No. 81 - Primera quincena de Marzo 1996
Parte l, Parte ll, Parte lll
Las instituciones multilaterales en el proceso de "globalización"
por
Chakravarthi Raghavan
A pesar de los diversos significados asignados al término "globalización"*, todos coinciden en que se trataría de un proceso natural e inevitable. Sin embargo, la globalización es un producto de varios elementos políticos, económicos y de procesos industriales, así como de la forma en que la sociedad humana está organizada nacional e internacionalmente. La mentada globalización enmascara, en realidad, el esfuerzo de las trasnacionales por expandir sus actividades a los países en desarrollo, un proceso que ha contado con el apoyo de las instituciones de Bretton Woods y el GATT. Pero si bien la globalización imaginada por las trasnacionales se mira en el espejo de la época de oro del capitalismo del Siglo XIX, a menos que se introduzcan cambios fundamentales en esa noción particular de la globalización, cualquier tentativa de recrear ese sistema estará apoyada en cimientos de arena.
La globalización se ha convertido en la última palabra "en onda", utilizada en todos los ámbitos. En los discursos internacionales, tanto oficiales como no oficiales, y más aún en el último decenio, el término se ha utilizado a menudo de forma adjetivada: "este fenómeno globalizador". También es usado en el contexto de la "interdependencia" de las economías y naciones, y para describir un tipo especial de integración de los países y las economías que se está dando actualmente.
La palabra "fenómeno" generalmente es empleada con relación a un hecho o suceso, algo extraordinario, que es observable pero no fácilmente explicable.
El "fenómeno de la globalización"
Es así que la "globalización" está adquiriendo una connotación similar a términos como karma o kismet o destino, utilizados por los campesinos y la gente supersticiosa. Con esos términos explican su condición de vida o algunos de los padecimientos sufridos como el resultado de acciones del pasado (en ésta o en otras vidas anteriores), o el castigo impuesto por Dios o alguna fuerza desconocida e irresistible. Todo es visto como algo que hay que soportar y no se puede cambiar.
Incluso las personas racionales que creen que la ciencia y la tecnología pueden resolver o curar todo, y los economistas que insisten que su disciplina es científica y lógica, utilizan el término globalización. Se usa de manera tal que parece atribuirse a todo lo que ocurre en los vastos sectores social y económico y que afecta a individuos y sociedades, (y culpar de ello) a la "globalización" o al fenómeno de la globalización que "integra" países y aumenta la interdependencia de las naciones.
Los gobiernos y las instituciones gubernamentales, diversas elites nacionales e internacionales, economistas, gente de negocios y otros por el estilo, que supuestamente son normales y racionales, también utilizan el término para descargar sus propias responsabilidades.
Pero aun el campesinado del mundo en desarrollo ya no acepta que sus penurias y el desposeimiento en el que viven -un desposeimiento que se les hace patente a través de la televisión y las películas que describen los lujosos estilos de vida y modelos de consumo de la gente "linda", de la cual forma parte su propio gobierno y las elites comerciales- sean producto del karma o del kismet. Están empezando a relacionar su situación, de manera más o menos precisa, con quienes los gobiernan y con el sistema que permite ese estado de cosas.
La "globalización" no es un fenómeno natural, como un terremoto, un huracán, tormentas u otros fenómenos de la naturaleza que, aun cuando puedan ser anticipados, no pueden evitarse y hay que soportarlos.
Y si bien es utilizada cada vez más por distintas personas -y los periodistas y los medios de difusión más que cualquiera tienen la culpa- para describir cambios profundos y a menudo drásticos en el mundo, la "globalización" en realidad se emplea para describir las evoluciones de tipo económico.
Según una publicación reciente de la OCDE, el término fue utilizado por primera vez en 1985, por Theodore Levitt en "The Globalization of Markets". Levitt utilizó la expresión para describir los vastos cambios que han tenido lugar en los últimos veinte años en la economía internacional, la difusión rápida e invasora de la producción, el consumo y la inversión de bienes, servicios, capital y tecnología en todo el mundo.
Es así que se utiliza en términos de los distintos procesos de desarrollo económico, de la misma forma que términos como "integración" e "interdependencia" fueron utilizados en el pasado para describir las evoluciones de la economía mundial, particularmente desde el final de la Segunda Guerra Mundial, y el nuevo orden político y económico que se instauró en ese entonces. Ese orden económico, basado en las instituciones de Bretton Woods, así como el sistema monetario y financiero regido por él hizo crisis a principios de los 70, dejando en su lugar un vacío de sistema. Desde entonces, el orden político de posguerra está agitado, con la caída de la Unión Soviética y sus estados aliados y el abandono por su parte del sistema de dirección central planificada.
