No. 91 - Noviembre 1996
OMC
Negociaciones de último momento hacia Singapur
por
Chakravarthi Raghavan
Los negociadores están realizando un gran esfuerzo por lograr el consenso sobre el texto de una Declaración tentativa para la próxima reunión de Ministros de la OMC, que tendrá lugar en Singapur el 9 de diciembre.
Los negociadores han estado reunidos desde el lunes 25 de noviembre pero no han podido llegar a un acuerdo en torno al tema de los derechos de los trabajadores, los nuevos temas y los temas de los sectores de agricultura y textiles y vestido. El director general de la Organización Mundial de Comercio (OMC), Renato Ruggiero, quien preside el proceso informal de jefes de delegación, presentó el texto de una declaración tentativa preparada por la Secretaría, que fue discutida el 22 de noviembre. El lunes 25, un pequeño grupo de países mantuvo una reunión a nivel de embajadores para discutir párrafo por párrafo el proyecto y llegar a cierto acuerdo en la redacción que posibilitara un consenso.
La instancia informal de los países clave, que transcurrió en consultas de "sala verde" (se llama así a las reuniones que tienen lugar en la sala de conferencias privada del director general, cuyas paredes eran verdes, si bien ahora están pintadas de beige) y duró todo el lunes hasta entrada la madrugada, fue trasladada ahora a una sala más grande y con una participación más amplia. Pero los avances han sido lentos y difíciles. Asuntos como los acuerdos regionales y los temas ambientales insumieron largas horas de discusión en torno a aspectos semánticos antes de llegar a un acuerdo.
El miércoles 27 se logró cierto consenso en la redacción del tema servicios y en la cuestión de las futuras negociaciones para la liberalización (aun cuando quedan pendientes los servicios financieros, las telecomunicaciones básicas y los servicios marítimos), así como de las futuras rondas de negociaciones para el proceso de liberalización y del trabajo por hacer en el sector de normas, pero falta que los negociadores lo aclaren más.
Algunas delegaciones de países del Sur dijeron que incluso la aceptación ad referendum de la redacción acordada dependería del resultado en Textiles y Vestido. Como expresó uno de los delegados: "si los grandes no van más allá del Acuerdo en esta área, entonces tampoco tenemos por qué ir más allá del Acuerdo General del Comercio de Servicios". Ese mismo día circularon algunos comentarios en cuanto a que Estados Unidos podría "negociar" cierta fórmula en textiles y vestido (que en todo caso no lo comprometería en nada que fuera más allá del Acuerdo) a cambio de la aceptación de sus reclamos de que la Declaración Ministerial contenga un párrafo sobre normas laborales. Pero varias delegaciones de países en desarrollo comentaron que no había "negociación" posible en ese sentido.
El miércoles de noche, los negociadores seguían estancados en formulaciones sobre la aplicación del acuerdo sobre textiles y vestido, en la que los países exportadores querían una redacción que asegurara una integración "comercialmente significativa" en las dos etapas ulteriores. Hasta ahora los principales países importadores han "integrado" sólo los productos cuyas importaciones a sus países no han sido restringidas por el Acuerdo Multifibras. Canadá ha sido la única excepción, con la integración de un sólo producto: "guantes". Estados Unidos, la Unión Europea y Canadá, cuyos planes de integración les permitirían posponer hasta el último día (fines del 2004) la integración de categorías sensibles y muy sensibles (algunas estimaciones sugieren que en el caso de Estados Unidos esto significaría casi 80 por ciento en términos de valor, se resisten a una redacción que les exija más, y también quieren una redacción que vincule sus propios compromisos con los países exportadores ofreciendo mayor acceso al mercado del asumido en la Ronda Uruguay.
En agricultura, donde el Acuerdo de la Ronda Uruguay exhorta a pasar el proceso de reforma a fines del actual período de aplicación de seis años (año 2001), y a embarcarse en esta tarea un año antes, Argentina presentó una fórmula para iniciar en 1997 la investigación y el intercambio de información. Esta exigencia del Grupo Cairns, del cual Argentina es miembro, fue rechazada por la Unión Europea, Japón y Corea en el Comité sobre Agricultura. Pero en el proceso de Ruggiero, el Norte industrializado reabrió el tema de un acuerdo en la redacción y las recomendaciones de diversos órganos de la OMC, a lo cual Argentina presentó una fórmula aparte para que los ministros acuerden iniciar en Singapur el proceso de intercambio de información.
