No. 66 - Segunda quincena de Junio 1995
Impactos diferenciados del avance tecnológico
por
Chakravarthi Raghavan
Los avances científicos y tecnológicos de las últimas décadas, apoyados por acuerdos económicos y políticos, permitieron que la mayoría de la población mundial mejorara su nivel de vida, pero una quinta parte de la humanidad no ha visto ningún beneficio.
Aproximadamente un quinto de la población mundial no vio los beneficios de los adelantos de la ciencia y la técnica durante los últimos años. El reto para la comunidad internacional es cómo apoyar a este grupo en inferioridad de condiciones, en especial las mujeres y los pobres del sector rural, que permanecen marginados y excluidos.
El objetivo fundamental de la faceta tecnológica del alivio de la pobreza, afirma un grupo de expertos, radica en crear "condiciones participativas que aumenten la capacidad de los pobres en la generación, acceso, comprensión y utilización de la tecnología para satisfacer las necesidades básicas" de los pobres.
El informe de este grupo y de otros tres más se dio a conocer antes de la Segunda Sesión de la Comisión de Naciones Unidas de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo, que tuvo lugar del 10 al 24 de mayo en Ginebra.
Dicha Comisión de la ONU fue creada en 1992 en el marco de la reestructura de los sectores económico y social de Naciones Unidas. Desde 1993, la Secretaría de la UNCTAD es responsable del mantenimiento general de la Comisión de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo, la cual se reúne cada dos años.
Constituida como comisión funcional y organismo subsidiario del Consejo Económico y Social de Naciones Unidas (ECOSOC), dicha Comisión reemplazó al ex Comité Intergubernamental de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo y su órgano subsidiario, el Comité Asesor de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo. Ambos fueron creados como resultado de la Conferencia 1979 de Naciones Unidas sobre Ciencia y Tecnología para el Desarrollo, que se celebró en Viena.
En su primera sesión de 1993, la Comisión decidió centrar su trabajo del período permanente (1993-1995) en la tecnología para actividades económicas en pequeña escala a fin de resolver las necesidades básicas de las poblaciones de bajos ingresos, las implicancias de género de la ciencia y la tecnología y su contribución a un enfoque integral de la administración de la tierra.
Otros temas identificados fueron el análisis del papel de los institutos de investigación y desarrollo en el proceso de industrialización de los países en desarrollo -tema sobre el cual comenzó a discutirse en la sesión de 1993- y el asunto de las tecnologías de la información y su papel en el ámbito de la ciencia y la tecnología, en particular las necesidades de los países en desarrollo.
Este último punto fue analizado previamente en Ginebra durante la reunión de la Comisión de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo y se constituirá en un tema de trabajo sustancial para el período permanente 1995-1997.
Durante el período permanente, la referida comisión trabaja a través de grupos ad hoc o grupos de trabajo, y un miembro de dicha comisión tiene a su cargo la responsabilidad de convocar, con la ayuda de la secretaría, a un grupo de especialistas y formular recomendaciones.
"Nuevo Orden Mundial":
global pero no integrado
El presidente de la Comisión de Naciones Unidas de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo, Oscar Serrate Cuéllar, de Bolivia, con la ayuda de la secretaría y un documento de base de Francisco Sagasti, efectuó una recapitulación de los informes de los grupos especiales. En la misma ubicó los temas y problemas en el contexto de la transición hacia el siglo XXI y el surgimiento de un nuevo orden mundial.
Este "nuevo orden mundial", señala, es global pero no integrado, pues coloca a la mayoría de las poblaciones del mundo en contacto unas con otras pero, simultáneamente mantiene profundas fisuras entre distintos grupos de países y entre pueblos dentro de los países. El "nuevo orden" concentra las actividades "globales" en ciertos países, regiones, ciudades y hasta barrios mientras a la vez margina en forma creciente muchas actividades productivas y de servicios así como a las personas que participan en ellas.
La multiplicidad de cambios y tendencias que pueden observarse actualmente indican "que hay en marcha un proceso acelerado, segmentado y desigual de interrelación a escala mundial" en el cual el alcance y la diversidad de cambios en varios aspectos de la economía internacional son mucho mayores ahora que en los últimos cuarenta años.
Si bien los avances científicos y la innovación tecnológica -que han actuado no sólo como factores que permitieron una mayor interrelación a escala mundial sino como elementos de presión para aumentarla- están en la raíz de esta transformación, los cambios en las esferas política, económica, social y ambiental estimularon y apuntalaron el desarrollo de las actividades científicas y tecnológicas y forjaron el rumbo particular de su evolución.
