No. 171 - Agosto 2003
Simposio de la OMC
Promesas de desarrollo de Doha incumplidas
Las preocupaciones de los países en desarrollo corren riesgo de quedar marginadas mientras la OMC intenta aplicar el programa de trabajo de Doha. Esta fue la advertencia de algunos participantes de una sesión del simposio público "Desafíos en el camino a Cancún".
La promesa realizada en la Conferencia Ministerial de Doha de concentrar el programa de trabajo de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en el desarrollo no ha sido más que una serie de palabras huecas hasta el momento. De hecho, desde la reunión de Doha (noviembre-diciembre de 2001), la OMC ha ignorado los intereses de los países en desarrollo, afirmaron panelistas en el simposio público organizado por la OMC en Ginebra.
La sesión sobre el tema "Cumpliendo la agenda de desarrollo de Doha: Asuntos clave para los países en desarrollo" tuvo lugar el 18 de junio, con cuatro panelistas: Jagdish Bhagwati, un académico estadounidense de la Universidad de Columbia partidario del libre comercio, Diana Melrose, directora de la División de Comercio Internacional del Departamento de Desarrollo Internacional de Gran Bretaña, Martin Khor, director de la Red del Tercer Mundo, y Faizel Ismail, jefe de la delegación de Sudáfrica ante la OMC. El secretario general adjunto de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD), Carlos Fortin, actuó como moderador.
Khor señaló que no se han cumplido los compromisos realizados en Doha para satisfacer las demandas de los países en desarrollo sobre cuestiones de aplicación y cumplimiento de las disposiciones de trato especial y diferenciado en los acuerdos de la OMC. Los intereses del Sur tampoco se ven reflejados en las actuales negociaciones sobre agricultura y acceso a mercados no agrícolas. "En cambio, los países industrializados presionan para que en Cancún se decida negociar nuevos temas, contra la voluntad de la mayoría de los países en desarrollo, y aquéllos podrían usar tácticas y procedimientos injustos para alcanzar su objetivo", advirtió Khor.
Bhagwati previno sobre los peligros de los grupos de presión y sus gobiernos, que intentan incluir asuntos no comerciales en el ámbito de la OMC. Melrose consideró preocupante que luego de Doha se haya registrado "el menor progreso sobre asuntos de interés para los países en desarrollo", y citó como ejemplo los plazos incumplidos sobre agricultura, los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados con el Comercio (TRIPS) y la salud pública, y el trato especial y diferenciado. Y Faizel dijo que las normas de la OMC reflejan las prioridades de los países industrializados, a expensas de los países en desarrollo. Los plazos incumplidos en las negociaciones revirtieron el equilibrio procurado en el programa de Doha, y "ahora todos los temas irán a Cancún, amenazando con cerrarse el paso entre sí como troncos en un río", advirtió.
En opinión de la UNCTAD, los asuntos clave en la agenda de desarrollo son el acceso de los países del Sur a los mercados, la elaboración de normas favorables al desarrollo, cuestiones de transición como la ayuda a los países en desarrollo para la exportación, y el apoyo a estos países para que puedan hacer frente a sus compromisos y aprovechar las oportunidades, señaló Fortin, al inaugurar la sesión.
¿Relacionados con el comercio?
Bhagwati manifestó escepticismo sobre la pretendida introducción de asuntos "relacionados con el comercio" en la OMC, y puso como ejemplo el caso del Acuerdo sobre TRIPS, al que consideró "una estrategia para recaudar regalías". La industria farmacéutica decidió hablar de aspectos relacionados con el comercio "porque sonaba bien, como hacer un viaje a las Bahamas", pero en realidad, "no tienen nada que ver con el comercio", dijo. Los derechos de propiedad intelectual entraron en la OMC debido al poder de las multinacionales, que tomaron el control de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR), afirmó Bhagwati. "Ahora la USTR es acusada de obstaculizar la agenda de Doha, por eso intenta desviar la atención hacia los subsidios agrícolas de Europa", afirmó.