A diferencia de la euforia manifestada poco después de la caída del muro de Berlín en 1989 y la subsiguiente caída del Kremlin, y del sentido de "triunfalismo" -el triunfo del sistema capitalista sobre el sistema comunista (¡el final de la historia de Fukuyama!)- ahora hay mucha confusión y dudas. Es necesario ver el orden y el desorden político actual, y el orden económico que se está gestando -tanto su naturaleza como su estabilidad- a la luz de ese escenario.
Globalización y desarrollo económico
Dentro del reino de los desarrollos económicos mundiales, o del nuevo orden económico, la "globalización" adquiere una gran variedad de usos: el surgimiento de una nueva división internacional asimétrica del trabajo junto con una mayor dispersión de la actividad económica dirigida por la planificación estratégica empresarial que en varios países ha reemplazado los esfuerzos gubernamentales o estatales. También parece ser utilizada en términos de la situación actual -la erosión del predominio que tenía Estados Unidos sobre la economía mundial durante la época de posguerra por la creciente competitividad de Europa Occidental y Japón y el crecimiento de las esferas regionales de influencia.
En el contexto de la caída de las economías de planificación central y de un sistema capitalista que domina la mayor parte del mundo -incluso en países como China, donde todavía se sostiene el sistema político, hay una mayor tendencia a apartarse de la economía dirigida y encaminarse a una economía de mercado, o como la llaman los chinos, a una "economía de mercado social"- el término globalización también es utilizado para describir la difusión mundial del capitalismo.
También se utiliza como sinónimo de "liberalización" y "mayor apertura" de las economías, implicando tanto la liberalización de la economía doméstica como la liberalización externa.
Y así como el término "empresas multinacionales" fue o todavía es usado para esconder la realidad de las "empresas trasnacionales" -empresas con sede en un país, donde funciona la dirección y el control, si bien no todos los accionistas son de ese país, y con filiales, subsidiarias y unidades de producción en otros países- la palabra "globalización" se está utilizando para abarcar y encubrir la realidad de la etapa actual de las actividades de las trasnacionales, es decir el intento de trasnacionalizar el mundo, y más aún los países en desarrollo.
El término se está utilizando de manera intercambiable con "integración" e "interdependencia" de países y naciones. Esto se logra a través de la "apertura", en un esfuerzo por hacer que parezca que los gobiernos y el Estado no tienen nada que ver con estos procesos o con la "interdependencia" más estrecha de países y economías.
Más recientemente, a principios de octubre, el presidente de la Organización Mundial de Comercio, Renato Ruggiero, hablando en el foro Telecom 95 a las autoridades de las principales empresas de telecomunicaciones de los países del Grupo de los 7, dijo que si bien "la liberalización del capital y los flujos comerciales están creando una economía mundial, la liberalización de las telecomunicaciones, que puede traer servicios médicos, de educación y comerciales de alta calidad a todos los rincones del mundo, globalizarán la propia sociedad humana".
La definición de sociedad dada por algunos diccionarios, más cercana tal vez al uso que hace Ruggiero del término, es la de "un sistema altamente estructurado de organización humana para la vida de una comunidad a gran escala que normalmente brinda protección, continuidad, seguridad y una identidad nacional para los miembros".
La sociedad global se refiere a todas las sociedades a escala mundial, con cierta forma de autoridad supranacional que satisfaga las necesidades sociales a escala mundial. Exigiría la integración tanto de facto como de jure (institucional) de todos los países del mundo. La integración de facto de las economías, para ser estable y tener un buen funcionamiento, requeriría el tipo de división internacional de trabajo y la integración horizontal que predomina entre los países industrializados, como entre América del Norte y Europa, con una relación comercial e intercambios inter-industrias y una percepción pública de que es beneficioso para todas las partes. Esa integración no es viable entre países en diferentes estadios de crecimiento y desarrollo, y en todo caso no sería estable, cuando la "integración" alcanzada se hace por normas institucionales para "desarmar" a los gobiernos en el ámbito económico y conlleva una integración vertical de facto a través de las actividades de las empresas trasnacionales.
La integración de países
Mirando a nuestro alrededor, sería aventurado realmente predecir que nos estamos moviendo en dirección de una "sociedad global" y que tal vez podamos alcanzarla a principios del próximo milenio.
La globalización no es una fuerza espontánea. No es como el fósforo que, al quedar expuesto al oxígeno, hace ignición espontáneamente y arde. Tampoco es como la evolución descrita en los Upanishads hindúes: el Dios no manifiesto que se manifiesta y entonces crea el universo.
