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Análisis / Salud


No. 85 - Primera quincena de Mayo 1996

Encefalopatía espongiforme: ¿Falsa alarma o catástrofe?

por Martin Khor

El pánico que generó la "enfermedad de la vaca loca" en el Reino Unido y Europa, y que se propagó al resto del mundo, podría ser finalmente un caso de histeria temporal motivada por un estado de ansiedad general injustificado. O tal vez sea el inicio de una pesadilla, una catástrofe para la salud del género humano que tal vez llegue a límites inimaginados.

¿La naturaleza se está vengando de la manipulación que estamos haciendo con los animales? ¿Habrá miles de personas afectadas en el Reino Unido que terminarán por morir? ¿La carne y los productos cárnicos son seguros? ¿Puede ocurrir lo mismo en otros lados?

Las respuestas tendrán especial trascendencia para los países en desarrollo, que podrían ser afectados, pero la mayoría de los cuales carecen de medios para monitorear y menos aún contrarrestar la enfermedad, ya sea en animales o en seres humanos.

Explicaciones no convincentes

Los especialistas internacionales de la salud han estado tratando de calmar a la opinión pública mundial, pero no suenan muy convincentes.

El 3 de abril, en Ginebra, una reunión de expertos de la OMS concluyó que no había una "relación demostrada" entre la "enfermedad de la vaca loca" (o EEB, encefalopatía espongiforme bovina) y un mal mortal similar que se manifiesta en los seres humanos (ECJ o Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob).

En una conferencia científica, varios participantes declararon que el consumo de carne vacuna supondría un riesgo mínimo en la medida que se aplicaran controles estrictos a la forma de alimentación del ganado y se eliminaran los animales enfermos. Previnieron además sobre el peligro de alimentar rumiantes con restos "reciclados" de otros rumiantes.

El Dr. Joseph Losos, de Canadá, en representación de los 30 expertos reunidos en la conferencia, dijo que "todavía no se ha comprobado que exista una relación" entre la nueva variante de ECJ que se ha manifestado en el Reino Unido y la exposición al agente de la EEB, pero que los especialistas habían llegado a la conclusión de que "la hipótesis más probable" es que sí exista una relación entre la EEB y los 10 casos de la nueva forma de ECJ del Reino Unido. Fue esta relación entre el nuevo tipo de ECJ y la EEB, revelada por el Secretario de Salud del Reino Unido, lo que hizo cundir el pánico.

Tanto la ECJ como la EEB son causadas por un microorganismo, la proteína prion, que se aloja en el cerebro y destruye las neuronas. Los síntomas de la EEB se manifiestan recién varios años después, pero una vez que comienzan se produce un rápido deterioro que culmina en la demencia y la muerte. Las vacas afectadasestán nerviosas, se tambalean y tiemblan, de ahí el término "vaca loca". La disección de las vacas afectadas muestra un cerebro desintegrado, lleno de huecos, y de ahí el término "espongiforme".

Los síntomas habituales de la ECJ en los seres humanos van avanzando de estados de olvido y confusión a un deterioro muscular e incontinencia en el término de un año. Pero la nueva variante de esta enfermedad presenta también pérdida de coordinación, temblequeo y pérdida de equilibrio, igual que las vacas que sufren de EEB. La ECJ normalmente se presenta sólo en gente de edad, pero en los últimos años atacó a 10 jóvenes, algunos de ellos adolescentes. Eso hizo que el promedio etario de las víctimas se redujera de 63 a 27 años, mientras que el número de británicos que mueren a causa de esa enfermedad se elevó de 30 en 1990 a 55 en 1995.

Temor de aumento explosivo

Las cifras actualmente son pequeñas e, incluso previendo un aumento en el futuro, pueden seguir siéndolo. Pero el temor es de que haya un aumento explosivo de casos de ECJ y muertes por ese mal.