Bhagwati recalcó que fue la presión empresarial la que introdujo la propiedad intelectual en la OMC y ahora las ONG culpan a la propia OMC, pero en cambio deberían culpar a la USTR. El académico también criticó a ese organismo estadounidense por restringir la capacidad de los gobiernos de usar controles de capital a través de tratados bilaterales, como los que firmó con Chile y Singapur. "Si el sistema multilateral de comercio es secuestrado por los países industrializados y se distorsiona por completo, en perjuicio de los países en desarrollo, ¿hacia dónde nos dirigiremos?", preguntó.
Discurso vacío
El compromiso formulado en la Declaración Ministerial de Doha de colocar las necesidades y los intereses de los países en desarrollo en el centro de su programa resultó ser un discurso vacío, dijo Khor, quien señaló la necesidad de distinguir entre comercio, política comercial y normas comerciales. El comercio puede beneficiar o dañar a los países, dependiendo de si se hace correctamente y si existen condiciones internas y externas adecuadas, así como una relación de intercambio apropiada. Los países pueden sufrir si los precios de sus exportaciones caen, o si sus empresas y granjas no están listas para competir con las importaciones baratas. En ocasiones, es mejor que haya poco comercio y no mucho, dijo. Por ejemplo, si los precios del café caen debido a una sobreoferta, la reducción del volumen de exportaciones beneficiará a los países productores, porque hará aumentar los precios.
La política comercial, continuó Khor, debería adecuarse a la realidad del comercio, así como al ritmo, la secuencia y la elección de sectores para la apertura a las importaciones. Y las normas comerciales deberían permitir que los países en desarrollo pudieran adoptar políticas comerciales adecuadas a la realidad y las condiciones del comercio. En general, los países más poderosos pueden adoptar medidas de liberalización y beneficiarse de ellas, mientras que los más débiles necesitan más tiempo y libertad para proteger a sus empresas y establecimientos agrícolas débiles.
Lamentablemente, dijo Khor, las normas de la OMC parecen diseñadas para ayudar a los países ricos a practicar el proteccionismo (como los acuerdos sobre textiles, agricultura y TRIPS), mientras los países en desarrollo son presionados por esas mismas normas y por las condiciones que les imponen el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional para que liberalicen sus economías rápidamente. El resultado, en muchos casos, ha sido la desindustrialización y la destrucción del medio de vida de los agricultores del Sur.
La prioridad de la OMC debería ser el reequilibrio de las normas, pero los países industrializados no aceptan que las normas están desequilibradas y quieren cobrar un precio todavía más alto a los países en desarrollo a cambio de cooperación en las cuestiones de aplicación, observó Khor.
"Los países en desarrollo ya pagaron un precio en la Ronda Uruguay con los acuerdos sobre TRIPS, servicios y Medidas de Inversión Relacionadas con el Comercio (TRIMS), pero no cosecharon los beneficios que supuestamente iban a obtener en materia de agricultura y textiles. Ahora se les pide que paguen otra vez con nuevos acuerdos sobre inversiones, competencia y transparencia en la contratación pública, a cambio de otra promesa de beneficios en el comercio agrícola, que ya deberían haber obtenido", dijo Khor.
De hecho, señaló, la Unión Europea y Estados Unidos no pudieron hacer concesiones reales en el sector de la agricultura porque sus programas de subsidios ya estaban fijados a través de procesos internos. Sin embargo, pueden una vez más simular un "progreso" trasladando su apoyo doméstico de un compartimento o categoría a otro. En realidad, los subsidios distorsionan el comercio cualquiera sea el color de su compartimiento. Por lo tanto, lo que ofrecen los países industrializados es nada a cambio de mucho.
Con respecto a las conversaciones posteriores a la conferencia de Doha, Khor dijo que ni siquiera hubo progreso sobre las cuestiones de aplicación y el trato especial y diferenciado. En cuanto a los TRIPS, no hubo progreso sobre el párrafo 6 de la Declaración de Doha acerca de los TRIPS y la Salud Pública, ni sobre la revisión del artículo 27.3(b) del Acuerdo sobre TRIPS.