Entre las grandes transformaciones de los modelos de interdependencia económica mundial figuran el rápido crecimiento y la interrelación a escala mundial de los mercados financieros, los cambios fundamentales de los modelos comerciales y la profundización de las desigualdades entre países ricos y pobres y entre hombres y mujeres.
Análogamente, el pluralismo político, la participación popular y los movimientos democráticos se están convirtiendo en algo cotidiano. Si bien los conflictos persistentes en países con historias políticas y económicas sumamente diferentes indican que el avance hacia la democracia, la coexistencia pacífica y los derechos humanos no están garantizados de manera alguna, el nuevo contexto político internacional está inclinando la balanza en favor de formas democráticas de gobierno.
Se amplía la brecha
Pero el proceso de interrelación a escala mundial también está ampliando la fisura que existe entre los muy pobres -aproximadamente el 20% de la población mundial- y el resto. A pesar de que se han mejorado los índices de expectativa de vida y los niveles de vida en muchas partes del mundo, existe una diferencia enorme y persistente entre regiones y países, y entre países industrializados y en desarrollo.
La cifra absoluta de los pobres continúa aumentando y las disparidades entre ricos y pobres se han ahondado aún más.
Según el Consejo Mundial de Alimentación, en 1992 hubo 550 millones de hambrientos en el mundo, una cifra que salta a 1.000 millones si se incluyen los que todos los años atraviesan períodos de hambre.
En 1981, el promedio per cápita del mundo industrializado era 20 veces el del mundo en desarrollo, y para 1991 había aumentado a 22 veces.
Según ECLAC, en 1960, el ingreso más elevado del mundo tenía una media 30 veces mayor que la media del más bajo. En 1991, esta disparidad había aumentado a 60 veces más. El 45,9% de la población latinoamericana está por debajo de la línea de pobreza -un aumento del 2,5% desde 1986- y un 22% en la extrema pobreza.
La polarización del ingreso no está confinada al Sur. Según la oficina de Presupuesto del Congreso de Estados Unidos, entre 1949 y 1989 el ingreso real de la franja más baja sufrió una reducción del 10%, mientras que el 1% más alto aumentó el suyo en 105%.
Todas estas condiciones contribuyeron a que las poblaciones pobres -que están excluidas y no tienen medios de influir en la distribución del poder o los recursos como para obtener algún beneficio- estén cada vez más marginadas e invadidas por un sentimiento de alienación y desesperanza.
Extrema pobreza:
riesgo para todos
Pero los pobres son visibles e influyen en las vidas de los que no son pobres. Estos últimos sufren un elevado sentimiento de inseguridad, tienen mayores riesgos de salud, incurren en mayores gastos para la protección personal y están sujetos a niveles de impuestos relativamente más elevados.
En muchos países del mundo, gracias a los avances tecnológicos y al énfasis creciente en la competitividad, "la clase media y las elites tienen menor seguridad laboral y mayor ansiedad, aumentada por la creciente violencia y criminalidad de los que no tienen satisfechas sus necesidades básicas".
Aquéllos a los que se les niega la posibilidad de satisfacer sus necesidades básicas expresan su descontento social con brutalidad y éste representa el mayor reto para el desarrollo económico social, pues ha adquirido dimensiones que afectan la seguridad nacional y ambiental.
Los efectos negativos vinculados con la pobreza ya no están restringidos a los países pobres; "la extrema pobreza afecta adversamente a la calidad de vida de todas las poblaciones del mundo".
"Las espirales de menor seguridad y mayores gastos, de fracturas culturales, étnicas, religiosas y sociales, y de intervenciones del Norte en el Sur no son sustentables", dice el estudio. "Esta es la razón primordial por la cual se busca una estrategia nueva para resolver las carencias en cuanto a la satisfacción de las necesidades básicas, en consonancia con las nuevas realidades tecnológicas, económicas, políticas y sociales."
Si bien las fuerzas del mercado pueden y deben ser empleadas constructiva e imaginativamente para mejorar la pobreza, "las intervenciones extra mercado son un requisito previo".
Una condición fundamental para permitir que los pobres generen, tengan acceso, comprendan y utilicen creativamente las tecnologías para satisfacer sus necesidades básicas, es la creación de puentes o vínculos a través de los cuales los pobres puedan abrir una brecha en el conocimiento en expansión y en la diferencia tecnológica que perpetúa su marginación económica, política y sociocultural.