Tanto la EEB como la ECJ tienen un largo período de incubación. Los síntomas de la EEB comienzan a manifestarse en el ganado afectado recién en su época adulta, y en los humanos que contraen ECJ por consumo de carne vacuna es posible que los síntomas no se presenten durante algún tiempo, por lo que los que contrajeron la enfermedad a fines de los 80 recién se enfermarían en el próximo siglo. Si el consumidor británico ha estado comiendo carne contaminada con EEB, en los próximos años podría haber una epidemia de ECJ.

John Pattison, presidente del comité asesor del gobierno británico en materia de ese mal, declaró que el número de casos de ECJ "podría llegar a decenas de miles y acumulativamente, por supuesto, a cientos de miles". Con respecto a si las cifras podrían ser tan elevadas como las registradas en la epidemia del SIDA, declaró: "Bueno, no puedo negar que es una posibilidad."

Durante 10 años el gobierno del Reino Unido negó que la EEB pudiera afectar a seres humanos. En 1990, el ministro de agricultura John Gummer presentó ante las cámaras de televisión a su hija comiendo una hamburguesa para demostrar que "la carne de vaca es segura".

La semana pasada el mismo Gummer se negó a comer una hamburguesa que un periodista le ofreció. "Los consumidores que quieren evitar el riesgo de la EEB no tienen otra opción que eliminar de su dieta la carne vacuna y sus derivados", advirtió la influyente Asociación de Consumidores.

Durante varios años el gobierno británico se negó deliberadamente a aceptar toda prueba que vinculara la EEB con la afección humana. Un ex científico del ámbito gubernamental, Harash Narang, denunció que en 1990 presentó pruebas en ese sentido a un comité de la Cámara de los Comunes, que fueron totalmente ignoradas. Posteriormente, fue despedido.

Otro científico, Richard Lacey, profesor de Microbiología Clínica de la Universidad Leeds, también hace años que ha estado advirtiendo sobre la relación EEB-ECJ, tanto dentro del gobierno (donde fue miembro del Comité de Veterinaria del Ministerio de Agricultura) como fuera de él.

Advertencias científicas

En un libro publicado en 1994: "Hard to Swallow: A Brief History of Food", Lacey señaló que "La enfermedad de la vaca loca se cierne como una nube amenazadora sobre la agricultura británica, aún cuando el gobierno y sus veterinarios hacen gala de una actitud tranquilizadora." Lacey demostró el vínculo que existe entre el scrapie en el ganado ovino, la EEB en el ganado vacuno y la ECJ en los seres humanos, todas enfermedades causadas por el mismo tipo de infección. También dijo que la cifra de casos de ECJ es mucho más elevada de lo que indican las cifras oficiales. Si bien a nivel oficial en el Reino Unido se han registrado anualmente de 50 a 60 casos de ECJ, Lacey estimó que el alcance real se ubica entre 1.500 y 9.000 casos, porque muchos se pierden al ser tratados como demencia.

Según él, el estudio de EEB demuestra fehacientemente la existencia de un agente infeccioso que se adquiere al ingerirlo. "Así, podría considerarse que este grupo de agentes en su conjunto es adquirido a través del consumo de alimentos"; la ECJ también "seguramente es adquirida a través del consumo de carne" y la fuente más probable es el consumo humano de carne vacuna.

En su libro, Lacey dice que si muchos de los 1.500 a 9.000 casos de ECJ manifestados en el Reino Unido han sido causados por el consumo de productos vacunos hace algunos años, el daño potencial que ocasionaría la EEB a partir de 1986 se torna "manifiestamente preocupante" y "la elevada incidencia de animales infectados representará un peligro inmenso para el ser humano entre fines de este siglo y principios del que viene."

