Red-Bancos / Banca Multilateral
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No. 68 - Segunda quincena de Julio 1995
Después del efecto tequila, ¿qué?
por
Humberto Campodónico (*)
Recesión económica, déficit comercial y de pagos y nuevo endeudamiento han sido los efectos de la crisis mexicana sobre el resto de América Latina, pero el FMI y el Banco Mundial pretenden profundizar aún más el modelo neoliberal en vigor, lo cual traerá un aumento de la pobreza y de la desigual distribución del ingreso en la región, sobretodo si los gobiernos y actores locales no son capaces de formular alternativas.
Si tuviéramos que optar por una definición del "efecto tequila", esta podría resumirse así. Los países de América Latina que entraron más al proceso de globalización son aquellos que más fuerte van a sentir las consecuencias de la volatilidad de los mercados cambiarios y financieros. En este caso, se acabo la confianza de los inversionistas extranjeros en México, efecto que se extiende a los mercados emergentes de América Latina. Termina, entonces, el llamado "financiamiento voluntario" para la compra de bonos internacionales y emisiones de acciones de empresas. Se produce también, sobretodo, un masivo retiro de fondos del capital de corto plazo colocado en la región. Es lo que se llama el "efecto rebaño: si alguno de la manada se asusta y sale corriendo, entonces los demás lo imitarán.
Esto hace que entre en crisis la forma de relacionamiento de América Latina con los mercados internacionales de capital. Los déficits de la cuenta corriente de la balanza de pagos ya no son financiados por los capitales externos y se desnuda la fragilidad del modelo. Las consecuencias son:
México: nuevas crisis
1) En México, para salvar al sistema financiero se diseña un paquete de ayuda externa de US$ 50.000 millones, de los cuales Estados Unidos aporta US$ 20.000 millones, el FMI US$ 17.800 millones, los bancos centrales del G-10 otros US$ 10.000 millones a través del Banco de Pagos Internacionales y los bancos comerciales US$ 3,000 millones (Boletín del FMI, 13/2/95, p. 45). En lo fundamental, este "paquete de ayuda" tiene como objetivo salvar a los grandes inversionistas norteamericanos y mexicanos. Como contraparte, se implementa un fuerte plan de austeridad cuyo contenido es: reducción del PBI en 1,5% en 1995; reducción del déficit de cuenta corriente del 8% del PBI en 1994 a 4% en 1995 y reducción de la inflación. Para alcanzar estos objetivos, el programa se centra en una política de austeridad salarial, crediticia y de precios, respaldada por una fuerte reducción del déficit fiscal.
El paquete también implica una perdida de soberanía de México, pues las medidas de política económica y sus ingresos producto de las exportaciones de petróleo son ahora manejados por el gobierno de Estados Unidos.
Sin embargo, a pesar de las medidas económicas, los problemas no han terminado, según el parecer del economista mexicano Carlos Heredia:
"Por lo que toca a los pagos externos, una simple operación aritmética, comparando el perfil de las obligaciones externas con la disponibilidad de divisas, indica que hacia agosto o setiembre de 1995 podría producirse una nueva crisis de divisas y el dinero a la mano no alcanzará para hacer frente a todos los pagos externos. Las obligaciones externas suman cerca de US$ 75,000 millones; el paquete de rescate, originalmente estimado en US$ 53,000 millones, se ha comprimido, por distintas dificultades, por debajo de US$ 38,000 millones. La diferencia con la situación de enero de este año estriba en que, muy probablemente, la respuesta del gobierno de Estados Unidos no sería la misma, dado que en el clima político pre-electoral que primara en ese país, un nuevo "rescate" mexicano sería altamente impopular. Llegará, entonces, otro momento de definición: la moratoria involuntaria, o la obstinación de seguir exprimiendo al máximo a los mexicanos para que sigamos pagando lo que no podemos pagar" (Carlos Heredia, "El ajuste en México", Tercer Mundo Económico Nº 65, 1º al 15/6/95).
