Red-Bancos / Banca Multilateral de Desarrollo
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No. 88 - Agosto 1996
Iniciativas del gobierno peruano
Acuerdo con FMI, gas y Plan Brady
Durante las últimas semanas el gobierno peruano retomó la iniciativa en el ámbito económico. Entre las acciones emprendidas se destacan el inminente acuerdo con el FMI sobre la política económica 1996-98, el contrato con Shell Mobil para explotar el gas de Camisea, y un pre-acuerdo con la banca internacional para que Perú ingrese al Plan Brady.
Se trata, sin duda, de pasos que mejoran las posibilidades de aumentar el flujo de créditos y de inversión externa hacia el Perú. Sin embargo, también hay importantes riesgos involucrados en los últimos anuncios.
El acuerdo con el FMI ayudará al gobierno a obtener un programa más blando de sus pagos al Fondo y a otros organismos multilaterales. Además abrirá las puertas para la renegociación de la deuda con los gobiernos acreedores nucleados en el Club de París, y facilitará la reducción de la deuda con la banca comercial, a través del Plan Brady.
Pero ese mismo acuerdo incluye algunos compromisos problemáticos. Por ejemplo, un aumento en el pago global de la deuda a partir de 1996, el recorte de gastos del Estado -que afectará inevitablemente los rubros sociales- y el aumento de los ingresos fiscales mediante un mayor control a los contribuyentes actuales. También se mantendría el ritmo de la devaluación a un nivel menor que la inflación, y se dedicará una parte de los ingresos por privatizaciones al pago de la deuda.
Estos aspectos de la política económica pueden provocar un relativo desgaste del gobierno pues habrá una sensación de maltrato no sólo en los sectores populares, sino inclusive en una parte del empresariado. Además, la agenda impuesta por el acuerdo con el FMI incluye otros temas de cierta conflictividad como la privatización en sectores de la salud, la educación y la seguridad social, sin mencionar el tema de Petroperú.
Es cierto que el contrato para la explotación del gas de Camisea puede significar algunos réditos políticos para el gobierno al muy corto plazo. Lo mismo puede suceder con otros contratos en petróleo o minería. Los montos de inversión en estos casos suelen ser espectaculares. Pero su efecto dinamizador es muy reducido o sólo se dejará sentir después del 2000. Los expertos sostienen, por ejemplo, que la producción de petróleo empezaría a aumentar recién en 1998. Además, la explotación real del gas de Camisea comenzará a partir del año 2000.
Así, el período 96-98 augura ciertas complicaciones políticas para el gobierno y presagia un largo invierno económico. El presidente Alberto Fujimori especula con un mejor panorama a partir de 1999, justo antes de las próximas elecciones.
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