Cuando se habla de globalización en el sector económico se está hablando de estructuras económicas y relacionadas con lo económico, entretejidas entre sí y a través de los países del mundo. La globalización, y el término "integración" que a menudo lo acompaña, es en realidad producto del ser humano y el resultado de diversos elementos de la política, la economía, los procesos industriales y la forma en que la sociedad humana está organizada dentro y fuera de los países, y a través de las relaciones que entablan entre sí.
Sin duda que los avances de la tecnología -el transporte y los adelantos de la comunicación y la informática así como el traslado de ideas e información a través del planeta- contribuyeron y ayudaron a este proceso. Y las principales empresas del mundo -en su mayoría asentadas en América del Norte y Europa, pero también en Japón y el Lejano Oriente-, buscando satisfacer los objetivos de maximización de sus ganancias y acumulación de capital, han presionado e influyen en sus gobiernos para facilitar este tipo de integración a través del proceso de globalización, es decir, la trasnacionalización de la economía mundial.
En las esferas internacionales el término integración es utilizado para describir acciones gubernamentales -regionales o multilaterales a través del mundo- destinadas a reducir los obstáculos al comercio, a los intercambios económicos y a la movilidad de los factores de producción, y a armonizar las políticas económicas nacionales para el bien común del mundo. Pero cada vez en mayor medida, el concepto de integración e interdependencia económica internacional se utiliza para explicar la interdependencia de las economías nacionales, sin tener en cuenta si se da como consecuencia de los actos de los gobiernos o por acciones concebidas y ejecutadas de manera independiente por los microagentes.
A partir de la Segunda Guerra Mundial, el marco de las relaciones e instituciones internacionales desató nuevas fuerzas productivas y contribuyó a un incremento de los ingresos reales y los niveles de vida de Europa y América del Norte. Los sacerdotes supremos del orden neoliberal que está siendo impuesto en el mundo (los mandarines del FMI, el Banco Mundial y la OMC) ven al siglo XIX como la época de oro del capitalismo. Ese siglo XIX pudo haber sido la época dorada para algunos, pero no para todos. Fue la época del colonialismo que facilitó y permitió la acumulación de capital necesaria para alimentar la revolución industrial del Reino Unido y luego de Europa, y detuvo la participación de los países del Sur en ese proceso de industrialización.
El inigualable logro económico del Sur
Contrariamente a los mitos predominantes hoy en día, durante el período de posguerra, cuando el mercado no era tan supremo sino que estaba sujeto al papel activo del Estado en la economía, los países en desarrollo tuvieron grandes progresos, logrando en ese período (la década del 50 y del 70) aumentos del Producto Bruto Interno (PBI) e incluso de la producción industrial que a los países en desarrollo les llevó de 80 a 90 años conseguir.
Como dijo en términos estadísticos el profesor Ajit Singh, de Cambridge (edición aún no publicada de un documento presentado en la Conferencia Internacional que marcó el 50º Aniversario de las Naciones Unidas en la Universidad de Atenas en mayo de 1995), los logros económicos del Sur en el período transcurrido de 1950 a 1980, no tienen parangón en la historia del desarrollo del mundo. El Sur logró en la mitad de tiempo lo que al mundo industrializado actual le llevó 80 años. Y lo hizo con una tasa de crecimiento que era el doble de la del Norte y con una población cinco veces mayor de la que tenía el Norte en el siglo XIX. De 1960 a 1980, el PIB per cápita del Sur creció a más de un 3% anual que, de haber continuado, habría logrado duplicar la capacidad productiva cada 22 años. Entre 1850 y 1950, los europeos occidentales tenían un PIB per cápita de 1,3%.
Todo lo que se habla hoy en día acerca de la globalización es en realidad producto del esfuerzo de las trasnacionales por expandir sus actividades a los países en desarrollo. A diferencia de sus actividades en Europa y América del Norte, donde existe una integración inter-comercial y horizontal de las economías, en el mundo en desarrollo las trasnacionales integraron verticalmente actividades e intercambios comerciales intrafirmas sin vínculos reales hacia adelante y hacia atrás en la economía local.
Los países en desarrollo fueron "integrados" a Europa y a las potencias metropolitanas durante la época colonial. Las empresas de los países sede se establecieron allí e instalaron economías de plantación para producir y exportar materias primas y alimentos tropicales y otros productos básicos. Dentro de la agricultura de subsistencia de esos países, se establecieron enclaves de plantaciones modernas (relativamente, en esa época) y de agricultura comercial, pero sin vinculaciones hacia adelante o hacia atrás con el sector agrícola general, de manera que al final de la época colonial estos países tenían un sector de agricultura de subsistencia atrasado y un pequeño sector de plantaciones de propiedad extranjera dirigido por empresas extranjeras.