Argentina: la recesión
2) En Argentina, el "efecto tequila" acarreó una fuga de capitales de US$ 2.500 millones en el período comprendido entre el 20 de diciembre y el 15 de febrero. El gobierno, al ver amenazado su programa económico comenzado en 1991 (Ley de Convertibilidad que establece una paridad fija un dólar igual un peso) decide mantenerlo a toda costa, para lo cual lanza varios paquetes de medidas en los meses de enero, febrero y marzo de este año, con el objetivo de lograr un excedente fiscal y disminuir el déficit de la balanza comercial.
Las medidas de austeridad que se dictan tienen el mismo objetivo que en México: reducir el crecimiento de la economía para poder reducir el déficit de la cuenta corriente. Para hacerlo, se procura obtener un superávit fiscal mediante el aumento de impuestos y la reducción del gasto público. Los más golpeados son los sectores medios y, fundamentalmente, los trabajadores.
Particularmente afectado por el retiro de capitales, el sistema bancario entra en crisis, amenazando con llevarse por delante todo el sistema. Del 20 de diciembre de 1994 al 22 de marzo de 1995, los depósitos en moneda extranjera disminuyen en US$ 7.200 millones (Martín Pradier, "Is it time to tango?", Credit Lyonnais, Nueva York, abril de 1995, p. 9).
Por ello, en marzo de 1995 se toman medidas adicionales que incluyen una nueva ronda de privatizaciones (hidroeléctricas, plantas nucleares, petroquímicas, compañías de gas) y financiamiento externo adicional: US$ 2.400 millones del FMI, US$ 1.300 millones del Banco Mundial; US$ 1.000 millones del BID; suscripción de bonos por inversionistas nacionales (US$ 1.000 millones) y por bancos internacionales (US$ 1.000 millones) (Martín Pradier, ob.cit.).
Resultado: este año la economía entrará en recesión.
Brasil: déficit comercial
3) En Brasíl, la situación no es la misma que la de México y Argentina. A diferencia de éstos, en Brasíl no se han llevado a cabo medidas radicales de apertura de la economía ni de aplicación de las reformas estructurales. Por ello, las nuevas formas de relacionamiento con los mercados de capital, de las que Brasíl es parte integrante, no causaron los mismos efectos que en México y Argentina. En Brasíl no es tan alta la entrada de capital de corto plazo, primando más bien la inversión extranjera, la emisión de bonos internacionales y de acciones en la bolsa nacional y en las bolsas internacionales.
De 1992 a 1994 hubo un superávit de la balanza comercial que, promedio, fue de US$ 13.000 millones. Sin embargo, los pagos por intereses de la deuda y utilidades de las empresas sí fueron significativos ascendiendo a US$ 10.000 millones anuales en el período 1992-94, lo que absorbía buena parte del superávit comercial.
Desde el ascenso al poder del presidente Fernando Henrique Cardoso en el segundo semestre de 1994, las cosas han comenzado a cambiar. El actual gobierno ha iniciado un profundo proceso de reformas estructurales, que comenzó con la apertura comercial. Esta apertura cambio la estructura de la balanza comercial, la misma que pasó a ser deficitaria. El mes de marzo de 1995 fue el quinto mes consecutivo de déficit en la balanza comercial, con lo cual el déficit acumulado en el 1º Trimestre de este año llegó a US$ 3.200 millones. En lo que concierne al déficit de cuenta corriente, este fue de US$ 5.400 millones para el 1º Trimestre de este año, lo que causó una disminución de las reservas internacionales.
Los problemas causados por la apertura comercial se vieron agravados por el "efecto tequila", lo que llevó a un retiro masivo de capitales en los primeros meses de 1995. Las reservas internacionales han disminuido, en los últimos seis meses, de US$ 43.500 millones a US$ 30.000 millones.
Para enfrentar estos problemas, el gobierno llevo a cabo una devaluación del real a principios de marzo y también se vio obligado a elevar a 70% los aranceles de 100 productos y a reducir el gasto público.