Según Lacey, en las ovejas se comprueba que este tipo de enfermedades puede ser hereditaria y que "una madre afectada", aparentemente sana, puede pasar la enfermedad al feto, lo que podría atribuirse a "la presencia del agente infeccioso en la sangre materna". De ser así, "la idea de que no es peligroso comer carne (que contiene sangre) de animales enfermos, como lo sugirió el gobierno británico, es absurda."

Las estimaciones del Dr. Lacey de los casos actuales de ECJ (hasta 9.000 por año en el Reino Unido), la perspectiva de que progresivamente se irán manifestando varios miles de casos (por comer carne vacuna contaminada), las pruebas de que la enfermedad presente en la oveja puede pasar al feto, y que también hay otras formas de contagio tales como el contacto con animales infectados, todo apunta a un panorama bastante pesimista. Es poco probable que los diez casos del nuevo tipo de ECJ sean tan sólo casos pasajeros y lo más seguro es que sea inminente una epidemia en el Reino Unido.

Preguntas desde el Sur

Las preguntas que se está haciendo la opinión pública de otros países (en especial del Sur) son: ¿Cuáles serán las dimensiones de la epidemia? ¿Se propagará a otros países? ¿Podemos hacer algo para impedir que llegue aquí?

Podría entenderse que, en cierto grado, la enfermedad, que se cree es causada por la proteína "prion", es el mismo mal que cruza la barrera de las especies, desde la oveja a los seres humanos pasando por el ganado vacuno. Este es tal vez el aspecto más aterrador.

Los gatos domésticos han adquirido EEB, y las pruebas indican que también podrían hacerlo otros animales, como ratones, cerdos, monos y gansos.

¿Cómo pasó la enfermedad de las ovejas a las vacas? La respuesta radica en la cría intensiva de animales que caracteriza a la moderna industria alimenticia.

El profesor Lacey analizó cómo el sistema actual de cría de animales ha dado origen a enfermedades (incluida la EEB) tanto en humanos como en animales.

Para maximizar la producción y las ganancias, los animales se crían hacinados en galpones o jaulas y se los alimenta con alimentos artificiales para aumentarles el peso. Y la contaminación de la ración para animales expande la enfermedad a los animales y entre las distintas especies animales.

La mayoría de los alimentos artificiales tienen como base los cereales y aditivos que contienen vitaminas, minerales, complementos proteínicos y drogas. Los compuestos alimenticios son producidos por un pequeño grupo de compañías, y distribuidos en gran escala. "Este tipo de producción es potencialmente muy peligrosa y es campo fértil para situaciones peligrosas, como la introducción de un agente infeccioso" advirtió Lacey en 1994 en su libro "Hard to Swallow". Y ahora el caso de EEB demuestra el grado de peligrosidad.

En la mayoría de los países, las altos concentrados de proteínas se producen en fábricas semiclandestinas que procesan las partes no comestibles de los animales, como huesos, cuero, cabeza, patas e intestinos, y las convierten en dos productos: grasa o sebo (que se utiliza para fabricar jabón, lápiz labial y otros cosméticos) y un material rico en proteínas, antes conocido como harina de hueso, que se utiliza como fertilizante.

A fines de los 60 o comienzos de los 70 comenzó a agregarse a la ración material proteínico (conocido ahora como concentrados), pero de manera encubierta. Cuando esa ración conteniendo partes animales es consumida por la misma especie estamos ante una forma de canibalismo.

Dimensiones impredecibles

En 1987 había alrededor de 40 fábricas de ese tipo en Gran Bretaña que procesaban 1,3 millones de toneladas de materia prima, formada por 16% de grasa, 31% de huesos, 33% de menudos (órganos no musculares), 9% de carcasas de animales muertos y 12% de varios.

De este material, el 45% era de origen vacuno, el 21% porcino, el 19% de aves y el 15% de ovejas.