Como consecuencia de la descolonización, las actividades de propiedad extranjera perdieron terreno en el mundo en desarrollo. Pero el amplio campo para sus actividades dentro de los países de la OCDE y las mejores infraestructuras disponibles condujeron a que las empresas encontraran en otros lugares condiciones más rentables y se retiraran de la escena sin plantear riesgos serios al capital local y nacional.
El Banco Mundial y el FMI
Pero dada la nueva posición política del Norte y el estancamiento y crecimiento lento que experimentó desde mediados de la década del 70, las trasnacionales están empezando a dirigir su mirada a las oportunidades más rentables dentro del mundo en desarrollo y a influir en sus gobiernos para facilitarlas, a través de las instituciones financieras internacionales y los procesos comerciales y el sistema de intercambio comercial.
Desde la década del 50, el Banco Mundial, en su papel de proveedor de financiamiento para el desarrollo a los países en desarrollo, si bien ayudó a esos países y a sus gobiernos a mejorar su infraestructura, el asesoramiento político que les ofrecía los alentaba a buscar la inversión extranjera y propiciar el capital extranjero. Pero el Banco favorecía un papel intervencionista del Estado y gran parte de las medidas aplicadas en las ex colonias venían amparadas por instituciones como el Instituto de Tecnología de Massachusetts, de Estados Unidos, o sus pares del Reino Unido y Francia.
Pero la elección de Reagan en Estados Unidos, y anteriormente la elección de Thatcher en el Reino Unido, así como el cambio de posición macroeconómica de los países de la OCDE que se inclinaron al monetarismo, trajo un cambio de rumbo en Estados Unidos que puso fin a los 40 o 50 años de intervención gubernamental en la economía, iniciada con el "New Deal". El FMI y el Banco Mundial tomaron esa elección como un mandato para cambiar de rumbo en el resto del mundo. Al principio, sus esfuerzos y asesoramiento político no llegaron muy lejos.
En América Latina, que dependía y obtenía préstamos de la banca privada, especialmente a través de los petrodólares reciclados, ni el FMI ni el Banco Mundial tenían influencia. Y en Asia, donde a los países parecía irles razonablemente bien y estaban creciendo, si bien a un ritmo lento, los gobiernos escuchaban al Banco, le pedían dinero prestado para determinados proyectos, pero seguían adelante con sus políticas exitosas.
Pero la crisis de la deuda de la década del 80 -provocada por el cambio súbito de la posición macroeconómica, el alza repentina de la tasas de interés nominal de Estados Unidos, lo que dio como resultado elevadas tasas de interés real- tornó no rentables la mayoría de las inversiones latinoamericanas. Esas inversiones habían sido realizadas cuando los préstamos extranjeros para inversión eran con tasas de interés real cero o negativas. Pero cuando las tasas de interés real aumentaron abruptamente, esas inversiones dejaron de ser rentables.
Todo esto hizo que esos países quedaran atrapados en el FMI y el Banco Mundial a través de los programas de estabilización y ajuste estructural. Las dos instituciones de Bretton Woods pudieron así ejercer su influencia y forzaron a esos países a "reformar" la economía, léase liberalizar y desreglamentar. Durante bastantes años, los economistas del Banco señalaron los ejemplos de lo que denominaron las exitosas economías asiáticas -Corea del Sur, Taiwan y el resto- y argumentaban que su éxito se debía a que el Estado no había intervenido en la economía de manera rectora sino que había seguido los principios del mercado libre. El Banco Mundial y sus economistas impusieron esta ideología en los países en desarrollo, utilizando la crisis de la deuda y la influencia que les confería.
No obstante, un número bastante importante de economistas cuestionaron el punto de vista del Banco Mundial y demostraron que las economías del Lejano Oriente habían tenido éxito debido a la participación activa del Estado en la economía.
El "Consenso de Washington"
Desde mediados de los 80, el Banco Mundial y el FMI han estado utilizando la influencia que les confiere el financiamiento externo sobre estos países endeudados para promover su nuevo dogma; y en los últimos 3 o 4 años, sobre los ex estados comunistas de Europa Oriental y la antigua Unión Soviética. A estas políticas y al orden neoliberal que intentan establecer generalmente se les menciona con el nombre de "Consenso de Washington".