Compromiso moral de la ciencia y la tecnología
El centro de atención deben ser los seres humanos: la tecnología y el conocimiento son importantes, pero sólo en la medida que se relacionen con los seres humanos y se utilicen para mejorar las condiciones humanas y fomentar el desarrollo humano sustentable.
Además, el proceso de combatir la carencia de necesidades básicas está cargado de valores: las consideraciones éticas y de actitud influyen en las posibilidades de éxito y la extensión del mismo.
Un elemento ético primordial es que la comunidad científica y tecnológica mundial reconozca que la capacidad de hacer aportes importantes para resolver los problemas de las necesidades básicas conlleva responsabilidad y obligación moral.
Las Naciones Unidas deben promover y auspiciar una conferencia para sensibilizar a la comunidad científica y tecnológica y a las autoridades políticas y responsables del tema de la contribución científica y tecnológica en la satisfacción de las necesidades básicas, afirma el grupo especial.
Educación, información y comunicación
Dicho grupo reunió sus recomendaciones bajo seis elementos: educación, acceso a la información, participación, salud, infraestructura básica y actividades económicas en pequeña escala.
En educación exhorta a que ésta logre aumentar la producción y la productividad de las actividades económicas en pequeña escala, y que posibilite que los pobres se relacionen con su medio ambiente y participen efectiva y constructivamente en la vida comunitaria. La educación debe permitir que los sectores pobres pongan en práctica políticas y programas de medicina preventiva que son indispensables para mejorar sus niveles de salud y nutrición, y debe impulsar a los pobres a embarcarse en un proceso de desarrollo sustentable.
La educación asistida por la tecnología de avanzada y la capacitación vocacional debe ser seriamente considerada y los países deben evaluar sus gastos en educación en términos de su distribución entre la educación primaria, la secundaria y la superior, la configuración geográfica y la igualdad de género.
Las poblaciones pobres deberán acceder a la información con fines educativos generales, para mejorar la acción participativa conducente a facultar y apoyar a las empresas en pequeña escala que traten de conseguir datos relacionados con las aplicaciones para créditos, diversificación de los productos, condiciones de mercado, especificación de los productos, precio y disponibilidad de insumos, alternativas y cronogramas de transporte y técnicas de producción alternativas.
La comunidad científica y tecnológica debería ser alentada a iniciar una exploración participativa con grupos de bajos ingresos escogidos para identificar las necesidades de información prioritarias y facilitar el acceso a dicha información.
En los proyectos relacionados con la tecnología, dirigidos a mejorar la suerte de los pobres, deben hacerse esfuerzos para que el grupo escogido participe totalmente en cada etapa.
En el sector de la salud, los países deben ser alentados a dar mayor énfasis a las medidas de salud preventivas que a las curativas.
Como la infraestructura física básica es un requisito esencial para apoyar otros "pilares" del puente entre la pobreza y la prosperidad, la responsabilidad mayor para ofrecerlo radica en el Estado.
Pero los donantes pueden intervenir ofreciendo los suministros adecuados de agua potable, energía, alcantarillados y otros servicios de saneamiento, redes de transporte y medios de comunicación.
Esa infraestructura básica a menudo requiere grandes obras de construcción, y deben hacerse esfuerzos para movilizar los recursos locales, incluido el empleo generador de ingresos, en la provisión de tales servicios.
Revalorizar el sector informal
Los gobiernos sin métodos adecuados de distribución financiera a las micro, pequeñas y medianas empresas deberían estudiar seriamente la posibilidad de iniciar un programa de este tipo.
Con frecuencia, si bien no intencionalmente, las políticas macroeconómicas pueden tener efectos perjudiciales sobre las técnicas de producción con uso intensivo de mano de obra, o empresas más pequeñas.
Por lo tanto, los gobiernos deben hacer una revisión meticulosa y sistemática de cada componente principal del marco de su política macroeconómica y tomar medidas para resolver los desincentivos injustificados que impiden el crecimiento de un micro, pequeño y mediano sector productivo vital y pujante.
Los gobiernos también deberían reconocer la contribución del sector informal al empleo, a la generación de ingresos e incluso como fuente de innovación. Deberían explorarse medios para elevar técnicamente las actividades informales, aumentando los índices de "graduación" al sector formal y reconciliando las fricciones entre los sectores informal, formal y el Estado.
La comunidad científica y tecnológica debería tomar la iniciativa para vincular, de manera participativa, la tecnología con los empresarios más pequeños.
Fuente: SUNS
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