Khor también criticó las propuestas y los proyectos de modalidades del presidente en las negociaciones sobre el acceso a mercados no agrícolas, porque según él imponen más recortes arancelarios a los países en desarrollo. Esto contraría el mandato de Doha de que no se exija "reciprocidad plena" a los países en desarrollo. Además, éstos son urgidos a comprometer la mayor parte de sus líneas de aranceles y a someter casi todos sus productos industriales a reducciones arancelarias. El resultado de este enfoque sería que, en la mayoría de los países en desarrollo, las importaciones aumentarían más que las exportaciones, y para muchos continuaría el proceso de desindustrialización.
Khor sostuvo que los países industrializados no demostraron ningún interés real en el desarrollo. En cambio, a través de sus acciones, demostraron que su prioridad es ganar más acceso a los mercados de los países en desarrollo a través de las normas vigentes y de otras nuevas. Si se lanzaran negociaciones sobre los temas de Singapur, advirtió, la OMC se volvería todavía más desequilibrada, porque los nuevos acuerdos beneficiarían en su mayor parte a los países industrializados, mientras que los países en desarrollo asumirían más obligaciones que les dificultarían o impedirían aplicar políticas de desarrollo. "Entonces tendríamos nuevas discusiones sobre una segunda serie de problemas de aplicación, y más quejas sobre la falta de trato especial y diferenciado", dijo Khor, quien exhortó a eliminar los temas de Singapur del programa de la OMC en la conferencia de Cancún. A lo sumo, se podrían continuar las discusiones, pero no iniciar negociaciones, puntualizó.
El programa sobrecargado de la OMC y sus procedimientos no transparentes de toma de decisiones son injustos para los países en desarrollo, sostuvo Khor, e instó a la OMC a establecer procedimientos adecuados, en particular en las conferencias ministeriales. Sólo si el proceso es justo puede haber esperanza de que la OMC se vuelva más orientada al desarrollo, concluyó.
El menor progreso
Los asuntos clave de la agenda de Doha para los países en desarrollo son el acceso a los mercados agrícolas y las salvaguardias especiales para sus agricultores, la resolución de los problemas pendientes en el área de los TRIPS y la salud pública, el trato especial y diferenciado, el acceso a los mercados para los textiles, y el Modo 4 (movimiento de trabajadores) en los servicios, señaló Melrose. Sin embargo, hasta ahora no se ha registrado "el menor progreso sobre asuntos de interés para los países en desarrollo", y citó como ejemplo los plazos incumplidos sobre agricultura, los TRIPS y la salud pública, y el trato especial y diferenciado.
Melrose afirmó que los obstáculos son la falta de voluntad política de los gobiernos del Norte para contrariar a grupos de intereses nacionales, las posiciones polarizadas sobre el grado de liberalización, la amplitud de la ronda de negociaciones y su ambicioso cronograma, y las graves limitaciones de los países pobres en su capacidad de negociación.
Por lo tanto, exhortó, es necesario tomar medidas en varias áreas antes de Cancún: los líderes políticos deben adoptar decisiones difíciles y los países de la Unión Europea aceptar reformas a la Política Agrícola Común del bloque; Estados Unidos debe apoyar el texto aprobado el 16 de diciembre de 2002 sobre los TRIPS y la salud pública; los países industrializados deben realizar concesiones sustanciales en materia de trato especial y diferenciado, y las ONG deben expresar más respaldo a los intereses de los países en desarrollo.