En 1989, cuando 7.000 vacas fueron afectadas por la EEB, un comité gubernamental llegó a la conclusión de que la causa era el procesamiento de los sesos de ovejas afectadas por scrapie en las fábricas de alimentos reciclados y la inclusión de ese material en la ración para el ganado. En 1988 el gobierno británico prohibió el uso de menudos en la ración para vacunos, ovinos y gansos, pero no para cerdos y aves; y en 1989 se prohibió el uso de sesos de vaca, espina dorsal e intestinos en las tortas de carne, hamburguesas y salchichas.

Sin embargo, el número de casos de EEB y ECJ continuó en aumento, lo que indica que hay una cifra elevada de animales y personas que contrajeron el mal hace varios años y que recién ahora se manifiesta en enfermedad.

Pero Lacey presenta hechos más aterradores que indicarían que la enfermedad puede estar más extendida:

* En 1990, varios órganos de ganado vacuno fueron excluidos de la cadena alimenticia del Reino Unido, pero los animales mayores de seis meses, incluso de rebaños afectados, siguieron siendo exportados. Esto tal vez haya extendido la EEB a otros países.

* En 1990 se descubrió que algunos animales del zoológico (antílopes, alces.y un panda) sufren de una enfermedad del tipo de la EEB.

* En 1992 el gobierno británico reveló en el Parlamento que a partir de los experimentos realizados se había descubierto que siete especies de mamíferos (ratones, gansos, ovejas, vacas, cerdos, monos tití y hamsters) habían contraído EEB.

* Se están acumulando pruebas de que la enfermedad puede transmitirse de madre a hijo.

* La circunstancia de que los agricultores que habían contraído la enfermedad de CJ tenían vacas con EEB demuestra que el contacto con animales vivos puede llevar también al contagio.

* La proteína prion que causa la EEB y la ECJ es extremadamente resistente y no puede ser destruida ni siquiera con las altas temperaturas de las fábricas procesadoras de raciones recicladas, y también puede sobrevivir en la tierra durante un largo período.

Sólo con soluciones drásticas

Para los amantes de los gatos, Lacey tiene noticias aun peores. Hay siete millones de gatos en el Reino Unido. Cada año mueren aproximadamente un millón, y muchos de los gatos muertos son utilizados en las fábricas de procesamiento de raciones.

En 1990 se informó el primer caso de una enfermedad del tipo de la EEB -encefalopatía espongiforme felina-, en un gato llamado Max, que presumiblemente había comido carne vacuna contaminada. Según Lacey, si estos gatos muertos e infectados han sido tratados en las fábricas procesadoras, entonces sus agentes infecciosos se agregarán a la ración de animales como los cerdos y también las aves, y de ahí a los seres humanos.

Incluso ya en 1994, Lacey predijo que el único camino cierto para eliminar la EEB o scrapie es "sacrificar a todos los rebaños o grupo de animales afectados" y que "se establezcan en el territorio animales nuevos cuyo lugar de origen no esté infectado", ya que, como se dijo, la proteína puede perdurar en la tierra durante varios años.

Lacey ha estado exhortando a rever de manera drástica las fábricas de reciclaje de restos de animales y las prácticas de alimentación con dichos productos. Afirma que "todo el principio de reciclaje de restos de animales para alimentar a la misma especie o a especies similares debe cesar. El sistema de alimentar a un animal con los restos de su propia especie constituye canibalismo, y ahora se sabe a ciencia cierta que la enfermedad del cerebro, kuru, de una tribu de Nueva Guinea (la tribu Fore) se debió a esa práctica."

Según Lacey, la lección más importante es que "todo el sistema de interdependencia entre las fábricas de reciclaje de animales, las raciones y la cría intensiva es inseguro."

Tal vez otra lección sea que la desreglamentación para promover el "mercado" y las "ganancias" como mecanismo autocorrector puede tener costos escondidos, y son pocas las veces que los gobiernos actúan con la premura debida, porque su máxima prioridad es proteger los intereses económicos, en este caso la multimillonaria industria de la carne.

(Fuente: Red del Tercer Mundo)




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