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Actualidades / Ajuste estructural


No. 86 - Segunda quincena de Mayo 1996

Brasil

Puesta en venta la mayor y más eficiente estatal

Iniciado el proceso de venta de la Compañía brasileña Vale do Rio Doce -la empresa estatal más grande de Brasil- dos agrupaciones de economistas convocan a la sociedad brasileña a movilizarse contra la privatización de una compañía eficiente y próspera, fruto de un Brasil que quiso ser potencia industrial.

La Compañía Vale do Rio Doce -en adelante CVRD- fue creada en un momento particular de la vida brasileña, cuando la sociedad percibía la importancia de la industrialización y revelaba la conciencia del potencial del país para romper con la tesis colonialista de la época, que imponía una supuesta "vocación agrícola".

En aquel contexto, aprovechar el potencial existente para desarrollar la industria mineral extractiva a través de una empresa brasileña, era un desafío. Esta fue la tarea de CVRD, que creció con Brasil y tuvo un papel relevante en la construcción de una amplia y diversificada base productiva del país.

Una empresa estatal que compite en el mundo

Hoy la compañía es una de las mayores empresas mineras del mundo, líder en el sector de producción del mineral de hierro, y una de las más eficientes empresas mundiales de minería, transporte ferroviario y operación portuaria. En un sector conocido por su intensa concentración económica y tecnológica, la CVRD compite con efectividad en un mercado globalizado frente a grandes industrias mineras públicas o privadas de las potencias mundiales.

Se trata además de una de las empresas más rentables a nivel internacional en el sector minero. La CVRD nunca contribuyó a generar déficit público -uno de los graves problemas de la coyuntura brasileña- y ni siquiera está endeudada: su deuda actual representa apenas el 10 por ciento de su patrimonio y planea llegar al año 2000 con un endeudamiento aun menor, incluso financiando un plan de inversiones de US$ 4.000 millones en los próximos 5 años.

No se trata pues de una carga para el gobierno, sino de una compañía generadora de recursos, empleos, inversiones, divisas y tecnología. Está además integrada y es un instrumento de promoción del desarrollo regional en las diversas localidades donde actúa, como en los estados de Minas Gerais, Espirito Santo, Maranhao y Para, entre otros.

CVRD constituye hoy un gran conglomerado actuando en sectores básicos como minería, producción (creciente) de oro, bienes siderúrgicos, aluminio, madera, celulosa y papel. Actúa en el transporte ferroviario y la administración de puertos; tiene fuerte presencia en la exploración mineral y participa en emprendimientos financieros internacionales. Es una de las multinacionales brasileñas.

Por ser estatal, su patrimonio fue construido como un esfuerzo de la sociedad brasileña y no puede ser depredado, ni siquiera fragmentado, en caso de ser dividida para su posterior venta. Por ser titular de importantes reservas minerales como hierro, bauxita, manganeso, oro, cobre y caulim, su acción es estratégica para el futuro del país. Privatizar CVRD puede significar delegar la decisión a grandes grupos no brasileños, sobre el uso de las enormes reservas minerales del país.

Programa de privatización

El programa de privatización, implementado por los últimos gobiernos del país, desde Collor hasta Fernando Hernique Cardoso, está conducido con los ojos puestos en el corto plazo. No se piensa en el futuro. Desde el déficit público, que el actual gobierno no ha hecho más que ampliar, se percibe al sector productivo estatal del país con una visión miope, ya que las empresas pierden su historia y su significado para representar apenas un conjunto de activos que pueden servir de receta para cubrir el rumbo del gobierno. Para los grandes grupos privados, el actual programa de privatización es fuente de activos e instrumento de ampliación y diversificación de su patrimonio. El debate es, de tal forma, disociado de un proyecto de desarrollo nacional.

El gobierno propone cambiar patrimonio por deuda, prometiendo a la población recuperar el equilibrio financiero del sector público. Pero no es eso que lo que está haciendo. Cuando el programa comenzó, la deuda del gobierno era de 55.000 millones de dólares, y hoy sobrepasa los 100.000 millones. Brasil privatizó todo el sector siderúrgico, el petroquímico y el de fertilizantes por casi 9.000 millones, mientras la deuda, -sólo en el período posterior al real- fue incrementada en más de 50.000 millones.

La política monetaria, sostenedora de pagos estratosféricos, rehizo la deuda del gobierno a una velocidad alucinante, provocando que el patrimonio privatizado sea juzgado con la vara del endeudamiento. Ese fue el destino de los sectores ya privatizados. No podemos permitir que la CVRD tenga el mismo fin. Como los pagos son altísimos, el gobierno gasta gran parte de los recursos que obtiene cumpliendo apenas con los servicios de su creciente deuda. La factura de pagos en 1995, sólo de deuda interna, fue cercana a los 17.000 millones de dólares. Incluso las consultoras que mejor tasaron a la compañía estiman que la misma valdría cerca de 10.500 millones de dólares. Vista en ese contexto, la CVRD no vale siquiera ocho meses de pagos de la deuda interna...

Una posición crítica

La CVRD no puede ser considerada instrumento de política de corto plazo, ni quemada en la hoguera voraz de la deuda que el gobierno realimenta. En cambio, la población brasileña de los estados donde actúa la empresa la ven como un instrumento de desarrollo nacional. Con respecto a los otros objetivos propuestos por el gobierno en la Ley 8031/90 que define el Programa Nacional de Privatización, la CVRD los cumple todos. Continúa dando ganancias y realizando inversiones, incluso en prospección de nuevos yacimientos, como lo demuestra la identificación reciente de importantes yacimientos de oro en Pará y Mato Grosso. Contribuye asimismo a la modernización del parque industrial del país, mejorando permanentemente sus niveles de competitividad. La empresa tiene una historia de éxitos, fuerte capacidad emprendedora y elevada competitividad en los sectores donde actúa.

Por último, la CVRD se encuentra en proceso de democratizar su capital, gracias a los fondos de pensión, que hoy constituyen cerca del 20% de sus acciones. Las acciones de la compañía son actualmente una de las 5 "blue chips", que responden en conjunto por el 70% del movimiento de la Bolsa de Valores de Sao Paulo y por el 50% de la de Rio de Janeiro, mientras sus cotizaciones vienen evolucionando positivamente.

La desestatización de CVRD no resuelve problema alguno y no agrega nada. Al contrario, se corre el riesgo de quebrar sinergias, desarticular actividades y aislar y reducir unidades productivas.

(Fuente: Consejo Federal de Economía y Foro de Presidentes de los Consejos Regionales de Economía de Brasil)




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