A diferencia de Argentina y México, se espera que Brasíl continúe creciendo en 1995. También se espera que aumente el servicio de la deuda externa, por los motivos que se analizan más adelante.
Un crecimiento menor
4) Para toda América Latina, se estima que habrá una disminución en el crecimiento, el mismo que alcanzará un nivel promedio del 3,1% para 1995, el más bajo a nivel mundial.
Asímismo, habrá una gran retracción de la entrada de capital extranjero por la crisis de confianza de los inversionistas. El Instituto de Finanzas Internacionales, "grupo privado que reúne a más de 200 bancos del mundo, calculó que el ingreso de capital privado a América Latina caerá a apenas US$ 1.300 millones en 1995, en comparación a los US$ 75.000 y US$ 60.000 millones de 1993 y 1994, respectivamente" (Expreso, Lima, 24/4/95). Esta disminución de la entrada de capitales, aunada a la recesión inducida en México y Argentina provocará una disminución de las importaciones intrarregionales, el mismo que afectará al conjunto de países de la región.
Aumento de la deuda
5) Se prevé también un aumento de la deuda externa en México y Argentina. Para el caso de México, esta puede aumentar hasta en US$ 50.000 millones, que es el monto del "paquete de ayuda" antes mencionado, en el caso que México haga uso del monto total prestado. En el caso de Argentina, la deuda aumenta por los créditos otorgados por el Banco Mundial, el FMI, el BID y la compra de bonos por parte de los inversionistas nacionales y los bancos extranjeros.
Se decía que la nueva forma de relacionamiento de América Latina con los mercados de capital internacionales no era causante de deuda externa (como lo fue en la década del 70), debido a que esta provenía de financiamiento voluntario. Pero ahora puede verse que, cuando estalla la crisis, los gobiernos vuelven a incurrir en deuda externa para .....justamente pagar a los inversionistas de corto plazo y salvar al sistema financiero.
Se prevé que aumentará el servicio de la deuda externa en todos los países de la región, fundamentalmente por dos motivos: a) el alza de las tasas de interés internacionales; b) la devaluación del dólar frente al yen y las monedas europeas en los últimos meses perjudica a los países de la región, pues buena parte de sus ingresos están denominados en dólares. Sin embargo, toda aquella deuda contraída con Japón y la Unión Europea, denominada en yenes, marcos, libras esterlinas, francos franceses, etc., será ahora más costosa.
Exportadora de capital
Tenemos, entonces, que nuevamente América Latina será exportadora de capital. La supuesta superación de la crisis de la deuda externa en los últimos años con la puesta en marcha de los Planes Brady en varios países de la Región (Argentina, México, Brasíl, Venezuela, Costa Rica, Ecuador, Panamá) esta ahora en entredicho.
El FMI describe el siguiente panorama, el cual vale la pena citar ampliamente:
"Los países de la región deberán amortizar en 1995 intereses por valor de US$ 87.000 millones de dólares a sus acreedores privados y multilaterales por su deuda externa, en comparación a los US$ 73.000 millones del año pasado. Ese pago a los acreedores supondrá destinar el 37,5% del PBI. La deuda externa de América Latina continuará creciendo en 1995 para sumar un monto previsto de US$ 551.000 millones, en comparación a los US$ 524.000 millones de 1994 y se prevé que para 1996 será de US$ 569.000 millones" (FMI, Perspectivas Económicas Mundiales, Washington, abril de 1995).
Re-ajuste estructural
6) Según el FMI y el Banco Mundial, las reformas estructurales implementadas en la década del 80 y principios del 90 en buena parte de los países de la Región, ya habían dado sus frutos. Estábamos en la etapa del post-ajuste estructural. Faltaría sólo poner en practica medidas de afinamiento ("fine tuning") para monitorear el éxito de las reformas.
Así, por ejemplo, el Banco Mundial podía mostrar que en 1994 los préstamos por ajuste estructural para América Latina fueron de sólo US$ 180 millones, mientras que en el período 1990-93 éstos ascendieron a US$ 1.400 millones anuales (Banco Mundial, Informe Anual 1994, p. 92). Ya habíamos entrado a la etapa del post-ajuste.
