No. 67 - Primera quincena de Julio 1995
Estados Unidos
Reducen ayuda a acción social
Las organizaciones de voluntarios de acción social de Estados Unidos no podrán compensar el recorte de partidas presupuestales propuesto por el Partido Republicano y deberán prescindir de programas de ayuda, según advirtió recientemente un informe especializado.
Un estudio preparado por el Sector Independiente, una organización del ámbito nacional estadounidense que promueve la actividad cívica y solidaria, recogió datos de cien grupos de voluntarios de acción social de todo el país.
Los autores comprobaron que la pérdida acumulada de fondos federales de asistencia social será de 250.000 dólares desde 1996 al 2002, en caso de aprobarse en el Congreso el plan republicano.
"El impacto no será importante en 1996, pero la caída de las partidas presupuestales federales se profundizará cada año", destacó Bob Smucker, un alto dirigente del Sector Independiente.
Si se intenta compensar la reducción con donaciones privadas, "las contribuciones de caridad deberán aumentar en el 2002 en 124 por ciento respecto al año previo", dijo Smucker. Tal meta "no es realista ni posible", señala el informe.
El proyecto republicano coincide con la caída de las donaciones a los grupos cívicos y con la disminución de la participación ciudadana en tales grupos.
Una tradición en declive
Los voluntarios de acción cívica y social y las organizaciones de caridad representan una antigua tradición en Estados Unidos, que fuera destacada en la primera mitad del siglo XIX por el escritor y político francés Alexis de Tocqueville.
Actualmente existen más de un millón de grupos de voluntarios sociales en el país. En 1993, 89,2 millones de personas, cerca de 48 por ciento de la población adulta estadounidense, servía en ellos un promedio de 4,2 horas semanales.
Medido en términos económicos, el tiempo total dedicado ese año por los activistas a tareas no remuneradas de orden cívico y social tuvo un valor de 182.000 millones de dólares.
Asimismo, el 73 por ciento de las familias contribuyen con dinero a dichas organizaciones. El promedio fue en 1993 de 800 dólares, equivalentes a 2,1 por ciento del ingreso anual de cada familia.
Los aportes ascendieron a un total 125.000 millones de dólares, y la mitad correspondió a grupos de caridad vinculados con iglesias.
Pero, pese a su importancia, las cifras están en declinación. En 1989, el 53 por ciento de la población adulta intervenía en actividades voluntarias y el aporte promedio por familia era de 978 dólares.
Entonces, las contribuciones cayeron cerca de 20 por ciento en cuatro años, una comprobación que ha obligado a varios grupos cívicos de todo el país a reducir su personal asalariado y sus programas.
La disminución de los aportes económicos y de la participación personal se atribuye a numerosos factores, entre ellos el debilitamiento de la clase media, fuente tradicional del activismo social, y de los salarios.
El estudio del Sector Independiente escogió una muestra representativa de 100 grupos de 31 estados comprometidos en servicios que comprenden desde el cuidado de niños hasta la educación ambiental y la ayuda a víctimas de desastres naturales.
Financiación gubernamental
El gobierno federal financia directamente muchos de esos programas y también otorga subvenciones y contratos a organizaciones sin lucro para que, a su vez, proporcionen servicios profesionales y voluntarios a personas necesitadas. El proyecto de los legisladores republicanos contempla la reducción en 23 por ciento de la financiación federal de programas para niños pobres y de 47 por ciento tratándose de servicios para ancianos.
Por último, la financiación de servicios legales para los sectores pobres disminuiría en 90 por ciento, según la propuesta en discusión en el Congreso.
Fuente: SUNS/IPS
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