTAD, la comisión parece haber interpretado mal el propio acuerdo de la OMC y sugiere que ésta "tendrá funciones deliberativas mucho más amplias y más explícitas que el GATT".

Durante la negociación del acuerdo de la OMC en noviembre-diciembre de 1993, una de las cosas de la que los principales países del Norte y del Sur eran conscientes y estaban decididos a no dar a la OMC era algún tipo de "función deliberativa", sino estrictamente confinada a su función como foro de negociación en sus acuerdos anexados, y no prever ningún tipo de protagonismo para la secretaría de la OMC que normalmente acompaña a toda organización internacional que tenga alguna función deliberativa.

En un área importante de relaciones entre países basadas en acuerdos contractuales, los negociadores no quisieron ser empujados a un camino del que no supieran antes el resultado final.

Meros paliativos

La comisión subraya que sus recomendaciones para clausurar UNCTAD y UNIDO están relacionadas con sus propuestas generales de reforma del sistema económico mundial y particularmente el establecimiento del Consejo de Seguridad Económico y la necesidad de lograr el equilibrio del sistema mundial. A esto no se llegaría, agregan, conservando la toma de decisiones económicas en manos de un directorio reducido, mientras se desmantelan las instituciones creadas inicialmente justamente para revertir ese desequilibrio.

Pero sus propuestas de reforma del FMI y el Banco son meros paliativos.

Si bien es improbable que las grandes potencias toleren algún tipo de restricción de su propia soberanía o ejercicio del poder, por otro lado buscarán impulsar aquellas recomendaciones de la comisión que restringen la soberanía del mundo en desarrollo.

Fuente: SUNS




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