Sin embargo, los "graduados del ajuste estructural", como llama cariñosamente el Banco Mundial a sus alumnos modelos, van a tener que repetir las lecciones y regresar de la escuela secundaria a la primaria. Sólo en el primer semestre de 1995, los préstamos de ajuste estructural para México y Argentina han superado ya los US$ 2.000 millones.
Fracaso no, reafirmación
7) El fracaso evidente del modelo de ajuste estructural no es considerado como tal ni por el FMI ni por el Banco Mundial. Por el contrario, lo que se observa es una reafirmación de sus políticas. En el caso del Banco Mundial, se plantea que México no realizó adecuadamente el ajuste estructural y por eso fracasó. Por ejemplo, el gobierno debió haber sido más "audaz" en su política de privatización, para lo cual se debió haber vendido PEMEX, la empresa estatal de petróleo. Su recomendación es que se debe profundizar el modelo neo-liberal.
El FMI es todavía más explícito y directo. Para ellos, aceptar el fracaso mexicano es admitir el cuestionamiento del conjunto del modelo neo-liberal, algo imposible de aceptar. Así lo afirma de manera absolutamente clara su Presidente Michel Camdessus:
"En los últimos 10 años la comunidad internacional ha recomendado un enfoque basado en el mercado como la mejor solución para alcanzar el desarrollo y un crecimiento viable. El éxito de este enfoque, adoptado por los países en desarrollo, contribuyó a evitar que la recesión que afectó a los países industrializados en 1992-93 se convirtiera en una crisis mundial de grandes proporciones. México ha sido un alumno modelo al respecto. Una idea injustificada de fracaso podría haber tenido repercusiones de gran alcance si se hubiera extendido la opinión de que el enfoque del desarrollo basado en el mercado había fracasado" (Michel Camdessus, en Boletín del FMI, 27/2/95, p. 54).
8) Puede preverse una disminución de los gastos en programas sociales, un agravamiento de la pobreza y la profundización en la desigual distribución del ingreso en los países de la región. Si en los períodos de crecimiento del PBI hubo pequeñas mejoras en la disminución de la pobreza y un efecto nulo en la mejora de la distribución del ingreso, la situación sólo puede empeorar en períodos de disminución del crecimiento, de los salarios reales y del gasto en programas sociales.
Conclusiones
La entrada de América Latina (quizá seria mejor decir de algunos países de la región) a la época de la globalización ha traído consigo una disminución de la capacidad de los Estados Nacionales de poner en marcha políticas económicas con objetivos de desarrollo nacionales. Para jugar en el terreno de la globalización es necesario adecuarse a sus reglas, las cuales implican la adopción de políticas económicas liberales y de desregulación que tienden a "estandarizarse" en todos los países, como exigencia de las empresas transnacionales y los grandes bancos de inversión. Estas políticas son vehiculizadas por los organismos multilaterales como el FMI, el Banco Mundial, el BID y la recientemente creada Organización Mundial de Comercio, sucesora del GATT.
Las políticas de ajuste estructural desarrolladas por los gobiernos de América Latina y el Caribe en los últimos años, promovidas por el FMI y el Banco Mundial, han propiciado resultados asímétricos:
- por un lado, han crecido algunos indicadores macroeconómicos (alimentados por los flujos de capital internacionales, producto de la nueva forma de relacionamiento de América Latina con los mercados de capitales) que han beneficiado a sectores minoritarios de la población,
- por otro lado, se constata que los "éxitos" conseguidos por la aplicación de estas políticas durante varios años de austeridad no provocaron una mejora significativa en los índices de pobreza ni en la disminución de la desigual distribución del ingreso. Situación que, con la crisis y la recesión en Argentina y México, así como una disminución del crecimiento en casí toda la región, tenderá a agravarse, prolongando la austeridad que afecta, en lo esencial, a los sectores de menores ingresos. El ajuste estructural, tal como ha estado planteado hasta el momento, ha generado grandes déficits de la cuenta corriente de la balanza de pagos. Por un tiempo, este déficit pudo cubrirse con la entrada de capitales de corto plazo, la inversión extranjera directa (ligada a las privatizaciones) y, en algunos casos, con las emisiones internacionales de bonos y las emisiones de acciones en el mercado internacional de capitales.