Privilegios del Norte
Faizel planteó una visión crítica de la globalización. Desde 1947, dijo, los países industrializados han reclamado trato especial y diferenciado pero para sí mismos, y continúan gozando de esos privilegios a expensas de los países en desarrollo, cuyo potencial de crecimiento en la mayoría de los casos fue bloqueado por las distorsiones comerciales causadas por las políticas de los países del Norte. "Las normas de la OMC defendidas por los países industrializados buscan negar a los países en desarrollo el derecho a ejercer opciones políticas que aquéllos han usado con éxito para desarrollar sus economías", sentenció Faizel. Por ejemplo, los impulsores del acuerdo sobre inversiones "proponen aplicar los principios de no discriminación y trato nacional, que impedirían a los países en desarrollo dirigir las inversiones extranjeras a las zonas menos adelantadas y potenciar a las comunidades locales".
Según Faizel, la agenda de Doha fue construida de modo equilibrado, con plazos para resolver los problemas de los países en desarrollo para la aplicación de los acuerdos, el trato especial y diferenciado, y los TRIPS. El plazo para acordar modalidades en el sector de la agricultura también fue fijado deliberadamente para generar voluntad política entre los Miembros a favor del lanzamiento de negociaciones sobre los temas de Singapur, agregó. "Al no cumplirse dichos plazos, se alteró el equilibrio del proceso, con posibles consecuencias negativas sobre la sustancia de las negociaciones. Esto plantea dudas sobre nuestra capacidad de concluir la ronda dentro del tiempo acordado", dijo Faizel. Ahora, todos los problemas se trasladarán a Cancún y se estorbarán entre sí, lamentó.
Una agenda para las multinacionales
A la hora de las preguntas, John Hilary, de ActionAid, comentó la observación de Melrose de que la amplitud de la ronda de negociaciones representa un obstáculo clave. Según Hilary, la mayor amenaza para el resultado de esta ronda es la agenda de la Unión Europea sobre los temas de Singapur. "La Unión Europea ha dicho a ONGs que sus principales objetivos son proempresariales y no tienen nada que ver con el desarrollo. Consideramos obsceno que los países pobres deban ofrecer tales concesiones a los ricos", manifestó.
Un parlamentario de Kenia agradeció a la sociedad civil por tratar de "rescatar" a los países en desarrollo, dado que la OMC trata con la rama ejecutiva de los gobiernos, que en general no consulta a los parlamentos, y preguntó por qué medio la organización comercial podría restaurar el derecho de los gobiernos a intervenir en el mercado.
Faizel señaló que los países en desarrollo no propusieron los temas de Singapur, sino que fueron presionados para que aceptaran la negociación de esos asuntos como pago por una auténtica liberalización de la agricultura. La Unión Europea advirtió que si no se negociaban los nuevos temas, no podría convencer a sus Miembros de hacer reformas en la política agrícola. "Para los países en desarrollo, existe un vínculo entre el progreso en determinadas áreas y los temas de Singapur. Si no hay avances en materia de agricultura, probablemente (los países industrializados) no obtendrán sus temas de Singapur", advirtió Faizel.
Con respecto a la política de competencia, el GATT establece que debe haber paridad total, observó Bhagwati. "En general, reconozco las virtudes de la competencia, pero el problema es que las empresas muy grandes pueden transformarse en un monopolio de hecho", previno.
En respuesta a una pregunta acerca del debilitamiento de las preferencias, Bhagwati expresó temor a que si los países en desarrollo obtienen el trato especial y diferenciado, los más poderosos los enfrenten entre sí. "Las preferencias serán a cambio de algo", dijo, y agregó que el trato especial y diferenciado sólo sirve para ayudar en el ritmo de ajuste, y por lo tanto no debería consistir en preferencias, sino en plazos más largos.
Khor replicó que, según la experiencia de países en desarrollo, los períodos de gracia para cumplir las obligaciones son una forma muy inadecuada de trato especial y diferenciado. Otras formas posibles serían la exoneración de obligaciones, la posibilidad de determinar el ritmo de cumplimiento, o bien obligaciones menores, sugirió. Además, los países industrializados deberían realizar compromisos obligatorios para ayudar a los países en desarrollo a construir su capacidad de oferta, por ejemplo.
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