Utilizado por primera vez por John Williamson, del Instituto de Economía Internacional, no se refiere a un consenso logrado en Washington por la comunidad internacional a nivel intergubernamental. Significa, como dice Paul Krugman "las redes de los líderes de opinión centradas en el capital de facto del mundo: el Fondo Monetario Internacional, los think tanks, los banqueros de las inversiones políticamente sofisticadas, los ministros de finanzas mundiales (observen el término mundiales, no del mundo), todos los que se reúnen en Washington y definen colectivamente los conocimientos consensuales del momento..." El propio Williamson lo definió como "el Washington político del Congreso y los miembros de mayor cargo de la administración, y el Washington tecnocrático de las instituciones financieras internacionales, los organismos económicos del gobierno de Estados Unidos, el Departamento de la Reserva Federal y los think tanks...", áreas en las cuales vio un amplio consenso sobre el carácter de las reformas políticas que los países deudores deberían perseguir.
Este "Consenso de Washington", el paradigma neoliberal que fue abrazado por los países industrializados y las instituciones financieras internacionales, e impuesto a los países en desarrollo a través de la estabilización y los programas de ajuste estructural, fue descrito desde la perspectiva del Sur por un funcionario del Banco Central de un pequeño país como:
(a) una poderosa creencia de que los mercados libres generalmente son los que mejor asignan los recursos, e incluso cuando no trabajan de la mejor manera, siguen siendo superiores a cualquier otro mecanismo;
(b) la opinión fuertemente arraigada de que los gobiernos no deben participar directamente en actividades productivas ni buscar alentar, promover o favorecer alguna industria o actividad en particular vinculada al desarrollo;
(c) la opinión de que el ámbito del comercio internacional y de la inversión deben estar libres de restricciones impuestas unilateralmente por los estados nacionales en forma individual, o por grupos de estados nacionales;
(d) la opinión de que el crecimiento y el desarrollo están mejor asegurados por la producción dirigida a la exportación; y
(e) que la democracia al estilo occidental, de forma, si no de contenido, es la mejor si bien no la única forma de organizar las actividades políticas al servicio del desarrollo económico."6
Nadie puede decir que los países en desarrollo, o para el caso los países industrializados y sus economías, no necesitan reformas. Pero lo que es cuestionable es la forma cerrada en que las instituciones de Bretton Woods han impulsado el mismo grupo de políticas sobre todos los países del Sur, sin tener en cuenta sus características, condiciones y problemas particulares, y que han sido adoptadas con entusiasmo por los gobiernos del Sur y sus tecnócratas.
A través de su defensa de la liberalización nacional, así como de la liberalización de los sectores externos -liberalización del comercio y liberalización y apertura a los inversores extranjeros y empresas extranjeras-, el FMI y el Banco están impulsando la "integración" de las economías del mundo en desarrollo en la economía mundial y el sistema económico predominantes, en busca de un retorno a lo que ven como la época de oro del capitalismo de los siglos XVIII y XIX.
En ese período también hubo esfuerzos por integrar los países y las economías de Europa, a través de guerras, en la época del feudalismo y del mercantilismo. Pero cualitativamente tomó una nueva dirección con la revolución industrial, primero en Gran Bretaña, después en Europa y más tarde en América del Norte.
1Kantrow, A.M. (1985), "Sunrise...Sunset: Challenging the Myth of Industrial Obsolescence", Nueva York: John Wiley&Sons; 1985,pág. 53-68.
2 Andre Gunder Frank (1993), "No End to History! History to No End?", en "Beyond National Sovereignty", Kaarle NMordenstreng y Herbert I Schiller ed. Ablex, Nueva Jersey.
3 "Bilateralism and Multilateralism cannot coexist" (discurso de Renato Ruggiero ante la Mesa Redonda Comercial del Grupo de los 7 en Telecom 95), Third World Economics, Penang, Nº 123, pág. 6.
4 Panic, Mica (1988), "National Management of the International Economy", Londres, McMillan.
5 Krugman, Paul (1995), "Dutch Tulips...," Foreign Affairs. julio/agosto de 1995, volumen 74, Nº 4, págs. 28-29.
6 Farrel, Terrence W (1994), (Delegado y gobernador del Banco Central de Trinidad y Tobago al G-24, Conferencia de Cartagena, 1994), International Monetary and Financial Issues for the 1990s, Vol. IV, UNCTAD, pág. 297.
(Fuente: SUNS)
* N.de la T.: Hasta ahora, hemos venido traduciendo el término en inglés "globalization" como "integración a escala mundial", resistiéndonos al simple calco -que sin duda es usado, y mucho- por considerar que no transmitía claramente el concepto. No obstante, el término ha ampliado su significación y ha pasado a tener un alcance que creemos hace necesario una traducción que conserve la morfología de la versión original, para su mejor y más clara identificación, por lo que de ahora en adelante nos referiremos a la "globalización" como traducción de "globalization". |
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