Fin de la ilusión
La reciente crisis mexicana y los problemas que atraviesa Argentina indican que, en realidad, el proceso de ajuste estructural no era sostenible y que descansaba sobre bases frágiles (la burbuja financiera).
Al retirarse los capitales, ha terminado la ilusión de un crecimiento sostenido. El plan económico actual mexicano prevé un aumento de la recesión y la inflación. También han retornado los planes de austeridad y el recorte del gasto público los que afectan fundamentalmente a los sectores de menores ingresos. La asímetría del ajuste recesivo, en este caso, así como la asímetría en la distribución de los beneficios del crecimiento, antes reseñada, han agravado la pobreza existente en dicho país. La deuda externa de América Latina y el Caribe sigue constituyendo un problema que agrava los desequilibrios macroeconómicos en los países de la región. La deuda externa ha venido aumentando en los últimos años, llegando a la cifra de US$ 534.000 millones a fines de 1994, cantidad superior en US$ 200.000 millones a la de 1982, año en que comenzó la crisis de la deuda externa y la "década perdida".
Con el advenimiento de la crisis mexicana, la retracción de la entrada de capitales y el aumento de las tasas de interés internacionales, volverán a manifestarse serios problemas relacionados con el pago de la deuda externa. En síntesis, el problema de la deuda externa no ha terminado. Por el contrario, se han agravado los problemas relacionados con el sector externo de las economías, principalmente los relacionados con el déficit de la cuenta corriente de la balanza de pagos.
La puesta en marcha de las políticas neo-liberales no ha acarreado un aumento en las tasas de ahorro ni un incremento significativo en la inversión interna. Por el contrario, aumentaron las importaciones de bienes de consumo y se mantuvo constante la tasa de inversión doméstica.
La critica a la globalización y a las políticas de ajuste estructural no implica que se estén planteando, de un lado, posiciones autárquicas y, de otro, que no debían realizarse ajustes estructurales en los países de la región.
Formular alternativas
La discusión no gira alrededor de la siguiente dicotomía: o se acepta la globalización o se prioriza el mercado interno. Estamos en un economía interdependiente y hay que integrarse al mundo. La cuestión es cómo nos integramos a la globalización. O gobernamos ese proceso o simplemente abrimos las fronteras para que el capital y los mercados internacionales nos integren de la forma que más les conviene. Es por eso debieran implementarse estrategias de desarrollo que articulen los mercados regionales, tecnología, manejo de cuencas, regiones, democracia, descentralización y un proyecto de desarrollo.
Las actuales reformas estructurales de contenido neo-liberal han puesto todo el énfasís en la creencia de que el mercado asígnará de manera óptima los recursos económicos. Esto se ha revelado como falso y ha propiciado la crisis. Es por ello que las reformas estructurales necesarias deben tener un contenido distinto al neo-liberal. Deben plantear la necesaria vinculación del Estado, del mercado y de la sociedad civil en las tareas conducentes al desarrollo económico.
Finalmente, quizá la lección más importante que nos dejan la crisis mexicana y argentina es que si no existe alternativa a las políticas de corte neo-liberal, estas continuarán aplicándose. La formulación de alternativas es, entonces, la tarea del momento.
Fuente: Red-Bancos
(*) Humberto Campodónico, economista e investigador del Centro de Estudios y Promoción del Desarrollo (DESCO), de Lima, Perú, es miembro del Consejo de la Red de ONGs Latinoamericanas y del Caribe sobre la Banca Multilateral de Desarrollo - Red-Bancos.
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