Los negociadores, muchos de ellos con los nervios visiblemente alterados después de tres días de conversaciones prácticamente ininterrumpidas, decidieron el miércoles de noche hacer un alto, darse tiempo para descansar y volver a la carga el jueves de tarde. Mientras tanto, Ruggiero mantuvo algunas consultas plurilaterales, y se supone que retornará con nuevas formulaciones sobre textiles y vestido, y agricultura. Diplomáticos de países del Sur dijeron que hasta ahora no habían abordado el tema de las normas laborales o los temas nuevos.
Dado las posiciones diametralmente opuestas, nadie espera que se llegue a una solución de compromiso a nivel de los negociadores de Ginebra. Los temas deberán ser resueltos por los ministros en Singapur, si bien no queda claro cómo lo encararán. Más que ninguno de sus predecesores, desde su primer día de ejercicio en el cargo Ruggiero ha intentado impulsar y promover la agenda de Estados Unidos y la Unión Europea. Y se dice que ambas potencias "alientan" a Ruggiero a llevar los temas directamente a los ministros, sin tener en cuenta la falta de consenso del proceso de Ginebra y la oposición de algunos países en desarrollo. Varios de los países en desarrollo de mayor peso han manifestado reiteradamente esta semana a Ruggiero sus objeciones con respecto a que traslade a los ministros las formulaciones sobre estas cuestiones (que había incorporado en su Declaración tentativa considerada la semana pasada en la reunión de jefes de delegación).
En ese plenario informal del 22 de noviembre, algunos países de áfrica y Asia se pronunciaron no sólo en contra de que la declaración tentativa a presentar a los ministros incluyera alguna referencia a las normas laborales o a algunos de los temas nuevos -inversión, políticas de competencia, compras del Estado, entre otros- sino también formulaciones que no hubieran logrado consenso. En las consultas realizadas a partir de entonces estos asuntos controvertidos fueron dejados de lado. Pero la dinámica de las consultas es tal que el proceso informal de jefes de delegación tal vez no pueda resolver si Ruggiero debe informar o no a Singapur sobre los temas en los que no existe consenso, y en caso afirmativo, la forma en que debería hacerlo.
Ruggiero sería de la opinión de que como el Consejo General de la OMC le encomendó dirigir el proceso informal de jefes de delegación sobre los temas nuevos y la Declaración, y en la medida que el Consejo completó su trabajo, entregando informes de los diversos órganos de la OMC al Comité Ministerial de Singapur, y levantó la sesión, él podría informar directamente a los ministros en Singapur. Esta posición podría acarrearle problemas. En la reunión del 22 de noviembre recibió varias advertencias directas e indirectas anunciándole que su parcialidad a favor de Estados Unidos y la Unión Europea podría poner a la OMC en problemas después de la etapa de Singapur.
Dentro de la Secretaría de la OMC se está tratando de encontrar antecedentes en el viejo proceso del GATT para que Ruggiero presente a los ministros sus ideas, pasando por alto que el viejo GATT era un acuerdo provisorio entre los gobiernos, en el cual, tal como lo dijo una vez un negociador de la Unión Europea, "todo es posible entre adultos con capacidad de consentimiento". Pero la OMC es un tratado internacional definitivo, más allá de que en algunos países no se aplique. Durante las negociaciones de la Ronda Uruguay sobre las disposiciones del acuerdo de la OMC, los negociadores rechazaron los intentos del entonces director del GATT, Peter Sutherland, de incluir por escrito alguna referencia sobre la potestad del director general de presentar temas a los miembros de la OMC. Todos se opusieron a investir a la Secretaría de ciertos poderes, como ocurre en la Carta de las Naciones Unidas o en los acuerdos de otras organizaciones internacionales.
La opinión en ese entonces fue que en una organización como la OMC, donde están en juego derechos y obligaciones contractuales, la Secretaría debe hacer sólo lo que los miembros deciden por consenso. El jueves, varios diplomáticos no tenían claro qué podría suceder si Ruggiero hiciera algo más que informar a los ministros sobre la falta de consenso en las normas laborales, así como en los temas nuevos, ya sea sugiriendo algunas formulaciones como presentando una opinión sobre el apoyo en "mayoría" y en "minoría". Y algunos estaban preocupados de que la Comisión Ministerial de Singapur quede atrapada en una disputa en torno a los procedimientos.
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