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   No. 107 - Marzo 1998
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Actualidades / Crisis Financiera


No. 107 - Marzo 1998

Corea del Sur

Una opinión discrepante sobre la crisis

por Ha-Joon Chang

Cuando explotó la crisis en Corea del Sur, varios opinaron que era el resultado de la acción de un Estado intervencionista que obligaba a los bancos a prestar a empresas no rentables. El "remedio", se dijo entonces, era poner coto al sistema y crear una economía de mercado "genuina" a través de la liberalización de las finanzas, el comercio internacional y el mercado laboral.

A pesar de algunas opiniones discrepantes, esta es la noción que todavía predomina en los medios internacionales.

La crisis financiera

Lo primero a señalar es que la actual crisis coreana es esencialmente una crisis financiera, más que de la "economía real". El déficit de cuenta corriente apenas sobrepasaba el tres por ciento del Producto Interno Bruto en vísperas de la crisis (y está bajando después de la última devaluación), que no es mucho comparado con el ocho y 10 por ciento de países como Tailandia y México antes de sus recientes crisis. La mayoría de los préstamos extranjeros financiaron inversiones en sectores comercializables más que en inversiones inmobiliarias o importaciones de bienes de consumo, como ocurrió en México y el sudeste asiático. Entonces, ¿por qué Corea terminó en lo que terminó?

Habría que hacer referencia a que el derrumbe de las economías del sudeste asiático redujo la demanda de las exportaciones coreanas y asestó un duro golpe a algunas empresas financieras coreanas que actuaban en sus mercados bursátiles. El ingreso de nuevos fabricantes taiwaneses de semiconductores bajó los precios de los chips de memoria -que representaban casi 20 por ciento de las exportaciones coreanas- a un punto crítico, de unos 50 dólares a cuatro.

No obstante, la crisis actual en gran medida es resultado de la política aplicada por el gobierno de Kim Young Sam y su objetivo político de desregulación.

Problemas por las políticas del FMI

Hay varios. En primer lugar, su orientación deflacionaria puede empeorar aún más la retracción del crédito, llevando posiblemente a una cadena de bancarrotas y encaminando la economía a la depresión. Resulta curioso que quienes criticaron a los coreanos por organizar una campaña en contra del consumo suntuario -lo que según ellos profundizaría la recesión reduciendo una demanda de por sí pobre- no logren ver que el programa del FMI hará lo mismo, sólo que a mayor escala. El objetivo de cinco por ciento de inflación fijado por el FMI ya resultaba demasiado deflacionario, dado que la economía tenía que enfrentar un importante aumento de los precios de las importaciones debido a la devaluación y un exceso de liquidez liberado por los rescates del sector financiero. Pero a la luz de la constante caída de la moneda desde que se firmó el acuerdo, la posición parece indefendible.

Más preocupante aún es la insistencia del FMI en la liberalización y apertura financiera. Lo que Corea necesita es mejor regulación financiera y no menor. Las deudas incobrables del sistema financiero deben ser saneadas antes de que los bancos obtengan mayor libertad. Además, necesitamos saber cuáles son las instituciones financieras realmente viables y cuáles son las que deben cerrar, ya que por el momento los precios relativos están todos mezclados. Todo esto exige tiempo, pero el programa del FMI no lo permite.

Liberar drásticamente la regulación financiera de por sí inadecuada, en especial abrir drásticamente el mercado financiero a la participación extranjera, expone la economía a una volatilidad mucho mayor. Cada vez más se percibe que el sistema financiero mundial necesita ser contenido, por el bien de la estabilidad económica mundial, una opinión que defiende incluso un especulador legendario como George Soros.

Además, aún creyendo que la desregulación financiera es buena, no es éste el momento de aplicarla. La economía tiene que recuperarse primero antes de poder soportar la tensión de reestructurar el sector financiero, Por último, el pueblo coreano siente que no fue consultado debidamente en las negociaciones con el FMI. Si el programa del FMI provoca un brusco aumento del desempleo, habrá una resistencia política importante -reconocida implícitamente por el propio organismo- que pondrá en riesgo dicho programa. (SUNS)

Ha-Joon Chang es un destacado economista coreano, profesor de la Universidad de Cambridge. Este artículo fue redactado especialmente para SUNS, con cuya autorización se reproduce.




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